En un mundo donde las mujeres están infravaloradas, Una Ceo que se aferra con todas las fuerzas a permanecer y ser la mejor en el ambiente llenos de hombres.
Se enamora de alguien a quien nadie le conoce, Él no tiene un apellido reconocido, y por tanto su familia no lo aceptará.
¿te la jugaras por el?
¿Renunciaría a toda tu fortuna por el amor ?
Descubramos está historia juntos.
NovelToon tiene autorización de Genesis Argentina Martínez Ramírez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Vacaciones Forzadas
El Peso del Éxito
—Lara, ¿cuántas veces tengo que decirte que necesitas unas vacaciones? Por favor, hija, hazme caso. Te vas a enfermar con tanta presión. Desde que tomaste el mando en la empresa, hace ya cinco años, no has parado ni un solo día. Solo trabajas y trabajas —dijo mi madre, con ese tono suave pero insistente que siempre ha usado conmigo.
—Madre, cuando necesite unas vacaciones te avisaré, ¿sí? No es momento de tomar descansos. Como bien dijiste, llevo sobre mis hombros toda una empresa. Si me ausento, aunque sea por un día, todo podría venirse abajo —respondí sin levantar la vista del informe que revisaba.
—Podemos hablar con el vicepresidente, que él tome el control mientras tú vuelves. Solo será una semana. Ni siquiera porque te lo estoy pidiendo… Acompáñame, no sé cuándo fue la última vez que tuvimos tiempo para nosotras —insistió, con una mirada que mezclaba nostalgia y preocupación.
Mi padre entró en la conversación como si esperara ese momento.
—Lara, hazle caso a tu madre. Y además, ¿cuándo me darás un heredero? Ya estoy viejo, y quiero ver a mi nieto antes de morir. Sabes bien que una de las condiciones para heredar la empresa fue esa. No tuve un varón. Tú debes darme un nieto. Pero si no sales, si solo trabajas, ¿cómo lo harás?
Lo que me faltaba... Que papá comenzara otra vez con esa absurda idea de querer un nieto. No soy así. No voy a tener hijos solo porque ellos lo exigen. Si no quiero ahora, si no me siento lista, no lo haré. Y tampoco voy a elegir al primer tipo que aparezca solo para cumplir con sus expectativas.
—Está bien, papá. Si quieres que me vaya de vacaciones, ¿quién se quedará a cargo de la empresa mientras yo no esté?
—Yo me encargaré junto con el vicepresidente. Tú no te preocupes. Prepara tus cosas y tómate ese descanso. Ustedes se lo merecen. Tú y tu madre han trabajado demasiado duro.
—Tú nunca tomaste vacaciones cuando dirigías la empresa. ¿Por qué quieres que yo lo haga?
—Sí las tomé. Estuve dos meses contigo y tu madre cuando naciste. Eran otros tiempos, apenas estaba levantando la empresa. Pero ahora las cosas están distintas, hija. La empresa está sólida. Tú tranquila.
Suspiré. No quería ninguna maldita vacación. Amo lo que hago. Disfruto estar al mando. Pero… supongo que una semana lejos no me matará. Quizás incluso pueda sacarle provecho. No sé aún a dónde iremos, pero intentaré disfrutarlo. Tal vez hasta conozca a algún empresario interesante y encuentre nuevas oportunidades de expansión.
Desde que tomé la dirección de las Industrias Parisis, todo pasa por mí. Cada decisión, cada movimiento, cada aprobación. Todo debe llevar mi firma, mi palabra, mi visión. Ser CEO en un mundo de hombres no ha sido fácil. He tenido que demostrar una y otra vez que merezco estar aquí. Que una mujer puede hacer lo mismo —o incluso más— que ellos.
En las pocas entrevistas que acepto, siempre me preguntan lo mismo: ¿cómo lo hago? ¿Cómo me mantengo firme en una industria que rara vez le da espacio a una mujer?
No es sencillo. Requiere disciplina, pasión, coraje… Y sobre todo, aguante. Pero con todo eso, se puede llegar muy lejos.
¿Lo más difícil? Mantener una relación amorosa. Eso no se me da. Nunca se me ha dado. Tal vez no nací para el romance, ni para casarme, y mucho menos para tener hijos. Lo que para otras mujeres parece natural, para mí es terreno hostil.
Tener un bebé simplemente no está en mis planes. Al menos, no por ahora.
Estoy en la cima de mi carrera. Tengo apenas veinticinco años y me encuentro en uno de los momentos más brillantes de mi vida. No pienso arriesgarlo todo por un ideal que nunca he deseado.
Iré a las vacaciones. Pero estaré pendiente del trabajo todo el tiempo. Así soy yo. Y no me pueden cambiar.