Capítulo cinco: Aliados.

—Te llevaremos de regreso a casa, Amalia. No puedes quedarte más tiempo aquí —parpadeo sorprendida, no sabía que podía irme del palacio.

—Duquesa, sabe que eso esta... —Bell intenta hablar, pero la mirada de amenaza de la madre de Amalia la calla, aunque se ve tierna, la señora es brava. El médico real hace una reverencia y se marcha.

—Bell, ¿puedes dejarnos a solas? —le pido, Bell bufa, pero acepta, se va junto con las otras muchachas, aunque hace unos momentos me sentía llena de miedo e insegura, ahora me siento mejor, en confianza. Me separo de ambos señores y me muevo para verlos de frente, ellos parecen sorprendidos de que me haya alejado—. Lo siento, me gustaría ir con ustedes, pero debo cumplir con mis deberes —necesito trabajo y dinero, si me voy, estoy segura de que será complicado manejar las tareas y no creo que me dejen sacar papeles importantes de este lugar, ambos me miran con tristeza—. Tampoco me sentiría cómoda —por un momento pensé en aprovecharme de este aspecto y fingir que soy su hija, eso sería bueno para mí, pero no para ellos.

Menos cuando se nota todo el cariño que le tienen. Intervenir en sus vidas y hacerme pasar por su hija que en realidad esta muerta, no puedo hacer eso, no se sentiría justo para ellos.

Además no quiero cargar con más problemas de Amalia.

—¿De qué hablas, querida? ¿Por qué no te sentirías cómoda con nosotros? Somos tus padres —la voz del duque tiembla, respiro hondo.

—Yo no los recuerdo. A penas me estoy adaptando a este lugar, no quiero ir a otro por ahora —sus ojos se agrandan y la duquesa solloza.

—Somos tus padres, Amalia —la duquesa se tira encima de mi regazo y me abraza con fuerza—. No puedes olvidarnos. No dejaré que me olvides —me asusta su desesperación, intento que me suelte, la sostengo de los brazos, pero su agarre se fortalece y me sofoca un pico—. No, no, no te voy a dejar. No pase nueve meses sufriendo y luego dieciocho años criándote para que me abandones así como si nada —me quejo y su esposo la sostiene de la cintura y la intenta alejar.

—Querida, suéltala la estás asfixiando —caigo de la cama y la señora se viene conmigo, sigue sin soltarme.

—¡Por eso rece por meses cuando supe que estaba embaraza! ¡Las hijas son más filiales que los hijos! ¡Por eso te amo más a ti que a tu hermano! —en primer lugar, no sabía que Amalia tenía hermano y en segundo lugar, que raro se escucha eso.

—Querida, si alguien te escucha lo podrían malinterpretar, suelta a Amalia —el duque se levanta de la cama y viene hacia nosotras, siento mi ropa húmeda en donde la duquesa oculta su rostro.

—Lo siento, pero... suélteme, señora —la empujo pero no se mueve.

—¡No! ¡Mi hija! —chilla, su esposo llega y la sostiene de la cintura e intenta jalarla, mientras hace eso, yo intento soltarme de su agarre, pero es fuerte, muy fuerte—. ¡Déjame, Rogelio! ¡Mi hija es mi hija! ¡No dejaré que me olvide! —siento un golpe en mis costados, por la fuerza que aplica, me va a romper un hueso.

—¡Por Dios! ¡Señora suélteme! ¡Bell! ¡Ayuda! —grito entrando en pánico, la puerta se abre y Bell entra apresurada junto con las muchachas, cuando me ve parpadea confundida, agita su cabeza y me toma de los brazos, me jalan lejos de la duquesa y el duque la jala lejos de mí.

—¡No! ¡Amalia es mía! —aunque sus palabras pueden escucharse como una amenaza u obsesión por su hija, se escucha como una niña que se aferra a su muñeca, algo truena y creo que son mis costillas.

—¡Mama! —gritan Bell y chicas.

—¡Amalia! —gritan los padres de Amalia.

Duele demasiado, me quejo y cierro mis ojos.

—Mama...

