Una chica que fue engañada por los miembros de su familia, así como otras familias poderosas en ese momento, para satisfacer y resguardar un gran secreto, que de salir a luz, podría causar un desastre, la llevaron con ellos, la engañaron y casaron. Pero no contaban con la gran codicia de una de las hijas de la familia principal que causaría la muerte de esta chica y de su hijo, por lo cual, algún poder sobre natural la deja regresar al pasado para poder resolver todo lo que en su primera vida lamento no hacer.
Ven y desvela los grandes secretos de Estas poderosas familias.
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LA MUERTE DE UNA FRAGIL MUJER Y SU HIJO
—AMARANTA ROING, esposa de uno de los hombres más ricos de Europa, se encontraba en su mansión con la mirada perdida, ¿aún sin poder creer lo que acababa de suceder porque pasó eso, como sucedió todo porque murió su amado hijo y cómo terminaron culpándola a ella?
Ella ve una revista amarillista en la escuela; la muestran en varias fotografías, saliendo de un restaurante de cinco estrellas tomado de la mano de un hombre. Ella lleva un vestido muy sensual, por lo cual la llaman una mujer fatal. En varias fotografías se nota que son una pareja muy enamorada, pues se besan y se abrazan, pero así mismo dice que ella dejó que su hijo muriese de una forma muy inteligente y cruel, pues mientras se encontraba con su amante, el niño murió asfixiado dentro de su automóvil.
—Pero en realidad, Amaranta Roing nunca se dio cuenta de que su hijo se encontraba dentro del automóvil, eso sin contar que ella se encontraba realmente en una reunión de negocios y no en una cita amorosa, pero hasta el momento no ha podido encontrar a ese hombre con el que sí se citó para los negocios para poder comprobar su inocencia y ahora mismo nadie le cree, pues todas las pruebas acusan que realmente ella fue una madre muy negligente. Cuando ella llegó al auto, su hijo ya se encontraba muerto. Fue un golpe muy fuerte para ella.
—“¿Esa es la señora Roing?"¡Ella causó la muerte de su hijo. ¡Cómo se atreve a venir ahora mismo a este lugar!
—"¡No, no tiene nada de vergüenza al presentarse aquí al funeral del pobre niño siendo la causante de su muerte"!
—Literalmente, ese pobre niño murió por su culpa mientras ella se encontraba con su amante. ¡Lo dejó encerrado asfixiándose de calor en el auto y no le importó cuánto sufrió hasta que el pobre niño murió!
—"Deberían de llevarla a los tribunales y condenarla por haber matado a su propio hijo". ¡Es una mujer desalmada!
—"¡Es de verdad su madre biológica, no puedo considerar todo lo que ha hecho esa mujer para que su hijo muriera de esa forma tan cruel y dolorosa"!
—Si ese era su hijo, su pequeño y adorado Álvaro, quién más iba a poder decir y a reconocer que era el amor de su corazón que ella misma, que era su madre quien lo llevó en su vientre, quien lo dio a luz. Solo apenas hacía unos días que habían estado planeando irse de vacaciones, pero qué fue lo que pasó, aún no lograba comprender nada.
—Solo su hijo, se adora y hermoso hijo era un frío cadáver, sobre un lecho de flores blancas.
—Amaranta Roing únicamente escuchaba con desconsuelo todas las falsas acusaciones. Mientras observaba con mucho dolor la fotografía de su hijo, que se encontraba sobre las flores blancas donde descansaba el cuerpecito de su bebé, solamente se podían observar sus ojos como unas piscinas oscuras y vacías que no representaban más que un dolor inmenso, ese que únicamente una madre puede sentir al perder a un hijo.
Óscar Roing se encontraba en el lugar con su expresión fría. Sin expresión ni emoción alguna se acercó a Amaranta y se paró frente a ella.
Pareciendo una bestia salvaje, agarró la delgada muñeca de Amaranta y reprimiendo su furia exige en voz baja "¿Amaranta Roing no nos has estado causando ya suficiente humillación pública?"
—A lo cual responde: "¡Esa mujer que te han estado mostrando no soy yo"! Los ojos de Amaranta Roing estaban totalmente secos, ni una lágrima, mientras respondía de una manera sin emoción y mecánica: "¡la mujer de esa foto no soy yo!"
Óscar Roing se rió fríamente; sus delgados labios estaban apretados en una fina línea recta y sus ojos ardían de rabia.
Hasta este momento, por los medios de comunicación, todo el mundo sabía que su esposa le era infiel, que lo había convertido en el cornudo del siglo.
¡Todos en todo el mundo sabían que su esposa, que había estado en camino a una cita con un amante, había dejado a su hijo asfixiándose hasta la muerte en un calor de 60° dentro de un automóvil!,
¡Y aquí estaba, mujer promiscua que no conocía la vergüenza e incluso tuvo la audacia y desvergüenza de mostrar su rostro en el funeral de su pequeño llamado Álvaro!
—“¡Amaranta Roing, ¿crees que soy ciego?", pregunto!
