La vida de Valeria da un giro inesperado cuando descubre la infidelidad de su novio, Alex. Desolada y herida, decide marcharse sin decir una palabra, buscando refugio en la casa de su amiga. Alex, al darse cuenta de su ausencia, se embarca en una búsqueda frenética para encontrarla, convencido de que puede reparar su relación. Sin embargo, su mejor amiga, Claudia, está decidida a proteger a Valeria del dolor que su ex le ha causado y se niega a revelar su paradero.
A medida que Alex se enfrenta a obstáculos y a la interferencia de su amante, Valeria comienza a redescubrirse y a sanar. Pero cuando el amor verdadero está en juego, las decisiones del pasado pueden amenazar el futuro.
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Capitulo 5: Consejos de una amiga
Valeria se sentó en el sofá, envuelta en la manta que Claudia le había traído, sintiendo el calor de la tela contra su piel, pero no podía quitarse la sensación de frío interno. Después de una noche de lágrimas y recuerdos, su mente seguía girando en torno a Alex y a lo que había perdido.
—Val, ¿quieres hablar? —preguntó Claudia, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellas. Su amiga estaba sentada en una silla frente a ella, con la expresión seria y atenta. Valeria sabía que Claudia quería ayudar, pero no sabía si estaba lista para abrirse.
—No sé si quiero hablar de él, Claud… —murmuró Valeria, sintiéndose abrumada. Aún no podía procesar todo lo que había pasado, y revivir cada detalle solo la haría sentir peor.
—Lo entiendo, —dijo Claudia, suavemente—. Pero a veces es más fácil lidiar con el dolor cuando lo compartimos.
Valeria tomó un respiro profundo. Finalmente, asintió. Si no podía huir de sus sentimientos, al menos podría compartirlos.
—No sé qué hacer.—Las palabras salieron de su boca como un susurro temeroso—. **Lo extraño tanto. A veces me pregunto si todo esto es un error, si debo regresar con él.
Claudia frunció el ceño, su mirada intensa y seria.
—Val, escúchame. —La voz de su amiga era firme—. Entiendo que duele. Te entiendo. Pero piensa en lo que pasó. No es solo un error. Te traicionó.
—Lo sé, pero…—Valeria se detuvo, buscando las palabras adecuadas—. Tenía momentos tan hermosos. Y lo amaba.
—Y él te falló.—Claudia la miró con sinceridad—. A veces, lo que sentimos puede nublar nuestro juicio. Pero tienes que preguntarte: ¿realmente quieres regresar con alguien que te ha lastimado de esta manera?
Valeria sintió un nudo en la garganta. Las palabras de Claudia eran como un balde de agua fría, y aunque sabía que tenía razón, el amor que había sentido por Alex era un fantasma que no la dejaba en paz.
—Es difícil. Quiero creer que puede cambiar, que puede entender lo que hizo.
—Pero, ¿y si no lo hace? —replicó Claudia, firme—. Val, no puedes basar tu futuro en lo que podría ser. Tienes que pensar en ti misma.
La mente de Valeria comenzó a llenarse de imágenes: momentos felices, risas compartidas, promesas susurradas al oído. Pero también veía el dolor de la traición, la sensación de que su mundo se había derrumbado. Claudia tenía razón, pero el corazón es terco.
—No estoy lista para dejarlo ir. —susurró, sintiéndose impotente.
—No tienes que decidir ahora mismo, —dijo Claudia, suavizando su tono—. Solo quiero que sepas que tienes un refugio aquí. Si decides que no quieres volver, estaré contigo en cada paso. Pero si decides hacerlo, asegúrate de que sea lo que realmente deseas, no solo una reacción al dolor que sientes.
Valeria se dejó caer hacia atrás en el sofá, cerrando los ojos. Las palabras de Claudia resonaban en su mente, una mezcla de aliento y advertencia. Tal vez no era el momento de tomar decisiones, pero tampoco podía ignorar lo que sentía.
