Demián Mehmet.

Notita: este es el tercer capítulo, del pequeño maratón. Si no han leído los capítulos nueve y diez, les recomiendo que regresen antes de leer este capítulo.

—Que aumenten el presupuesto para el ganado —ordeno, Witten escribe rápidamente todo lo que le digo—. Las tierras que ya no sirven para la cosecha. Debemos buscar una forma de restaurarlas, tal vez, dividir tierras y cultivarlas cada seis meses cada una en turnos. Que se encargue el maestro a cargo —Witten asiente. Tocan la puerta interrumpiendo mis órdenes.

—Majestad, soy la consorte Izett —arqueo una de mis cejas, veo a Witten y asiento.

—Firmaré algunos procesos que necesito que se movilicen, son los más urgentes. Luego seguimos hablando de los otros temas —Witten asiente y hace una reverencia.

—Con su permiso, Majestad —camina rápidamente hasta la puerta, la abre y deja entrar a Amapola, me pongo de pie dejando mi pluma a un lado. Amapola camina hasta mí con una gran sonrisa, Witten sale y cierra la puerta.

Antes de verla venir, Amapola ya esta sobre mí, besándome. Le correspondo y la sostengo de la cintura, profundizo el beso, explorando su boca con mi lengua. Nuestras lenguas se juntan en una suave danza, sin ninguna prisa. Nos separamos solo cuando ambos necesitamos respirar correctamente.

—Te ves de buen humor, ¿paso algo interesante? —le pregunto mientras acaricio su rostro con las yemas de mis dedos, cierra sus ojos por unos momentos disfrutando mi toque.

—No diría que es malo, supongo que sí es interesante, Demián —abre sus ojos y los achica en una sonrisa.

—¿En serio? ¿Y qué es eso? —me vuelvo a sentar y ella aprovecha para sentarse en mi regazo, cuelga sus manos alrededor de mi cuello y recarga su cabeza en mi hombro unos segundos.

—El día de ayer, temprano en la mañana me encontré con su Majestad, la Emperatriz —comienza.

—¿Y por qué no me lo dijiste?

—Haz estado muy ocupado con todos esos papeleos y juntas y juntas —se encoge de hombros, se aleja un poco para verme y acaricio su hombro.

—¿Paso algo malo? ¿La Emperatriz te hizo algo? Puedes decirme lo que sea —antes era común de que Amalia se aprovechara del buen corazón de Amapola y siempre la lastimará, todo por sus celos enfermizos.

—No, no tienes de qué preocuparte. De hecho me defendió de una de las concubinas —sus ojos no me mienten en eso, a pesar de que ella es buena mintiendo.

—Eso es novedoso.

—Lo sé. Yo también estaba sorprendida por el comportamiento de su Majestad. Pero eso no fue solo lo único interesante —su mano se cuela a mi cabello y lo acaricia, respira hondo y habla—. Me dijo que quería convertirme en la Emperatriz —mi ceño se frunce, y aunque Amapola parece feliz con la idea es todo lo contrario para mí.

—¿De qué hablas?

—Eso mismo, Mama me dijo que podía hacerme la Emperatriz, tu esposa. Eso solo si aceptabas el divorcio —perra, maldita Amalia. Usó a Izett para hacerme aceptar el divorcio, pero esta equivocada si cree que es posible. Aunque en un principio me molesto, recuerdo que hoy es el día.

Amalia salió al pueblo, sin escolta, sin caballeros, solo ella y una simple criada. Veo hacia la ventana, ha oscurecido. Ella ya debe estar muerta. ¿Cuándo vendrán a notificarme su muerte?

Si va vestida como pueblerina, nadie la va reconocer, en unas horas más, los sirvientes vendrán a notificarme sobre la ausencia de la Emperatriz, se hará una búsqueda de al menos una hora por todo el palacio queriendo encontrarla, tal vez mañana a primera hora se me notifique de la muerte de la Emperatriz, seré un viudo. Acaricio la mejilla de Amapola y guardo uno de los mechones salidos detrás de su oreja.

