Capítulo doce: Trueque.

—Majestad, no debería exigirse tanto, aún esta en recuperación —me pide Bell, la ignoro, solo se trata de tomar una bandeja de comida y llevarla a la cama, donde esta acostada Esmeralda. Se ve realmente incómoda, pero debe descansar y no hay mejor cama en todo el palacio que la mía. Martha y Lourdes están limpiando nuevamente sus heridas. Ni siquiera quiero mirarlas por mucho tiempo porque me duelen.

—Oh, Mama... no debería hacer eso —Esmeralda intenta levantarse, la tomo del hombro con dificultad para dejarla sentada.

—Haz pasado por mucho, por mi culpa —intento sonreír, pero es difícil en este tipo de situación. Luego de regresar, me quede dormida y cuando desperté estaba en cama y con Esmeralda a un lado, cuidando de mí. No quise hablar de nada, porque no quería lastimarla más, así que la obligue a descansar en mi cama.

Dejo la bandeja en la mesita de madera.

—Debes descansar y comer bien para poder recuperarte —le aconsejo. La señora Bell me mira incómoda desde el otro extremo de la cama.

—Mama, si alguien nos ve, la doncella estará en problemas.

—Es una orden, Bell. Con mis órdenes nadie puede ir en contra de ellas, ni siquiera el Emperador —exagero un poco. Bell asiente más a fuerzas que de ganas. La ayudo a alimentarse, aún me siento un poco débil, sin embargo, puedo sobrevivir.

Mientras le doy de beber de un vaso con leche, escucho un pitido, un horrible sonido constante que podría romperme el tímpano.

Me mareo y suelto el vaso.

—¡Mama! —sus gritos se escuchan lejanos y con eco, el pitido se escucha con más fuerza, siento como si me sofocaran y mi pecho se oprimiera.

—¿No puedes amarme?

¿De dónde es esa voz? Como una escena de película que aparece de repente en mi cabeza, veo a Amalia. El cuerpo de Amalia.

—¡*Deberías amarme!

—¿Es eso una orden*?

Esta llorando. ¿Qué clase de escena es esta? No puedo ver todo con claridad. Me duele la cabeza y el zumbido desaparece.

—¡¿Mama?! ¡Mama! —alguien me sacude, parpadeo varias veces y veo sorprendida a Bell que tiene sus ojos enrojecidos y la piel pálida.

—Bell —intento sonreír, pero mi pecho duele, se siente peor que un golpe en el seno.

—Mama, ¿está bien? —pregunta al borde de las lágrimas, asiento y acaricio su mejilla suave y arrugada como una pasita.

—Estoy bien.

—Lourdes, ve inmediatamente a por el médico real. Tienen que examinar a la Emperatriz —Lourdes se levanta de inmediato y antes de irse corriendo la detengo extendiendo mi mano hacia ella en señal de stop.

—¡Alto! —grito, no quiero ser examinada, me dolerá la cabeza—. No necesitas ir —le digo primero a Lourdes, luego veo a Bell y le sonrío—. En serio estoy bien —ni mi sonrisa ni mis palabras parecen convencerla—. En serio, solo fue un bajón de azúcar —miento, aunque ellas no tienen evidencia de que lo hago—. Con un chocolate me compongo, al menos que sea diabética —mi ceño se frunce, Bell me mira confundida sin entender mis palabras.

—¿Quiere un chocolate? —pregunta con cuidado.

—¡¿Existe el chocolate?! —exclamo emocionada, he estado viviendo en un engaño. Bell arquea sus cejas y ve de nuevo a Lourdes.

—Trae chocolate para su Majestad, rápido —asiente, hace una reverencia rápida y se marcha caminando apresurada.

—No sabía que ya habían descubierto el cacao, me impresionan —levanto mi pulgar—. Very good, my friends —Bell me mira con los ojos entrecerrados, mejor le doy la espalda y vuelvo mi atención a Esmeralda, a quien por accidente le derrame la leche encima, no parece reprocharme, de hecho Martha es quien la esta ayudando a cambiarse y le quita las mantas que se mojaron—. Lo siento.

Digo avergonzada, me sonríe amablemente, verla es un poco difícil. Es obvio que en un día no se iba a recuperar luego de pasar frío y hambre por cinco días, si pudiera golpearía al maldito inútil del Emperador, pero hacerlo puede costarme la vida.

