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ASCENCIÓN EN CAÍDA

ASCENCIÓN EN CAÍDA

Status: En proceso
Genre:Mujer despreciada / Amor en la guerra / Viaje a un mundo de fantasía / Reencarnación / Fantasía épica / Mundo mágico
Popularitas:6.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Leonel md

La mayoría de veces, las personas renacidas con su mentalidad adulta en un mundo con poderes siempre tienen una vida sencilla, poderosos desde un inicio, con padres amorosos y en un mundo donde la paz está reinando. Pero ¿qué pasa cuando renaces en tu mismo mundo, en medio de una guerra, con padres traumados y con un poder desconocido en tu interior? preguntemosle a Ademir Graymond.

NovelToon tiene autorización de Leonel md para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Teorías inquietantes ll

El sonido de las suelas de los zapatos chocando contra el frío y duro suelo de concreto resonaba en los estrechos pasillos, creando un eco hueco que se entremezclaba con los susurros nerviosos de los líderes de las naciones restantes.

La tenue iluminación de las lámparas en las paredes proyectaba sombras inquietantes.

Frente a todos, con la espalda recta y la mirada fija en el camino por delante, estaba yo, guiándolos hacia una sección secreta y restringida del palacio gubernamental.

Nos adentrábamos cada vez más en las profundidades de la tierra, descendiendo por interminables escaleras y serpenteantes pasillos, hasta llegar a casi 100 metros bajo la superficie.

La mayoría de los líderes presentes desconocían por completo la existencia de estas cámaras subterráneas, tan celosamente guardadas que incluso los soldados que vigilaban los pasillos de estos recintos sagrados gozaban de un estatus superior al de estos supuestos dirigentes de naciones.

"M-mi líder..." la voz temblorosa de Charles Benedictt rompió el silencio, su mirada nerviosa recorriendo las paredes de roca que nos rodeaban. "¿Q-qué son exactamente estos cuartos? ¿Por qué estamos aquí?"

Jasper Beaomunt, con el ceño fruncido y una expresión desafiante, se unió al interrogatorio. "Señor Russo, no teníamos conocimiento de estas construcciones. ¿Cuál es su propósito? ¿Por qué se nos ha ocultado su existencia?"

Contuve un suspiro de exasperación y respondí con firmeza: "Caballeros, les sugiero que reserven sus preguntas para más adelante. Para ser francos, ustedes ni siquiera deberían estar aquí. Este es un asunto de la más alta confidencialidad".

Claire Viviend, con una sonrisa burlona en los labios, se acercó a Elliot Pembroke, quien parecía estar a punto de desmayarse del miedo. "¿Qué pasa, señor Pembroke? ¿Acaso se está orinando en los pantalones del susto?", se mofa ella, disfrutando de su incomodidad.

Pembroke, con el rostro enrojecido y gotas de sudor corriendo por su calva brillante, trató de defenderse. "¿Q-qué dices, mujer? ¡Por supuesto que no tengo miedo! Es solo que... bueno, ¿quién sabe a cuántos metros bajo tierra estamos? Además, una damisela como tú no debería estar en un lugar como este".

La sonrisa de Claire se volvió más amplia y maliciosa. "Ohhh, así que no tiene miedo, ¿eh? Ya lo veremos, señor Pembroke. Ya lo veremos".

Rodus Sinclair, con su usual expresión calculadora, intervino en la conversación. "Señorita Viviend, usted parece bastante familiarizada con este sitio. No muestra ni una pizca de curiosidad o temor. ¿Acaso tiene algo que ver con todo esto? ¿O será que los rumores son ciertos?"

Claire le dirigió una mirada enigmática. "¿Rumores? ¿De qué rumores habla, señor Sinclair?"

Sinclair la observó por unos segundos, "Usted lo sabe, señorita."

"Bueno, supongo que lo descubrirá muy pronto". Respondió ella, finalizando el tema.

Harto de sus infantiles disputas, solté un gruñido de frustración. "Tch... Malditos inútiles, compórtense con la seriedad que amerita la situación".

Todos se tensaron.

Nuestro camino se vio interrumpido por un último elevador que nos llevaría hasta la cámara más profunda. Benedictt, temblando como una hoja, balbuceó: "S-señor Russo... ¿Es realmente necesario bajar más? ¿No podemos simplemente..."