Los pequeños y delicados dedos de Amaranta temblaron, cuando apartó su larga cabellera rubia, para poder bajar la delicada cremallera de su vestido de seda negra, mostrando la parte superior de su cuerpo, sin ningún pudor, pues era más apremiante demostrar su inocencia.
—Por lo cual allí mismo, frente a todos los presentes, familiares, amigos y personas que los acompañaban al funeral, ella bajo su elegante vestido negro más allá de sus hombros, mostrando de manera inapropiada (para el lugar y momento), un tatuaje de mariposa en uno de sus pechos, con el nombre de Óscar escrito entre sus alas…
—Amaranta le gritó a Óscar, "¡Mira, esa de las fotos no muestra este tatuaje, que tú me hiciste ponerme con tu nombre"!".
—Los ojos fríos y congelados de Óscar Roing brillaron con disgusto, sin emoción; se giró buscando a sus guardaespaldas, para instruirlos y darles órdenes de sacar de inmediato a Amaranta Roing.
—“¡Llévenla lejos de aquí, no quiero verla nunca más, sácala de este lugar de inmediato!”
—Los guardaespaldas no se atrevían a tocarla, pues aún se encontraba solo con la delicada lencería; no se habían cubierto los pechos. A lo cual uno de ellos solamente le dijo "señora, por favor cúbrase", mientras miraba a su jefe…
—Qué ingenua fue Amaranta al pensar que le creería ese hombre que durante 6 años fue su esposo únicamente de nombre, pues fue un amor unilateral y ahora mismo eso dolía más que nunca, porque no le creía que ella no mató a su hijo.
—De repente Óscar Roing se acercó a ella e ingenuamente creyó que era para protegerla, pero sin aviso alguno sintió un dolor desgarrador en su pecho. Izquierdo, al darse cuenta, Óscar estaba mordiendo el tatuaje de la mariposa danzarina, tratando de arrancarlo con todo y la piel; ella lo empujó con las fuerzas que le quedaban y vio cómo sangraba su pecho y Óscar tenía la boca llena de sangre.
—Fue un espectáculo macabro; dependiente del hombre que un día estúpidamente amó, ahora la quería muerta.
—Óscar mostró una sonrisa casi demoníaca, sin que afectara a esa belleza varonil impecable que lo caracterizaba; solo recibió de manos de mi hermana un pañuelo blanco para limpiar las comisuras de su boca, como si estuviera satisfecho con borrar lo único que podía salvarme para demostrar mi inocencia.
—“Alguien venga aquí, ya esta mujer suela, no la quiero ver nunca más, tira en la saquenla, es una basura", esas fueron sus palabras crueles después de casi mutilarme.
—Ana Santamarina, "Óscar, déjame ayudarla, después de todo ella es mi hermana”. Sé hacerlo hasta Amaranta Roing, que al pasar por detrás de ella levantó la cremallera del vestido… Después de ese despliegue de piedad de hermana pequeña y amorosa, tomó la mano de una desorientada Amaranta y le dijo al oído: "hermanita, ven conmigo".
—Amaranta no se movió ni un milímetro; únicamente observaba a Álvaro, que estaba acostado en la cama de flores blancas prístinas. No hacía otra cosa que posar su mirada sobre aquel tierno cuerpecito, llena de renuencia a dejarlo. Cuánto no daría por ver de nuevo sus bellos ojos castaños dorados, abiertos de nuevo, escuchar esa tierna voz llamarla mamá, pero ahora mismo solo suplicaba por un poco de tiempo para permanecer hasta el último instante junto a su bebé.
—Ana Santamarina. Se puso de puntillas para poder decirle al oído a Amaranta: —¿Hermanita, no quieres saber cómo murió Álvaro? ¡Si quieres saberlo, sé una buena chica y ven conmigo, compórtate y salgamos!Yo te lo puedo decir ahora mismo; "sonriendo de una manera hipócrita". -
—Siempre ha sido así; la compostura silenciosa, educada, cariñosa y bien portada de Ana Santamarina le ha hecho ganar las alabanzas de todos los que la conocen; creen que es una gran dama piadosa, mujer con gracia y elegancia, presta para apoyar en los momentos dolorosos y a los más necesitados.
—Ana Santamarina, comienza a decirle a Amaranta: "Mi querida hermanita, ¿sabes por qué murió Álvaro?" Sabes, lo vi poco antes de que te fueras y le dije que le tenías un gran regalo, que se lo darías si te sorprendía cuando terminaras tu trabajo, pero la condición era que no debería salir del auto ni hacer ruido mientras estuvieras tú dentro, pobre niño estúpido e ingenuo.
Por supuesto, la mujer de las fotos tampoco eres tú; yo la contraté y le pagué para que se hiciera ciertos retoques y se pareciera más a ti, y al hombre que se hizo pasar por tu cliente le di una gran suma. Ese ya no está en país. Supongo que ya te habrás dado cuenta de cuánto te odio; tú me robaste al hombre que amo; aún tengo que aparentar ser buena niña por ser una Santamarina, pero eso no me impide mostrarte un video de los momentos de cómo murió tu hijo. ¿Quieres verlo HER-MA-NI-TA?
