Capítulo seis: Enemigos.

Espero pacientemente una respuesta, creí que tendría una de inmediato, pero se esta tardando, esto me incómoda. ¿Qué rayos esta pensando este tipo?

—¿Majestad? —lo llamo, parpadea varias veces seguidas antes de contestarme.

—No —arqueo una de mis cejas—. No me voy a divorciar de ti —ahora soy yo la que parpadea.

—¿Perdón?

—¿Por qué de repente quieres el divorcio? ¿Sabes lo que ocasionaría que nos separáramos? Habría un gran conflicto entre casas. La familia D'Autriche es el principal jefe de la orden militar, si pierdo su apoyo, perderé el de todos —así que a eso se refería el señor Thread cuando me dijo que sería complicado—. ¿Qué es lo que tramas en realidad? ¿Me quieres destituir? —mi ceño se frunce, se ve un poco enloquecido.

—Se esta disculpando por desconfiar de mí y de mi pérdida de recuerdos y el malentendido que eso ocasiono, sin embargo, esta volviendo a dudar de mí —se relaja y me mira confundido—. No sé qué tipo de impacto generaría nuestra separación, pero no creo que sea algo imposible de hacer. Quiero el divorcio, Majestad. No sé cuál es la historia de antes, no recuerdo nada y no creo recordar jamás —lo sé perfectamente y espero que él lo entienda, su actitud me molesta—. Hablaré con los duques, no espero el divorcio se ejecute mañana mismo, podemos trabajar en equipo para que el impacto sea menor —es la única solución viable que encuentro.

—¿Por qué te quieres divorciar?

—¿Por qué no lo haría?

—Porque antes nunca pediste el divorcio —respiro hondo, queriendo acoplar tanta paciencia como pueda, me cruzo de brazos.

—Existe algo que se llama amor propio, Majestad —no dice nada, su expresión es la de un idiota, resoplo indignada—. No sé que vida lleve antes, pero si durante cuatro años he recibido los mismos tratos que ahora, ¿no cree que en algún momento le iba a pedir el divorcio?

>> Algo que sé perfectamente incluso sin recuerdos es que nunca fue mi sueño un matrimonio político —no creo que de tener alguna oportunidad de casarme con un rico que me beneficiaria lo aceptaría, porque no es la vida que quiero.

Crecí con falta de amor, quería una familia para dar y recibir amor, la obtuve con James milagrosamente, pero en este lugar, aunque pueda sobrevivir sola, quiero cariño, quiero una familia.

—Incluso si lo llegue a amar antes, ahora no es lo mismo. No siento nada por usted y al paso que vamos, no creo sentir nada. ¿No es esto lo que quería? —me encojo de hombros, dejo caer mis brazos a los lados y le sonrío levemente—. Quiero recuperar mi vida ahora que tengo la oportunidad. Casi muero por un amor no correspondido, no quiero repetir lo mismo. Quedarme con usted, mantendría al Imperio intacto, pero me mataría por dentro, al igual que a usted —su mirada se suaviza—. Hablaremos después sobre el divorcio. No tiene nada de que preocuparse, quiero lo mejor para mí y eso es lo único que me importa ahora —tuve la oportunidad de revivir, no voy a dejar que esta vida se desperdicie en un matrimonio sin amor.

—¿En serio estás dispuesta a dejarme? —ladea su cabeza, asiento lentamente para que entienda—. Tengo cosas que hacer, hablaremos en otra ocasión —vuelvo a asentir, se da la vuelta y se marcha.

Una vez sola, suspiro aliviada. Necesito desatar los hilos enredados que dejó Amalia para poder continuar con mi nueva vida. Sobre el posible asesino de Amalia... aunque quiero justicia, buscarlo ocasionaría mi retraso en el divorcio y no podría salir del palacio. Necesito resolver el divorcio cuanto antes, no sé muy bien cómo funcionan las cosas aquí, pero estoy segura de que si me demoro, después será casi imposible separarme del Emperador.