Me quedo con ella un rato, cuido de ella, la veo dormir, acaricio su cabeza, la trato como una hermana pequeña, hasta que me desespero. Ella sigue durmiendo, yo llego seis días haciéndolo, así que estoy más despierta que un bebé en la madrugada.

—Quiero darme un baño —digo de repente, la señora Bell que había aprovechado el tiempo libre, estaba bordando, al escuchar mis palabras asiente y se pone de pie, dejando sus materiales de bordado en el sillón donde segundos antes estaba.

—Enseguida le preparáremos su baño, Majestad —les hace una señal con un movimiento de cabeza a las otras dos chicas que estaban aprovechando leyendo o bordando, ambas dejan lo que estaban haciendo y siguen a Bell.

En menos de quince minutos, tienen listo el baño. Salgo de la cama y camino hasta la habitación del baño, que parece otro cuarto. Entro al baño y hay una enorme tina en el centro, una tina circular, parece un jacuzzi, aunque este no tiene burbujitas.

Ponen lo que en la actualidad se llaman sales. Martha y Lourdes me ayudan a desnudarme, aunque no es mucho, solo es el camisón y la enorme ropa interior. Me deshacen la trenza y me meto al jacuzzi prehistórico.

Me relajo al sentir el agua caliente. Antes yo no era fan del agua caliente, pero si pido agua tibia en minutos se enfría y me congelo, así que me tuve que adaptar al agua hirviendo que permita quedarme unos quince minutos en paz sin congelarme o sin dejarme con principios de hipotermia. Sacan mi cabello de la tina y lo lavan, el cabello de Amalia era largo cuando desperté aquí, todo el tiempo que he pasado, lo ha hecho mucho más largo.

Masajean mi cabeza y casi me duermo.

—Bell —la llamo, aparece de inmediato.

—¿Necesita más agua caliente, Majestad?

—No es necesario. Solo tengo preguntas.

—Responderé tanto sepa la respuesta, Majestad.

—Siempre tan formal —chasqueo mi lengua—. ¿Alguien ha venido a verme? ¿Alguien que me haya buscado? —pase seis días dormida, ella tuvo que haber venido en ese tiempo.

—Además del médico, el Emperador y su concubino, nadie más ha venido, Majestad —se ve confundida por mi pregunta, así que no ha venido, ¿cree que le voy a rogar? Pues esta muy... en lo correcto. Necesito divorciarme de inmediato. Suena algo cruel, porque alguien me quiere matar por el puesto de Emperatriz, en cuando la amante del Emperador tome el título de madre del Imperio, irán tras de su cabeza si es que no es a ella a quien quieren como Emperatriz, suena como que le dejó lo peor para que la ataquen.

Pero es todo lo contrario. Ella sobrevivirá porque tiene al Emperador de su lado, yo no. Amalia que no tenía ni el cariño, ni el respeto del Emperador, era más común que en todo momento intentarán matarla. Sin embargo, la número uno, es amada por el Emperador, él la protegerá. Hará bien su trabajo como un buen esposo. Y tendrán bonitos hijos pelirrojos y pelinegros. Ña, ña, ña... sin duda, estoy celosa de ellos.

Si pudiera encontrar a la persona que comparte los fragmentos de alma con James, tal vez podría darme la oportunidad de volver a enamorarme y formar una familia. De todos modos, tengo veintidós años, soy joven. Yo conocí a James a los veintitrés y casi diez años después íbamos a formar una familia.

Aún tengo edad para eso.

-

—Quiero salir a dar un paseo —digo justo a tiempo en que atan el vestido desde atrás. Bell deja de ajustar el vestido para verme.

—No —responde tajante. Abro mi boca sorprendida.

—Estoy aburrida, quiero salir al exterior —su ceño se frunce y sus arrugas se acentúan más por la molestia, ignorando todo lo demás, Martha y Lourdes se encargan de seguir atando y ajustando levemente el vestido.

—No saldrá de su habitación, Majestad. Usted debe reposar —pongo mis ojos en blanco y eso la enfada más.

—Bell, tengo que salir. Estar encerrada no me va a hacer sentir mejor, solo me hará más floja de lo que ya soy y me debilitara, adiós a mi energía y adiós a mis ganas de procrear hijos —exagero un poco, por lo último parece dudar, pero no funciona, niega con la cabeza.