"¿Acaso eres un maldito cobarde, Benedictt?", espeté, mi paciencia agotada. "Les estoy mostrando un proyecto ultra secreto que podría cambiar el curso de esta guerra, ¿y tú te acojonas por un jodido elevador? ¡Entra de una puta vez si no quieres que te lance yo mismo por el hueco!"

Tras un descenso de unos 20 minutos que pareció una eternidad, las puertas del elevador se abrieron, revelando una colosal cámara subterránea que dejó a los líderes boquiabiertos.

"Señores, bienvenidos al corazón de nuestras operaciones." anuncié con orgullo, mi voz resonando en el vasto espacio. "Este es un centro de investigación y experimentación dedicado exclusivamente al estudio del Aheterium".

"P-pero... ¿Cómo es posible?", tartamudeó Benedictt, sus ojos abiertos como platos.

Y no era para menos. La cámara era tan grande que podría albergar un pueblo entero, con su propia vegetación, edificios, viviendas e incluso un río que serpentea por el centro. Era un mundo completamente autosuficiente, oculto en las entrañas de la tierra.

De repente, un estruendoso temblor sacudió el suelo bajo nuestros pies, haciendo que los líderes se tambalearan. Sus rostros se tornaron pálidos al presenciar un espectáculo asombroso: tres figuras humanas surcaban los aires, volando con una gracia sobrenatural mientras manipulaban los elementos a su alrededor con un poder abrumador.

"¿Q-qué demonios es eso?", exclamó Pembroke, su voz quebrándose por el asombro y el miedo.

Una sonrisa triunfal se dibujó en mis labios. "Caballeros, contemplen nuestra última línea de defensa. Estos extraordinarios individuos son el resultado de años de arduos experimentos con el Aheterium. Ellos son nuestra respuesta a la amenaza de los Zyrianos, nuestro as bajo la manga para ganar esta puta guerra".

Los líderes observaban el despliegue de habilidades con una mezcla de asombro y temor reverencial. Sinclair, siempre analítico, murmuró: "Esto es... simplemente asombroso."

"Pero... Mi líder, creí que había quedado más que claro que el poder de los supersoldados no era superior al de la criatura... ¿Entonces cuál es el objetivo de estos nuevos supersoldados? ¿Morir?" Cuestionó, con una mirada un tanto desafiante.

Me giré en su dirección correspondiendo la mirada.

Su voz se alzó, su molestia salió a la luz, "Discúlpeme, señor Russo, pero creo que hemos invertido demasiadas vidas en esta guerra como para que su experimento vuelva a fracasar."

Sentí cómo la ira se apoderaba de mí, "¡Cierra la boca, Sinclair!" Mi voz retumbó en el lugar, provocando que el hombre se encogiera ligeramente.

"Señor, no es para que le responda de esa forma... el señor Sinclair tiene un punto, déjeme recordarle que la criatura no solo derrotó a Henrick Faena, sino que lo descuartizó..." - intervino Jasper Beaomunt, aún resentido por haberlo callado frente a todos en el salón, su voz temblorosa.

"¡Que cierren la puta boca!" - volví a gritar, lanzándole una mirada fulminante.

El hombre visualmente enojado, procedió a acercarse a mí, encarándome frente a todos.

"Uhhhh, algo feo va a pasar..." soltó Claire, mientras sonreía calmadamente, parecía estar disfrutando de la situación.

Pude notar cómo Rodus Sinclair cerraba sus puños, aunque no se atrevía a hacer nada por falta de valor. Los otros dos líderes, Elliot Pembroke y Charles Benedictt, estaban cagándose de miedo, escondiéndose uno tras otro.

"Vaya señor Beaomunt, parece que tiene algo que decir.... ¿Qué es?", pregunté desafiante, sin bajar la mirada de sus ojos, luego de un momento, bajó sus humos y retrocedió.

Suspiré, moviendo la cabeza.

"Caballeros, quiero que les quede muy en claro que yo soy el que está por encima de todos y cada uno de ustedes. Me arde la sangre cuando me cuestionan. Si yo estoy en este puesto es porque estoy más capacitado que ustedes, no llegué tan alto dejando que los soldaditos vengan a querer meterme miedo." Miré de nuevo a Beaomunt, sus venas se hincharon.

