Una Blanca Nieves Trasvistiéndose en la Guerra
En el sombrío y misterioso reino de Eldoria, una joven llamada Lucía lucha por sobrevivir en las calles sucias y oscuras. Con su cabello negro como la noche, piel pálida como la nieve y ojos grises como un lobo, Lucía ha aprendido a valerse por sí misma desde que sus padres la abandonaron antes de morir.
El día de su decimoquinto cumpleaños, el reino se ve sacudido por una guerra entre los siete príncipes sucesores del trono, cada uno con una personalidad única y distintiva. Los príncipes, conocidos como Grím, Jovial, Sabio, Tímido, Bromista, Soñador e Hipocondríaco, luchan por reclamar su derecho a gobernar Eldoria.
Ante la noticia de que todos los hombres deben alistarse para la guerra, Lucía ve una oportunidad para cambiar su destino. Decidida a escapar de la miseria, se corta el cabello y se disfraza de hombre, adoptando el nombre de Lucio. Con una blusa café y un pantalón viejo amarillo, se presenta en el campamento de reclutamiento
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capitulo 2
Capítulo 2: El Primer Día de Entrenamiento
El sol apenas había asomado en el horizonte cuando Lucía, aún disfrazada como Lucio, se levantó de su improvisada cama en el campamento. Hoy sería su primer día de entrenamiento, y la emoción y el nerviosismo se mezclaban en su pecho. Sabía que debía demostrar su valía para no ser descubierta.
El campamento estaba lleno de actividad. Los nuevos reclutas se alineaban en filas, esperando instrucciones. Frente a ellos, cinco comandantes se destacaban, cada uno con una presencia imponente y una personalidad única, reflejando los elementos que representaban.
General Ignis: Comandante del Escuadrón Fuego. Con su cabello rojo como las llamas y una mirada intensa, Ignis era conocido por su pasión y determinación. Su temperamento ardiente inspiraba tanto respeto como temor entre sus hombres.
General Aqua: Comandante del Escuadrón Agua. De cabello azul y ojos serenos, Aqua era la encarnación de la calma y la sabiduría. Su liderazgo fluido y su capacidad para adaptarse a cualquier situación lo hacían un estratega formidable.
General Terra: Comandante del Escuadrón Tierra. Con su cabello castaño y una constitución robusta, Terra era un pilar de fuerza y estabilidad. Su conexión con la tierra le daba una paciencia y una resistencia inquebrantables.
General Ventus: Comandante del Escuadrón Aire. De cabello plateado y movimientos ágiles, Ventus era rápido y astuto. Su mente siempre estaba en movimiento, y su capacidad para pensar rápidamente en el campo de batalla era legendaria.
General Lux: Comandante del Escuadrón Luz. Con su cabello dorado y una presencia radiante, Lux era un faro de esperanza y moralidad. Su carisma y su habilidad para inspirar a sus hombres eran incomparables.
Sebastián, el duque que había tomado a Lucio bajo su protección, se acercó a los reclutas.
—Hoy conocerán a sus comandantes y serán asignados a sus escuadrones —anunció con voz firme—. Cada escuadrón tiene una misión única y un estilo de combate diferente. Presten atención y den lo mejor de sí mismos.
Los reclutas fueron llamados uno por uno. Cuando llegó el turno de Lucio, Sebastián la miró con una sonrisa alentadora.
—Lucio, serás asignado al Escuadrón Fuego bajo el mando del General Ignis —dijo.
Lucía sintió una mezcla de alivio y temor. Sabía que el Escuadrón Fuego era conocido por su intensidad y rigor, pero también sabía que esta era su oportunidad para demostrar su valía.
El General Ignis se acercó a ella, su mirada ardiente evaluándola.
—Bienvenido al Escuadrón Fuego, Lucio —dijo Ignis—. Aquí, la pasión y la determinación son nuestras armas más poderosas. Espero que estés a la altura.
Lucía asintió con determinación, sabiendo que este era solo el comienzo de su viaje. Mientras los reclutas se dispersaban para comenzar su entrenamiento, Lucía se preparó para enfrentar los desafíos que le esperaban, decidida a mantener su identidad en secreto y a encontrar su lugar en este nuevo mundo.
El entrenamiento comenzó con ejercicios básicos de resistencia y combate. Lucía, aunque físicamente más pequeña que muchos de los otros reclutas, compensaba con su agilidad y rapidez. Ignis observaba atentamente, evaluando a cada uno de sus nuevos soldados.
—Recuerden, en el Escuadrón Fuego, no solo luchamos con fuerza, sino con pasión —dijo Ignis, mientras los reclutas practicaban—. La llama dentro de ustedes debe arder con intensidad.
Lucía, inspirada por las palabras de Ignis, se esforzó al máximo. Sabía que cada día sería una prueba, pero también una oportunidad para crecer y demostrar su valía. Con cada golpe y cada movimiento, sentía que se acercaba un poco más a su objetivo.