—No saldrá.

—Bell, todos deben estar sospechando mi ausencia —es momento de sacar el as bajo la manga, me observa fijamente y tomo valor para seguir hablando—. En estos momentos, los sirvientes deben de estar chismorreando sobre por qué la Emperatriz no ha salido, creerán que me estoy muriendo —da un pequeño respingón, Martha asiente lentamente, coincidiendo con mis palabras—. Van a inventar cada cosa, que ni te platico. Es mejor que salga y les demuestre que aquí estoy, ¡más viva que nunca!

—No lo sé... —si ese discurso no funciona, deberé usar otro plan, uno donde incluye drogas.

—Es una buena idea —Lourdes por primera vez me apoya, no creo que se la primera vez, pero así se siente—. Piénselo, señora Bell. Nadie debe saber del envenenamiento de la Emperatriz, ¿o acaso quiere que la duquesa D'Autriche vuelva a intentar llevarse a la Emperatriz? —ese es un juego sucio, pero me gusta. Usar el desagrado que Bell siente por la duquesa, madre de Amalia, es una buena técnica. Le levanto el pulgar a Lourdes a escondidas.

—Está bien, pero no puede ir sola y será solo por treinta minutos —mi victoria se ve pisoteada de muchas y diferentes maneras.

—Dos horas —necesito aire fresco, ya creo que este lugar apesta a mis pedos que me echo en la noche, creyendo estar sola, y cuando estuve inconsciente, solo Dios sabe cómo fue que defeque y orine.

Bell se cruza de brazos.

—Cuarenta y cinco minutos —me cruzo de brazos, aquí no es la única terca, no mi cielo.

—Una hora con treinta minutos —necesito hacer fotosíntesis.

Su mirada se endurece.

—Cincuenta minutos —por su fija mirada, no creo que se dé por vencida, pero yo tampoco.

—Una hora con veinte minutos —soy buena onda.

—Una hora.

—Una hora y diez.

—Una hora y cinco, es mi última oferta —resoplo y dejo caer mis brazos.

—Hecho —digo finalmente, Bell sonríe victoriosa. Bueno, pero podré salir, eso ya es algo.

Minutos después, salimos solo Bell y yo, ya que Esmeralda debe seguir descansando y Martha y Lourdes deben estar a su cuidado.

Bell exagera un poco y llama a varios guaruras para seguirme, incluso varias sirvientas que parecían estar libre. Así que ahora, parece que mi cola se a extendido a cuatro sirvientas y cuatro guaruras y por supuesto, Bell. Aunque mantienen su distancia, escuchar sus pasos es un poco estresante.

Aunque no voy a pelear, porque desde que me desperté, Bell no me ha regañado por haber salido del palacio sin escolta y sin autorización del Emperador, y tampoco el Emperador a dicho algo. La última vez que lo vi fue en esa torre de tortura, muerte y desesperanza. Que eso fue ayer y desde entonces, no lo he visto.

De solo pensarlo me molesta, pateo la falda del vestido y me cruzo de brazos mientras camino en el jardín.

—Bueno, si me va a regañar que lo haga —me encojo de hombros—. No es que quiera ser regañada, pero cuando cometo un error por el cual merezco ser reprendida, que no me digan nada me hacen sentir con una culpa psicológica que me aplasta —murmuro para mí misma, vuelvo a patear la falda—. Y luego esa niña, le dije que le daría todo el cuchara de oro, bandeja de oro y cuna de oro, ¡y no me buscó! —chillo ofendida en voz baja, aprieto mi brazo—. Esos dos son estresantes, son tal para cual, la mejor pareja —hago la señal de ok con mi mano—. Me dejan en suspenso como si quisieran que guerra arrastrarme por ellos y lo voy a hacer, porque ambos me ofrecen libertad —quiero escupir sobre el suelo para pisar mi mala vibra, pero antes de hacerlo alguien se cruza en mi camino.

—Esposa —exclama el chino, hace una reverencia y ni siquiera me mira a los ojos—. He estado queriendo encontrarme con usted, para poder charlar como en los viejos tiempos, haber si eso podría traerle sus recuerdos —sigue algo inclinado. Bueno, él va a ser el primero en correr la voz de que estoy viva.