Por lo mientras, en lo que e ejecuta el divorcio, sería conveniente tenerlo de mi lado para evitar que me intenten asesinar, no quiero morir de nuevo.

Ah, esto es cansado. No creí que vivir en esta época sería tan agotador.

-

—El consejo del Emperador se va a reunir en unos días, solicitan su presencia para esa reunión —dice Bell mientras avanzamos por los pasillos para ir en busca del maldito Emperador que se llevó mis libros de contabilidad y no me ha regresado, voy a atravesarlo con un libro la próxima vez que no devuelva algo que le preste.

—¿Tengo que ir? ¿Es obligatorio? —no es que no me interese, de hecho sería un buen plan ir, saber quiénes están de mi contra y quiénes de mi lado, de esa forma sería sencillo saber qué tan difícil o fácil será obtener el divorcio con el consentimiento del consejo del Emperador. Sin embargo, me da flojera.

—Forma parte del consejo, Majestad.

—¿A poco? —Bell parpadea confundida, me río levemente—. La verdad es que no imagine que mi papel era importante en este lugar —la Emperatriz es importante, cuando su familia lo es, las tareas que me tocan son más sencillas de lo que parecen, es solo administrar el dinero para los palacios y ya, lo único complicado que tiene es que debo dividir los gastos entre las concubinas del Emperador y son muchas y tengo que tener en mente a sus favoritas y llenarlas de lujo.

Ahora entiendo por qué Amalia se negaba tanto a hacer sus tareas. No es sencillo darle dinero y administrar a las amantes del amor de tu vida, son como apuñaladas en el corazón con pequeñas agujas, duele, no sangras demasiado, pero mientras más encajas, más te lastimas.

Agradezco que la poligamia no sea tan común de donde yo vengo, no soportaría ver a James turnándose entre varias mujeres y yo, porque todas somos sus esposas, no podría.

No solo porque me dolería, si no porque diario estaría pensando en cómo castrarlo de diferentes maneras y entre más dolorosas mejor.

—Mama, usted creo el consejo a los seis meses de entrar al palacio —me sorprende la habilidad de Amalia, bueno, no solo causo desorden, también hizo cosas buenas.

—¿De qué se supone que van a hablar en la reunión? —quiero prepararme, estudiar un poco para no verme como una tonta, podré no ser Amalia, pero tengo orgullo a la hora de presentarme, es como si fuera una exposición.

—Es sobre el intentó de asesinato a la familia imperial —asiento lentamente, algunos sirvientes se detienen solo para hacer una reverencia.

—¿A quién intentaron matar? —suspiro enojada por todo el maldito camino que debo recorrer, el vestido pesa, los tacones molestan, caminar desde el palacio de la Emperatriz hasta el palacio principal es cansado, hay una gran distancia entre ambos.

—A usted, Mama —me detengo abruptamente y Bell me sigue.

—Creí que había quedado claro que me intente suicidar —menciono confundida, todos me tacharon como la loca monarca que intentó suicidarse y nadie lo desmintió—. ¡Incluso quisieron sentenciarme por eso! —exclamo ofendida. Bell niega con la cabeza.

—Los duques D'Autriche quieren abrir una investigación para identificar al culpable —vaya, eso sería provechoso, pero si dan con la verdad de que Amalia se suicidó, estaré en problemas.

Cuando el primer ministro vino a mí, diciendo que me castigarían por el intentó de suicidio, se me hizo estúpido. Fue como de: ¡es mi vida! ¡¿Qué demonios pasa por tu cabeza?! ¡Quien se muere soy yo no tú!

Luego leí los motivos, si Amalia hubiera estado embarazada del heredero del Emperador y por su intentó de suicidio, no solo ella estaría involucrada, se le acusaría por asesinato al futuro heredero, el hijo del Emperador.

