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Sombras De Luna Y Acero

Sombras De Luna Y Acero

Status: En proceso
Genre:Pareja destinada / Amor eterno / Amor en la guerra / Fantasía épica
Popularitas:19k
Nilai: 5
nombre de autor: Mzartemisa

Amaris creció en la ciudad capital del magnífico reino de Wikos. Como mujer loba, fue entrenada para proteger su reino por sobre todas las cosas ya que su existencia era protegida por la corona

Pero su fuerza flanquea cuando conoce a Griffin, aquel que la Luna le destino. Su mate que es... un cazanova, para decirlo de esa manera

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El Secreto Revelado

La luna llena colgaba en lo alto, su luz pálida bañando el claro donde Amaris y Griffin permanecían inmóviles, rodeados por el silencio del bosque. El fuego de la hoguera aún crepitaba a lo lejos, pero en ese instante, ni las llamas ni el trol derrotado a sus pies parecían importantes. Griffin, aun sosteniendo su espada, miraba fijamente a Amaris, que había tomado su forma humana justo frente a sus ojos.

El aire estaba cargado de tensión, y durante unos largos segundos, ninguno de los dos habló. Amaris, con el pecho aún agitado por la batalla, mantuvo la mirada fija en él, sus ojos ámbar brillando bajo la luz de la luna. Sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera así. No tan pronto.

Griffin fue el primero en romper el silencio.

—¿Qué eres? —su voz era baja, pero el peso de la pregunta la hacía sonar más profunda de lo habitual.

Amaris desvió la mirada por un instante, intentando encontrar las palabras adecuadas. Sabía que no podía mentirle, pero tampoco podía decirle toda la verdad. No todavía.

—Soy una hija de la luna —dijo finalmente, volviendo a mirarlo—. Una mujer lobo. Mi raza ha existido en secreto durante generaciones, protegida y oculta de los ojos humanos. Solo los reyes y aquellos de alta nobleza conocen nuestra existencia. Es un secreto que debe mantenerse.

Griffin bajó lentamente su espada, pero no la guardó del todo. El desconcierto en sus ojos era palpable, pero no había miedo en ellos. Después de todo lo que había visto y enfrentado, el hecho de que Amaris pudiera transformarse en un lobo no lo sorprendía tanto como cabría esperar. Sin embargo, había algo más que lo inquietaba.

—Mi espada… no brilló —murmuró, más para sí mismo que para ella. Alzó la mirada hacia Amaris—. No eres una amenaza. Si lo fueras, Herodio habría iluminado mi hoja. Pero no lo hizo. ¿Por qué?

Amaris sintió el peso de su pregunta, pero en lugar de responder de inmediato, caminó hacia donde estaba su ropa, tirada cerca del fuego. Se agachó con calma, sin apresurarse, consciente de que Griffin no apartaba los ojos de ella, y se vistió rápidamente. Solo entonces volvió a enfrentarlo.

—Porque no soy una criatura de oscuridad —respondió, acomodando su capa sobre los hombros—. Mi raza, los hijos de Selene, estamos bendecidos por la diosa de la luna. No buscamos destruir, ni propagar la oscuridad. Nuestro propósito es proteger, y nuestros juramentos nos atan a los reyes del reino. Es por eso que tu espada no brilló. Porque no soy tu enemiga, Griffin.

Griffin asimiló la información en silencio. Lo que ella decía tenía sentido, pero aún quedaban muchas preguntas sin respuesta. Siempre había sabido que existían secretos en el reino, fuerzas ocultas que ni siquiera los cazadores de recompensas como él podían comprender del todo. Pero esto… esto era diferente. Amaris era diferente.

—Esto… esto debe permanecer entre nosotros —dijo Amaris finalmente, su tono más serio—. Nadie puede saberlo. Si alguien descubre que soy una mujer lobo, mi vida, y la de mi manada, estará en peligro. Somos una raza oculta, y debemos permanecer así. El rey nos protege, pero si otros supieran lo que somos… no dudarían en cazarnos.