Como de: ¡falsa alarma! ¡Falsa alarma! ¡La bruja sigue con vida! ¡Ni el fuego puede con las brujas!

Bien... estoy exagerando.

Extra, extra... la Emperatriz resucitó. Matarla es como querer matar a un gato. Y los gatos tienen nueve vidas.

Bien... otra vez estoy exagerando.

Carraspeo y vuelvo a cruzarme de hombros.

—Sí, bueno... me dio diarrea fulminante y no pude salir de mi habitación por mucho tiempo —miento, veo detrás de mí a Bell para ver si no la cague, pero por su rostro, creo que hubiera sido mejor decir que fui secuestrada por extraterrestres. Vuelvo a carraspear—. Pero, ¿cómo te llamas? —pregunto cambiando de tema, por primera vez desde que nos topamos, levanta su mirada para verme.

—Realmente lo ha olvidado todo, esposa.

—Ahg, no me digas esposa, tampoco Emperatriz, mucho menos Mama y evita Majestad.

—Entonces, ¿cómo debería...? —me ve y luego ve detrás de mí.

—Amalia, solo llámame Amalia —parpadea varias veces, resaltando el hecho de que no tiene pestañas.

—¿Amalia? ¿Puedo llamarla por su nombre?

—Me hace sentir más cómoda, además si somos esposos, debemos estar cómodos el uno con el otro —sonrío falsamente, asiente y se endereza, maldita sea, es como cinco centímetros más alto que yo—. Estoy dando un paseo, ¿quieres acompañarme? —tal vez este es mi momento para convencerlo de divorciarse de mí. Asiente, se pone a un lado de mí y cruzo mi brazo con el suyo, con toda confianza, volteo para ver a Bell y les hago una señal con la mano—. Dennos un poco de espacio —Bell asiente y los detiene a todos, mientras el chino y yo caminamos—. Entonces, ¿cuál es tu nombre? —insisto. Carraspea y respira hondo.

—Mi nombre es Xiao —malditos nombres asiáticos difíciles de pronunciar correctamente.

—Sinceramente, es difícil llamarte así, ¿tienes otro nombre? ¿Un nombre más fácil? —pregunto, se queda en silencio unos segundos, lo veo fijamente hasta que responde.

—Usted me llamó David, luego de conocernos —ese es un nombre más sencillo. Siguiendo el hilo de la conversación, me aprovecho y tomo ventaja.

—¿Cómo nos conocimos? —se ve un poco incómodo, pero aun así habla.

—Fue hace dos años, Amalia —hace un esfuerzo, pero me habla con confianza, es más rápido que el resto, no lo interrumpo porque estoy curiosa—. Yo estaba a punto de convertirme en esclavo, pero usted me salvó —es muy breve y se escucha muy forzada su historia, suspiro y me detengo enfrente del rosal que ya esta dando rosas.

—Las rosas para crecer bellamente necesitan un cuidado especial, agua, pero no tanta, tierra pero no demasiada, cualquier error podría matar el rosal —me escucha con atención—. No es muy diferente a una persona, David —me suelto de su brazo para tocar los pétalos de la rosa—. Si le das mucho amor a una persona, su corazón se ablanda, si le das mucho odio, su corazón se endurece. Si les mientes, se vuelven idiotas, si le exiges, se vuelven avariciosos, si les pides, se vuelven tacaños, si les quitas, se hacen recelosos. Cada acción tiene una consecuencia, eso es obvio. Tus mentiras, no me harán sentir mejor —dejo la rosa para voltear a verlo—. Quiero la verdad. Toda la verdad —doy énfasis en la palabra toda. Suspira y asiente.

—Perdón por mentirte, Amalia —le sonrío y vuelvo a tomar su brazo—. Mi nombre es Kan Xiao —mis ojos se agrandan y lo empujo un poco para verlo bien.

—¿Eres un Kan? ¿Del Imperio Mongol? —pregunto sorprendida y emocionada sin duda, aunque su apellido solo me genera más dudas.

—Creí que no conocía sobre los Kan —supongo que Amalia no lo sabía—. Pero el Imperio Mongol, fue un atributo a otra parte de mi familia. Como debe imaginar, mi árbol genealógico, esta muy grande —sus mejillas se sonrojan—. Yo forme parte de la Dinastía Yuan.