Incluso si no esta embarazada, causarse daño por voluntad es en contra de las leyes del Imperio, me ame o no el Emperador, a fuerzas debemos concibir un hijo, ya sea una princesa o un príncipe, no importa lo que le depara al heredero, tengo que darle un hijo por lo menos, el resto de los temas de sucesión entre los hijos de la Emperatriz y de las concubinas, es problema del Emperador.

Si alguna estupidez que llegue a cometer me causa daños irreversibles y no puedo dar a luz a un heredero, debo ser castigada. Por eso es que la tontería que ocasionó Amalia puede perjudicarme a mí si los nobles descubren la verdad.

Por suerte, Amalia no estaba embarazada en ese momento.

—¿Cuánto nos falta por llegar? —pregunto fastidiada de estar caminando de un lugar a otro, ¡todos se parecen!

—Hemos llegado —me señala las puertas, son unas puertas excesivamente grandes, entonces no es porque hayan existido gigantes, ¡es solo por el maldito ego de los Emperadores que por tenerla chiquita quieren cosas grandes!

Lo siento, me excedí. Caminar tanto por una estupidez me puso de mal humor.

Los guardias o como se llamen me miran nerviosos, un hombre, que no sé de dónde diablos salió intercepta mi camino, a penas iba a tomar la manija de la puerta para abrir, no necesito tocar, soy la Emperatriz, tiene sus ventajas.

—Mama —hace una reverencia exagerada.

—Ah, sí, sí, soy yo —le hago una señal para que se quite, pero se mantiene en su lugar.

—Es un placer tenerla aquí, sin embargo, en estos momentos el Emperador no esta recibiendo visitas —arqueo una de mis cejas.

—De acuerdo, entonces entra y traeme el libro negro de contabilidad, ese infeliz lo tomó y no me lo regresó, estoy retrasada y quiero tener el día de mañana libre, por favor —no omito mis buenos modales, el señor mira a todos lados nervioso, esperando que alguien lo salve de una condena imaginaria.

—Bueno... yo no puedo entrar al estudio... —pongo los ojos en blanco.

—¿Está con alguien importante? —antes de contestar se queda mirando a la nada, como si estuviera debatiendo en su interior, si es importante o no la persona con la que esta el Emperador.

—Esta con una concubina —sonrío falsamente, lo tomo de los hombros y lo empujo a un lado, ese acto le toma por sorpresa, por eso lo puedo hacer a un lado fácilmente.

—Bueno, tengo prisa y yo soy la Emperatriz —me esta gustando esta autoridad. Empujo las puertas para hacer una entrada dramática de telenovelas, ni siquiera tiene las puertas cerradas con seguro, significa que nada importante esta pasando, eso creo, hasta que grito por la escena que veo—. ¡Jesucristo misericordioso! ¡Sacrosanta mierda! —grito y tapo mis ojos con rapidez, pero la imagen está ahí y es horrible—. ¡Esto no es pornografía en vivo y en directo! ¡Nadie quiere ver esa salchichita! —grito sintiendo náuseas.

No es que antes no haya visto porno, con James tuve mucho, mucho sexo, a veces íbamos a moteles nada más para cambiar de escenario y cuando prendíamos la televisión solo había canales de pornografía. No eran mis favoritas, pero era lo que había y aunque me daba risa al principio, sí que me calentaba.

Pero ahora, no tengo motivo para calentarme, ¡nadie se va a comer el pan! Además es desagradable ver a personas que conoces teniendo sexo, es algo bizarro, es como ver a tus padres teniendo sexo, te trauma.

Sin embargo, yo no tengo padres, nunca me toco ver algo como eso, nunca en mi vida había visto a dos personas que conociera teniendo sexo, es bizarro, cada quien su maldita privacidad. Una cosa es que te cuenten cómo fue, pero otra muy diferente es verlo.

—¡Majestad! —exclama en medio de un gemido la concubina del Emperador, Dios, no se detienen, voy a llorar. Tapo mis oídos santos y cierro con fuerza mis ojos.