—Gracias, Claud. A veces solo necesito escuchar otra perspectiva.
—Siempre estaré aquí para eso. Y recuerda, no tienes que pasar por esto sola. —Claudia le sonrió, y esa luz en su amiga era un pequeño consuelo en medio de su tormenta emocional.
Con cada palabra, Valeria sentía que la carga empezaba a hacerse un poco más ligera. No sabía qué camino elegiría, pero sabía que tenía a alguien a su lado, alguien que la apoyaría sin importar su decisión. Y en medio del caos, eso era lo que realmente necesitaba.
Valeria se quedó en silencio, contemplando las palabras de Claudia. Había algo reconfortante en su presencia, un recordatorio de que no estaba completamente sola en este mar de confusión. La noche anterior había sido un torbellino de emociones, pero ahora, sentada en el sofá, comenzaba a ver un pequeño atisbo de esperanza.
—¿Y si…?—empezó Valeria, buscando la forma de articular sus pensamientos—. ¿Y si regreso con Alex y él me promete que cambiará? Que realmente entiende lo que hizo?
Claudia se cruzó de brazos, su expresión se tornó seria.
—Val, promesas vacías no son suficientes. El amor no debería doler de esa manera.—Su voz era firme, pero no cruel—. Piensa en lo que te hace feliz. Pregúntate si realmente eres feliz con él o si solo te aferra a la idea de lo que tenían.
Valeria sintió un cosquilleo en el pecho. Era un buen punto. A veces, la imagen de su relación idealizada la mantenía atada a él, más que la realidad de su amor. Recordaba momentos de alegría, sí, pero también los momentos de inseguridad y desconfianza que habían comenzado a aparecer.
—Me duele pensar en dejarlo ir.—dijo, sintiendo las lágrimas amenazando con brotar de nuevo. No quiero sentirme sola.
—Sola no estarás. —Claudia tomó su mano—. Tienes amigos que te quieren y que están aquí para ti. Y más allá de eso, necesitas tiempo para sanar. No puedes permitir que el miedo a la soledad dicte tus decisiones.
Valeria se quedó mirando a Claudia, sintiendo el peso de sus palabras.** La idea de salir del refugio emocional que le ofrecía su amiga le daba un poco de pánico, pero también una extraña sensación de libertad. Podía empezar de nuevo, podía reconstruir su vida sin Alex, y quizás incluso sin el dolor que sentía ahora.
—¿Y si nunca me siento lista para dejarlo ir?—preguntó, sintiendo que esa era su mayor preocupación.
—Eso es natural. —Claudia le sonrió con ternura—. Pero la vida está llena de oportunidades. No tienes que apresurarte. Enfócate en ti, en lo que te gusta, en volver a conocerte.
La idea resonó en Valeria. Había perdido tanto de sí misma en los últimos meses que apenas podía recordar quién era antes de Alex. Quizás era hora de redescubrir esa versión de ella misma, la que solía reír, salir con amigos y disfrutar de pequeñas cosas.
—Está bien, Claud. Voy a intentar. Voy a darme un tiempo.
Claudia asintió, una sonrisa iluminando su rostro. Era un paso, un pequeño paso, pero un paso al fin.
—Y mientras tanto, ¿qué te parece si hacemos algo divertido? —propuso Claudia, su energía contagiosa—. Podríamos ver una película, hacer palomitas y reírnos de lo tonto que es a veces este mundo.
Valeria no pudo evitar reírse. Era justo lo que necesitaba.
—Eso suena perfecto. Vamos a olvidar por un rato todo este drama.
A medida que Claudia se levantaba para preparar la película, Valeria sintió una ligera calidez en su corazón. Quizás, solo quizás, había esperanza después de todo.Mientras se acomodaba en el sofá, sintió que un nuevo capítulo estaba a punto de comenzar, uno en el que ella podría volver a ser la protagonista de su propia historia.