—No me hablen, estoy muerta —murmuro, vuelvo a abrir mis ojos y suspiro, la señora sigue sin soltarme. Me rindo, no quiero morir de nuevo—. Está bien, sin quiere podemos intentar recuperar mis recuerdos —miento, la señora de inmediato me suelta y parpadea varias, saca un pañuelo de entre sus ropas (no sé dónde lo pudo ocultar) y se limpia las lágrimas, me sonríe como si su ataque nunca hubiera pasado.

—Te escucho.

—No puedo salir del palacio, porque tengo obligaciones siendo la Emperatriz, sin embargo, usted puede quedarse conmigo —es la solución más rápida que puedo pensar, la duquesa asiente de inmediato, intenta lanzarse hacia mí, pero su esposo la detiene.

—En ese caso, debemos preparar tus cosas querida —el señor la levanta y Bell me ayuda a levantarme, me duele mi espalda por caer de la cama.

—Será por un tiempo limitado, si en un mes no puedo recordar nada, usted deberá volver a su casa —le aclaro, para que no piense quedarse toda su vida aquí, ella asiente emocionada.

—Haré que recuerdes todo —su tono de voz, es un poco amenazante, me pego a Bell en busca de protección.

Ambos señores salen de la habitación y siento como si la energía que gaste en ellos, me dejara en ceros, camino despacio hasta la cama, con ayuda de Bella llego sana y salva, me acuesto y me siento adormilada.

—Descanse un poco, Majestad —Bell me arropa y cierro mis ojos quedándome dormida casi enseguida.

-

—¿Cómo se siente Majestad? —levanto mi cabeza para ver al señor Thread, se ve bastante preocupado, le sonrío.

—Estoy mejor que hace unos días, he podido dormir —desde que vinieron los padres de Amalia, tener a su madre realmente es algo útil, me he sentido más tranquila, las pesadillas siguen pasando pero ya no son tan intensas, ya no es el vivo recuerdo de Leonhart sobre mí, ahora solo son fragmentos, de cómo me mata, no debería sentirme mejor, pero en mi mente inestable, verme morir es mejor que verme siendo violada, no lo soporto. Jamás poder acostumbrarme, sé que no podré olvidar el daño que me hizo, pero quiero avanzar.

—Escuche que su madre, la duquesa D'Autriche se esta quedando en su palacio, incluso que duerme con usted —me mira preocupado, me río levemente.

—Es bueno dormir con alguien que te trae paz, ¿le parezco ridícula? —cuando era niña y tenía pesadillas, me movía a la cama de una hermana mayor, digo hermana a una niña que vivía en el orfanato, para mí, todos eran hermanos y hermanas, cuando vivía sola y tenía pesadillas, me quedaba despierta hasta tarde, el primer lugar que conseguí para vivir sola luego de salir del orfanato, fue un pequeño estudio, que era como un almacén en el techo de un edificio, era barato y quedaba cercas de la universidad, cuando tenía pesadillas salía y me queda en el techo hasta que saliera el sol, muchas veces me enferme por eso y al final, cuando conocí a James, no iniciamos durmiendo juntos o compartiendo cama, así que cuando me despertaba asustada, lo llamaba y cuando vivíamos juntos, solo lo abrazaba, eso era suficiente.

Ahora que vuelvo a estar sola aquí, creí que sería difícil, pero la tranquilidad que genera la madre de Amalia, es suficiente, por lo que disfruto durmiendo con ella.

—Para nada, Majestad. Todo lo que usted haga está bien —su respuesta es exagerada y elocuente, lo dejo pasar encogiéndome de hombros.

—Por ciento, ¿cuántas personas firmaron el divorcio? —no creo que haya algún idiota que siga queriendo estar conmigo, el señor Thread revisa algunas listas que tiene y sonríe levemente.

—La mayoría firmo, solo hubo casos especiales que se negaron a firmar —ahora que lo pienso, por lo que estuve escuchando a inicios de que desperté, Amalia sí tenía amantes, cuando el Emperador la abandonaba, para llenar una parte de su vacío, Amalia cuidaba a sus concubinos, llegó a involucrarse con algunos.

—Señor Thread, ¿qué paso cuando tome el veneno? —sus ojos se agrandan y palidece, no creo que sea un buen tema para hablar.

Desde que desperté y hable con el primer ministro nadie volvió a mencionar el tema, tengo entendido que Amalia se envenenó, no porque crea en los rumores o la palabra del Emperador, Amalia lo admitió antes de que tomará su cuerpo.