—El libro... —tartamudeo incómoda—. El libro negro... ¿dónde está? —pregunto, aunque me esfuerzo por ignorar los sonidos es casi imposible, se escucha horrible, ¿así me escuchaba yo cuando tenía sexo con James? Yo sentía que era excitante, pero esto es asqueroso. Alguien que me salve. Quisiera huir, pero necesito ese libro con urgencia.

—¡¿Qué estás haciendo aquí?! —grita el Emperador, los sonidos lascivos, los gemidos y los jadeos no se detienen, voy a llorar del trauma.

—¡Jesús bendito! ¡Solo dame el maldito libro, idiota! —grito entrando en pánico. Los ruidos se detienen y con duda abro un ojito, al ver a la concubina del Emperador envuelta en una manta, gracias a Dios, me relajo y suspiro aliviada. Actúo como si nada hubiera pasado, porque es mejor fingir que nada paso. Si no me acuerdo, no paso.

El Emperador aparece con el libro negro en su mano, me lo extiende molesto, carraspeo incómoda.

—¿Te lavaste las manos? —pregunto mirando su mano con duda, se queda en silencio, cuando levanto mi vista, su mirada es de desagrado total, sonrío forzosamente—. Bueno, no importa —lo tomo del otro extremo, donde no tocaron sus manos, uno nunca sabe dónde estuvieron sus sucias y pecadoras manos. Quiero irme rápido, pero me siento culpable por cortarles su momento caliente, mis ojos van a su entrepierna y luego a él, se ve incómodo—. Espero no haber causado un futuro cáncer de escroto —es todo lo que se me ocurre, palidece y antes de que me grite (porque creo que lo hará), salgo corriendo de ahí. Ay, que vergüenza.

-

—Majestad, ¿por qué pidió sacar su vestido? —pregunta Bell confundida y temerosa, me río entre dientes.

—No he recordado nada, descuida. Pero se me olvido encargar un vestido de boda para hoy —veo el vestido ostentoso de Amalia, no esta mal, pero se ve exagerado a lo grande y anticuado. Me gustaría hacerle unos retoques, pero no hay tiempo y necesitaría demasiados retoques.

—Majestad, ¿para qué saco el vestido de novia? —le guiño un ojo a Lourdes, quien preguntó amablemente.

—Hoy me les caso —se miran confundidas entre ellas, sonrío emocionada—. Quiero el mejor maquillaje posible —por jn momento parecen inseguras, pero al final Bell, asiente y se ponen manos a la obra.

Desde que llegue aquí me sorprendió demasiado que existiera maquillaje, no era lo mismo, pero es funcional. Me maquillan levemente, me ponen el vestido, peinan mi cabello, vuelven a ponerme maquillaje y cuando estoy terminada, me miran ilusionadas.

—¡Se ve hermosa! —chilla Martha, me ve en el espejo, el cuerpo de Amalia es muy hermoso. Veo a Bell y asiento, ella abre la puerta y el señor Thread ya esta esperando, cuando me ve, parece sorprendido, parpadea confundido, le dije que viniera, pero nunca le dije para qué, ve a Bell y ella le sonríe.

—Señor Thread, usted me llevará al altar —sonríe divertido, me extiende su brazo, llego basta él para tomarlo y salimos de la habitación, para la ocasión prohibí la entrada al palacio de los nuevos sirvientes y caballeros, solo volvemos a ser el señor Thread, las chicas y la señora Bell.

Las chicas tararean las notas nupciales, le señalo el camino al mayordomo, que será en mi habitación de pintura, que para el día de hoy, me encargue personalmente de adornar todo.

Llegamos hasta las puertas, Bella las abre y entro sola.

—Lo siento, pero es una boda muy privada —cierro las puertas antes de que las chicas quieran entrar o vean algo más de lo que deban.

Veo al fondo de la habitación, para la ocasión pinte el retrato de boda que sería si estuviera viva como Hilary.

Fue extraño hacer un retrato de mí misma con un vestido de boda, el vestido que ya había encargado. Gracias a James es que nos íbamos a casar por la iglesia, ese era su deseo y mi ateísmo no tenía que influir en su sueño. Hoy, si no hubiera muerto hace meses, el día de hoy me habría casado con James, y sería Hilary Wood.

