Demián Mehmet.

Escribo durante un largo rato, completamente concentrado en mi trabajo. Me arden los ojos por estar durante tanto tiempo leyendo, hay mucho trabajo retrasado desde que la Emperatriz se enfermó.

—Wettin —llamo al mayordomo—. Que me traigan el libro de contabilidad, me imagino que la Emperatriz no ha hecho sus deberes, así que tendré que hacer su trabajo. Traigan al mayordomo de la Emperatriz, quiero su ayuda —le ordeno sin mirarlo. Cuando no me responde, hace que levante la mirada para encontrarlo con el libro negro de contabilidad en manos y extendido a mí—. ¿Ya lo tenías preparado? —lo tomo y lo abro donde esta un listón para dividir.

—El trabajo esta terminado, el mayordomo Thread informó que deberíamos devolverlo enseguida para que la Emperatriz continúe con sus tareas —mi ceño se frunce, inicio desde el día en que se enfermó—. Dijo el mayordomo que todas las tareas de la Emperatriz están al corriente —todos los gastos se ven reflejados, hay presupuestos organizados para el fin del año, incluso separó los presupuestos de las concubinas y los concubinos.

—¿Qué pasa con esta cantidad? ¿De dónde sacó tanto dinero la Emperatriz? —hay una cantidad enorme de monedas de oro, regresadas a los fondos de la familia imperial. Espero la explicación de Wettin, pesó se ve incómodo.

—Bueno, por las palabras del señor Thread, la Emperatriz ha hecho recolección de fondos perdidos por culpa de la indisciplina de sus concubinos, se ha encargado de devolver tanto como han gastado —mi ceño se frunce.

—¿Regresó los fondos perdidos? —resoplo divertido—. Ella jamás haría algo como eso —parece inseguro por algo, se retuerce en su lugar, no lo presiono, me termina contando.

—Hay rumores en el palacio de la Emperatriz desde que le dieron el alta el médico —me recargo en mi silla y lo escucho—. La Emperatriz se ha estado divorciando de sus concubinos.

—¿Por qué haría eso? —en primer lugar, ella se casó con tantos como pudo, como si su vida dependiera de ello, que de repente se haya divorciado, no es común de ella.

—Los rumores dicen que son ellos los que solicitan el divorcio —vuelvo a ver los números y niego con la cabeza.

—No lo creo. Por voluntad nadie se iría del palacio de la Emperatriz, mira... Ella gastó tanto por ellos, si lo regresó significa que ha estado haciendo algo con ellos, no creo que fácilmente regresen lo que han gastado. Trae al mayordomo de la Emperatriz, quiero saberlo directamente de él.

—Como ordene, Majestad —no tarda mucho desde que sale y regresa acompañado con el mayordomo de la Emperatriz, al principio se le veía sufriendo, cansado y a punto de renunciar, ahora que lo veo, se ve mejor, como si estuviera durmiendo lo que debe.

—Majestad, ¿me ha llamado? —hace una reverencia y se acerca tanto como se le permite al escritorio que nos separa, junto mis manos por encima del escritorio.

—Dame un reporte detallado sobre las tareas de la Emperatriz —su rostro se ilumina y me explica lo que ha hecho la Emperatriz.

Desde que despertó, luego de las tres semanas de reposó, volvió a su estudio y empezó a trabajar diligentemente, durante dos semanas no pudo dormir, en ese tiempo ella rechazó verme, así que fue por eso.

—¿Cómo convencieron a la Emperatriz de hacer sus tareas? —Amalia siempre fue terca y hubo un tiempo en que se negó a hacer sus tareas y sus sirvientes cargaron con la responsabilidad, luego de que despertará, y se supo de su ausencia de recuerdos, sus sirvientes aprovecharon para abandonar su palacio y servir a mis concubinas.

—La Emperatriz dijo que no le gustaba ser una mantenida, por voluntad propia decidió hacer su tarea... aunque —sonríe levemente divertido—, dijo que quería que le pagarán por cada tarea que hiciera.

—¿Pagarle? ¿Realmente no recuerda nada? Por ser la Emperatriz se le paga mensualmente una cantidad suficiente para alimentar un pueblo entero durante un año.

—Pero Mama no lo sabe, así que por favor no le diga nada todavía, Majestad.

—¿Por qué quiere dinero?

—El que tiene actualmente lo ha utilizado con sus ex-cónyuges —Dioses, me olvide completamente de que si la descuidaba ella sería capaz de quemar el palacio entero.

Como ha estado tan tranquila, había pensado que me dejaría en paz, y viviría cada quien por su lado, me olvide por completo que esta loca.

—¿Qué ha estado haciendo la Emperatriz en estos días? Dame todos los detalles, hasta los más mínimos.

El mayordomo me cuenta emocionado, sobre los avances de las tareas, que incluso tiene trabajo adelantado, aunque le costó al inicio, pudo adaptarse correctamente. En sus tiempo libres cuida del jardín junto con el jardinero, tiene una obsesión repentina por las rosas, también tiene una habitación acondicionada para ella.

—¿Qué hace ahí?

—Por lo que he visto, la Emperatriz dibuja en sus tiempos libres, ha hecho cuadros increíbles —veo las reacción de Wettin y es la misma que la mía.

—Amalia no pinta, no es buena dibujando —no es algo que todos sepan, pero cuando pasábamos la noche juntos, no dejaba de hablar sobre lo que le gustaba y lo que no. El mayordomo hace una expresión de confusión.

—Eso es raro. Porque he visto unas pinturas de la Emperatriz y son increíbles, incluso hizo un retrato.

—¿De quién?

—La Emperatriz dijo que era de un hombre.