—¿Qué es lo que quiere saber específicamente? —si no soy específica es obvio que no va a hablar, porque puede ser muy peligroso decir algo que no debería, es astuto.

—¿Es verdad que yo me envenene? ¿Tome el veneno por voluntad propia? —conozco la respuesta y si él también lo sabe, significa que el rumor se hizo público, el Emperador no lo ocultó.

—Solo el Emperador estuvo presente cuando sucedió. Cuando llegaron los sirvientes y el médico, el Emperador la había movido a su cama, en el suelo solo había sangre y un frasco de jade —es muy específico, aunque no pareciera que estuvo ahí por la forma en que habla.

—¿Estuviste ahí? —quiero confirmar mi deducción, Thread niega con la cabeza—. Eso significa que los sirvientes hablaron —en este lugar, nadie era leal a Amalia, incluso si era la Emperatriz, quienes servían a ella era por un motivo, dinero o favores, no importa, pero nadie estaba de su lado, desde que desperté pude notar una diferencia.

Nunca he salido del palacio de la Emperatriz, pero cuando rondaba por los alrededores, podía ver muchos sirvientes a las orillas de los otros palacios, en cambio el palacio que ahora es mío, estaba desértico en comparación a los otros, pocos sirvientes y guardias. Aprovecharon mi pérdida de memoria para hacer escapar y por los libros negros de contabilidad, es obvio que la mayoría se fueron al palacio de las concubinas, sirviendo a las favoritas del Emperador.

No tengo aliados y tampoco he confirmado los enemigos.

—El Emperador no hizo nada para ocultar lo sucedido, ni siquiera para acallar los rumores, fuera cierto o falso sobre mi intentó de suicidio, a nadie le importó —llevo mi mano a mi barbilla sosteniéndola, el Emperador quiso aprovechar ese momento imaginando que Amalia moriría, por eso no acalló los rumores, iba a tomar ventaja de la situación. Es una lástima que a nadie le importó la verdadera condición de Amalia y tuvo que morir sola.

—Majestad... eso no es... —Thread parece incómodo por mis deducciones, le sonrío.

—Descuida, no me molesta. Ahora que lo pienso, cuando desperté habían algunos sujetos que me llamaban esposa, ¿firmaron los documentos de divorcio? —suspira aliviado por el cambio de tema.

—Cuatro concubinos no quisieron firmar el divorcio, son los tres que estaban con usted al despertar y su favorito, el joven Abel Monstar —ni idea, suspiro.

—Traten de convencerlos, no quiero seguir vinculada con ellos —el señor Thread hace una mueca como si quisiera decir algo, así que espero que lo diga.

—El divorcio con el joven Monstar no se pudo completar porque salió de viaje, regresa mañana.

—Entonces, mañana que firme el divorcio —sigue haciendo la misma mueca—. ¿Cuál es el problema?

—Los tres concubinos quieres hablar con usted antes de firmar —ruedo los ojos y asiento.

—Que vengan después, agenda una cita, estoy ocupada en estos días por el trabajo retrasado —aunque quería dejar atrás el tema del veneno, algo no me cuadra—. Señor Thread —levanta su mirada de los documentos que estaba leyendo—. Sobre el veneno... —se tensa—. ¿Yo lo compre? —tiene que haber un registro, tal vez no uno que tenga exactamente el nombre del veneno que compró Amalia, pero si es un espacio blanco, puedo imaginar que fue Amalia y coincidir los gastos, todo lo que gasta Amalia se tuvo que registrar, porque el dinero no es de ella es del Imperio, y si fue un gasto propio, ya que ella no puede salir del palacio, al menos tuvo que enviar a alguien.

—No gasto nada fuera de lo normal —si fuera con el dinero de los duques, ellos sabrían que algo raro paso y vendrían a detenerla.

—Significa que alguien más me lo dio —murmuro, Thread jadea.

—¿Cómo es posible? Mama, ¿quién sería capaz de envenenarla? —aunque me cueste admitirlo a pesar de que no tengo todos los datos es fácil de deducir, alguien se aprovechó de Amalia e intentó matarla de una manera indirecta.