—Dime, hermanita, después de todo lo que te he dicho, no me odias hasta la médula, no tienes ganas de matarme, porque yo sí deseé matarte. ¿Sabías que desde que me enteré de tu existencia siempre te he maldecido y deseado tu muerte?¿Sabes que he intentado muchas veces que te maten, pero nunca he logrado que mueras? Pero esta vez el destino no te va a salvar, no va a estar de tu lado, porque ahora mismo nadie, absolutamente nadie, cree en ti, lo has perdido todo, no tienes nada, no eres nadie, solamente eres una cosa lamentable, eres una basura desechable.
—Amaranta la vio a los ojos, observó fijamente su mirada, y se quedó con los ojos muy abiertos mientras la voz de Ana Santa Marina zumbaba en sus oídos sin lograr asimilar tanta maldad. Aunque escuchó cada palabra que dijo Ana, todavía le resultaba difícil entender lo que le había dicho, cómo podría hacerle eso a su propio sobrino, a un pequeño niño indefenso, al hijo del hombre que proclamaba amar.
—Mientras tanto, Ana Santa Marina vio cómo un auto venía hacia ellas a una velocidad muy alta y echando un vistazo rápido a su reloj de pulsera notó que el momento era perfecto. Hermanita, no quieres mirar el vídeo de cómo murió Alvarito". Ana sacó su teléfono móvil y abrió el vídeo en la pantalla donde se ve como el pequeño trataba de salir del auto tocando y golpeando cada cristal, tratando de llamar la atención de alguien para que lo sacaran de ahí. Se veía cómo estaba sufriendo, cómo se estaba creando, cómo es que hizo hasta el último esfuerzo, hasta el último grito con todas las fuerzas que tenía, cómo estaba su cabello negro pegado a su frente mientras estaba transpirando, cómo caían gotas de sudor continuamente por su rostro, por su pequeño rostro y cómo lentamente Alvarito se debilitó cada vez más a medida que se asfixiaba… No sin antes llamar por última vez a su mamá.
Poco a poco por las condiciones de tipo sauna en el auto fue perdiendo fuerzas el pobre niño, hasta que perdió el conocimiento y ahí quedó sin moverse, sin respirar… -"
—"Ana, te voy a matar"—Amaranta se lanza sobre Ana y trata de asfixiarla apretando su cuello, pero solo calló en su trampa, pues Ana vio como Óscar Roing corría para salvarla, así se compelería su plan, por lo cual la provocó de nuevo Ana. —"Hermanita, matarme no traerá de la muerte a tu Álvaro”, eso hizo enfurecer más a Amaranta sin reflexionar que era una vil y sucia provocación.
Por el rabillo del ojo, Ana vio el vehículo aproximarse y a Óscar tirar de ella para liberarla de Amaranta, por lo cual en cuestión de segundos Amaranta fue lanzada por Óscar y a su vez por el auto que se acercaba. Únicamente hubo un fuerte estruendo al chocar el cuerpo de Amaranta con el auto y caerse al piso estrellándose cual cristal.
—Amaranta giró la cabeza lentamente solo para ver cómo Oscar protegía a Ana entre sus brazos y su pecho; miró al cielo y pensó que pronto estaría al lado de su hijo.
Escucho voces, cómo murmullos diciendo que llamarán una ambulancia —“hermanita no me dejes"… —cuanta hipocresía.
—Como escenas de una película, pasó su vida ante sus ojos; solo fue entonces que se dio cuenta de cuantas mentiras vivió como hija de los Santamarina, la hipocresía de Ana y lo estúpida que fue al casarse con el gran magnate Oscar Roing, un hombre al que amo desde que lo vio. Solo vivió dándolo todo, sin recibir nada, ni una pisca de cariño, mucho menos amor.
Lo que más le duele es que su pobre Alvaro, su bebe indefenso, fuera el cordero utilizado como sacrificio para este estúpido triángulo amoroso.
Alvarito, mamá se descuidó y te perdió; pero en poco tiempo estaremos juntos y ya no estarás solo.
Por otra parte, todavía se sentía demasiado agraviada, ofendida y dolida por la traición de la cual estaba siendo testigo en sus últimos momentos de vida. Si los cielos pudieran darle una segunda oportunidad, su vida definitivamente la elegiría como un camino diferente, totalmente con más sabiduría e inteligencia, uno donde no perdería su hijo si fuera posible llegar a tenerlo de nuevo entre sus brazos.
Si le fuera posible renacer, definitivamente querría que pagaran ojo por ojo. Si pudiera renacer, se aseguraría de que la basura se mantuviera en donde debería estar lejos de ella, que esa basura humana pasara sus días en un infierno, sufriendo 10 veces más de lo que ella lo ha hecho hasta este último aliento de vida, dejando su último suspiro.
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