Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.

Le doy un sorbo a mi té, con mala cara, mientras escucho al médico real, afirmando que todo esta en orden, el único problema sería mi pérdida de memoria, pero que no puede asegurar si es permanente o en algún momento la recuperaré.

Cuando termina su chequeo se marcha. Veo el cielo pintado en el techo.

—Ahora, ¿qué debo hacer? —pregunto, tomando de sorpresa a la señora Bella.

—¿A qué se refiere, Majestad?

—¿Tengo trabajo o tareas que deba realizar? Si no las hay, deme algunas. Tal vez sea difícil con mi perdida de memoria, pero no soy alguien que le guste solo sentarse, comer, pasear y dormir. No soy un perro —la señora Bell mira al mayordomo. Quien se presentó hace unos días, como el señor Raster, el mayordomo de la Emperatriz. El señor de mediana edad, parpadea y sonríe aliviado.

—Hay algunas tareas pendientes que puede realizar —me pongo de pie, golpeando la mesa en el proceso, se asustan y yo sonrío apenada.

—¡Vamos! Puedo trabajar en una oficina o en una biblioteca —apunto a la puerta, el mayordomo que irradia felicidad toma la delantera para guiarme.

—La Emperatriz tiene un estudio personal para realizar sus tareas —uh, que elegante, tengo mi propia oficina.

Llegamos a un estudio, que parece biblioteca y en cuanto veo el escritorio lleno de papeles, sé que me estoy arriesgando mucho. Pero esto es lo único que puedo hacer ahora. El mayordomo me arrastra hasta la silla enfrente del escritorio.

—Tengo una duda —el mayordomo asiente, mientras pone los papeles que requieren una revisión inmediata—. ¿Me van a pagar? —mi pregunta confunde tanto a la señora Bell como al mayordomo—. No quiero joyas o vestidos, quiero dinero —siguen con la misma expresión—. ¿Monedas? ¿De plata? ¿De oro? —no conozco el dinero de aquí, el mayordomo sacude su cabeza.

—¿Quiere un pago?

—¿Es demasiado pedir? —pienso en otra solución, tal vez pueda vender las joyas y los vestidos que no uso.

—Claro que sí, Majestad. Todos reciben un pago, incluso el Emperador, pero nunca lo había pedido antes.

—¿En serio? ¿Tengo dinero?

—Así es, una cuenta para usted, cada que termina un trabajo se le deposita cierta cantidad a su fondo —esto es magnifico, el mayordomo me mira con cierta culpa, pero la borra cuando me entrega una pluma, literal, una pluma, ¿a quién se la arrancaron? Me acerco un frasco de tinta—. Si tiene alguna duda puede preguntarme o a la señora Bell —asiento, hay mucho que leer.

Maneje una empresa de arquitectos, originalmente, me gradúe como arquitecta, pero decidí crear una empresa para que ningún arquitecto fuera estafado o engañado, como dueña de la empresa, tuvo que ir a cursos de administración para poder manejar bien la empresa y que no se fuera a la ruina.

Así que me imagino que esto también será algo como administración. No debe ser tan difícil.

Me arrepiento. Alguien que me devuelva a la tumba. A penas y pude comer, debido a que estuve en reposo por tres semanas y sin contar el tiempo que estuve inconsciente, ni siquiera sé si Amalia hacia su trabajo. Porque esto no parece ser las tareas de un mes.

—Debí morir cuando tuve la oportunidad —murmuro cansada. La señora Bell me mira asustada, mierda—. Era una broma.

Vuelco a leer el mismo párrafo, por quinta vez, he perdido la concentración.

Estos papeles es sobre administrar los palacios, tanto del Emperador, de la Emperatriz y de las concubinas y concubinos, no sabía que las concubinas podían tener más esposos.