Amalia que estaba desesperada por el amor del Emperador, alguien que la manipuló... tengo que deshacerme de esa persona antes de que vuelva a intentar matarme. Mientras pienso en los posibles sospechosos, algo me viene a la mente.

—¿El concubino Monstar salió del palacio? —pregunto queriendo confirmar, Thread asiente dudoso—. Los concubinos no pueden salir del palacio al menos que el Emperador lo permita —asiente de nuevo—. ¿Antes de ser envenenada había alguien cercano a mí? —tiene que ser alguien en quien Amalia confiaba, alguien que pudo engañarla con facilidad y manipularla. Si se aprovechó de la vulnerabilidad de Amalia y le hizo pensar que envenenarse era lo mejor para atraer al Emperador, significa que era alguien cercano, alguien en quien Amalia confiaba y le contaba sus tristezas.

—Ningún sirviente era cercano a usted. Mama, ¿qué es lo que quiere saber?

—Incluso si yo me envenene, no creo que haya comprado el veneno o incluso pensar en esa estúpida idea —estaba desesperada, pero no a ese extremo, porque guardaba la esperanza de que la miraría—. Alguien quiere matarme —sus ojos se agrandan y palidece.

—¡Mama! —las puertas del estudio se abren bruscamente, dejando entrar a Martha, que viene alterada—. La duquesa... —me pongo de pie y camino hasta ella pero antes veo a Thread.

—Ni una palabra de lo que hablamos —le advierto, asiente y salgo del estudio, camino apresurada por los pasillos, hasta donde me guía Martha, no me explica nada porque esta agitada y yo no le pregunto, porque se me olvida. Llego hasta el lugar donde esta la madre de Amalia y la veo sonriendo amablemente a varios sujetos con armaduras ligeras pero extrañas—. ¿Duquesa? —la llamo, ella deja de hablar con los hombres y se gira a verme, su sonrisa crece y se acerca hasta mí emocionada.

—Dime mamá —me pide con una voz dulce, pero su mirada es amenazadora, carraspeo.

—¿Qué es todo esto, madre? —no parece satisfecha, pero es un avance que la llame madre, suspira, cruza su brazo con el mío y el brazo libre lo extiende hacia los sujetos.

—Te presento a tus nuevos caballeros y sirvientes —señala a los sirvientes que ya llevan uniforme, todos hacen una reverencia y veo a la duquesa confundida.

—¿Por qué es todo esto?

—Me di cuenta que casi no tienes personal, eso no me gusta. ¡Eres la Emperatriz! ¡Eres mi hija! —exclama—. Y sin embargo, al Emperador no le interesa tu seguridad —su mirada se oscurece, molesta, vuelve a sonreír—. Sé que debes sentirte insegura y confundida con este lugar y personas desconocidas, por eso traje algunos sirvientes que nos han servido y algunas recomendaciones por parte de nuestros más leales caballeros y sirvientes —parpadeo sorprendida, entonces es verdad lo que dijo el señor Thread, la familia de Amalia tiene mucho impacto a los demás, pedir el divorcio será más difícil de lo que creí.

—Bueno... gracias —tartamudeo sorprendida. Los sirvientes hacen una reverencia y los caballeros se arrodillan.

—Juramos lealtad a la Emperatriz del Imperio, Amalia Alala D'Autriche —dicen al unísono, ellos me reconocen como Emperatriz, pero su lealtad no es hacia mi título, es hacia mí y la familia de Amalia.

—Estamos bajo sus órdenes, Mama —estoy sorprendida por esto.

—Ellos estarán de tu lado, no debes preocuparte por nada. ¿Recuerdas a George? —me acerca basta el sujeto que va por delante de los caballeros, se pone de pie y me sonríe amablemente, niego con la cabeza—. Es una lástima, él es George Camme, crecieron juntos, es tu mejor amigo —ladea su cabeza, se ve como alguien de quien debería tener cuidado, pero no me ocasiona miedo.

—Supe lo que te paso, Amalia —habla con pesar.

—Lo siento, no puedo recordar a nadie.

Estoy sorprendida por la cantidad de gente que empezara a trabajar en el palacio, aunque no es de mi agrado, me gusta estar con pocas personas, pero es cierto que necesito ayuda, para quitarles tareas extras a Bell y a las chicas.

—Cuento con ustedes —hago una reverencia, es un poco extraño, pero creo que esto demuestra mi gratitud.