—Fundada por el nieto de Gengis Kan, el fundador del Imperio Mongol, Kublai Kan. Pero eso ocurrió en 1271 —si no me equivocó, parece sorprendido por mi sabiduría—. Como verás, tengo hueso historiador —le guiño un ojo, no parece entenderme, pero se ríe.

—Así es, mi abuelo Kublai Kan, fue el fundador de la Dinastía Yuan, pero eso fue hace muchos años.

—Espera, cuando desperté me dijeron que estábamos en el año 400 o algo así.

—El año 494 según el calendario Imperial.

—¿Eso qué significa?

—Que la familia Mehmet Ruess llevan gobernando desde hace 494 años, el año uno, se cuenta desde que el primer Emperador Mehmet gobernó el Imperio.

—Son como perros, orinan para marcar territorio. ¡Una calendario imperial! ¡Que barbárico! —exclamo—. Perdón, me estabas platicando. Pero, si eres de la familia Kan, ¿por qué estás aquí? ¿Por qué formas parte de esta poligamia y no tienes la tuya propia? —volvemos a caminar, el joven suspira y se be melancólico.

—Hace cuatro años, cuando formaba parte de la familia Kan, me enamore de una joven doncella —suena como que necesito una grabadora, pluma y libreta para escribir esta historia de amor trágico—. Por claras razones, mi familia no iba a permitir que desposará a una sirvienta, para evitar que cayera en tentación, exiliaron a la sirvienta. Pero me hicieron creer que la habían matado.

¡TRÁ-GI-CO! ¡JODER!

—Pase meses creyendo que había muerto, hasta que mi hermano mayor en su lecho de muerte luego de ir a la conquista y haber sido herido de gravedad, me confesó que ella seguía viva.

>> Mi padre me quería como el siguiente en la sucesión, como segundo hijo, debía hacerlo. Pero para lograrlo, había que ir a pelear por la conquista —estos chinos bravos—. Sin embargo, yo no sé sobre el arte de la guerra, no puedo pelear, ni sostener una espada —por un momento quiero hacerle bulla sana, pero se trata de una triste historia y un recuerdo doloroso, así que me obligo a callarme.

—¿Y qué pasó?

—Mi padre avergonzado, intento matarme. Porque era una mancha para la familia Kan, valientes guerreros que pasaban de generación en generación, era cuestión de honor tener que matarme. Pero escape, ni siquiera recuerdo cómo lo logré.

>> Busque la única pista que mi hermano me había dejado sobre el paradero de la doncella, pero el honor de mi padre era más grande que mis sueños románticos. Así que mandó a buscarme, para asesinarme.

Ah, pero que terco don.

—En el proceso, ocurrieron muchos problemas, conocí a muchas personas y termine siendo raptado por esclavistas. Antes de que me marcarán con el sello de los esclavos, logré escapar y llegar al Imperio Mehmet, donde eran bienvenidos los extranjeros. Pero un Kan siempre esta manchado de sangre solo por el apellido.

Bueno, no dudo que muchas personas hayan sentido receló al saber la identidad del joven chino. Ah, estos chinos. Casi conquistan el mundo.

—¿Y entonces?

—Mientras me moría de hambre en un horrible callejón, usted me encontró —sonríe levemente—. Por lo que sé, fue a visitar a su padres, pero estaba dando un paseo en el centro. En cuanto me vio, me observo de cercas y pidió que me trajeran al palacio.

>> Me lavaron, me dieron ropa y me dieron de comer, para después llevarme a usted. Había comenzado los múltiples matrimonios con la Emperatriz, así que luego de verme limpio, me desposó.

—¿Yo hice eso? ¡Qué fácil! —maldición Amalia, por eso llegaste a tener más de cincuenta esposos que ni conocías, David se ríe divertido, como si estuviera bromeando.

—Me salvó la vida, casarme con usted, era lo menos que podía hacer para saldar mi deuda. Cuando le dije mi nombre, no pareció importarle mi apellido, luego entendí que era porque no conocía sobre el Imperio Mongol ni la Dinastía Yuan —¿no que muy inteligente? Amalia era una puta, sinceramente, no me cabe duda.

—¿Y la encontraste? —ladea su cabeza sin entender mi pregunta—. ¿Encontraste a la doncella? —sonríe levemente y mira al frente, asiente.

—La encontré. Actualmente tiene una posada en un reino lejano de aquí —por su mirada, creo que la sigue queriendo.

