Reencarne en un mundo mágico.
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Picnic 1
Cuando el rey salió de su habitación fue directamente a avisar a su consejo, que por ese día no tendría ninguna actividad oficial.
- Buenos días majestad,
- Buen día
- Para hoy tenemos la reunión con…
- Suspende todo
- ¿todo majestad?
- Todos mis deberes del día de hoy
- Pero, majestad
- Carlos, hoy estaré fuera del palacio.
- Entiendo majestad, programaré todo para re organizarlo durante la semana.
El resto del consejo lo observaba bastante sorprendido, ya que el rey generalmente no postergaba ningún compromiso. El único que lo miraba diferente era su propio cuñado, quien se encontraba con una evidente resaca.
Se preparaba para salir del palacio, cuando su hermana se le acercó.
- Hermano, buen día, vienes del consejo.
- Si, avisé que hoy no tendría actividades.
- ¡Que bien! Laura estará contenta
- ¿Por qué?
- Porque es su cumpleaños…
- Ah… le diré a Carlos que le mandé un regalo.
- ¿No vas a estar en su cumpleaños?
- No, me voy, se me hace tarde.
- No creo que tengas alguna novia, de la que no me hayas contado.
- Estoy atrasado y tengo hambre.
- Pero, cuéntame
- Mejor preocúpate de tu esposo, que usaba la misma ropa de ayer y olía muchísimo a alcohol y es demasiado temprano, incluso para él.
- Que te vaya bien, aunque Laurita estará triste.
- Bien.
Cuando el rey llegó a la casa Marriot, encontró a Jasmín con las manos en la masa.
- Buen día majestad.
- Buen día señorita Jasmín
- ¿Qué va a preparar?
- Un postre de limón, acaso quiere ayudarme majestad.
- Esta bien…
- Majestad, era solo una broma, no se vaya a ensuciar.
- Digame, que hago.
- Esta seguro majestad?
- Si dígame, en que puedo ayudar.
- Bueno, esos limones que están en la mesa, hay que exprimirlos para obtener su jugo.
Para sorpresa de Jasmín, el rey era muy obediente y atento con todas las instrucciones que ella le daba. Cuando el pastel estaba en el horno… el rey lo miraba sorprendido.
- Es impresionante que tanto sea el trabajo, para un pastel que me comeré en minutos.
- Jajaja si, suele pasar eso, que nos tardamos mas en cocinar que en comer.
Dejaron el pastel enfriando y ella subió a cambiarse, se vistió con una ropa cómoda.
Y al bajar le dio mucha ternura como el rey, observaba el pastel.
- Guardare el pastel en la canasta. Aunque creo que tenemos un problema para el picnic.
- ¿Qué pasa? ¿falta comida?
- No tengo carruaje y en un caballo no podremos llevar todas las cosas.
El rey se dio cuenta que habían tres canastas mas.
- Solo tengo mi carreta pequeña, pero no es como para transportar al rey.
- No hay problema, en la carreta irá todo mejor acomodado.
El rey cargó la carreta y ambos se subieron, y sus manos se rozaron al intentar tomar las riendas del caballo.
- Disculpe majestad, usted es el rey, yo debo manejar las riendas del caballo
- Yo llevo las riendas, conozco un lugar que creo que servirá para un picnic.
- ¿en serio? muy bien, vamos.
El rey se quedó observándola unos momentos y después comenzaron a avanzar.