—¡Mama! No es necesario hacer eso —exclama Martha detrás de mí, me levanto y la veo confundida—. Usted es la Emperatriz —eso no responde el por qué no debo agradecer, la ignoro y vuelvo a ver a los sirvientes.

—Pueden empezar a trabajar mañana mismo, ahora pueden acomodarse y descansar —se miran entre ellos y sonríen emocionados.

—Amalia —me llama el joven hombre que dicen que fue el mejor amigo de Amalia.

—Que grosero es usted, caballero. Mama es la Emperatriz, no importa su relación anterior, le debe respeto —veo a Martha con los ojos entrecerrados, ellas me hablan con mucha confianza, ruedo los ojos y veo al joven de nuevo.

—Hablaremos después, ahora estoy ocupada —me giro para ver a la madre de Amalia que me sonríe emocionada—. Tenemos que hablar, pero será en otro momento, ahora tengo que volver al trabajo —asiente con emoción, como si no hubiera hecho nada.

-

Aprovecho mi tiempo libre y que la duquesa tuvo que salir para pasear por el jardín, me tranquilizan las plantas, quisiera cortar algunas rosas y hacer un pequeño ramo, pero no tengo loa utensilios y no es fácil arrancar las rosas con espinas.

—¿Amalia? —busco con la mirada a la persona que me llamó, parpadeo varias veces cuando veo a un joven, que sonríe emocionado cercas de donde estoy, veo a todos lados y solo somos nosotros dos, maldición, necesito cuidarme más, busco con la mirada algo que me pueda ayudar a defenderme en cualquier caso, a lo lejos veo una pequeña pala, será suficiente pero llegar a ella será difícil, retrocedo lentamente—. ¿No me reconoces? —pregunta con una mirada de cachorro.

—Lo siento, no lo conozco —mis latidos se aceleran, junto mis manos para que no me vea temblar, sin embargo, es demasiado tarde, él se da cuenta, finge no darse cuenta y no intenta acercarse, lleva una mano a su pecho y la otra detrás de él, hace una reverencia.

—Soy Calixto Waldeck —espera unos segundos en donde me quedo en silencio—. Entonces, no me recuerdas —suspira y se para derecho—. Me contaron de tu situación, lamento no haber estado ahí, yo... debí quedarme —lleva una de sus manos a su rostro, se ve su aflicción, sus ojos se llenan de lágrimas y eso me sorprende.

—No, no... no fue su culpa —me acerco un poco, saca un pañuelo y limpia sus lágrimas.

—¿Cómo puedes decir eso? Soy tu mejor amigo, no estuve cuando me necesitaste. Incluso me dijiste antes, me pediste que me quedará porque sentías mucha desesperación, te ignore —solloza y mis ojos se agrandan, llego hasta él y dejo una mano en su hombro.

—No fue su culpa, yo... estoy bien ahora —no sé cómo consolarlo, no creo que sea suficiente, si en verdad es un amigo de Amalia, debe sentirse culpable—. Estoy viva y tú has vuelto —eso es lo único que se me ocurre, controla sus sollozos y me mira, sus pestañas largas llenas de lágrimas, hace un puchero.

—¿Puedo abrazarte? —dudo, pero creo que volverá a llorar, así que acepto más a fuerzas que de ganas, me pongo tensa cuando me rodea con sus brazos, no obstante, me siento más tranquila una vez que pego mi oreja a su pecho.

Él debió querer mucho a Amalia, si supiera que esta muerta, será una herida que jamás podrá superar. Levanto mis brazos y lo rodeo, le doy unas palmadas en la espalda, por alguna razón, me siento segura.

¿Será la reacción natural del cuerpo de Amalia? El cuerpo tiene memoria, eso fue lo que dijeron algunas personas, ¿será cierto?

Se separa más tranquilo, me alejo un poco.

—Debes estar asustada, maldito sea Demián, no dejaré que se vuelva a acercar a ti, le daré una paliza cuando estemos entrenando —balbucea, mi ceño se frunce.

—¿Cómo sabe eso...? —no necesito ser una genio para saber que se refiere a la noche en que el Emperador intentó violarme—. Usted... ¿quién es? —retrocedo, no confío en la gente del Emperador, él me quiere muerta y conectando con la persona que medio el veneno, no creo que sea solo el plan de un sujeto cualquiera, alguien grande debe apoyarlo, matar a la Emperatriz no debería ser tan fácil, por ello, mi primer sospechoso es el Emperador.

