En un pequeño pueblo donde los sueños y la realidad a menudo se entrelazan, Valeria es una joven de 19 años que vive atrapada entre la inocencia de su corazón y las sombras de lo desconocido. Soñadora y curiosa, su vida da un giro inesperado cuando un misterioso desconocido se obsesiona con ella, llevándola a una encrucijada peligrosa. Atrapada en un matrimonio forzado, Valeria descubre que el amor que anhelaba no era más que una ilusión.
En medio de esta nueva vida, se encuentra con su esposo, un hombre de carácter difícil y secretos ocultos. A medida que Valeria navega por las tormentas de su nueva realidad, comienza a desentrañar capas de su propio ser y, poco a poco, descubre que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
Con giros inesperados y emociones intensas, esta historia es un viaje sobre el descubrimiento personal, la lucha por la libertad y la búsqueda del verdadero amor. ¿Podrá Valeria encontrar su voz en un mundo que intenta silenciarla?
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Capitulo XI Te casaras
Punto de vista de Leonardo
No sé qué pasaba conmigo, quería quedarme cuidando de Valeria, el saber que estaba enferma me tenía muy preocupado, sentía la necesidad de querer cuidarla y así lo estaba haciendo, aunque para que ella lo permitiera me tocó obligarla prácticamente. Recibí un mensaje de mi madre quien decía que mi papá quería hablar conmigo, me tocó dejar sola a Valeria para poder hablar con esos dos personajes. Si mi madre le dijo al duque de la muchacha que se está quedando conmigo, entonces si estaría metido en problemas.
Deje a Valeria sola mientras me preparaba para salir, estaba muy tenso por la reunión con mi familia y no tener el control de las cosas me hacía perder la paciencia. Salgo del armario, listo para irme cuando escucho la dulce voz de Valeria pidiéndome que no me vaya, sentí unas ganas inmensas de abrazarla y besarla, pero no podía, de ella siempre recibía rechazo, así que le hable con frialdad y salí de la habitación. Esa noche no está dispuesto a que me rechazara de nuevo.
Llegue a la reunión con mis padres, el duque se veía bastante serio, entonces supe que había algo importante ocurriendo en la familia Rizzo.
“Padre, madre. ¿Cómo han estado?”. Pregunte por educación, pues ya sabía que ellos solo me querían ver para hacer una de las suyas.
“Toma asiento hijo, hay algo muy serio que tenemos que hablar contigo”. Dijo mi mamá confirmando mis sospechas.
Tome asiento y espere a que ellos empezarán a hablar.
“Como sabes nuestra familia es una de las más influyentes en el país y debido a eso es necesario mantener nuestro estatus. Por eso he pensado que ya es hora de que sientes cabeza y te cases”. Mi padre mencionó la palabra casarse y automáticamente yo me tense, voltee a ver a mi madre, pero ella desvío la vista.
“No estoy entendiendo nada, ¿cómo que quieren que me casé?, creo que yo puedo decidir cuándo, donde y con quién me voy a casas”. Dije en un tono firme.
“Siento informarte hijo que eso no es así, por ser un Rizzo tienes la obligación de casarte con una mujer de tu misma clase social y ya tenemos a la elegida. Mariana Campos, será tu esposa. Mañana tendremos una cena familiar y ustedes dos se comprometerán”. Debía ser una broma, mi papá estaba loco, él no podía obligarme a casar con nadie, era mi vida y yo decidía como demonios la quería vivir.
“Pues déjame informarte que en este siglo ya no existen los matrimonios arreglados, soy yo quien decide con quién se va a casar y para tu información ya lo hice. Ya me casé y no pienso renunciar a mi esposa por tus caprichos”. Me puse de pie y estaba listo para salir de esa casa, no podía creer que mi madre estuviera apoyando esa locura.
“No hemos terminado, vuelve a tu asiento en este momento”. Grito mi padre furioso.
“Desde mi punto de vista, hemos terminado aquí, me voy a mi casa con mi mujer”. Le dije a mi padre retándolo con la mirada.
“Las cosas no son tan simples, tendrás que divorciarte y casarte con Mariana, ella es una joven de buena familia y muy hermosa, además de ser la hija de mi mejor amigo”. Explico mi padre queriendo imponer su voluntad.
“Eso no va a pasar, pues Valeria está embarazada, imagino que tu distinguido apellido se manchara si tu hijo se divorcia dejando a su mujer embarazada”. Sé que todo era mentira, pero era la única manera de salir de esta situación. Al fin de cuentas Valeria era mía y había llegado el momento de reclamarla. Pero por ahora no podía hacerle nada, ya que estaba enferma.
“Tienes que demostrar lo que estás diciendo, no puedo creer que hayas sido tan imbécil de embarazar a una don nadie, que nadie sabe de donde la sacaste”. Respondió mi padre perdiendo el control.
No pensaba seguir escuchando sus locuras, así que salí de la casa de ellos hecho un lío, yo no me iba a casar con ninguna Mariana, esa mujer era intolerable, con sus aires de grandeza se sentía la dueña del mundo.
Conduje de vuelta a mi casa y subí a la habitación, encontré a Valeria dormida, parecía un ángel, me sentí mal por lo que iba a hacerle, pero era la única forma que tenía de mantener mi independencia. Esa noche me acosté a su lado y ella al sentirme se acurrucó a mi lado. Tratando de justificar mis acciones me convencí de que ella era una mujer de la vida fácil y que no le estaba arrebatando nada, más bien la estaba convirtiendo en una mujer digna.
Me quedé dormido abrazado a ella y respirando su olor, ese olor que me volvía loco.
Al día siguiente la sentí queriéndose zafar de mi agarre, mientras ella más intentaba yo más la presionaba contra mi cuerpo, hasta que por fin rompimos el silencio. La solté, ella intentó ponerse de pie, vi como se tambaleó y cayó hacia atrás golpeándose por poco la cabeza. Al verla así, la llevé en brazos al baño. Mi intención era quedarme con ella, pero al final me saco del baño.
Me quedé afuera esperándola y pensando en lo que iba a hacer, tenía que casarme con ella y embarazarla, era eso o casarme con la pesada de Mariana.
Cuando Valeria salió del baño, la lleve de vuelta a la cama, ya tenía una idea de lo que iba a hacer, solo esperaba que ella aceptara, si no me tocaba obligarla reclamando por lo que pague.