Charlotte que fue engañada por el hombre que juraba amarla, vuelve en el pasado para cambiar su pasado y proteger a su esposo, a quien ella mato con sus propias manos tras haber sido manipulada.
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capitulo 7- No seré tan estúpida
Ya en su despacho, Charlotte se encontraba haciendo su nuevo trabajo como la emperatriz y tal como estaba, tenía mucho trabajo que realizar, lo cual le tomarían más que horas.
Gracias a sus recuerdos del pasado y que su padre le había obligado a tomar clases para tomar el cargo de emperatriz de manera sería, esto no era nada para ella.
Charlotte había pasado varias horas trabajando, cuando la puerta se abrió.
— Su majestad, se encuentra, estuve llamando. — Valery mira a su señora, que se encuentra concentrando en aquellas pilas de papeleos. — Su majestad… — La llama, sin embargo, la chica no reacciona. — Su majestad, la emperatriz. — Levanta un poco la voz y Charlotte por fin reacciona mirando su alrededor.
— ¿Qué? ¿Qué pasa? —Mira Valery.
— Lo lamento mucho su majestad. —Hace una reverencia, no quise faltarle el respeto de esa manera, pero usted no reaccionaba. — Charlotte sonríe al ver cómo la chica hace varias reverencias exageradamente.
— Olvídalo, no te preocupes. — Valery Mira, su señora sorprendida, debido a los rumores que circulaban, pensó que la chica incluso le cortaría la lengua, pero se ha estado dando cuenta de que desde esa mañana esos rumores no parecen ser más que falsos sobre la nueva emperatriz. — ¿Pasó algo? — se levanta, estirándose con todo su cuerpo adolorido.
— Su hermana… Su hermana Eloise se encuentra aquí. — La suave mirada de Charlotte desapareció de tan solo oír las palabras de la chica. ¿Eloise estaba aquí? Lo mismo había pasado antes, todavía lo recordaba a la perfección. Tras haberse casado con Killian días después, Eloise vino a darle aquellas falsas palabras de consuelo. — Su Alteza pasa algo. — Valery que vio cómo la mirada de su señora cambió repentinamente, sabía que esa mujer afuera en la sala de espera no debía ser una buena persona.
— ¿Hace cuánto llegó?
— Ah, la señorita acaba de llegar, se encuentra esperándola en la sala de espera. — Charlotte sonríe maliciosamente.
— Déjala esperar, primero me daré un baño. — Bosteza acercándose a la puerta. — Por cierto, quiero que quiten todas las sillas que se encuentran en la sala de espera.
— Pero, su hermana.
— No es mi hermana. — Frunció el ceño. — Intenta cualquier cosa, incluso quítale la maldita silla donde se encuentra su trasero en ese momento. — Valery asiente confundida, no sabía lo que estaba pasado para ser exactos, ni menos porque su señora parecía de mal humor de solo haber oído el nombre de su hermana.
— Entonces seguiré su orden. — Hace una leve reverencia mientras Charlotte asiente indicándole que se retire. Después de que la doncella se haya retirado, Charlotte sale de la oficina dirigiéndose a su habitación, donde prepara su propia tina para darse un baño. Cuando estaba a punto de quitarse la ropa, alguien tocó.
— Pasé. — Dicho eso, la puerta se abre revelando la silueta del emperador. — Killian. — Sonríe mirando cómo el hombre entra, cerrando la puerta tras suyo.
— Apenas fui a buscarte a tu oficina para cenar y no estabas.
— Ah, terminé mi trabajo de hoy y vine para darme un baño. — Ladea la cabeza sonriendo. — Llegaste en el momento correcto, ¿quieres que nos bañemos juntos? — Era evidente la sorpresa en los ojos del emperador, ya que no esperaba que la chica le propusiera algo así.
— Me parece perfecto. — Sonríe, pero ¿quién es él, para rechazar aquellas oportunidades para tener a Charlotte más cerca todavía?
Ambos se quitan la ropa metiéndose en la tina de agua tibia. Charlotte suspira aliviada, sintiendo aquella refrescante sensación en su piel, apoyando su espalda en el pecho de Killian quien se encontraba detrás de ella.
— ¿El trabajo fue muy duro? — sisea este atrás de la chica, dándole un leve masaje en los hombros.
— No fue para tanto. — Sonríe mirando al Emperador sobre el hombro. — Me acostumbraré rápido, ya verás.
— De acuerdo. — Besa la chica en la nuca. — Confío en ti. — Toma la toalla, comenzando a pasarla en la espalda de Charlotte.
— ¿Y tú? ¿Te ha ido bien?
— Siempre. — Está ríe al escuchar las palabras bien, orgullosos de parte de Killian. — Ya llevo un año en el trono, me he ido acostumbrando a esos trabajos sobre el reino, pero me preocupa que eso te afecte.
— Debió ser un enorme peso para ti desde el principio.
— Claro que lo fue, después de la muerte de mi padre, me subieron al trono tan repentinamente, que todo el peso del reino cayó sobre mi hombre de golpe, pero con el tiempo he podido llevar ese peso con más facilidad. — Su mano libre pasa alrededor de la cintura de Charlotte. — Será duro, al principio será duro, pero con el tiempo te empiezas a acostumbrar. — Sube su mano hasta los senos de la chica, dándole un leve apretón. — Así que si te dificulta algo, no dudes en preguntarme.
Charlotte sonríe, ese era un peso que ella podía llevar perfectamente bien sin dificultades, pero en parte le alegra que Killian se preocupe por ella de esa manera.
— De acuerdo. — Hecha la cabeza atrás mirándolo. — Preguntaré si no entiendo algo. — Este sonríe besando a la chica, está correspondiendo aquel beso, dándose vueltas levemente para subir arriba del emperador. Entre beso y caricias, la tensión se fue subiendo más, y nuevamente lo habían hecho en el baño mientras se bañaban.
Horas después, Charlotte terminó de vestirse, mientras que Killian hacía lo mismo.
«Han pasado más de dos horas». La chica termina de arreglar su vestido, termina de vestirse.
— Vamos. — Miró la mano de su esposo y la tomó sin dudarlo, mientras que ambos salían de la habitación tomados de la mano.
— Killian tengo algo que pedirte. — Esté gira la cara en su lado tras escuchar sus palabras. — Podrías dejarme traer mi doncella personal, sé que el palacio no acepta otra doncella que ya ha estado trabajando en otra casa, pero… sabía que sería difícil de traer a Victoria con ella, ya que el palacio tenía una regla estricta de que al cansarse las novias no traerían ninguna doncella que haya estado con ellas; Sin embargo, las siguientes palabras de Killian la interrumpen.
— No te preocupes — mira la chica sonriendo. — haré que lo traigan.
—¿En serio? — pregunta emocionada y el emperador asiente con la cabeza, mientras que Charlotte no puede evitar sentirse feliz. Tendría Victoria a su lado.
En el pasado, a pesar de las reglas de no traer a su doncella, ella lo hizo sin importarle aquellas reglas ridículos, lo que llegó a hacer que medio mundo la detestara por romper una regla de la emperatriz madre.
Pero ahora eso era diferente, tenía la aprobación del emperador.