Griffin asintió lentamente. Había visto lo que los humanos eran capaces de hacer cuando algo que no comprendían se les presentaba. Amaris y su gente serían perseguidos, cazados como bestias. Lo comprendía mejor que nadie. Guardó su espada en la vaina y dio un paso hacia ella, su mirada aún fija en sus ojos dorados.

—Tienes mi palabra —dijo con una firmeza que no dejaba lugar a dudas—. No diré nada. Si mi espada no brilló, significa que no hay razón para verte como una amenaza.

Amaris dejó escapar una pequeña exhalación de alivio, aunque una parte de ella sabía que las cosas no serían tan simples. Sabía que Griffin era un hombre de palabra, pero también sabía que él seguiría haciendo preguntas. Demasiadas preguntas. Preguntas a las que no estaba preparada para responder.

—Gracias —dijo en voz baja, su tono sincero.

Sin embargo, Griffin no estaba dispuesto a dejar el tema ahí.

—¿Cuánto tiempo has mantenido este secreto? —preguntó, su curiosidad creciente—. ¿Cómo es que nadie más lo sabe? Debes haber sido entrenada para ocultarlo… y no solo tú, sino toda tu manada.

Amaris apretó los labios, sintiendo la presión de sus palabras. Era cierto que la manada había sido entrenada para mantener su identidad en secreto, y solo los reyes sabían la verdad. Pero la naturaleza de su vínculo con Griffin complicaba las cosas. Había una línea delgada entre lo que podía revelar y lo que debía ocultar.

—Solo los reyes conocen nuestra existencia —repitió ella, intentando mantener el control de la conversación—. Selene, nuestra diosa, nos dio la habilidad de cambiar de forma para proteger nuestro reino. No podemos permitir que los humanos lo sepan. Si lo hicieran, nos cazarían como a cualquier otra criatura que temen. Por eso mi manada y yo nos mantenemos ocultos, sirviendo al reino en secreto.

Griffin asintió, procesando sus palabras. Pero aún no estaba satisfecho.

—Dime más —dijo, dando un paso más cerca, su mirada intensa—. ¿Por qué te ocultas incluso de mí? ¿Por qué yo no debo saber más? Si somos aliados, si luchamos juntos, deberíamos ser sinceros el uno con el otro.

Amaris sintió el calor de su presencia, el vínculo tirando de ella con fuerza. Sus palabras la golpeaban más fuerte de lo que Griffin sabía. Pero justo cuando estaba a punto de responder, un sonido a lo lejos los interrumpió. Un aullido, profundo y resonante, se escuchó desde las sombras del bosque.

Amaris se tensó al instante. Reconoció ese sonido. No era el de un lobo común. Era su manada.

—Debemos irnos —dijo rápidamente, su tono urgente—. No es seguro aquí.

Griffin frunció el ceño, pero no discutió. Había algo en el comportamiento de Amaris que le indicaba que era mejor no hacer preguntas en ese momento. Ella sabía algo que él no, y aunque quería respuestas, el instinto de supervivencia siempre prevalecía.

Amaris comenzó a caminar hacia donde estaban sus cosas, recogiendo rápidamente lo que necesitaba. Griffin la siguió de cerca, aún con preguntas en su mente, pero sin pronunciar ninguna. Sabía que ahora no era el momento.

Mientras recogían su campamento improvisado, el aullido se escuchó nuevamente, esta vez más cerca. El viento comenzó a soplar con más fuerza, y las sombras del bosque parecían alargarse a su alrededor, como si algo se moviera en ellas.

—¿Qué sucede? —preguntó Griffin mientras ajustaba su arco a la espalda—. ¿Es tu manada?

Amaris asintió, su mirada fija en las sombras del bosque.

—Sí, pero si están aquí, significa que algo va mal. No debieron haber dejado Amanecer. Debemos regresar, rápido.

Griffin no necesitó más explicaciones. Sabía que algo grave estaba sucediendo, y cualquier distracción podría costarles más que solo tiempo.