Se queda en silencio unos minutos, respira hondo y me mira con seguridad, demostrando otro lado a parte del chillón.

—Soy el Gran Duque Calixto Waldeck, medio hermano del Emperador actual —me da más información, su sinceridad me pone incómoda, aunque debo darle puntos por ser honesto, me dijo quién era y no lo negó o escondió a pesar de saber lo que me hizo el Emperador—. Claro que yo soy más guapo que él —parpadeo confundida por ese repentino comentario, al final, por ridículo que sea, me hace reír, haciendo que me relaje—. Créeme, esta belleza no se ve en cualquier lugar —me guiña un ojo, sonrío divertida.

—¿Cuál era nuestra relación, dijiste? —quiero confirmar sus palabras.

—Mejores amigos, nos conocimos cuando tenías diez años, desde entonces estuviste pegada a mí —sé que miente por la manera exagerada en la que se expresa con sus manos, arqueo mis cejas.

—No puedo recordar nada, me gustaría que vinieras más seguido —tenerlo cercas me ayudaría a saber más cosas sobre la vida que llevaba Amalia y si él la conoció desde niña, será fácil recolectar información, me daría pistas sobre quién me quiere asesinar. Ladea su cabeza y asiente.

—Me gustaría hacer eso, no puedo venir todos los días, pero te contaré muchas cosas para que recuerdes algo —hago una ligera mueca, no creo que eso pase, pero no romperé su ilusión.

Cambia el tema preguntando sobre los rosales y me emociono, contándole sobre los avances y la manera en que crecen las rosas tan bellas.

Pasa menos de una hora, cuando se retira, asegurando que vendrá enseguida, luego de que arregle los asuntos retrasados por su ausencia. Acepto y se marcha. Suspiro, sintiéndome tranquila, tener a alguien completamente de mi lado, me alivia. Sé reconocer a los amigos o enemigos, debido a mi experiencia como empresaria, siempre sospeche de Leonhart, pero no creí que estuviera tan loco. Me confundí horriblemente.

Me pongo en cuclillas para toquetear las espinas del rosal. No voy a volver a equivocarme está vez. En esta época son más comunes los asesinatos, así que debo prestar más atención y ganar una protección que me salve en todo momento. Me quedo tan embobada en mis pensamientos que no escucho cuando se me acercan, hasta que habla.

—Emperatriz —me tenso y giro mi cabeza para verlo, mi corazón se acelera y mis manos tiemblan, ¿por qué vino? ¿Quiere lastimarme de nuevo? Trago saliva y veo a todos lados asustada, no hay nadie, el duque se fue demasiado rápido, estoy sola con él. Recuerdo la pala y aprovecho que parece distraído para ponerme de pie y darme la vuelta, sostengo mis faldas y corro un poco hasta que vuelve a hablar.

—Quería disculparme —me detengo al escucharlo hablar, grita levemente, se escucha desesperado. Suelto mis faldas, no quiero verlo y me dará un ataque de pánico. Lo escucho carraspear incómodo—. Lamento mi comportamiento de la otra noche, es solo que... —parpadeo sorprendida, no esperaba una disculpa de si parte, es un Emperador, nunca leí en los libros que los Emperadores se disculparán por un error que cometieron, en esta época, es difícil conseguir una disculpa de una persona de alto rango y más difícil que se escuchen arrepentidos. Para él debo parecerle exagerada, las violaciones son normales, aunque es asqueroso admitirlo, pero esta es la vida que viven aquí las mujeres, de donde vengo, es horrible pero también suceden, comparar las situaciones es estúpido, aquí esta permitido que un hombre se aproveche de su rango, allá esta prohibido y aun así sucede, me giro y lo veo con la cabeza gacha—... no podía creer que haya perdido sus recuerdos. Mi actuar no esta justificado con eso... —murmura, la relación de Amalia y el Emperador no es buena, entiendo su desesperación, pero se sobrepasó y parece saberlo.

—¿Me tienes miedo? —más que miedo, creo que Amalia lo altera, su obsesión por él debió volverlo inestable también a él, levanta su cabeza.