Solo quise vestirme como una novia, al menos una vez en mi vida. Las lágrimas se acercan y termino por sollozar.

—Yo... Hilary Winston... acepto a James Wood como mi confidente, mi amigo, mi amante y mi esposo. Para serle fiel, estar a su lado en las buenas y en las malas, en la enfermedad y en las aventuras. Nunca había sido tan feliz desde que te conocí, prometo quedarme a tu lado tanto como se me permita, y si esta vida no es suficiente, te buscaré en la siguiente y te amaré nuevamente —al menos eso es lo que le hubiera querido decir.

Pego mi frente al lienzo pintado.

—Ya es momento de decirte adiós, ¿verdad? Me lo repito muchas veces, que debo dejarte. Pero tu amor fue tan avasallante que me envolvió de ti, dejaste huellas en mi alma, que incluso en otra vida no las puedo borrar con tanta facilidad —murmuro, volviendo a llorar.

>> Mi amado James. Tengo que decirte adiós para poder avanzar por completo, siento que estoy avanzando, pero no sé hacia dónde. si te dejó ir, al menos parte del panorama será más claro. Vive, sigue viviendo con esa chispa que arde y hace arder a cualquiera. Yo viviré.

Separo mi rostro del lienzo y me tiro al suelo. Me acuesto y estiro mis brazos y piernas, aunque es difícil con este vestido ostentoso.

—¡Vivan los novios! —grito y me río como una loca y vuelvo a llorar. Malditas emociones.

-

—¡Ah! ¡Demasiado! —digo sofocada. Desde que desperté en este lugar, no había necesidad de apretar el corsé, a veces solo me ponía vestidos ligeros sin corsé y otras veces, usaba el corsé pero no tan apretado. Pero debido a la situación delicada que es esta reunión, no me queda de otra que sacrificar mi comodidad.

—Solo un poco más, Majestad —aprieta de nuevo jalando de las agujetas.

—Me muero —hablo con la voz entrecortada por la falta de aire.

—Contenga la respiración —hago lo que me ordenan, pasan unos segundos que se sienten eternos hasta que Bell vuelve a hablar—. Hemos terminado, Majestad —jadeo en busca de aire, se siente como si me sofocaran, el maldito corsé aprieta todo mi torso, me veo en el espejo, porque fue de él en el que me sostuve mientras me sofocaban. Arqueo mis cejas.

—Me veo muy bien —levanto mi pulgar para mí misma—. ¡Que sabrosa estoy! —o bueno, esta el cuerpo de Amalia, pero eso no suena bien. Las chicas se ríen entre dientes.

El vestido que llevo es ostentoso, con muchas faldas de telas diferentes con el mismo color pero diferentes tonos. El corsé tiene detalles con encaje y piedras, que no quiero preguntar si son diamantes o joyas preciosas, porque me entraría el pánico si así fueran.

Llevo una capa larga de color rojo vino, una corona enorme, que pesa sobre mi cabecita.

Me veo perrisima.

El maquillaje es ligero pero potente, las joyas como los pendientes, el anillo de la anterior Emperatriz que pasa de generación en generación y el collar. Mi vestimenta es roja con negro. Supongo que son los colores del Imperio.

—Mama, es hora de irnos —habla el mayordomo Thread del otro lado de la puerta. Veo a las chicas y a Bell, antes de suspirar y encaminarme hacia la puerta.

—Todo va a salir bien, Mama —me animan las cuatro. Asiento, tiene que salir bien o terminaré muerta y no voy a volver a morir.

Salgo de la habitación y el señor Thread junto con mis escoltas, me guían hasta el palacio principal, donde se hará la junta.

El señor Thread me explica el proceso que se llevara a cabo, el tiempo que se estima que tardará la reunión, también me da algunos tips para contestar, aunque me agrada su preocupación, no quiero romperle la emoción de explicarme, pero soy experta en meterme en problemas verbales con idiotas que creen saber todo, incluso sobre mí misma. No puedo creer que los idiotas nunca cambian.