Sin decir más, ambos montaron en sus caballos, y sin demora, emprendieron el camino de vuelta a Amanecer. El bosque que antes les había parecido tranquilo y acogedor ahora se sentía peligroso, como si algo acechara entre los árboles. El viento frío azotaba sus rostros, y los sonidos de la noche parecían haberse intensificado.

A medida que cabalgaban, Griffin notaba la tensión en Amaris. Su postura, normalmente relajada, ahora era rígida, y sus ojos estaban fijos en el camino frente a ellos, como si esperara que algo les cayera encima en cualquier momento.

—¿Qué crees que está pasando? —preguntó finalmente, su voz apenas audible sobre el sonido de los cascos de los caballos.

Amaris no lo miró, pero su respuesta fue inmediata.

—No lo sé. Pero si mi manada ha salido del castillo, debe ser porque han sentido una amenaza. Algo está mal, y debemos regresar antes de que sea demasiado tarde.

El resto del viaje fue silencioso, con la urgencia marcando cada paso. La luna seguía brillando en lo alto, pero el ambiente ya no tenía la paz de antes. Amanecer los esperaba al otro lado del horizonte, pero había un nuevo peligro que se cernía sobre ellos. Un peligro que, por el momento, aún no podían identificar.

Mientras cabalgaban hacia su destino, las preguntas de Griffin seguían girando en su mente. Sabía que Amaris estaba ocultando algo más. Algo mucho más profundo que simplemente el secreto de su raza. Pero lo que fuera, tendría que esperar.

El aullido resonó una vez más a lo lejos, y esta vez, ambos lo ignoraron, sabiendo que no había tiempo para detenerse. Amanecer los llamaba, y con ello, un nuevo desafío que pondría a prueba no solo su habilidad para luchar, sino también el frágil vínculo que estaban empezando a formar.

Las respuestas tendrían que esperar.

1
Joanna Egas
es, en serio? mata a un lobo por deporte, siendo ella loba?? /Smug/
Miriam Lucia Londoño Gonzalez
Excelente.
Miriam Lucia Londoño Gonzalez
Superr
Miriam Lucia Londoño Gonzalez
Ahí, vamos...
Miriam Lucia Londoño Gonzalez
Pienso que va a ponerse más interesante/Tongue/
Miriam Lucia Londoño Gonzalez
Muy, pero muy interesante. Uhmm, intrigante.
Vanessa Ibáñez Fernández
son tan lindos!!!!
Vanessa Ibáñez Fernández
.
Vanessa Ibáñez Fernández
que emocion de capítulo!!!!
claudia morales
Excelente
Santa Alba
párese misión iposibleperoco la con fias qtine en su dos Dios todo es posible 💪🏻una
Yanet Hilario
Muy malo
Yanet Hilario
Malo
Adriana Brito
de verdad que espero que tenga un buen final y pasen cosas más emocionantes
Adriana Brito
espero y estos últimos capitulos se pongan más interesantes porque me estoy aburriendo de lo mismo.todos los capítulos
Adriana Brito
noooo ya me cansó tanta batalla cada rato ni un respiro el pobre hombre antes tenía mejor vida peleaba Pero se divertía con mujeres y disfrutaba ahora solo peleas y peleas más nada y no dicen que las lobas son muy apasionadas y estos nada de nada y como es posible que ella mate a un lobo solo por cazar y ella no es una loba no entiendo esa parte
Adriana Brito
hayyyy Pero pobresito como que dormir en el piso merece que le dé un ladito en la cama pobresito después de todo lo que paso
Adriana Brito
ajá y a todas estas porque no va con unos de la manada si es territorio de la diosa Selene ellos lo podrían ayudar si no para que está la manada
Adriana Brito
noooo solo un beso cuando lo va a marcar como suyo solamente /Hey/
Vanessa Ibáñez Fernández: yo también estoy esperando esoo
total 1 replies
Adriana Brito
bueno y cuando van a empezar el romance esto está muy largo y nada solo hablar
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