Continúe con el regaño: "¡NO ME DAN MIEDO! Al contrario, me dan náuseas, así que, si les quedó claro y nadie más va a interrumpir el puto plan... Voy a continuar".

Volteé en dirección hacia donde las figuras humanas estaban entrenando, e inmediatamente, los temblores cesaron y las 3 figuras volaron en nuestra dirección, el aire sacudido llenó de tierra, manchó los trajes de los ingenuos líderes.

Finalmente, los soldados se alinearon firmemente en el suelo.

"¡Señor Russo!" - gritaron, su mano en la frente en forma de saludo.

Los líderes una vez más se asombraron por la abrumadora presión que emanaba de esos jóvenes.

"Permítanme presentarles a nuestros nuevos supersoldados: Reginald Pemberton, un joven de 13 años con superfuerza, vuelo, rapidez, control de elementos como el rayo y el hielo; Archibald Astor, de 16 años, con capacidad de controlar el aire y el agua, empuñando la lanza como arma, igual con superfuerza y vuelo; y la señorita Beatrice Dormunt, quien empuña tekko-kagi, armas le permiten aprovechar al máximo su fuerza y velocidad mejoradas en el combate cercano."

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Además, falta una persona que será la encargada de este nuevo escuadrón, una mujer que comanda su propio ejército y a la vez lucha en él... Caballeros, la presente, Claire Viviend.

La arrogante mujer caminó frente a los otros líderes con una sonrisa, ellos solo abrían los ojos y la boca, sorprendidos.

"P-pero de qué está hablando, señor Russo... La señorita Claire es incompe-..." - intentó decir Elliot Pembroke, pero una mirada sombría mía bastó para cerrar su boca.

"Como ustedes saben, Henrick Faena fue el primer supersoldado de Celestia... Sin embargo, Faena no fue más que un experimento previo al descubrimiento que hicimos", expliqué.

"D-de qué está hablando, señor?" - preguntó Jasper Beaomunt, confundido.

"Resulta que el Aheterium, en efecto, reacciona positivamente a los humanos... Pero hay unos pocos humanos en especial, con una genética superprivilegiada... Fanea era un humano con genética común, por eso fue mazacrado, en cambio, estos jóvenes son los únicos portadores de esa genética en todo el continente, por ende, son muchísimo más poderosos que el imbécil de Henrick Faena".

Observé cómo los líderes procesaban la información, sus rostros una mezcla de asombro y temor.

"Por su parte, la señorita Claire, también es parte de este grupo selecto. Incluso sin el Aheterium, ella fue capaz de eliminar a más de 132 soldados en una sola batalla, solo usando sus dagas. Ella es la única que tiene los huevos necesarios en comparación con ustedes, montón de inútiles".

Miré directamente a cada uno de esos patéticos hombres, disfrutando de su incomodidad.

"Queda muy poco material en el asteroide, ese material será para la señorita Claire... Ella será la comandante de este nuevo grupo de supersoldados. Y les aseguro que con ellos, obtendremos la victoria en esta guerra".

Ella lanzó una mirada burlona hacia Elliot Pembroke, disfrutando de su evidente furia contenida. "Y bien, señor Elliot, ¿aún sigue sin tener miedo?", ladró con una sonrisa sardónica.

Rodus Sinclair, con su típica actitud desafiante, intervino. "¿Quién lo diría? Con esto queda más que claro que los rumores sobre su 'cercanía' al señor Russo eran ciertos, señorita Viviend".

Apreté los puños, conteniendo mi ira ante la insolencia de ese hombre. "Deja de decir estupideces, Sinclair. Eres muy inteligente, pero eres un imbécil. La señorita Viviand es la encargada de todo esto, ella construyó este lugar, mientras gobernaba, peleaba en la guerra y cuidaba la piedra de Aheterium".

Sinclair se quedó en silencio, su mirada desafiante desvanecida ante mis palabras.

"Cállense y sigan escuchando", ordené, mi voz áspera y autoritaria. Me aclaré la garganta y continué.

"Estos jóvenes no son las únicas armas que hemos desarrollado. Hemos estado trabajando en una colosal bomba, con un combustible más potente que el hidrógeno, y más caótica que las bombas tradicionales".

Los líderes contuvieron el aliento, sus rostros reflejando una mezcla de asombro y temor.