—¡Esto es absurdo! —exclamo molesta al ver las cuentas excesivas para ropas, regalos y otras cosas innecesarias, la señora Bell se acerca interesada en lo que me quejo, el mayordomo me observa desde donde esta sentado—. ¿Por qué hay tanto dinero desperdiciado en los concubinos? Ni siquiera las concubinas han gastado la mitad de esto, además de que los concubinos no tienen nada que ver con los gastos del palacio —bufo molesta, espero una explicación pero el mayordomo parece que se va infartar.

—Mama —veo a la señora Bell—. Los concubinos son de usted, Mama —mis ojos se agrandan y miro al mayordomo esperando que la contradiga, en su lugar él mira a otro lado.

—¿Tengo concubinos? ¿Por qué tengo amantes? ¿El Emperador lo sabe? ¿La iglesia lo permitió? ¿Es acaso legal? ¿O es un secreto de boca en boca? —quiero golpear a Amalia.

—El Emperador esta enterado, hace unos años se permitió que la Emperatriz tuviera concubinos, la Iglesia no se opuso a los deseos de su Majestad si a cambio daba a luz a un hijo —eso me sorprende más.

—¿Un hijo con un amante? ¿De qué le sirve un hijo del pecado a la iglesia? —no soy religiosa, nunca lo fui, pero hay cosas que se deben respetar—. ¿Qué clase de lugar enfermo es este? Yo no soy alguien que comparte cama con decenas de hombres, soy muy tímida —hay un número exagerado de concubinos a mi parecer—. La poligamia no es mi estilo —confieso asustada a la señora Bell, ella parece enternecida por unos segundos—. De todos modos, el gasto es excesivo para simples concubinos, ¿acaso me dan huevos de oro a cambio de los regalos? —masajeo mi sien desesperada. Gastos innecesarios y excesivos siempre me molestan.

Peleaba mucho con James cuando quería gastar demasiado en algo que no necesitábamos y jamás íbamos a necesitar, suspiro.

—Durante un año, no se volverán a comprar cosas innecesarias para los concubinos, vamos a recortar el gasto innecesario.

—¿Majestad? —el mayordomo parece sorprendido.

—Los dejaremos sin nada más por un año, al siguiente podemos dar regalos, pero pocos y baratos, no hay que derrochar tanto dinero, nunca se sabe cuándo podría haber una crisis económica —la señora y el mayordomo asienten emocionados—. Por cierto, ¿por qué tengo tantos concubinos? ¿Son importantes? ¿Algún apoyo político? —la señora Bell parece avergonzada de hablar, pero lo hace.

—Algunos son hijos de nobles, pero la mayoría son hombres que encontraba en las calles o algunos sirvientes con caras atractivas que le llamaron la atención.

—¿Qué yo hice que? —Amalia eres una vergüenza—. Bueno, a partir de este momento cerramos las puertas de los concubinos —no me conviene tener tantos hombres que dependan de mí y que ayuden poco, tengo que deshacerme de aquellos que no producen nada, después de todo, soy una mujer de negocios—. Señora Bell, consiga una lista de los concubinos y lo que hacen en el palacio o fuera del palacio, necesito saber si son productivos y consígame papeles de divorcio.

—¿Se va a divorciar del Emperador?

—No, me divorciaré de los concubinos que no aportan nada —asiente confundida y se marcha.

Vuelvo a ver el libro de contabilidad, por suerte tengo definiciones de las monedas, los Three son monedas de plata, los Goll son monedas de oro, y otras más monedas.

Lo estoy haciendo bien para ser mi primer día.

-

—Majestad —exclaman sorprendidas las muchachas, ya me vi en el espejo así que sé a qué se refieren.

Llevo dos semanas intentando ir al día con todas las tareas retrasadas, el trabajo de la Emperatriz es difícil, creí que sería sencillo.

Además de que pronto recibiremos embajadores para la celebración 126° del Imperio Mehmet Ruess. Sigo sin entender por qué tenemos que hacer una fiesta tan ridícula e innecesario, pero yo obedezco órdenes. Y no están pronto, es dentro de unos meses, pero tengo que preparar el palacio y las habitaciones, mantener la administración y sacar las reservas.