Aunque estoy un poco nerviosa, porque si aceptan la investigación, será problemático para mí, necesito evitar eso a toda costa.

Llegamos hasta el salón, el señor Thread hace una reverencia junto con los caballeros, abren las puertas y escucho cuando anuncian mi llegada.

—¡Saluden a su Majestad, la Emperatriz de Ruess, Amalia Alala de Ajax Mehmet Ruess! —maldito título eterno, ¿no tienen menos imaginación? Me encantaba solo que me presentaran con mi primer nombre y mi primer apellido. Pero no puedo decir nada ahora. Me siento un poco incómoda, pero en mi mente me imagino que todo esto es como presentar un proyecto a un grupo de inversionistas.

Camino sola hasta donde es mi asiento, lo identifico porque un sirviente se toma la molestia de mover la silla, es como una señal de que quiere que me siente. Tomo asiento y a penas me doy cuenta de la gente que esta inclinada en una reverencia, hago una señal con la mano para que dejen de hacer eso, me siento incómoda, luego de unos segundos, se enderezan, pero se mantienen de pie. Me quedo en silencio esperando que inicie esta tontería, pero falta el Emperador, me doy cuenta porque anuncian su llegada, ah, esos nombre largos. Vuelven a inclinarse, yo no lo hago, cuando me ve, entrecierra sus ojos, llega hasta mi lado y hace una pequeña reverencia que sorprende a todos, pero a mí me enorgullece.

—Saludos Emperatriz —hago una pequeña reverencia estando sentada, porque ya no me puedo parar por todo el peso de lo que cargo.

—Saludos Emperador —se sienta a mi lado y todos los presentes nos miran como si fuéramos dos raros—. ¿Por qué nos miran así? —susurro inclinándome, cercas de él, me ve fijamente durante unos segundos, luego habla, acercándose.

—Porque nuestra relación siempre fue un asco, tú te sentabas en el otro extremo y yo, debieron estar sorprendidos desde que te sentaste aquí —abro mi boca sorprendida, pero me cubro con mi mano y la manga enorme de la bata que sigue después del vestido y antes de la capa.

—¿Y por qué no te moviste? —pregunto, arquea una ceja.

—Este es el único lugar que puede usar el Emperador.

—¿Qué? ¿Los otros no están hechos a la medida de tu enorme trasero? —pregunto alterada, me fulmina con la mirada.

—Demos inicio con la junta del consejo imperial —dice ignorando mi pánico. Veo al sirviente hijo de perra, me engañó. Pero, ¿por qué querían probarme? No creo que el sirviente lo haya hecho solo, el sirviente ni me mira, cuando levanta un poco sus ojos. Hago una mano puño y golpeo mi palma, como una amenaza de que lo voy a golpear. Su ceño se frunce y en vez de estar asustado, me ve confundido.

—El tema principal y el único por el que nos reunimos todos el día de hoy, es para iniciar una investigación en contra de los instigadores de la Emperatriz —un señor bastante grande de edad, no sé cómo se mantiene tan erguido.

—Majestad, debemos castigar a quienes han insultado a la familia imperial, envenenando a la Emperatriz, ¿cómo se atreven esas sucias ratas? —grita otro señor, son tantos señores y viejitos, que se parecen, lo siento, no puedo reconocer nada además de arrugas, veo al Emperador de reojo, su expresión es neutra, un hombre de negocios, ¿eh?

—Pero si buscamos un culpable, no sería en parte culpa del Emperador —miro sorprendida al hombre que hablo, este no es viejo, es un joven que no le teme a la muerte, veo de nuevo al Emperador y su expresión no ha cambiado, wow.

—¡Qué audacia! ¡Debe retractarse ahora mismo Archiduque Baden! —grita el primer viejito que hablo, creí que esto se iba a volver una pelea de viejitos, ¡saquen sus bastones! Ahora veo que no. El joven se encoge de hombros y ve directamente al Emperador.

