Diana es una chica que fue criada en un orfanato, donde al cumplir la mayoría de edad debe emprender su camino. Mientras tanto fue ocultada del sacerdote del orfanato por una monja, ya que aún no era capaz de alzar el vuelo sola. Veremos qué le dejará el futuro a la joven Diana
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Capítulo 11
Diana llegó al trabajo un poco tarde esta vez, no era costumbre suya hacerlo. Ya su primer cliente estaba en espera de su cita lo que afectaría todas las reservas del día, dado que llegaba media hora tarde. Quedarse hasta tan tarde con el sacerdote le pasó factura. Ella no estaba acostumbrada a trasnochar. La recepcionista le hizo señas de que corriera a cambiarse.
Así lo hizo y a regresar la recepcionista que era su amiga le dijo que el jefe había preguntado varias veces por ella, estaba algo contrariado, puesto que no la pudo localizar. El caso es que Diana y no tenía teléfono celular y no había dejado el número del orfanato a nadie, tampoco lo creyó conveniente.
Enseguida corrió a su local y comenzó. Cambiarse le había robado otros diez minutos de la primera cita, así que sumaban cuarenta, faltaban solo cinco para que llegara el próximo cliente y si no había comenzado aún con el primero.
Para maximizar el tiempo esta vez no fue almorzar con su amiga, siguió corrido para no afectar a los clientes de la tarde, de no ser así quedaría fuera uno, ya que el local cerraría y no tiempo. A pesar de llegar tarde ese día y tuvieran que esperar, no hubo quejas, todos eran clientes asiduos, ya la conocían, incluso hicieron reserva para otra ocasión.
Ese día al cambiar su ropa para salir, Diego su jefe la esperaba en la oficina, le había dejado el recado en la recepción. Diana obedeció en cuanto supo el pedido de el.
- Perdón no volverá a ocurrir. Dijo ella en cuanto entró en la habitación.
- Toma, le contestó Diego mientras le alcanzaba una cajita.
Al abrirla era un teléfono, ella intentó devolverlo automáticamente, pero él no lo permitió.
- Será descontado de tu sueldo, tómalo, aquí nos caracterizamos por el profesionalismo, espero no vuelva a ocurrir. Dijo en tono serio.
— No volverá ha ocurrir. Lo prometo. Afirmó ella.
— Lo sé, dijo sin darle mayor importancia, vamos te llevo a casa.
Diana no quiso llevarle la contraria luego de lo que había ocurrido hoy, así que no se opuso. Bajaron juntos al parqueo y subieron al coche, todos los demás empleados miraron a Diana con cara de asombro, otros como juzgado. El viaje a casa fue silencioso, solo unas miradas de reojo, pero nada más.
Diego estaba tanteando la situación, no quería lanzarse nuevamente y fracasar. Nunca le había costado tanto comenzar una relación con alguien que le gustara, ya fuera formal o informal . Diana no mostraba interés, él no sabía si seguir intentando, aunque no era hombre de dejar una conquista a medias.
Llegaron al orfanato y él se bajó para abrirle la puerta, era un caballero. Diana estaba nerviosa, bajo y se detuvo frente a él.
- Gracias por traerme, dijo al fin. Sobre lo ocurrido hoy prometo llegar puntual. No volverá a ocurrir. Dijo mirando sus bellos e hipnotizantes ojos azules.
- Lo sé. Contestó él.
En eso Diana voltea la mirada para encontrarse con la mirada del sacerdote, el cual estaba expectante en la entrada. Ella le cambió el rostro automáticamente así como su comportamiento, incluso Diego notó su nerviosismo.
- ¿Quién es ese? Le preguntó él.
- Es el sacerdote encargado del lugar, ¿recuerdas?, el que me dejó quedarme. Le explicó Diana.
- Sabes que no tienes que pasar por esto, si quieres te ayudo con un alquiler, ya que a mi casa no irías, acepta un alquiler. Le dijo él.
- Gracias, todo está bien, debo entrar.
- Ok, como gustes. Le dijo él.
Diana le reiteró las gracias y fue hasta el sacerdote, este al tenerla cerca le dio un beso en la mejilla, mientras miraba a Diego con aires de superioridad. Juntos fueron a dentro, pero Diana antes de ingresar al orfanato se giró para dedicarle un último adiós con su mano a su jefe.
Que quedarce con el sacerdote siempre algunos siempre les gana la tentación.
esta buena la novela