—Lo sé... pero me desespera ver tantos papeles, y me pagan —sonrío agotada, me tiro en la cama sin querer hacer nada más, con dificultad, las muchachas de encargan e quitarme el vestido, soy solo un simple cuerpo.

—Mama, ¿qué es lo que esta haciendo ahora mismo? —el tono de reproche lo reconozco, lo he estado escuchando últimamente, no soy una mala persona, ni mucho menos altiva, así que no me molesta la forma en la que me habla, se siente como si fuera mi madre adoptiva.

—Bell, ya no puedo hacer más, creo que voy a morir —balbuceo contra la almohada que se llena de mi saliva.

—No puede irse a la cama sin al menos tomar una ducha.

—No huelo mal —con lo último que me queda de energía, levanto mi brazo para olfatear mi axila, todo esta en orden—. Tal vez mañana, Bell —bostezo.

—Hoy es su noche con el Emperador —no sé si piensa que eso es suficiente para levantarme.

—Dile que me duele la cabeza y quiero dormir sola —cierro mis ojos y finjo roncar para que me dejen, las nuevas amigas que tengo, que son las sirvientas, se ríen divertidas, pero escucho a Bell resoplar.

—Duerma bien, Majestad —es lo último que escucho antes de quedarme dormida. Estoy cansada.

—¿Qué te parece este? —volteo a ver a James que lleva puesto un traje de baño de buzo.

—¿Vas a buscar a Ariel y a sus amigos? —me burlo, sonríe divertido, se acerca hasta mí y pega su frente a la mía.

—¿No me veo sexy? —hace un puchero que me hace reír.

—Súper sexy, pero de aquí a que te quitas el traje de buzo, me habré enfriado —lo piensa unos segundos, asiente y se aleja.

—Bien, me cambiaré.

—O puedes quedarte desnudo —se gira boquiabierto por mis palabras, cierro la laptop y la dejo en la mesa, justo a tiempo de que él se acerca corriendo hacia mí, me alza y besándonos vamos a nuestra habitación.

—¿Majestad? —despierto, me siento en la cama y limpio mis lágrimas—. ¿Se encuentra bien? —pregunta Lourdes, preocupada, sorbo mi nariz y sonrío.

—Sí, solo fue un sueño —salgo de la cama.

—El baño esta listo para usted.

-

Golpeo mi frente sorprendiendo a Bell y a Thread, ambos me miran confundidos por el golpe, vuelvo a golpearme.

—Termine —murmuro sorprendida—. Todas mis tareas están terminadas —me levanto de un salto emocionada—. No puedo creerlo, al fin termine —exclamo, veo a Bell que me sonríe divertida, luego a Thread que parece aliviado.

—Tiene tres días libres, Majestad —soy tan feliz.

—¿Qué puedo hacer? ¿Qué debería hacer? —pregunto saliendo del escritorio y caminando por el estudio—. ¿Tenía algún pasatiempo? —se miran entre ellos y niegan con la cabeza, con que Amalia era una mantenida sin vida, hago una mueca, mi cuerpo es diferente, pero creo seguir teniendo el toque—. Bell, pide que preparen un cuarto con buena iluminación, un lienzo y algunas pinturas.

—¿Quiere pintar? —pregunta sorprendida, asiento con simplicidad.

—Tengo ganas de pintar algo, todavía no sé qué, pero quiero hacerlo —sonrío esperanzada. Bell asiente y sale del cuarto.

—Se ve más contenta de lo usual, Majestad, ¿algo bueno paso? —ladeo mi cabeza, me quedo pensando unos segundos y niego con la cabeza—. Oh, ayer fue su noche con el Emperador, ¿no es así?

—Sí, pero le pedí que no viniera, estaba muy cansada —me recargo en una silla, el mayordomo me mira confundido.

—Usted jamás se perdió una noche con el Emperador.

—Esa fue la anterior Amalia, yo no tengo tiempo que perder en fingir ser una pareja feliz —miro una estantería llena de libros, tal vez pueda leer algo.