—¿No es el deber del esposo cuidar a su esposa, Emperador? En cambio, la dejo encerrada en un palacio, sin suficientes sirvientes, sin suficientes caballeros, valiéndose por sí misma. ¿No es aquí la Emperatriz la víctima? —vuelvo a ver al Emperador, ahora esta entrecerrando sus ojos hacia el joven.

—Hable claramente, Archiduque.

—Si no hubiera sido por usted, en primer lugar, no habrían envenenado a la Emperatriz. Recuerde, Majestad. Usted es el responsable de la seguridad de la Emperatriz —ahora yo estoy molesta.

—¿Y por qué debería ser así? —pregunto, interrumpiendo su duelo de miradas, el joven me mira confundido—. ¿Por qué tengo que depender del Emperador? Simplemente podría contratar a más caballeros y a más sirvientes, porque yo manejo el control del palacio. El Emperador no tiene nada que ver con eso —los presentes se miran entre ellos, confundidos.

—¿La Emperatriz acaba de defender al Emperador?

—Se supone que su relación es mala.

—¿Por qué lo defendió?

—Retiren su acusación en contra del Emperador, en estos momentos, sobre la investigación. Me encargaré personalmente —no quería llegar tan rápido al punto, pero no se trata de culpar a otros.

—Mama, el Emperador tiene que tomar la responsabilidad, casi muere —insiste un viejito.

—Pero sigo viva y estoy bien, seré breve, no vamos a culpar a nadie en esta sala, solo tomaremos la responsabilidad de lo que nos toca, porque en caso de que culpen al Emperador por la falta de seguridad, ustedes también estarían involucrados —sonrío divertida, palidecen la mayoría y la otra parte se ve molesta, solo el padre de Amalia me ve preocupado—. Ninguno de ustedes estaba realmente preocupado por mi salud, ni por lo que me llegaría a pasar. No es solo responsabilidad del Emperador el proteger a la Emperatriz, ustedes son mi gente, y no pensaron en mí. Y desde que desperté, jamás había visto sus caras, incluso con mi pérdida de memoria, que al parecer ya todos se dieron cuenta cuando contrataron a ese sirviente para que me confundiera —señalo al mocoso que me engañó, solo ahora entiendo por qué lo hizo, carraspean incómodos—. No importa qué tanto llegue a olvidar, es claramente obvio lo que los siervos deben hacer por su amo —es el peor ejemplo que podía dar, pero fue el que se me ocurrio—. Sin embargo, eso ya no importa, si intentamos castigar a alguien, vamos a tener que castigar a todos los presentes —se tensan—. Me encargaré de la investigación personalmente, si necesito su ayuda, se las pediré, mientras, yo tomaré la responsabilidad.

—¡Mama...!

—Es mi última palabra, además, también fue mi culpa que me envenenaran —maldita Amalia, por qué no limpió primero su desastre y luego me haya entregado su cuerpo. Todos se mantienen en silencio y me incomodan. Tal vez me digan que estoy loca.

