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El Hermano Silencioso

El Hermano Silencioso

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Amor tras matrimonio / Amor de la infancia / Arrogante / Matrimonio arreglado
Popularitas:5.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Crisbella

La primera regla de la amistad era clara: no tocar al hermano. Y mucho menos si ese hermano era Ethan, el heredero silencioso, la figura sombría que se movía como una sombra en la mansión de mi mejor amiga, Clara.
Yo estaba allí como refugio, huyendo de mi propia vida, buscando en Clara la certeza que había perdido. Pero cada visita a su casa me acercaba más a él.
Ethan no hablaba, pero su presencia era un lenguaje. Podías sentir la frustración acumulada bajo su piel, el resentimiento hacia el mundo que su familia le obligaba a soportar. Y, de alguna forma, ese silencio me llamó.
Sucedió una noche, con Clara durmiendo en el piso de arriba. Me encontró en el pasillo. Su mirada, siempre distante, se clavó en la mía, y supe que la línea entre la lealtad y el deseo se había borrado. Me tomó la cara con brusquedad. Fue un beso robado, cargado de una rabia helada y una necesidad desesperada.
No fue un acto de amor. Fue un acto de traición.

NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo II Un desliz

El aire en la cocina era espeso, no por el vapor del café, sino por la traición que flotaba entre nosotros.

Me quedé inmóvil, mirando la jarra, sintiendo su advertencia como un golpe físico. El café está fuerte. No había necesidad de preguntarle qué quería decir. Quería decir: "Lo de anoche fue una mierda fuerte, y no podemos dejar que se repita." Quería decir: "Estás aquí por mi hermana. Recuérdalo."

Me armé de valor. Yo era la invitada, la amiga de Clara, la recién graduada con honores. No iba a permitir que su silencio me intimidara.

"Gracias por la información," respondí con una sequedad que no sentía, tomando la jarra. Intenté actuar con indiferencia, pero mis manos temblaban mientras servía el líquido oscuro.

Él no se movió de la encimera. Era una pared de mármol y silencio.

"¿Cómo está Clara?" Su voz era plana, sin emoción, como si se viera obligado a preguntar por mera cortesía.

"Cansada. La boda la tiene al límite," contesté. Sentí una punzada de culpa al escuchar el nombre de mi amiga.

"Tiene miedo," murmuró Ethan, finalmente apartando la mirada de la ventana para fijarla en su taza. "Y con razón."

Esa frase me congeló. ¿Miedo a qué? ¿A la vida que le espera? Me atreví a preguntar, manteniendo mi voz baja: "¿Miedo a esta casa?"

Ethan esbozó una media sonrisa, fría y corta.

"Clara le teme a este lugar, Liv. Siempre le ha temido a esta familia. Lo de anoche..." Hizo una pausa, y por un segundo, sus ojos me buscaron con una intensidad fugaz, casi de arrepentimiento. "Lo de anoche no fue nada. Un error, un desliz." No entendía por qué volvía a mencionar lo de anoche, pensé que hablábamos de Clara.

La frialdad de su voz me dolió, no podía negarlo. Aunque tenía razón, por supuesto. Yo no era su responsabilidad, ni la heredera que debía cargar con el peso de los Hawthorne. Yo era solo un desliz en una noche de tormenta.

"Lo tengo claro," dije, volviéndome hacia la cafetera. "Fue un error, y no volverá a pasar."

La puerta de la cocina se abrió con un chasquido. Clara entró, con el cabello despeinado y una sonrisa somnolienta que me iluminó el alma. El ancla. La razón por la que estaba allí.

"¡Ahí están mis dos personas favoritas en el mundo!" exclamó Clara, ignorando por completo la helada tensión que flotaba entre nosotros. Se acercó a su hermano, le dio un beso rápido en la mejilla, y luego se dirigió a mí para abrazarme con fuerza. "Gracias por el café, Ethan. Y Liv, ¿ya tienes habitación? Papá le dijo a Felicia que te asignara la de huéspedes cerca de la biblioteca."

Mi cuerpo se tensó. La habitación de huéspedes de la que hablaba estaba al final del pasillo donde había ocurrido el beso.

Ethan dejó su taza con un golpe seco. "Yo me voy. Tengo una reunión urgente."

No se despidió de mí. Simplemente salió. Una retirada rápida, como si huir fuera el único remedio.

Clara me arrastró a una de las sillas del desayuno, rebosante de charla sobre las pruebas del vestido y los arreglos florales. Sentada allí, escuchando los planes de mi mejor amiga, sentí un terror silencioso. La mansión ya no era un refugio. Ahora era una trampa, un laberinto donde el hermano de mi amiga era la única salida y, a la vez, el mayor peligro.

Mientras Clara se perdía en los detalles de las invitaciones, yo solo podía pensar en una cosa: Mi equipaje ya estaba arriba. Pasaría las próximas semanas durmiendo a metros de Ethan, obligada a convivir con el hombre cuyo silencio se había roto con la única palabra que mi lealtad prohibía escuchar.

