De Regreso A Nuestra Primera Vida

Isabella:

_yo... he vuelto a mi primera vida..._ alcanzo a decir sorprendida mientras me miró al espejo y tocó mi rostro y cabello, es la misma apariencia que tenía en mi primera vida.

_Dios mío... si es verdad!! he vuelto!! Dios!! gracias!!_ grito emocionada al ver que si es una realidad, si he vuelto a mi primera vida _jajaja está vez si tendré la vida que me merezco y no tendré esa patética vida que tuve la primera vez por culpa de ese hijo de puta...._

así es, está vez no voy soportar humillaciones ni a perderlo todo por culpa del principe heredero _Victor y Amelia se arrepentirán por todas las humillaciones y burlas que me hicieron pasar, me vengare de ustedes por no solo arrebatarme mi libertad, si no también mi propia vida, los haré desear nunca haber nacido maldito hijos de puta, a ustedes y a todos en este maldito reino, tal y como les dije en mi lecho de muerte; arderán en el infierno por todo lo que me hicieron y ahora seré yo misma quien me encargue de ello..._ me digo mirándome al espejo decidida comenzando a peinar mi larga cabellera negra recordando mi patética primera vida.

Isabella Lombardo, ese fue el nombre que me dió mi padre, el duque Lombardo, uno de los hombres más ricos y poderosos de este reino, la primera hija del ducado y segunda en la sucesión ya que tengo un hermano mayor, prometida del principe heredero Victor desde que estaba en el vientre así que desde que tuve uso de razón fui educada para ser la próxima reina.

desde mi nacimiento se me dió el apodo de "la rosa de plata" debido a mi belleza, cabello negro azabache y un rostro angelical adornado por un par de grandes y hermosos ojos grises como la plata, además que cuando fui golpeada por la pubertad mi cuerpo tomo una figura envidiable para muchas y muy deseable para otros pero siendo marcada desde antes de mi nacimiento no tenía libertad para nada, mi único derecho era prepararme para ser la próxima reina.

nunca pude jugar o interactuar con otras niños, mi niñez y adolescencia fueron robadas por el peso de ser la próxima reina, creci encerrada en el ducado y no tenía derecho a quejarme o decir no a algo, mi único consuelo era mi hermano y mi hermana menor Amelia pero más mi hermano quien siempre se quedaba conmigo cuando estaba libre.

solo empeze a tener un poco más de libertad cuando estuve en edad de empezar a asistir a eventos sociales de la nobleza, y allí fue cuando me enamore perdidamente de mi prometido, era la primera vez que lo veía de grandes ya que de niños solo lo ví una o dos veces, Victor me dejó deslumbrada con su atractivo y esa fue mi perdición.

comencé hacer de todo para llamar su atención pero el no demostraba el más mínimo interés en mí, al contrario, el parecía odiarme y no dudaba en demostrar su desprecio ante cualquiera convirtiéndome en la burla de todos con sus desplantes y desprecios, el aprovechaba cualquier oportunidad para humillarme pero yo estaba tan ciega de amor que no me importaba y lo buscaba con más insistencia.

llegué a pensar que no le agradaba mi apariencia así que empeze a vestir vestidos extravagantes y exagerados como las mujeres mayores y también comencé a usar maquillaje pesado para verme más madura cuando en realidad eso solo opacaba mi belleza y solo hacia que las burlas por parte de la nobleza aumentaran.

pero aún así no me rendí y lo seguí intentando y también empece a esforzarme aún más en mi preparación para ser la próxima reina ya que estaba segura de que cuando nos casaramos todo sería diferente y el me querría así como el rey amaba a la reina, pero ese era un pensamiento demasiado ingenuo de mi parte.

y termine siendo golpeada por la dura realidad en uno de los dias mas felices de mi vida, el día de nuestra fiesta de compromiso.

ese día el príncipe heredero no llego a recogerme para llegar juntos a la fiesta como se suponía que debía ser, fue mi padre quien me recogió y me llevo al palacio donde se llevaría a cabo la fiesta.

al llegar los murmullos y las burlas por parte de la nobleza no se hicieron esperar, era la comidilla de la nobleza y no hacían más que burlarse y mucho más cuando mi padre me dejó sola y se fue a hablar con el rey.

solo podía apretar el borde de mi vestido y morder mi labio inferior para no enloquecer, lo primero que se me enseñó fue que nunca debía hacer un escándalo sin importar cuánto enojo pueda llegar a tener así que solo soporte y trate de mantener la compostura esperando la llegada de Victor quien llegó acompañado de otra poniéndole la cereza que le faltaba al pastel.

y lo peor fue que no llego con cualquiera, el llego con mi propia hermana menor Amelia.

ambos entraron al salón con la frente en alto demostrando el peor descaro del mundo pasando por un lado de mi, el me dedico una sonrisa de burla mientras mi hermana tenía una sonrisa de victoria.

en ese momento fue que abrí los ojos ante mi realidad y aunque tenía todas las ganas y los motivos para hacer un escándalo me negue seguir siendo humillada de tal forma y simplemente salí corriendo del lugar con mi corazón en mil pedazos y mi reputación por los suelos, incluso mi propia hermana se atrevía a traicionarme de semejante manera y eso era lo que más me dolía.

me sentía ultrajada y asqueada así que volví al ducado y me encerré en mi habitación llorando sin consuelo deseando morir, igual ya todo estaba perdido para mí y no creia seguir siendo la princesa heredera luego de esa noche.

pero no fue así, a la mañana siguiente mi padre y mi hermano mayor irrumpieron en mi habitación sacándome de la cama a rastras llevándome hasta la sala principal donde se encontraba mi Amelia llorando en brazos de Victor.

no entendía nada y no me atrevía levantar mi rostro por vergüenza ya que debía verme horrible luego de llorar toda la noche.

mi padre me empujó bruscamente haciendo caer al suelo frente a Amelia y el príncipe, estaba tan aturdida y confundida que no podía hablar.

_Pídale perdón a tu hermana!!_ rugió mi padre haciéndo que me girará levantando en rostro para mirarlo.

_eh?... por qué?_ pregunté atónita por lo que me estaban haciendo, ellos fueron los que me humillaron y era yo quien tenía que pedir perdón?

pero la palma de la mano de mi padre me deja más aturdida cuando la estrella contra mi mejilla devolviendome al piso mientras ponía mi mano en el golpe que ardía demasiado.

_padre!! eso no es necesario!!_ exclama Amelia con su voz chillona y lágrimas en sus ojos _yo no quiero esto!! mi hermana no se lo merece!!!_

_silencio!! ella se merece esto y más por todo lo que te a hecho!! abusar de su hermana menor desde niña no tiene perdón de Dios!!_ ruge mi padre dejándome en el limbo.

que yo que? el dolor de mi mejilla paso a segundo plano y me puse de pie para mirarlos a todos mientras ellos me miraban con un inmenso odio y repudio a excepción de mi hermano quien trataba de calmar a mi padre y me miraba desesperado.

en ese momento no podía entender nada pero sabía que no era nada bueno lo que pasaba.