—¿Ya no siente nada por el Emperador?

—¿Estaba enamorada de él? —pregunto sorprendida, me lo imaginaba, pero nadie me lo confirmó. El señor Thread se queda quieto, procesando mi pregunta, el silencio que le sigue es incómodo, veo hacia la puerta rogando que Bell llega, y por suerte, entra.

—La habitación estará preparada en unos minutos, ¿la llevo de una vez, Mama? —asiento.

—Nos vemos en tres días, señor Thread.

Se levanta para despedirse con una reverencia, ah, este mundo antiguo. Camino por los pasillos descubiertos que me dejan ver el jardín, es tan bello, siento que rejuvenezco diez años, aunque mi cuerpo es de diez años más joven que cuando morí.

Sigue sin haber muchos sirvientes, también tengo que arreglar eso, aunque quiero divorciarme del Emperador, no puedo dejar el palacio con estás condiciones, tengo que irme con la cabeza en alto y que se note mi ausencia cuando me vaya, solo hago esto por mi orgullo como mujer.

—Saludos a la Luna del Imperio, su Majestad la Emperatriz Amalia Alala de Ajax Mehmet Ruess —por un momento creo que no hablan conmigo, solo me doy cuenta de que me están hablando cuando la mujer que me detuvo hace una reverencia enfrente mía, veo a Bell confundida y luego a la mujer. La reconozco enseguida, es la que estaba peleando contra tres hace unos días.

—¡Duquesa Velvet! —olvido los honoríficos o la etiqueta, solo sé que me emociona tener a esta mujer enfrente de mí. Luego de lo que vi y de la emoción, pedí una breve investigación.

Su nombre es Rosse Velvet, la única hija del duque Velvet y la primera mujer en tomar el ducado, también es una de las concubinas del Emperador. Tomo sus manos emocionada.

—Es todo un honor para mí conocerla por primera vez —la primera impresión con los demás siempre tiene impacto en mí, la duquesa parece confundida, mira a Bell y luego a mí—. ¿Le gustaría tomar el té conmigo? —odio la hora del té, bueno, no la odio, solo me fastidia, al día tomo tres teteras llenas de té y como pastelillos como si no hubiera un mañana y siento que estoy engordando, la duquesa parpadea confundida.

—¿Quiere que la acompañe a tomar el té? —asiento emocionada, pero mi sonrisa se borra cuando recuerdo algo.

—Hoy no tomo té, tomo té cada tercer día, ¿mañana estaría bien para usted acompañarme a la hora del té? —pregunto esperanzada, parece conmocionada con mi pregunta, pero termina por asentir.

—Sería un honor Mama —hace una reverencia con dificultad debido a que sostengo sus manos, las suelto nerviosa.

—Puedes llamarme con confianza, dime Hilary —Bell me mira sorprendida y la duquesa confundida.

—¿Hilary?

—Me gusta el nombre, será un secreto entre nosotras —le guiño un ojo.

—Mama, la habitación esta completada —un sirviente viene a interrumpir.

—Bueno, me tengo que ir. Nos vemos mañana, duquesa —me despido con movimientos de mi mano, ella hace una reverencia y avanzo emocionada.

—Mama, ya se le ha dicho que ese nombre...

—También puedes llamarme Hilary. No sientas celos Bell —vuelvo a guiñar mi ojo y entro a la habitación emocionada.

Las paredes son blancas, parece que fueron empapeladas con un tapiz blanco y detalles grises en una tonalidad suave, hay un enorme ventanal que casi ocupa el lugar de toda una pared, hay pocos muebles y cercas del ventanal hay un lienzo y acuarelas, los materiales necesarios para pintar.

—Este es mi momento Bell.

Exclamo emocionada.

—Majestad, primero debe cambiar su ropa —asiento y otras sirvientas salen de la nada con un vestido ligero de color gris y un overol, incluso llevan zapatos de plataforma.

