Tras morir de una manera cruel y también injusta, Dayana de una manera misteriosa ha regresado en el tiempo.
En su regreso, ella planea no volver a ser una tonta que se dejó engañar de sus enemigos.
Ella en esta segunda vida será realmente una villana, y no tendrá piedad de quienes la dañaron.
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poción
Mientras estos infelices estaban en lo suyo, Dayana estaba en su habitación leyendo sus libros de magia buscando algún hechizo que le ayude a curar la magia de ese niño.
Por más que buscaba, no podía dar con ninguno.
Estaba por rendirse, cuando vio uno que llamó su atención, y ese hechizo es, uno llamado partícipes magicae
El hechizo dice sobre compartir pequeñas porciones de magia a una persona, hasta que esta tenga lo suficiente. La persona debe de ser compatible con la que va a compartir.
Se hace mediante una poción mágica de mandrágora y hierba de luna. El ingrediente extra es un poco de magia. Se le tendría que dar a esa persona, 3 tomas, y lo bueno es, que la persona que comparte la magia, la puede recuperar entrenando.
Comparado con que ella tiene dos naturalezas de magia, eso sería sencillo.
Lo difícil sería buscar los ingredientes, y más con estatura actual.
Por ese día, ella no hizo nada y solo se quedó en su habitación. Nadie allí la sirvió y, por esa razón, no se han dado cuenta de que ella tiene una persona en la habitación.
**
Al día siguiente, Dayana nada más estar sola con su maestro, le contó lo sucedido y de cómo ella recató a un niño indefenso.
El nombre no lo puede creer.
—¿Me estás diciendo, que fuiste al templo a hacer un alboroto y tienes un niño en tu habitación?—pregunta el hombre con cierta burla.
La pequeña Dayana solo dice que sí con la cabeza y luego agrega.
—Necesito ayuda, quiero salvar a ese niño indefenso, tú tienes que buscarme los ingredientes que necesito para una poción mágica— dice ella con un semblante serio, y le pasa al maestro una joya.
El hombre no pudo evitar decir.
—Cómo son la gente, presumen antes los pobres, pero nada, ¿cuáles son los ingredientes?—pregunta el hombre mientras mira la joya con mucho interés.
—Mandrágora y hierba de luna— dice ella y el hombre se ríe.
—En este imperio no se produce nada como eso—
—Ve al mercado negro, si me consigue lo que deseo, te daré una recompensa — dice ella y le enseña una joya más al hombre, una más grande que la que le dio para vender.
Los ojos del maestro brillaron como estrella.
—Bueno, no es que me guste el dinero, pero puedo intentar buscar los ingredientes— dice e intenta tomar la joya y ella la guarda.
Él se queda con las manos en el aire.
—No tan rápido, sin ingredientes, no tendrás recompensa— dice ella con una sonrisa pícara.
—Bueno, me has convencido, pero ni creas que lo hago por el dinero, no soy un interesado, pero déjame echarle un vistazo a esa joya, promete que en la noche te traigo lo que deseas— expresa el hombre con una sonrisa radiante.
Ella le entrega la joya, y él la mira con mucho interés.
Un momento después, el hombre entregó la joya y salió apurado a hacer el encargo.
Dayana solo se ríe. Tal parece que ese maestro es alguien especial, no, más bien, es un caso de estudios.
***
Dayana se va a su clase de etiqueta, la cual pasó sin complicaciones.
Al finalizar, se fue a su habitación, y se puso a leer sus libros.
Cuando le dio hambre, mandó a uno de sus clones a buscar algo de comer a la cocina, ya que como siempre, los empleados no le avisaron sobre la cena. Parece ser, que esos infelices, quieren un castigo.
Alrededor de la media noche, el aliado de Dayana llegó con lo que ella le mandó a buscar y subiendo su balcón, llegó hasta su habitación.
Dayana quien intuía que el maestro estaba por llegar, lo estaba esperando, y al ver su llegada, fue a abrirle el balcón.
Este entró a la habitación, y la miró con enojo.
—Esta madriguera no es la habitación de una princesa—dice el hombre enojado.
—En su momento tendremos el palacio para nosotros, por el momento hasta no tener todo bajo control, debo estar aquí— dice la niña.
—Bueno, al menos esta habitación está limpia, los sirvientes al menos hacen su trabajo — se alegra el hombre, pero Dayana le quita la alegría.
—Nada de eso, yo aquí no tengo un solo sirviente a mi disposición, de hecho, ni siquiera me traen comida. La concubina es quien controla todo y a ella le conviene que yo muera, para darle el puesto a su hijita— dice ella y el hombre levanta su puño enojado.
—Esa inmoral se volvió loca, déjame darle una lección, y verás que se arregla— habla Gabriel, muy enojado.
—Nada de eso, esa presa es mía, tú solo ocúpate de ayudarme en lo que necesito, y verás que todo estará bien, ahora dame lo que te mandé a buscar— extiende ella la mano.
El hombre mete su mano en una mochila que traía consigo, y de allí saca varias bolsas y se la da a la niña. También le entregó una pócima de color verde.
Ella al ver eso, no pudo evitar preguntar.
—¿Esto qué es?—pregunta ella.
—Esto es una poción que me vendió un mercenario, según me dijo, es para ser inmune a los venenos— dice él y ella la observa por unos minutos, y la poción se ve media extraña.
—¿Funciona bien?—pregunta la niña.
—Claro, ese mercenario me cobró una fortuna por esa poción, además fue quien me vendió todos los ingredientes para el asunto aquel— dice Gabriel mientras señala al moribundo niño y ella toma la poción y la guarda en un cajón.
Acto seguido, toma los ingredientes que mandó a solicitar, y al echarle un vistazo, ve que en efecto, esos son los productos que deseaba.
Muy agradecida, ella busca no solo la joya que le promete a Gabriel darle, sino otras más.
Gabriel lo medita un segundo, y decide no tomar la recompensa, pues parece que aquella niña es muy lamentable.
—Princesa Dayana, quiero que al tener lo que desea, prometa que sirviente sea su mano derecha. Yo le mandaré sirvientes encubiertos, para que estos la sirvan bien en secreto, me lo agradece tomando venganza por todos los que le han hecho— dice el hombre muy conmovido.
—Te prometo que te tomaré en cuenta, necesito que me ayudes con esos sirvientes, voy a necesitar personas leales que me sirvan— dice ella.
Dayana en su interior siente mucho calor, pues en su vida pasada, no tuvo a un amigo más que a su general, quien según ha visto, aún está en las fronteras.
Gabriel promete que la ayudará con lo que ella necesite.
—Cuente con esos sirvientes, mañana mismo lo va a obtener, entre mis amigos, tengo muchos que son leales— pronto él, para luego irse.
En un principio iba a tomar la recompensa, pero viendo la situación actual de aquella niña, sintió mucha pena.
Dayana no entiende el cambio de Gabriel, pero cuando llegue la oportunidad, hará lo necesario para recompensar sus acciones, personas como él, valen oro.
Por lo que al estar sola, Dayana se pone manos a la obra en la creación de la poción para ese niño misterioso, quien seguro ha de ser alguien importante, porque de otra manera, los sacerdotes no lo tuvieran bajo sus dominios.
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*Nota
Nos vemos mañana si Dios quiere