—¿Es mía? —supuse que me había olvidado. todavía sigue extrañándome, el mayordomo niega con la cabeza—. ¿Quién es?

—Nadie lo sabe. Pocos han visto el retrato, desde que lo terminó, lo ocultó con una sábana, pero escuche de sus sirvientas que es un retrato muy bien detallado, cuando le preguntaron a la Emperatriz, ella no respondió nada. Nadie sabe quién es —miro a Wettin.

—¿Qué más ha hecho la Emperatriz?

—Bueno, se ha estado divorciando de sus esposos, aquellos que no sirven para nada. Hizo varias listas, pero sus planes son de divorciarse con todos.

—¿Por qué? —suspira.

—Perdoné mi atrevimiento, Majestad. La Emperatriz dijo que se divorciaría de todos, incluyéndolo a usted —Wettin jadea—. En cuanto obtenga el divorcio de todos y el suyo, tomara su dinero y se irá.

—¿A dónde? ¿Con sus padres? —niega con la cabeza.

—La Emperatriz esta buscando a alguien o eso fue lo que dijo. La Emperatriz quiere encontrar a esa persona, no nos dijo a quién se refería, pero tenía una mirada triste.

¿Divorciarse de mí para encontrarse con alguien más? Si alguien me lo hubiera dicho antes, estaría encantado, pero ahora me parece sospechoso. Ella no es insistente, no se pega a mí como antes.

Debí sospecharlo, ella estaba raro. Hice la cena con todas las concubinas para burlarme de ella, una concubina me aconsejó que lo hiciera para ver si era cierto de su falta de recuerdos, si mentía, actuaría como la vez pasada, en su lugar parecía fastidiada conmigo. Parecía encantada con la presencia de la duquesa, y me ignoraba deliberadamente. Pensé que estaba fingiendo, así que seguí molestándola, lo único que obtuve fue una mirada de asco.

—Se ha divorciado de más de la mitad de sus concubinos, quienes han servido a la Emperatriz diligentemente, les dio un apoyo y les cumplió un deseo.

—¿Un deseo?

—Cuando le pregunte, la Emperatriz dijo que era el deseo de ONU, no sé qué signifique —ni siquiera yo sé lo que significa. Su actitud es rara—. Hoy en la tarde, se ha divorciado del concubino Rasmus —papadeo varias veces, sorprendido. Rasmus es un joven que me agrada demasiado, por eso la Emperatriz se obsesionó con él, no creí que lo soltaría tan sencillo—. También le regaló su anillo de bodas.

—¿El que le di? —asiente tímido. Me levanto de un salto—. No tiene caso que te siga preguntando, iré a hablarlo directamente con la Emperatriz. De todos modos, hoy es nuestra noche juntos —rodeo el escritorio y el mayordomo me interrumpe.

—Sobre eso, antes de venir aquí, ocurrió una emergencia en el palacio de la Emperatriz, su Majestad, esta indispuesta para pasar la noche con usted.

—¿Emergencia? ¿Indispuesta? ¿Qué ha pasado? —pregunto.

—Luego de hablar con el joven Rasmus, la Emperatriz ha dejado de sonreír. Desde que despertó, su Majestad, ha sonreído mucho, hace algunas bromas y parece divertirse con todo, sin embargo, después de su divorcio con el joven Rasmus, Mama ha actuado diferente.

—¿Dónde esta ahora?

—Lo último que supe fue que se encerró en su habitación de pintura.

—¿Qué esta haciendo? —no me responde, así que salgo de mi estudio para vigilarla. El mayordomo Thread me guía hasta la habitación especial de la Emperatriz, cuando llego sus sirvientas están haciendo guardia en la puerta. Cuando me ven hacen una referencia, pero también se tensan, no me dejarán pasar—. ¿Qué esta haciendo la Emperatriz? Hoy es nuestra noche juntos —la señora Bell niega con la cabeza.

—La Emperatriz no ha salido de la habitación desde que se encerró hace unas horas. Pidió que no se le molestará, también ordenó que nadie tenía permitido entrar a la habitación, quien desobedeciera sus órdenes será decapitado —la firmeza de la señora Bell me hace entender que esta diciendo la verdad, quiero pedirle que se haga un lado, pero soy el Emperador, nadie me puede decapitar y salir impune.

—A un lado, Bell. Este sigue siendo mi palacio.

—¿Desde cuándo, Majestad?

—¿Por qué la defiendes? La detestabas desde que entró a este palacio.

—Mama no es la misma de antes.

—¿Te da lástima?

—Sí, me da lástima. Durante el tiempo que lleva despierta, ha sonreído, bromeado y reído, se ve emocionada por todo, pero ahora me di cuenta que eso era mentira. Una fachada para no demostrar sus verdaderas emociones. Si no va a ayudar, no se involucre en su vida, Majestad —solo le permito que me hable de esa manera, porque ella me crió desde niño.

—A un lado, dije —no se mueven ni siquiera un poco, las empujo y cuando tomo la manija de la puerta escucho algo—. Silencio —se detienen detrás de mí, el ruido se hace más fuerte. Mi ceño se frunce.

La Emperatriz, está llorando. Se escuchan sus gritos y sollozos, murmura algunas cosas que no entiendo. Ese llanto, jamás había escuchado algo tan desgarrador antes. Suelto la manija.

¿Para qué vine? ¿Me sorprendio su actitud? ¿Me preocupo el divorcio que todavía no me ha solicitado? ¿Me agrado que ella no hay intentado acercarse a mí?

—Mañana pasaré la noche con la Emperatriz, es una orden.

—Como ordene Majestad.

Me doy la vuelta, volviendo a mis pasos.

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