Emma con 18 años llega a trabajar a la empresa Lamborghini, cuyo dueño es Osvaldo un CEO prepotente, que no cree en el amor. Los años pasan y ella se vuelve una profesional, que por cosas de la vida, se vuelve su secretaria, las cuales se convierten en sus amantes. ¿Ella aceptara ser su amante?.
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Castigada
Todo el cuerpo de Emma se erizo.
Las piernas le temblaron, su centro comenzó a palpitar, dio pequeños pasos hasta llegar al centro de la habitación, Osvaldo no se había movido de la puerta.
Ella lo miro, él estaba de pie cruzado de brazos y con esa voz ronca le dijo- desvístete.
Emma nunca ha sido una mujer miedosa todo lo que ella ha querido se ha propuesto a conseguir lo, siempre a hecho su voluntad, pero ahora no entendía, por qué sea había vuelto tan obediente.
Poco a poco fueron cayendo sus prendas, hasta quedar en una diminuta ropa interior, no era lencería, pero si se la veía completamente sexy. Desde esa vez, ella prefirió estar siempre combinada.
Ropa interior de Emma
Emma es una mujer de 23 años su altura es de 1.60m, comparada con Osvaldo es una hormiga.
Su piel es blanca, con esos hermosos ojos azules, ese cabello castaño ondulado dandole ese toque de dulzura y sexy a la vez.
Emma
Osvaldo la miraba de pies a cabeza, no dejó que se sacara la ropa interior, él decidió sacarse la, con los dientes.
Él se acercó, ordenándole que se acostara en la mitad de la cama.
Frente a esa intensa mirada de ojos azules, comenzó a desvestirse, sacándose el saco, desabrochando cada uno de los botón de su camisa, hasta quedarse sin nada de la cintura para arriba, se sacó sus zapatos, desabrochándose el pantalón, hasta quedar como ella, en ropa interior.
Osvaldo- sigo_ sexy
Emma solo asintió varias veces_ haciendo que Osvaldo sacará una sonrisa de satisfacción.
Él se sacó la última prenda, dejando ver su notable palpitación, que parecía tener vida propia, lleno de venas, mostrándose importante y fuerte, listo para la acción.
Emma trago en seco, aunque ya lo había visto, podía jurar que ahora está mucho más grande que la última vez.
Él se subió a la cama ha gatas, quedando en medio de las piernas de ella.
Con sus dientes fue despojando la, de esa ropa interior de encaje.
Osvaldo- ya estás húmeda_ sexy
Emma no se sonrojaba por nada del mundo, pero escuchar esas palabras, con esa voz tan excitante, la hizo sonrojar por primera vez en su vida.
Osvaldo al ver esa reacción sintió que su corazón comenzó a latir más rápido, él le había visto diferentes expresiones en su rostro, pero verla tan tímida, por algo que él le dijo, se sintió dichoso.
Ese lugar secreto, lleno de fluidos, que eran completamente de él, lo chupo, absorbido, mordió, dejando claras huellas, de que ese lugar era suyo.
Su lengua pasó desde donde comienzan los labios, hasta esa entrada que le pide que la complazca, sin quejas comenzó a darle pequeñas estocadas con su lengua. Sus oídos eran los más felices, al escuchar como gritaba de placer y felicidad, cada gemido que ella hacía, provoca una inmensa satisfacción en Osvaldo.
Un fuerte gemido salió de Emma al llegar al clímax, ella sentía, que esta vez, no era como la primera vez, que fue más dulce, más tranquilo, está vez era como que le estaban devorando sus pliegues, sentía que él quería succionar y sacar algo dentro de ella, hasta que por fin lo pudo hacer.
Él fue subiendo hasta llegar a sus montañas, en un hábil movimiento desapareció el sostén, adueñándose de esos perfectos botones rosados que pedían su atención.
Después de ser atendidos, él fue subiendo hasta su rostro, la vio sonrojada, sus ojos se fijaron en esos hermosos labios, llenos de mordidas, las cuales fueron mordidos, para no dejar salir sus gemidos.
Arremetió contra ellos, haciendo que Emma se quedará sin respiración, mientras él se acomodo entre sus piernas, subió una de ellas con su mano, para poder entrar en ella de una sola estocada.
Comenzó a darle más y más estocadas, haciendo que aumentara el placer.
De un momento a otro se separó de ella, la giró poniendo la boca abajo, subió sus caderas y volvió a introducirse en ella, causando que Emma sintiera su cuerpo templar de placer, está pocicion volvio el encuentro más placentero, mordió su espalda, sujeto sus caderas haciendo el vaivén más rápido.
Emma arqueo su espalda, siendo este movimiento normal al llegar al clímax, pero Osvaldo aún no llegaba al punto de su cúspide, en un movimiento ese cabello que caía en su espalda, fue recogido y envuelto en su mano, dando estocadas más profundas, ella sentía como él estaba siendo brusco y dominante, lo cual le estaba gustando.
Un fuerte sonido y un ardor en su bomba derecha, se hizo presente, él la había dado un nalgazo, por impulso había gemido, haciendo que Osvaldo se encendiera más y comenzó a darle un par de nalgadas, en su mente él la estaba castigando, por sonreírle a ese maldito, por mirarlo, por caminar con él, por darle las llaves del auto que él le compro, al sacar si frustración, pudo escuchar como ella estaba disfrutando ser castigada, esto le saco una sonrisa de emoción, al verla tan dispuesta a él.
Las estocadas se hicieron más violentas haciendo que él llegara al clímax, en un par de embestidas.
Emma cayó rendida boca abajo, había sido exquisito, pues ella también había terminado con él, haciendo que en su cuerpo recorriera un electricidad sastifactoria, sus piernas templadas, su tracero ardía, igual que su cabeza, pero sentía una gran satisfacción, más que la primera vez.
Osvaldo solo se acostó al lado de ella, completamente desnudo, sin taparse se quedó dormido, Ella quiso levantarse, pero sentía su cuerpo cansado, que se durmió enseguida.