"Una bomba de Aheterium", anuncié, disfrutando de la tensión palpable en el salón. "Un poder tan letal y colosal, capaz de desaparecer un país completo y dañar los alrededores".

Observé cómo cada uno de los líderes se tensaba aún más ante la revelación, sus manos temblando ligeramente.

"Señores, si con estas armas no ganamos la guerra... No sé con qué lo haremos", concluí, mi mirada recorriendo cada uno de sus rostros aterrorizados.

El silencio se apoderó del lugar, solo interrumpido por el sonido de mi propia respiración, con una expresión de satisfacción en mi rostro. Había dejado bien en claro que contaba con las herramientas necesarias para ganar esta guerra, a cualquier costo.

Pero aún seguían las dudas acerca de esas criaturas.

***

Las horas habían pasado y ahora me encontraba en mi habitación, sentado en la cama y bebiendo una copa de vino, reflexionando sobre los temas abordados en la reunión. Pensaba realmente si esas nuevas armas podrían darnos la victoria que tanto necesitábamos.

"Si eso no nos da la victoria, estamos perdidos", murmuré, dando un sorbo al delicado líquido rojo.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la entrada de Claire, saliendo del baño de la habitación con su cabello esmeralda húmedo y vistiendo una seductora bata de seda, lista para dormir.

"No tiene que preocuparse demasiado, 'mi líder' ", dijo con una voz suave y una sonrisa confiada. "Aunque fueran capaces de destruir a los nuevos supersoldados, no sobrevivirían a la bomba de Aheterium".

"Silencio, Claire", la interrumpí bruscamente. "¿Por qué demonios sigues aquí? Hay rumores sobre nosotros y ni siquiera eres nada mío, maldita sea..."

La mujer se acercó a mí, quitándome la copa de vino y dándole un largo sorbo. "Me importa muy poco lo que diga Sinclair... Todos esos hombres están celosos de que usted sea el Líder", habló con diversión.

"O-oye... ¿Por qué hicis-?" Intenté reclamar, pero fui interrumpido.

"Además, esos rumores no son reales solo porque usted no quiere, 'mi líder'...", se acercó peligrosamente a mi rostro, su cálido aliento acariciando mi piel.

"Tch... A la mierda, Claire. Tengo responsabilidades ahora mismo, no tengo tiempo para amoríos", dije, alejándome de ella.

"¿Ehhh? Qué lástima... Parece que, como siempre, dormiremos sin hacer nada", respondió con una falsa decepción.

"Cierra la boca", ordené, y luego añadí: "Además... El bastardo de Jasper me sembró la duda. ¿Realmente el Vaticano estaba en una alianza con Zyrio?"

Al mencionar eso, la mujer se puso tensa y seria de inmediato. Un tenso silencio se apoderó de la habitación, únicamente interrumpido por el sonido de mi respiración.

"Mañana mismo solicitaré una reunión con el Vaticano, tendré que hablar con ese bastardo del Papa", declaré, nervioso.

Si había una alianza entre esos demonios y el Vaticano, iba a descubrirlo, sin importar lo que tuviera que hacer.

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A.M.E. Arisen_gg
no soy mucho de leer pero esta entrenido jaja
ჹსizმႦჹႵႹ
es muy buena esta novela
G
wow! esta super , eres un excelente escritor /Proud/
Leo Flowers: gracias
total 1 replies
Leo Flowers
Buena historia de Drama/fantasía
danielgamer012 gameplays
casi creí que estabas describiendo mi infancia Men, la historia esta bien 👍
danielgamer012 gameplays
ala miércoles, este men casi relata mi infancia a la perfección, solo sobra lo de la guerra 😯
Randy Aguilar
Muy buena, Es tan buena transmitiendo los sentimientos del protagonista que de verdad quise abandonar y leer algo más ameno. De verdad me hizo llorar. Solo espero que tenga un final feliz.
Cheng Lin2194
¡Necesito saber qué sucede después! ¡No me dejes esperando mucho tiempo! 😱😜
&amp;lt;|^BeLly^|&amp;gt;
Dame más ya
Leo Flowers: Ya hay más capitulos:)
total 1 replies
I,ts Zero
Tu habilidad para describir los ambientes y las sensaciones es increíble, ¡sigue así! 🌟
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