Dejo que me arreglen, si sigo dejando que lo hagan, al final no sabré cómo vestirme sola, necesito ser independiente y autosuficiente. Una vez lista, tomo un pincel delgado, nunca intente pintar con pinceles al menos que fuera un paisaje, y esta vez cuando pienso en algo que quiero pintar solo me viene una cosa a la cabeza.

Soportando los rayos del sol hago la forma que necesito. Las tres chicas de siempre llegan y una de ellas es lo suficientemente curiosa para preguntarme algo.

—¿Qué es lo que vas a hacer? —me siento tan orgullosa de que me hablen con confianza, le sonrío de lado, sigo concentrada en los trazos.

—Son figuras geométricas para darle forma al rostro y que se vea simétrico —hago comillas en la última palabra, Esmeralda se ve más confundida—. Quédate viendo, para que encuentres las formas, al final haremos un rostro, desde el perfil de la nariz, hasta las cejas y los labios —asiente emocionada.

Me cuesta más de lo normal, poder hacer el rostro, sin darme cuenta el tiempo transcurrió rápido, el sol iluminaba, pero no lo suficiente, dejo el pincel en una mesita.

—Terminamos por hoy —suspiro, me estiro, estar en la misma posición es difícil.

—¿Por qué?

—La luz no es completamente clara y las velas no alumbran lo suficiente, además de que no quiero arriesgar a que se llegue a quemar —Esmeralda asiente emocionada.

—¿Podrías enseñarme a dibujar?

—Claro —Lourdes y Martha se acercan para quitarme el overol, aunque casi no lo manche, porque todavía no uso todos los colores.

—El Emperador desea cenar con usted, Majestad —me avisa Bell, apenas.

—Está bien, las formalidades no son simples de abolir —murmuro, en cuanto me ponen el vestido veo a Bell—. Vamos a cenar.

—¿Va a ir con ese vestido?

—Claro, no huele mal, ¿o si? —intento olfatear lo que pueda, Bell pone sus ojos en blanco.

—Es una cena con el Emperador.

—Es una cena con la Emperatriz, estamos en el mismo barco —aclaro. Me paro derecha y con la barbilla en alto salgo del cuarto. Aquí cenan muy temprano, a penas se ha ocultado el sol.

Camino sin prisa por los pasillos, el comedor principal queda distante del palacio en el que me hospedo y hago todas mis actividades. En el camino hay muchos guardias fuera de mi palacio, así que eso es estar resguardado.

Cuando llegamos, los sirvientes abren la puerta y anuncian mi llegada, con el mismo y largo título y nombre, me quedo quieta unos segundos cuando veo el comedor. No es que me sorprenda el lugar o me deslumbre —aunque claro que lo hace—, si no que el comedor esta lleno, por mujeres. Los únicos lugares desocupados son los asientos que se encuentran en la cabecera del comedor, uno enfrente del otro. Bell jadea.

—Esto... —le va a dar un infarto si se sigue extralimitando. Nunca he visto a la mayoría, solo puedo reconocer a las tres matonas y a la duquesa, en cuanto la veo a lado de mi posible asiento, me emociono.

—Disfruten su cena —les susurro a Bell y a las chicas, las cuatro me miran preocupadas, les guiño un ojo y entro, la atención es toda mía, antes hablaban animadas, ahora que notaron mi presencia están en silencio, esperando alguna reacción de mi parte.

Aunque intento no apresurarme, casi quiero correr para hablar con la duquesa. Llego a mi lugar, la duquesa no levanta su mirada para verme y eso me entristece, soy como una fan y a ella no le importó.

—Duquesa —la llamo emocionada, quería que nadie me escuchara, pero hay tanto silencio que mi susurro se escucha con eco, ella levanta su mirada asustada, me preocupa su reacción, pero no importa, le sonrío—. Me alegra que podamos cenar juntas, no sabe lo emocionada que estoy por nuestra reunión de mañana, ya quiero que sea mañana para poder tomar el té con usted —no puedo evitar el chillido de emoción que le sigue. Parpadea confundida y sus mejillas se sonrojan, ah, es como una rosa.