—...y luego tenemos que ir a ver el centro de eventos. Mi madre quiere el salón Olympus porque es el más grande, pero a mí me parece que parece un mausoleo. Deberías venir a verlo conmigo —Clara me miró con sus ojos ansiosos, buscando mi aprobación.

—Claro, vamos —respondí, intentando concentrarme. La verdad era que me daba igual el salón. Podrían casarse en un basurero y, si ella era feliz, yo estaría allí. Pero no sonaba feliz.

—¿Estás segura de que todo está bien, Clara? —pregunté, deslizando la pregunta entre un sorbo de café que, en efecto, estaba demasiado fuerte—. Quiero decir... ¿con todo esto? Te escucho hablar de los arreglos, pero no de... él.

Clara dejó de mordisquear una tostada. El brillo en sus ojos se opacó ligeramente. Era una grieta fugaz, pero yo la vi.

—¿El prometido? Sí, claro. Todo bien. Es un buen partido, Liv. Ya sabes. Cumple con el perfil Hawthorne. —Su tono era una mezcla de resignación y burla que me revolvió el estómago. Sabía que su matrimonio era más un negocio familiar que un romance. Era la triste realidad de su mundo.

—Pero, ¿tú estás bien? ¿Estás enamorada? —insistí.

Ella dudó, mirando la puerta por donde Ethan se había ido. Luego se inclinó hacia mí, bajando la voz.

—Liv, lo que siento por él es respeto. Es un hombre amable. Y la boda... es necesaria. Mis padres están felices. El negocio familiar... ya sabes. Necesitan la fusión de empresas que esto trae. No es el cuento de hadas que solíamos leer, pero es mi vida. —Me apretó la mano sobre la mesa—. Pero no te preocupes, no viniste aquí a ser mi terapeuta. Viniste a ser mi dama de honor y a divertirte.

Me forcé a sonreír, sintiendo el peso de mi propia hipocresía. Ella me confiaba su infelicidad, y yo, en secreto, había besado a su hermano.

—Y en cuanto al amargado de mi hermano... —continuó Clara, volviendo a su tono ligero—. ¿Viste qué seco? Diciendo que no te recordaba. Es un idiota. Ni siquiera te dio un beso de bienvenida.

La culpa se me subió a la garganta. No solo me había dado un beso de bienvenida; había sido el beso que había incendiado mi lealtad.

—No importa —me apresuré a decir, desviando el tema—. ¿Qué hay de tu prometido? ¿Cuándo lo conoceré?

—En la cena. Vendrá esta noche. Pero antes, quiero que me ayudes a desempacar y a revisar unas cajas viejas. Necesito mi dosis de "normalidad" contigo.

Subimos las escaleras, y la mansión pareció volverse más grande, más laberíntica. Mi equipaje me esperaba en la habitación de huéspedes, justo donde Clara había dicho: cerca de la biblioteca. Un recordatorio constante de mi crimen.

Mientras desempacaba, noté que la pared que compartía con la biblioteca se sentía extrañamente fría al tacto. Una hora después, Clara me llamó a su habitación. Estaba sentada en el suelo, rodeada de cajas polvorientas etiquetadas como 'Recuerdos de Infancia'.

—Necesito que te quedes con esto, Liv —dijo, extendiéndome una pequeña caja de madera de cedro—. Son las cartas que nos escribíamos en la universidad. Léelas si quieres. Pero no las dejes por ahí. Papá es muy estricto con la privacidad.

—Claro, las guardaré en mi habitación —respondí, sintiendo el peso emocional de la caja.

Al volver a mi habitación, la curiosidad me picó. Era tentador leer las voces de nuestras yo más jóvenes, llenas de sueños y promesas inocentes. Abrí la caja. No solo había cartas. También había una foto de nosotras de trece años, riendo, y justo detrás, desenfocado, se veía el hombro y la silueta alta de un joven: Ethan. El fantasma bien vestido.

Dejé la foto y las cartas a un lado, sintiendo el impulso de ir a la biblioteca para ver dónde había estado de pie esa noche.

Sabía que no debía, pero la atracción era demasiado poderosa. Era como si la gravedad de Ethan me arrastrara.

Salí de mi habitación y caminé por el pasillo. La puerta de la biblioteca estaba entreabierta. Me acerqué, asomándome. La habitación era silenciosa, con el olor familiar a cuero y papel envejecido. El rincón donde sucedió todo estaba oscuro, envuelto en una sombra que parecía perpetua.

De repente, un sonido me hizo saltar. Un portazo en el piso de abajo.

Retrocedí, chocando con algo duro e inesperado. Un pecho.

Me giré, el corazón latiéndome en la garganta. Era Ethan. Estaba a menos de un metro, con los brazos cruzados y esa expresión impasible que lo caracterizaba. Parecía haber subido en silencio, o yo estaba demasiado absorbida por la escena del crimen para escucharlo.

