En esta apasionante novela, "María" Gómez, una joven y talentosa periodista, se encuentra con un misterioso hombre llamado Alejandro, cuya sonrisa enigmática la deja sin aliento. A medida que se conocen mejor, María descubre que Alejandro esconde un secreto que podría cambiar su vida para siempre
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Recuperación
Después de varias horas de lucha, María finalmente comenzó a recuperarse. Los médicos lograron controlar la hemorragia y su condición se estabilizó.
Alejandro se sintió aliviado.
—Gracias, Dios —dijo—. Gracias a todos.
María sonrió débilmente.
—Alejandro —dijo—. Estoy bien.
Alejandro se rió, llorando de emoción.
—Sí, amor —dijo—. Estás bien.
La Vida después del Parto
María y Alejandro se quedaron en el hospital durante unos días más, hasta que María se recuperó completamente. Luego, regresaron a casa con su nuevo hijo.
La puerta se abre de nuevo y entra Alejandro, sonriendo y con los brazos abiertos. Detrás de él, su familia, emocionada y curiosa.
"¡Hola, todos!", saluda Alejandro, abrazando a María.
Su madre, Everlidez, se acerca a María y la abraza calurosamente. "Querida, cómo hemos extrañado este momento.
El padre de Alejandro, Carlos, estrecha la mano de María y le dice: "Me alegra verte de nuevo, María. Has pasado por mucho.
Los hermanos de Alejandro, Juan y Emily, se unen a la celebración, felicitando a María por su recuperación y admirando al pequeño nieto.
La casa se llena de risas y conversaciones. Las dos familias se mezclan, compartiendo historias y creando nuevos recuerdos.
María y Alejandro se sientan juntos, mirando a su familia y su hijo, llenos de gratitud y amor.
"Esto es lo que importa", dice Alejandro, tomándole la mano.
Alejandro toma la mano de María y la mira a los ojos, su voz llena de emoción.
"María, cuando te desmayaste en el parto... me sentí morir", confiesa, su rostro reflejando el dolor recordado. "Pensé que podría perderte, que nunca volvería a verte sonreír, que nuestro hijo nunca conocería a su madre.
María se conmueve, lágrimas en sus ojos.
"Alejandro...", susurra.
Él continúa:
" Pero aquí estás, con nosotros, y nuestro hijo está saludable y feliz. Eso es todo lo que importa.
María se levanta y se acerca a Alejandro, sus cuerpos cerca.
"Te amo", dice ella, su voz apenas audible.
Alejandro la estrecha en sus brazos y la besa apasionadamente, como si fuera la primera vez.
"Te amo más que nada", responde.
Su beso es intenso, lleno de emoción y gratitud. La familia los rodea, sonriendo y abrazándose entre sí.
El pequeño nieto, ajeno a la tensión emocional, duerme pacíficamente en los brazos de su abuela Everlidez .
Alejandro lleva a María al cuarto, donde ya está preparada la cuna del bebé. Mientras María acuesta al pequeño, Alejandro no puede evitar mirarla con deseo.
María nota su mirada y sonríe levemente.
"¿Qué pasa?", pregunta, mientras arropa al bebé.
Alejandro se acerca, su voz baja y sensual.
"Te deseo", confiesa. "Mucho.
María se siente halagada, pero también cansada y vulnerable después de todo lo que ha pasado.
"Todavía no, Alejandro", dice suavemente. "Necesito recuperarme un poco más.
Alejandro asiente, entendiendo.
"Lo entiendo", dice. "Pero es difícil resistirse.
María sonríe débilmente.
"Te aseguro que vale la pena esperar", promete.
Alejandro suspira y se dirige al baño.
"Voy a... refrescarme", dice, con una sonrisa pícara.
María se ríe suavemente.
"Ármate de valor", dice.
Alejandro cierra la puerta del baño y abre el grifo de agua fría. Se mete bajo la ducha, sintiendo el choque del agua helada en su piel.
pero sabe que lo tiene que hacer para poder calmarse un poco esas ganas.
"¡Ay, caramba!", exclama, intentando calmarse.
Mientras se baña, piensa en María y en lo mucho que la ama y la desea. Pero también sabe que debe ser paciente y respetar sus límites.