—Gracias Majestad.

—Está bien, permitiré que me llames así enfrente de los demás, pero ya sabes cuando estemos a solas —sonríe levemente.

—Sí, Mama —soy feliz, soy muy feliz, pero aunque quisiera seguir siendo feliz, contengo mi sonrisa y miro al resto de concubinas, tomo la copa de vino que ya han servido.

—Parece que el Emperador no les ha enseñado modales al resto de las damas —cruzo mis piernas y aunque no me vean, me siento perra, modo perra activado. Las concubinas se asustan, saltan en sus lugares—. Entonces, ¿no me van a saludar correctamente? —a excepción de la duquesa, porque no dejo que suceda, el resto de las concubinas se pone de pie y me saludan correctamente, le doy un sorbo al vino—. Que no vuelva a suceder, la falta de etiqueta, demuestra que tan bajo ha caído una dama, levanten el orgullo de su familia con su elegancia y sus modales, que es lo único de lo que pueden presumir —la mayoría se tensa y casi todas están molestas, menos la hermosa duquesa—. Si antes les he permitido algún tipo de comportamiento dirigido a mí, les pido me perdonen, pero eso no volverá a suceder, no conmigo, no de nuevo —ninguna de ellas se atreve a mirarme, veo a la duquesa y sonrío—. ¿Qué tipos de bocadillos le gustan duquesa? Puedo pedir que hagan los de su preferencia —ella se ve avergonzada.

—Todo lo que elija esta bien para mí, Majestad.

—¡Pastelillos de chocolate serán! —exclamo, ella se ríe entre dientes y mi vida se reinicia. Pero se vuelve a agotar mi buen humor cuando alguien llega. Lo anuncian como el Emperador, viene de la mano con una mujer hermosa, tanta belleza me va a dejar ciega, su cabello negro y lacio, sus ojos azules y su piel blanca, es bellísima.

—Saludos al Sol del Imperio, su Majestad el Emperador Demián Calixto Ajax de Mehmet Ruess —Dios, que horrible nombre, quién pone los nombres en este lugar. Las concubinas se ponen de pie, no puedo evitar que la duquesa lo haga, así que todos están de pie, menos yo. Algo que entendí bien desde que era pequeña es que el respeto se gana, no se merece, ni siquiera a los adultos, ellos obtienen una parte de respeto por educación, pero el verdadero respeto con el que te nace ser agradable y educado, se debe ganar.

Y el Emperador no ha hecho nada para ganarse mi respeto, solo pienso que es un inútil. Espero que no me degollen por no saludar correctamente.

Los ojos verdes del Emperador, sin duda unos ojos muy bellos, se mantienen fijos en mí, aunque quiere parecer serio, es como si no pudiera contener las ganas de sonreír y burlarse de mí, suspiro agotada. A penas van menos de dos minutos y siento que me han drenado la vida, como imagine, el invitar a sus concubinas no fue porque estuvieran acostumbradas a cenar aquí, todos juntos como una feliz poligamia.

Lo hizo para burlarse de mí, si lo que dijeron es cierto, Amalia amaba a este hombre, quien solo la odio, no conozco el motivo, y nadie parece saberlo, pero esto es bastante ridículo.

La anterior Amalia, probablemente saldría corriendo y llorando de este lugar, pero yo no soy así. Si el imbécil de James me hubiera hecho eso, lo habría tomado de las pelotas y lo habría castrado. Pero él no es James y yo no soy Amalia.

—Copa llena —estiro mi copa hacia un sirviente, que se apresura para rellenar mi copa, no creo que sea suficiente para soportar la cena—. Deja la botella, creo que la necesitaré completa —el sirviente me mira con sus ojos agrandados, pero obedece. Bebo de mi copa, esperando a que se sienten o hagan algo, no puedo comer si se quedan de pie.

—Parece que la Emperatriz también a olvidado los buenos modales de una dama —su voz ronca y gruesa hace eco en el silencio, resoplo por la risa y limpio mi boca con la servilleta.