—Tengo miedo de que hagas algo estúpido de nuevo, eres demasiado problemática y me estresas demasiado —se escucha frustrado, sus manos se mueven como si tuviera ganas de ahorcar a alguien, ladeo mi cabeza.

—¿Me odias? —estoy curiosa por su respuesta.

—Me fastidia y molesta demasiado —hace una mueca y rasca su nuca, como si nunca hubiera admitido algo así, aunque su desagrado se ve a kilómetros—. Me molesta que respires cercas de mí —por alguna razón sus palabras me divierten, aunque dudo que sea mentira, tampoco parece una amenaza.

—Entonces, lo que intentó hacerme, ¿fue para molestarme? —quiero saber más, ¿realmente él asesinó a Amalia?

—No, específicamente. Solo quería comprobar que no me estabas mintiendo con respecto a tu pérdida de memoria.

—¿He actuado como antes de ser envenenada lo hacía? —necesito que entienda que no soy Amalia, tal vez no pueda decirle quién soy, pero mis actitudes deben darle alguna pista. Niega con la cabeza.

—Realmente no.

—Emperador, no quiero ser una molestia para usted, entonces tampoco lo sea para mí. Si he cambiado debe dejarlo y no moverle, incluso si cree que miento, ¿no es mejor mi comportamiento actual que el anterior? —hace una mueca, como si fuera un niño disgustado, resoplo mientras él asiente—. No lo odio, solo estoy molesta con usted. Su actitud de hace unos días fue desagradable, pero mi odio no va dirigido a usted —miro las plantas y me abrazo a mí misma, recordando a Leonhart, lo odio, es a él a quien odio, porque me quito mi vida y mis sueños en esos tiempos, ahora en este lugar, no tengo ninguna meta establecida del todo, mis alucinaciones con encontrar a James, solo son una fantasía, no odio al Emperador, no porque se haya disculpado o porque me haya agradado su actitud o por alguna otra razón bizarra, no lo odio, me desagrada, sean cuales sean sus motivos no fue lo correcto, pero no llegó demasiado lejos, tampoco se aprovecho de su rango, si él realmente me hubiera querido causar daño, habría corrido a todos con la amenaza de matarlos y me habría obligado por mucho que lo amenazara, él no es malo, por eso es que no lo odio—. Por favor, no vuelva a hacer eso, jamás —mis ojos arden por las lágrimas, él no es un monstruo, él no es Leonhart.

Me toma por sorpresa cuando se tira al suelo arrodillado, parpadeo sorprendida.

—Perdón, por favor, perdóneme —agacha su cabeza, sus palabras se escuchan desesperadas, está realmente arrepentido, dudo, pero al final le extiendo mi mano. Si puedo evitar que vuelva a intentar violarme, lo perdonaré y fingiré que nada paso, incluso me pondré de su lado con la condición de que me proteja. Ahora que lo pienso, solo el favor del Emperador podrán salvarme en este lugar. Necesito tenerlo de mi lado hasta que pueda salir del palacio.

—Está bien, veo el arrepentimiento en sus ojos, Majestad —se ve confundido aun así, toma mi mano y lo apoyo a que se levante—. Pero mantengamos distancia entre los dos por un tiempo, al menos que sea una urgencia —suelto su mano y trato de sonreír, necesito su ayuda—. Quiero el divorcio, Majestad —sus ojos se agrandan y se queda en silencio.

La única manera de conseguir que el Emperador sea mi aliado, será tener una meta en común, el divorcio. Si tanto le desagradó, tener ayuda condicional hasta que nos divorciemos, será lo mejor. Sonrío más convencida.