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Comments

MarlingJCF

MarlingJCF

Demasiado dramatica

2024-05-02

0

yohanna montero

yohanna montero

jajajajaj

2024-04-28

0

Elisa Patico

Elisa Patico

cada persona vive sus procesos de duelo de manera distinta ❤️

2023-12-05

2

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Capítulos
1 Sin amor.
2 Prólogo.
3 Capítulo uno: Sigo viva.
4 Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5 Capítulo tres: Amar.
6 Demián Mehmet.
7 Capítulo cuatro: Pesadillas.
8 Demián Mehmet.
9 Capítulo cinco: Aliados.
10 Capítulo seis: Enemigos.
11 Demián Mehmet.
12 Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13 Demián Mehmet.
14 Capítulo ocho: Esposos.
15 Capítulo nueve: Clases.
16 Capítulo diez: Trampas.
17 Demián Mehmet.
18 Capítulo once: Despertar.
19 Capítulo doce: Trueque.
20 Capítulo trece: Afrodisíacos.
21 Capítulo catorce: Rojo.
22 Demián Mehmet.
23 Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24 Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25 Capítulo diecisiete: Encerrada.
26 Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27 Demián Mehmet.
28 Capítulo diecinueve: El número uno.
29 Demián Mehmet.
30 Capítulo veinte: Recuerdo.
31 T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32 T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33 T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34 T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35 T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36 T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37 T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38 T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39 T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40 T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41 T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42 T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43 T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44 T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45 T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46 T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47 T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48 T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49 T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50 T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51 T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52 T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53 T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54 T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55 T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56 T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57 T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58 T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59 T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60 T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61 T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62 T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63 T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64 T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65 T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66 T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67 T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68 T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69 T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70 T3. Capítulo sesenta: Votos.
71 T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72 T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73 T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74 T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75 T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76 T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77 T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78 T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79 T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80 T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81 T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82 T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83 T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84 T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85 T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86 T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87 T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88 T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89 T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90 T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91 T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92 T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93 T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94 T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95 T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96 T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97 T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98 T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99 T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100 T4. Capitulo noventa: Todo.
101 T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102 T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103 T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104 T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105 T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106 T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107 T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108 T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109 T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110 T4. Capítulo cien: Mátame.
111 T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112 T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113 T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114 T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115 T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116 T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117 T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118 T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119 T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120 T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121 T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122 T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123 T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124 T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125 T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126 T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127 T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128 T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129 T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130 T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131 T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132 T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133 T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134 Capítulo final.
135 Epílogo.
136 Nota de la autora.
137 Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138 Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139 Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.
Capítulos

Updated 139 Episodes

1
Sin amor.
2
Prólogo.
3
Capítulo uno: Sigo viva.
4
Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5
Capítulo tres: Amar.
6
Demián Mehmet.
7
Capítulo cuatro: Pesadillas.
8
Demián Mehmet.
9
Capítulo cinco: Aliados.
10
Capítulo seis: Enemigos.
11
Demián Mehmet.
12
Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13
Demián Mehmet.
14
Capítulo ocho: Esposos.
15
Capítulo nueve: Clases.
16
Capítulo diez: Trampas.
17
Demián Mehmet.
18
Capítulo once: Despertar.
19
Capítulo doce: Trueque.
20
Capítulo trece: Afrodisíacos.
21
Capítulo catorce: Rojo.
22
Demián Mehmet.
23
Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24
Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25
Capítulo diecisiete: Encerrada.
26
Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27
Demián Mehmet.
28
Capítulo diecinueve: El número uno.
29
Demián Mehmet.
30
Capítulo veinte: Recuerdo.
31
T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32
T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33
T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34
T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35
T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36
T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37
T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38
T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39
T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40
T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41
T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42
T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43
T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44
T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45
T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46
T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47
T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48
T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49
T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50
T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51
T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52
T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53
T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54
T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55
T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56
T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57
T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58
T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59
T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60
T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61
T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62
T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63
T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64
T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65
T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66
T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67
T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68
T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69
T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70
T3. Capítulo sesenta: Votos.
71
T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72
T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73
T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74
T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75
T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76
T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77
T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78
T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79
T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80
T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81
T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82
T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83
T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84
T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85
T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86
T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87
T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88
T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89
T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90
T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91
T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92
T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93
T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94
T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95
T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96
T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97
T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98
T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99
T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100
T4. Capitulo noventa: Todo.
101
T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102
T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103
T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104
T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105
T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106
T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107
T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108
T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109
T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110
T4. Capítulo cien: Mátame.
111
T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112
T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113
T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114
T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115
T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116
T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117
T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118
T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119
T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120
T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121
T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122
T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123
T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124
T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125
T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126
T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127
T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128
T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129
T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130
T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131
T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132
T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133
T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134
Capítulo final.
135
Epílogo.
136
Nota de la autora.
137
Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138
Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139
Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.

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