—Tal parece que en este comedor todos han olvidado sus modales, Majestad —sonrío, su ceño se frunce, su cabello es tan rojo que parece falso.

—Salude Emperatriz —murmura con la quijada apretada.

—La etiqueta de un hombre es saludar primero —lo ignoro mirando el vino, es dulzón, me haré alcohólica si sigo asistiendo a estás cenas.

—Soy el Emperador.

—Mucho gusto, soy la Emperatriz —respondo con sequedad—. En términos de jerarquía, estamos a la par, por ello, como buen hombre, debería saludar primero, ¿no lo cree? —su quijada tiembla, adoro molestar a los demás—. Todas en este comedor tenemos hambre, Majestad —lo presiono, mantengo mi sonrisa tranquila, hasta que haciendo una mueca se sienta, no hay saludo, no esperaba que me saludara la verdad, por ello, tampoco lo saludo. Los sirvientes sirven la cena y lo agradezco, creo que moriré si no como en los próximos segundos.

En cuanto tengo el plato enfrente, tomo los cubiertos y corto la carne, a punto de llevar el primer bocado a mi boca, me interrumpe una exclamación, cierro los ojos por unos segundos, ignora a la gente, ignora a ese bastardo y come, piensa que estás sola, completamente sola.

—Parece que se olvidaron de poner tu silla, querida. Tal vez es porque nos acostumbramos a la ausencia de la Emperatriz —elevo la mirada para ver su sonrisa burlona, la joven bella se sonroja cuando nota que los veo—. Pero no la necesitas, puedes sentarte en mi regazo, donde perteneces —qué clase de mierda obscena es esto. Veo al sirviente.

—Prepara otra silla y platos de inmediato —asiente y se apresuran a acomodar todo.

—No es necesario otra silla, si le incómoda Emperatriz... —dejo mi cubierto con fuerza sobre el plato, para que se calle.

—No me molesta, ni incómoda su intimidad personal, Majestad. Pero a la joven dama, parece incomodarle, para evitar que tenga indigestión, déjela cenar cómodamente —maldito acosador, las concubinas me miran sorprendidas, el Emperador detiene mi orden y los sirvientes me miran confundidos, los esta poniendo en una encrucijada y me quita el apetito—. Querida, ven por favor —extiendo mi mano en dirección de la chica de cabello negro, sus ojos se agrandan, mira del Emperador a mí, le sonrío—. Tranquila, no muerdo —bromeo, con duda e insegura, se aleja del Emperador y camina hasta mí, me pongo de pie y alcanzo su mano. La siento en donde es mi lugar—. Cambien los platos y llevense los míos, las actitudes groseras e indecorosas suelen quitarme el apetito. Por favor, disfruten el resto de la cena —les sonrío, ignorando al Emperador, lo que sí me llevo es la botella de vino y la copa, no desperdiciaré un vino tan sabroso, las reservas del rey son especiales.

Los sirvientes me dejan pasar y Bell y las chicas me esperan.

—Que me traigan el resto de mi cena —le murmuro a Bell.

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Comments

MarlingJCF

MarlingJCF

Que ridiculo eres Emperador

2024-05-02

0

ljp

ljp

a quién se la arrancaron 😂😂😂🤦‍♀️🦃🐔🕊🦅🦆

2024-01-11

0

Monikita

Monikita

porque le dicen mamá esun título como Lady al principio pensé que ese era su nombre