—¿Un reino lejano? ¿Es un reino vecino del Imperio?

—Así es, hacía el noroeste —ahora todo tiene sentido.

—Por eso viajabas mucho hacia el otro reino —se sonroja—. ¿Te has encontrado con ella?

—Sí, Majestad. Pero nunca le he faltado al respeto, yo entiendo los votos matrimoniales y respeto nuestra unión, nunca podría faltarle al respeto —suspiro. Cuando llegó al estudio casi llora porque no lo reconocía.

—¿Por qué lloraste cuando desperté luego de haber sido envenenada? —pregunto, me mira con ternura, como un hermano mayor.

—Porque estaba triste. Una persona tan buena como usted, fue cruelmente tratada y desechada, sin querer ofenderla, me veía reflejado en usted. Su tristeza la ocultó con decenas de esposos. Quería amor y aceptación, algo que yo también buscaba.

—¿Una persona buena? Creo que no me conocías en verdad.

—Yo más que nadie la conocía, Majestad. Aunque actuaba dura y a veces como una malcriada, era solo porque se sentía sola —me conmueven sus palabras. Al parecer alguien compartía el dolor de Amalia.

—¿Y por qué no estás con ella en vez de conmigo? —le sonrío, su rostro se nubla por la tristeza.

—Yo... no puedo estar con ella.

—¿Por qué? ¿Esta casada? —eso sí que es un drama.

—No, ella me esta esperando.

—¿Entonces? —quiero saber el chisme, es como una novela.

—Le pertenezco —mi ceño se frunce, nos detenemos y se señala y luego me señala—. Yo le pertenezco a la Emperatriz —me hierve la sangre de solo pensar en eso.

—¡Pequeño idiota! —grito molesta por ese final asqueroso de esta novela que me acaba de contar que es su vida—. ¡¿Qué demonios crees que estás diciendo?! ¡¿Me perteneces?! ¡¿Acaso eres un objeto?! ¡No te quieras hacer la vistima conmigo! —grito furiosa, cuando un final no me gusta, lo odio, demasiado—. Eres un... —alzo mis manos como si quisiera ahorcarlo, pero mantengo la calma, respiro hondo y tallo mi rostro—. Te ofrecí el divorcio y lo rechazaste, tenías tu oportunidad de volver por quien has vivido todos estos años y la desperdiciaste, ¿por qué?

—Su Majestad, usted salvó mi vida. Puede que parezca que soy un cobarde o alguien sin dignidad, incluso mi honor no puede ser como el de mi padre, pero yo me casé con usted.

—Porque fue un capricho de una niña con complejo de Julieta —estallo y luego intento controlarme, rasco la parte de atrás de mi oreja—. Firma el divorcio y lárgate, David.

—No puedo hacerlo.

—¡¿Por qué?! —chillo y pataleo como una niña berrinchuda, esa acción lo confunde unos segundos.

—Debo ser leal a mis principios. Le debo mi vida, además, si salgo del palacio sin la protección de ser su esposo, los Kan van a matarme —esa es una buena excusa, pienso en algo rápido.

—Firma el divorcio, me haré cargo de no dejarte desprotegido.

—No lo haré, su Majestad —respiro hondo, pienso en un plan.

—Estás casada con la Emperatriz, ¿pero y si dejo de ser la Emperatriz? —no parece sorprendido por mi pregunta, ni ofendido.

—Me casé con Amalia, no con el título de la Emperatriz.

—¿Ser terco es de chinos?

—¿Qué? —ignoro su pregunta y doy un paso molesta, entonces y por mi mala suerte, me tropiezo con una piedra, antes de caer, el chino me sostiene como en una película romántica. Incluso puedo escuchar el canto celestial romántico. Pero no hay magia, mientras me sostiene por la cintura y me mira fijamente. Me levanto rápidamente y me sacudo.

—Gracias, que caballero... —un plan me viene a la cabeza, chasqueo los dedos y finjo un bajón de azúcar, el joven chino me sostiene.

—¿Mama? ¿Está bien? —entrecierro mis ojos y palmeo su pecho, siento un buen abdomen pero lo ignoro.