—La biblioteca está cerrada a los invitados —dijo, su voz baja y áspera, como un raspón.

—Yo... solo buscaba un libro. No sabía que estaba cerrada —mentí, sintiendo el rubor subir por mi cuello.

—No mientas —sus ojos escanearon mi rostro, fríos y penetrantes—. Te dirigiste directamente al rincón. ¿Qué estás buscando, Olivia? ¿Una repetición?

La palabra me golpeó. Repetición.

—No seas ridículo —susurré, bajando la voz aún más—. Te dije que fue un error.

—Y yo te lo dije a ti. Pero parece que a ambos nos gusta el peligro —dio un paso lento hacia mí, acorralándome sutilmente entre su cuerpo y el marco de la puerta de la biblioteca. Su proximidad era una tortura. Podía oler el café y una colonia amaderada y limpia que me recordaba a la noche anterior.

—Aléjate, Ethan. Tu hermana...

—Mi hermana está abajo, eligiendo flores para su matrimonio de conveniencia —me interrumpió, su tono lleno de amargura. Su voz era apenas audible, una conspiración peligrosa—. No uses a Clara como escudo, Liv. Ella ya tiene suficientes problemas.

—Tú eres su problema. Yo soy su amiga. Y lo de anoche fue una falta de respeto hacia ella —mi voz tembló al pronunciar la palabra respeto, que él había destruido con ese beso.

Ethan se inclinó, su aliento cálido en mi oído, contrastando con la frialdad de su cuerpo.

—Entonces demuéstralo, Liv. Demuéstrale respeto y mantente lejos. O... —hizo una pausa tensa, susurrando la última palabra—... repítelo.

Me quedé helada. En ese pasillo, con la caja de recuerdos de nuestra infancia bajo mi brazo y la puerta de la habitación de Clara cerrada, yo tenía que decidir si mi lealtad valía más que ese abismo silencioso.

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Maria Gonzalez Gonzalez
yo también opino que ellos Liv e Ethan deberán de tener su propia casa y no estar en esa mansión donde lo s suegros estan en todo 😡
vanessa vilchez
Liv y Ethan deberían mudarse y tener su propia espacio xq a ese señor no le importa su felicidad solo el dinero y el estatus..
Maria Gonzalez Gonzalez
buen merecido lo tiene Alexander por avaricioso😡
Maria Gonzalez Gonzalez
maldito infeliz de Alexander es todo un truan, espero y Ethan pueda resarcir el problema o la trampa .
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias 🙏
Elilu 🇲🇽
es que Alexander al final de cuentas eres un fanfarrón porque si fueras tan solo un poquito de astuto no anunciarías que llevas ventaja y como te la pasas anunciando tus siguientes pasos te neutralizan.
vanessa vilchez
Asi se hace 👏👏
Maria Gonzalez Gonzalez
interesante 😜😂
Elilu 🇲🇽
Liv , mija tu déjate llevar , Ethan te ama , si , su carácter es del asco pero hasta ahora no te ha ofendido ni maltratado.
Elilu 🇲🇽
bueno Ethan y Liv es hora de jugar juntos contra el imbécil de Alexander él creía tener el sartén por el mango y va perdiendo.
Marshaan Sanchez
valla valla el señor es un signo de dinero y mis hijos están para ellos cuando yo necesite hago intercambio
Marshaan Sanchez
no no estoy enamorada de como describes paso de tensión a la inquietud de ese hombre que puede se un huracán en las sombras 🥰
Marshaan Sanchez
cómo pasado el tipo
Marshaan Sanchez
Huy mi amor yo como tú pruebo mil veces ese cafecito cerrero pero sabro 😂🥰
Marshaan Sanchez
oh este hombre es el café bien cargado de la mañana que despierta y su lo pruebas te ase adicto 😂🤣esto encantada con tada personaje te desconectan de la realidad y te hace imaginar cada escena 👏muy bien
Marshaan Sanchez
oh la novela hasta ahora es atrapante y con limoncito pinta que habra amor y odió y mucho que vencer oh Dios me atrapante mi querida escrictora como todo lo que escribes
Elilu 🇲🇽
a ver Liv si tú eres una genio en finanzas ponte a trabajar y deja de sacar a colación el bendito beso, te graduaste con honores anda libera a Clara de este nefasto negocio ayudando a Ethan a sacar todo a la luz.
Elilu 🇲🇽
ni modo Liv ya te inmiscuyeron en la plática y hasta es sus asuntos familiares. ahora toca aguantar vara.
vanessa vilchez
Ethan queriendo salvar a su hermana y ella quiere salvarlo a él..Eso es amor de hermanos 🥰
vanessa vilchez
Él lleva todo el peso de proteger a su hermana y la empresa y su padre solo piensa en dinero y negocios....
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