2023-11-17

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Capítulos
1 Sin amor.
2 Prólogo.
3 Capítulo uno: Sigo viva.
4 Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5 Capítulo tres: Amar.
6 Demián Mehmet.
7 Capítulo cuatro: Pesadillas.
8 Demián Mehmet.
9 Capítulo cinco: Aliados.
10 Capítulo seis: Enemigos.
11 Demián Mehmet.
12 Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13 Demián Mehmet.
14 Capítulo ocho: Esposos.
15 Capítulo nueve: Clases.
16 Capítulo diez: Trampas.
17 Demián Mehmet.
18 Capítulo once: Despertar.
19 Capítulo doce: Trueque.
20 Capítulo trece: Afrodisíacos.
21 Capítulo catorce: Rojo.
22 Demián Mehmet.
23 Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24 Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25 Capítulo diecisiete: Encerrada.
26 Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27 Demián Mehmet.
28 Capítulo diecinueve: El número uno.
29 Demián Mehmet.
30 Capítulo veinte: Recuerdo.
31 T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32 T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33 T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34 T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35 T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36 T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37 T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38 T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39 T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40 T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41 T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42 T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43 T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44 T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45 T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46 T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47 T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48 T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49 T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50 T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51 T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52 T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53 T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54 T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55 T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56 T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57 T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58 T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59 T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60 T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61 T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62 T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63 T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64 T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65 T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66 T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67 T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68 T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69 T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70 T3. Capítulo sesenta: Votos.
71 T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72 T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73 T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74 T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75 T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76 T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77 T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78 T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79 T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80 T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81 T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82 T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83 T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84 T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85 T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86 T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87 T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88 T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89 T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90 T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91 T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92 T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93 T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94 T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95 T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96 T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97 T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98 T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99 T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100 T4. Capitulo noventa: Todo.
101 T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102 T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103 T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104 T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105 T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106 T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107 T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108 T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109 T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110 T4. Capítulo cien: Mátame.
111 T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112 T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113 T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114 T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115 T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116 T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117 T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118 T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119 T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120 T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121 T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122 T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123 T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124 T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125 T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126 T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127 T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128 T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129 T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130 T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131 T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132 T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133 T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134 Capítulo final.
135 Epílogo.
136 Nota de la autora.
137 Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138 Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139 Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.
Capítulos

Updated 139 Episodes

1
Sin amor.
2
Prólogo.
3
Capítulo uno: Sigo viva.
4
Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5
Capítulo tres: Amar.
6
Demián Mehmet.
7
Capítulo cuatro: Pesadillas.
8
Demián Mehmet.
9
Capítulo cinco: Aliados.
10
Capítulo seis: Enemigos.
11
Demián Mehmet.
12
Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13
Demián Mehmet.
14
Capítulo ocho: Esposos.
15
Capítulo nueve: Clases.
16
Capítulo diez: Trampas.
17
Demián Mehmet.
18
Capítulo once: Despertar.
19
Capítulo doce: Trueque.
20
Capítulo trece: Afrodisíacos.
21
Capítulo catorce: Rojo.
22
Demián Mehmet.
23
Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24
Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25
Capítulo diecisiete: Encerrada.
26
Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27
Demián Mehmet.
28
Capítulo diecinueve: El número uno.
29
Demián Mehmet.
30
Capítulo veinte: Recuerdo.
31
T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32
T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33
T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34
T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35
T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36
T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37
T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38
T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39
T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40
T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41
T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42
T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43
T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44
T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45
T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46
T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47
T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48
T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49
T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50
T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51
T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52
T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53
T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54
T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55
T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56
T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57
T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58
T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59
T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60
T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61
T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62
T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63
T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64
T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65
T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66
T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67
T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68
T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69
T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70
T3. Capítulo sesenta: Votos.
71
T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72
T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73
T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74
T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75
T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76
T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77
T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78
T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79
T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80
T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81
T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82
T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83
T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84
T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85
T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86
T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87
T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88
T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89
T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90
T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91
T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92
T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93
T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94
T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95
T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96
T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97
T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98
T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99
T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100
T4. Capitulo noventa: Todo.
101
T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102
T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103
T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104
T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105
T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106
T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107
T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108
T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109
T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110
T4. Capítulo cien: Mátame.
111
T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112
T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113
T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114
T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115
T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116
T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117
T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118
T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119
T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120
T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121
T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122
T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123
T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124
T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125
T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126
T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127
T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128
T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129
T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130
T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131
T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132
T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133
T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134
Capítulo final.
135
Epílogo.
136
Nota de la autora.
137
Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138
Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139
Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.

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