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Comments

ljp

ljp

no la entiendo la verdad lo justifica si ella no hubiese gritado pidiendo ayuda la Viola que lo hace distinto del otro nada ya me estoy aburriendo 🤦‍♀️

2023-07-04

3

ljp

ljp

porque difícil

2023-07-04

1

ljp

ljp

el concubino

2023-07-04

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Capítulos
1 Sin amor.
2 Prólogo.
3 Capítulo uno: Sigo viva.
4 Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5 Capítulo tres: Amar.
6 Demián Mehmet.
7 Capítulo cuatro: Pesadillas.
8 Demián Mehmet.
9 Capítulo cinco: Aliados.
10 Capítulo seis: Enemigos.
11 Demián Mehmet.
12 Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13 Demián Mehmet.
14 Capítulo ocho: Esposos.
15 Capítulo nueve: Clases.
16 Capítulo diez: Trampas.
17 Demián Mehmet.
18 Capítulo once: Despertar.
19 Capítulo doce: Trueque.
20 Capítulo trece: Afrodisíacos.
21 Capítulo catorce: Rojo.
22 Demián Mehmet.
23 Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24 Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25 Capítulo diecisiete: Encerrada.
26 Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27 Demián Mehmet.
28 Capítulo diecinueve: El número uno.
29 Demián Mehmet.
30 Capítulo veinte: Recuerdo.
31 T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32 T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33 T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34 T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35 T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36 T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37 T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38 T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39 T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40 T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41 T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42 T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43 T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44 T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45 T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46 T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47 T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48 T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49 T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50 T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51 T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52 T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53 T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54 T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55 T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56 T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57 T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58 T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59 T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60 T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61 T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62 T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63 T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64 T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65 T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66 T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67 T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68 T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69 T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70 T3. Capítulo sesenta: Votos.
71 T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72 T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73 T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74 T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75 T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76 T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77 T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78 T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79 T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80 T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81 T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82 T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83 T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84 T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85 T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86 T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87 T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88 T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89 T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90 T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91 T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92 T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93 T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94 T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95 T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96 T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97 T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98 T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99 T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100 T4. Capitulo noventa: Todo.
101 T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102 T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103 T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104 T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105 T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106 T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107 T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108 T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109 T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110 T4. Capítulo cien: Mátame.
111 T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112 T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113 T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114 T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115 T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116 T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117 T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118 T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119 T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120 T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121 T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122 T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123 T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124 T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125 T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126 T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127 T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128 T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129 T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130 T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131 T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132 T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133 T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134 Capítulo final.
135 Epílogo.
136 Nota de la autora.
137 Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138 Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139 Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.
Capítulos

Updated 139 Episodes

1
Sin amor.
2
Prólogo.
3
Capítulo uno: Sigo viva.
4
Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5
Capítulo tres: Amar.
6
Demián Mehmet.
7
Capítulo cuatro: Pesadillas.
8
Demián Mehmet.
9
Capítulo cinco: Aliados.
10
Capítulo seis: Enemigos.
11
Demián Mehmet.
12
Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13
Demián Mehmet.
14
Capítulo ocho: Esposos.
15
Capítulo nueve: Clases.
16
Capítulo diez: Trampas.
17
Demián Mehmet.
18
Capítulo once: Despertar.
19
Capítulo doce: Trueque.
20
Capítulo trece: Afrodisíacos.
21
Capítulo catorce: Rojo.
22
Demián Mehmet.
23
Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24
Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25
Capítulo diecisiete: Encerrada.
26
Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27
Demián Mehmet.
28
Capítulo diecinueve: El número uno.
29
Demián Mehmet.
30
Capítulo veinte: Recuerdo.
31
T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32
T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33
T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34
T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35
T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36
T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37
T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38
T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39
T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40
T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41
T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42
T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43
T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44
T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45
T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46
T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47
T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48
T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49
T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50
T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51
T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52
T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53
T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54
T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55
T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56
T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57
T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58
T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59
T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60
T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61
T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62
T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63
T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64
T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65
T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66
T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67
T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68
T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69
T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70
T3. Capítulo sesenta: Votos.
71
T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72
T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73
T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74
T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75
T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76
T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77
T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78
T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79
T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80
T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81
T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82
T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83
T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84
T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85
T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86
T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87
T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88
T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89
T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90
T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91
T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92
T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93
T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94
T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95
T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96
T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97
T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98
T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99
T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100
T4. Capitulo noventa: Todo.
101
T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102
T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103
T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104
T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105
T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106
T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107
T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108
T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109
T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110
T4. Capítulo cien: Mátame.
111
T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112
T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113
T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114
T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115
T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116
T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117
T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118
T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119
T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120
T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121
T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122
T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123
T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124
T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125
T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126
T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127
T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128
T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129
T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130
T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131
T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132
T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133
T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134
Capítulo final.
135
Epílogo.
136
Nota de la autora.
137
Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138
Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139
Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.

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