Siempre nos hemos preguntado qué sucede después de la muerte. No sé qué le ocurre a los demás, pero para mí fue una oportunidad única: regresar y hacer justicia. Mi muerte no fue un accidente; alguien acabó con mi vida, y ahora he vuelto para descubrir la verdad detrás de ese secreto. He regresado para reclamar lo que es mío y para enfrentar a aquellos que me hicieron daño.
¿Lograré cumplir con mi misión? Acompáñame en esta emocionante historia y descubramos juntos lo que el más allá tiene reservado
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Capitulo I No sabía que era un problema
Esta historia comienza con una joven enamorada de la vida y del amor de su vida: Diego Miranda. Se conocieron desde niños, ambos hijos de familias de clase alta. Su compromiso fue planeado incluso antes de que nacieran, pero para suerte de sus padres, los jóvenes se enamoraron. Estaban organizando su boda, que tendría lugar en una semana. En el ambiente se respiraba una profunda paz y el anhelo de dos corazones deseando unir sus vidas para siempre.
Elena del Castillo era una mujer hermosa; su cabello dorado y sus ojos azules llamaban la atención de muchos. Su rostro angelical, con finas facciones, labios tiernos y una mirada tranquila, despertaba el interés de más de uno, pero también la envidia de otros. Ese día se llevaría a cabo una cena entre las dos familias para celebrar la despedida de soltero de los jóvenes.
La familia del novio era una de las más influyentes del país, solo superada por los Del Castillo, quienes lideraban el negocio de las exportaciones a nivel mundial. Diego Miranda, un joven apuesto de veinte años al igual que Elena, tenía un cuerpo bien definido, cabello oscuro y ojos profundos. Con una altura de 1.98 m y una mirada misteriosa, su rostro parecía esculpido por ángeles; era el hombre más deseado del país, aunque ya tenía dueña.
Cuando llegó la hora de la cena, las familias estaban sentadas brindando y riendo emocionadas, mientras los novios se susurraban palabras de amor al oído. "Te ves hermosa; ya muero por estar casado contigo", dijo Diego con una sonrisa.
Elena se sonrojó fácilmente y, tratando de ocultar su timidez, le respondió: "Falta menos de una semana y estaremos unidos para siempre".
Los padres de Diego observaban esa escena con admiración; esos jóvenes eran la pareja perfecta y sus hijos serían tan hermosos como ellos. Sin embargo, lo único que no les gustaba era que se casarían bajo separación de bienes. Si algo pasaba entre ellos, su hijo no tendría derecho a nada. Solo esperaban que Diego no fuera tan imprudente como para engañar a esa muchacha.
Al finalizar la cena, Diego le pidió permiso a los padres de Elena para llevarla a dar un paseo por el parque. Aunque ellos eran más tradicionalistas, no vieron problema en que salieran juntos dado que ya estaban por casarse. Despidiéndose de sus padres, la pareja salió; sin embargo, los planes de Diego eran otros.
"¿Qué hacemos aquí?", preguntó Elena al ver que Diego la había llevado a un hotel.
"Es nuestra noche; pensé que podríamos adelantar algo de nuestra luna de miel", insinuó Diego mirándola fijamente.
"Sabes que si mis padres se enteran me matarían. Además, falta solo una semana para que seas completamente mío", explicó Elena sonrojada.
"Amor, ya estamos aquí; solo di que sí. No sabes cuánto te deseo", casi rogó Diego por tener esa primera vez aquella noche.
"Lo siento Diego, pero no estoy lista para este paso. Si realmente me amas, sabrás esperar hasta nuestra noche de bodas", respondió Elena con firmeza.
Ella tenía firmes sus valores y no pensaba traicionarse dejándose llevar por un impulso momentáneo. Además, si Diego realmente la amaba, esperaría hasta que estuvieran casados.
"Está bien; te llevo a tu casa", dijo Diego malhumorado.
"No debes ponerte así; tengo mis principios y si me amaras lo entenderías", explicó Elena molesta.
"Si yo te amara... ¿acaso dudas de lo que siento por ti? Discúlpame por querer hacerle el amor a la mujer que amo; no sabía que eso era un problema", dijo Diego perdiendo la paciencia.
"No quiero discutir; esto también es complicado para mí porque quiero estar contigo, pero..."
"¿Pero qué? Me amas; te amo... esto no tiene nada de malo".
"Lo sé; es solo que para mi familia..."
"Tu familia siempre está en medio. Espero que cuando estemos casados tomes tus propias decisiones y no tengamos que esperar a que tu familia intervenga".
Diego estaba dudando del amor que ellos sentían y que tal vez no estaban destinados a estar juntos. La tensión entre ellos crecía, y las dudas de Diego se transformaban en un peso difícil de llevar. Mientras tanto, Elena se sentía herida y confundida, preguntándose si realmente había estropeado todo con una simple discusión.
Pasaron los días, y aunque Diego intentaba distraerse con su trabajo y sus amigos, no podía sacarse de la cabeza el amor que sentía por Elena. Por su parte, ella también lo extrañaba, pero estaba decidida a no ser la primera en ceder.
Finalmente, un día Diego decidió que era hora de aclarar las cosas. Se armó de valor y fue a buscar a Elena. La vio en su casa, sentada en el sofá con una expresión melancólica. Al entrar, sintió que el aire se volvía denso, pero sabía que tenía que hablar.
"Elena". Dijo con voz firme, "necesitamos hablar sobre lo que pasó".
Elena levantó la vista, sorprendida pero aliviada de finalmente tener la oportunidad de resolver sus diferencias.
“Diego, aprecio que estés aquí. Quiero que sepas que no quise herirte, solo estaba asustada”.
“Lo entiendo, pero también tengo mis dudas. Hablemos de ellas juntos”.
Decidieron salir de la casa, necesitaban privacidad para poder abrir sus corazones y poder expresar libremente sus sentimientos. Diego llevó a Elena a su apartamento donde pensaba vivir con ella después de la boda. Una vez ahí empezaron a conversar sobre sus sentimientos.
“Sabes que te amo y te he amado desde hace seis años cuando me di cuenta que no era un estúpido contrato lo que nos unía. La otra noche no fue mi intención presionarte, realmente lo que quería era poder demostrarte cuanto te amo". Expreso Diego siendo sincero.
"Yo también te amo y mucho, es solo que me dio miedo estar íntimamente contigo, sabes que sería mi primera vez y me acobarde al pensar que después de entregarme a ti podrías huir”. Elena también quiso ser sincera y dejar saber sus miedos.
“Bonita, eso no pasará, te amo y quiero que nunca dudes de mí. Perdón por hacerte sentir dudas, solo quiero que sepas que te amo infinitamente”.
Elena sabía que Diego le estaba diciendo la verdad, por eso tomo la decisión más importante de su vida y era entregarse a él en cuerpo y alma, desvaneciendo las dudas que tenía en su corazón.