—Me siento débil —murmuro, veo detrás de nosotros de reojo y Bell ya viene corriendo, le hago una señal rápida con mi mano libre que no ve el chino, para que se mantengan donde estén. Bell se ve confundida pero se detiene, el chino voltea a verme y llevo mi mano supuestamente libre a mi frente y me suelto un poco más, dejando que cargue con más de mi peso—. Me siento mal... creo que... voy a morir —toso falsamente e intento abanicar mi rostro.

—Mama, ¿en qué puedo ayudarla? La llevaré a con el médico de inmediato —hago una mueca de molestia, mocoso, no entiende mi esfuerzo, jalo de sus ropas y hago que se agache un poco para quedar cara a cara de mí.

—Necesito... necesito...

—¿Sí? ¿Qué necesita, Mama? —se ve preocupado, eso es raro, no soy buena actuando, pero si le gusta y lo cree, mejor para mí.

—Necesito... —susurra, se acerca más a mí—. Chocolate... —su ceño se frunce, se endereza y me carga en brazos.

—La Emperatriz necesita chocolate, traigan enseguida —grita, Bell se acerca corriendo ya con la barra de chocolate preparada, jeje, ya venía preparada para gusguear, no para fingir un bajón de azúcar. Con mucha facilidad, el chino toma la barra y me la pega a la boca, le doy un mordisco y luego de unos minutos, me salgo de su agarre y me pongo de pie, sosteniendo la barra de chocolate y suspirando de alivio fingido.

—Por todos los cielos, creí que moriría —parpadea confundido—. Te puedes ir, Bell —asiente y retrocede junto con su séquito, palmeo el brazo del chino—. Creí que moriría de no ser por ti.

—Mama, no hice nada...

—Me sostuviste —lo interrumpo antes de que analicé la situación y se dé cuenta del fraude que hago—. Si no hubiera sido por ti, habría caigo y me hubiera golpeado en la cabeza con esa enorme roca —señalo desesperada a una pequeña roquita, mierda—. Mi cráneo es sensible, como debe ser —miento, carraspeo—. Además me diste el chocolate, no lo sabes, un bajón de azúcar te puede matar —sigue viéndose confundido, me aprovecho de su ingenuidad—. De no ser por ti, sin duda, habría muerto el día de hoy.

—Majestad... —extiendo mis brazos hacia el cielo, ignorándolo.

—¡Oh! ¡Gracias Dioses! ¡Por poner a este chico en mi camino y dejar que me haya salvado! —junto mis manos aún manteniendo mis brazos extendidos hacia el cielo—. Ahora, haz pagado tu deuda, te debo la vida, tú me debes la tuya, eso nos deja en cero, nadie debe a nadie —lo veo rápidamente, antes de que me interrumpa o ponga alguna excusa tapo su boca con mi mano—. Si aún quedan deudas que no sepa, ni siquiera las recuerdos. Así que si no recuerdo no paso —le guiño un ojo—. Firma el divorcio y toma el apellido D'Autriche —sus ojos se agranda.

—Majestad, eso es...

—Ya no les perteneces a los Kan, ahora eres un ciudadano del Imperio Mehmet, quien se quiera meter contigo, se meterá contra la Emperatriz, contra el Imperio entero, no hay mejor seguro de vida que eso.

—No entiendo sus palabras, ¿pero yo puedo tomar su apellido?

—Es para saldar mi deuda.

—Usted no me debe nada.

—Te hice infeliz por dos años. Sufriste por tu familia, y luego por mi culpa. El haberte salvado, no significaba que debí aprovecharme de ti, quitándote la oportunidad de ser feliz con quien tú amabas. A mí no me amaban, pero yo no debía hacerte pasar por lo mismo —acaricio su cabeza—. Sé feliz de ahora en adelante, Xiao —le guiño el ojo. Me doy la vuelta regresando a mis pasos, con una salida cool.

Más populares

Comments

Monikita

Monikita

ni en la rosa de Guadalupe vibtanto drama

2023-11-18

4

💞joanna águilar💕

💞joanna águilar💕

jajajajaajjaajajaja va para la rosa! hahahah

2023-08-21

0

moon 1

moon 1

jajajaja que pésima actriz

2023-07-03

0

Total
Capítulos
1 Sin amor.
2 Prólogo.
3 Capítulo uno: Sigo viva.
4 Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5 Capítulo tres: Amar.
6 Demián Mehmet.
7 Capítulo cuatro: Pesadillas.
8 Demián Mehmet.
9 Capítulo cinco: Aliados.
10 Capítulo seis: Enemigos.
11 Demián Mehmet.
12 Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13 Demián Mehmet.
14 Capítulo ocho: Esposos.
15 Capítulo nueve: Clases.
16 Capítulo diez: Trampas.
17 Demián Mehmet.
18 Capítulo once: Despertar.
19 Capítulo doce: Trueque.
20 Capítulo trece: Afrodisíacos.
21 Capítulo catorce: Rojo.
22 Demián Mehmet.
23 Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24 Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25 Capítulo diecisiete: Encerrada.
26 Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27 Demián Mehmet.
28 Capítulo diecinueve: El número uno.
29 Demián Mehmet.
30 Capítulo veinte: Recuerdo.
31 T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32 T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33 T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34 T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35 T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36 T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37 T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38 T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39 T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40 T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41 T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42 T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43 T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44 T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45 T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46 T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47 T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48 T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49 T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50 T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51 T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52 T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53 T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54 T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55 T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56 T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57 T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58 T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59 T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60 T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61 T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62 T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63 T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64 T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65 T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66 T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67 T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68 T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69 T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70 T3. Capítulo sesenta: Votos.
71 T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72 T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73 T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74 T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75 T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76 T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77 T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78 T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79 T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80 T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81 T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82 T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83 T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84 T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85 T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86 T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87 T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88 T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89 T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90 T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91 T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92 T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93 T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94 T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95 T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96 T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97 T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98 T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99 T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100 T4. Capitulo noventa: Todo.
101 T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102 T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103 T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104 T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105 T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106 T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107 T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108 T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109 T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110 T4. Capítulo cien: Mátame.
111 T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112 T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113 T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114 T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115 T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116 T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117 T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118 T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119 T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120 T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121 T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122 T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123 T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124 T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125 T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126 T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127 T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128 T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129 T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130 T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131 T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132 T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133 T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134 Capítulo final.
135 Epílogo.
136 Nota de la autora.
137 Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138 Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139 Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.
Capítulos

Updated 139 Episodes

1
Sin amor.
2
Prólogo.
3
Capítulo uno: Sigo viva.
4
Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5
Capítulo tres: Amar.
6
Demián Mehmet.
7
Capítulo cuatro: Pesadillas.
8
Demián Mehmet.
9
Capítulo cinco: Aliados.
10
Capítulo seis: Enemigos.
11
Demián Mehmet.
12
Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13
Demián Mehmet.
14
Capítulo ocho: Esposos.
15
Capítulo nueve: Clases.
16
Capítulo diez: Trampas.
17
Demián Mehmet.
18
Capítulo once: Despertar.
19
Capítulo doce: Trueque.
20
Capítulo trece: Afrodisíacos.
21
Capítulo catorce: Rojo.
22
Demián Mehmet.
23
Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24
Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25
Capítulo diecisiete: Encerrada.
26
Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27
Demián Mehmet.
28
Capítulo diecinueve: El número uno.
29
Demián Mehmet.
30
Capítulo veinte: Recuerdo.
31
T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32
T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33
T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34
T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35
T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36
T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37
T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38
T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39
T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40
T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41
T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42
T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43
T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44
T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45
T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46
T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47
T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48
T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49
T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50
T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51
T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52
T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53
T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54
T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55
T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56
T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57
T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58
T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59
T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60
T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61
T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62
T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63
T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64
T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65
T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66
T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67
T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68
T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69
T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70
T3. Capítulo sesenta: Votos.
71
T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72
T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73
T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74
T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75
T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76
T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77
T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78
T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79
T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80
T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81
T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82
T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83
T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84
T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85
T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86
T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87
T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88
T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89
T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90
T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91
T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92
T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93
T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94
T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95
T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96
T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97
T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98
T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99
T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100
T4. Capitulo noventa: Todo.
101
T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102
T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103
T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104
T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105
T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106
T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107
T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108
T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109
T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110
T4. Capítulo cien: Mátame.
111
T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112
T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113
T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114
T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115
T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116
T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117
T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118
T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119
T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120
T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121
T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122
T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123
T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124
T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125
T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126
T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127
T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128
T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129
T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130
T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131
T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132
T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133
T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134
Capítulo final.
135
Epílogo.
136
Nota de la autora.
137
Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138
Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139
Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play