—No necesitas de la ayuda de la Emperatriz, Amapola. Me tienes a mí, yo puedo convertirte en Emperatriz —tardaré un poco para hacer el funeral y mis siete días de luto, luego anunciare a Amapola como mi nueva Emperatriz. Al fin, podré vivir en paz.

—Demián, ¿cómo podrías convertirme en Emperatriz?

—Creí que no necesitabas ningún título, solo a mí —su insistencia me molesta, si yo ya dije algo, es porque eso mismo va a pasar. Amapola se sonroja y se pega a mí de nuevo.

—Entiendo, confiaré en sus palabras, Majestad —besa mi cuello. Por ahora dejo pasar su error. La alejo de mí para besarla, esta vez no es un sueño lento o suave, es todo lo contrario, hay pasión y deseo.

Estoy a punto de quitarle el vestido para poder follarla en el escritorio, pero nuestro momento pasional se ve interrumpido en el momento en que tocan con desesperación la puerta. Intento ignorarlo, tal vez, me equivoque y anuncie la muerte de la Emperatriz esta noche. Dejo los labios de Amapola para ir a su cuello.

—Habla —digo y bajo a sus clavículas.

—Soy el primer ministro. Noticias urgentes, Majestad —grita, sonrío satisfecho por la rapidez en que todos trabajan para mi beneficio. Mis manos van apresuradas al cierre de su vestido y lo voy bajando cuando el primer ministro vuelve a hablar—. Se trata de la Emperatriz, Majestad.

—¿Le paso algo a mi esposa? —el vestido se suelta y antes de bajárselo, vuelve a hablar.

—La Emperatriz a sido atacada, Majestad —mi ceño se frunce, esa no era la noticia que esperaba—. Esta herida y tiene fiebre, sin embargo, la hemos trasladado a su habitación, el médico real la esta atendiendo en estos momentos —me pongo de pie eufórico, Amapola cae al suelo, no tengo tiempo para levantarla o disculparme, camino apresurado hasta la puerta, la abro, tomando por sorpresa al primer ministro.

—¿De qué demonios hablas? —pregunto con los dientes apretados. El primer ministro agacha su cabeza y respira hondo.

—La-La Emperatriz, al parecer logró salir disfrazada como sirvienta. La atacaron en su regreso al palacio. Su sirviente tiene pocas heridas, no ha confesado debido al miedo, la tenemos bajo arresto en el calabozo, en caso de que la Emperatriz... le pase algo más grave, será ejecutada. Intentamos interrogarla en estos momentos. La Emperatriz tiene algunos cortes y una herida de flecha. Esta en su habitación... —no lo escucho más, salgo del estudio y corro hasta el palacio de la Emperatriz.

Ella debería estar muerta. Calixto contrato a los mejores asesinos, incluso él mismo fue, ese era el plan. Calixto fue en caso de que por un milagro sobreviviera, pero que ni siquiera él haya terminado la misión. Hijo de perra.

—Majestad —me saludan mientras paso, los ignoro y sigo avanzando, llego hasta la habitación de Amalia donde hay dos caballeros custodiando la puerta.

—Su Majestad, el Emperador ha llegado —anuncia un sirviente. Una de las puertas se entre abre, veo a Bell que me recibe, hace una reverencia.

—En estos momentos no puede entrar Majestad —empujo la puerta y la hago a un lado. Veo a Amalia recostada en la cama, su pecho sube y baja acelerado, se remueve, esta en camisón. Mi ceño se frunce. Verla viva es más difícil de lo que creí. El médico atiende rápidamente sus heridas, las sirvientas se mueven de un lado de otro, cambiando las toallas en su frente y limpiando su sudor.

—Ah... uhm... —Amalia gime y jadea.

—¿Qué significa esto? —pregunto, Bell se acerca a mí.

—Al parecer la flecha solo rozó su brazo, sin embargo, la punta estaba bañada en veneno. La Emperatriz ha sido envenenada, Majestad.

—¿Sobrevivirá? —mi pregunta le genera disgusto a Bell que no duda en ocultarlo.

—La Emperatriz es bastante fuerte y saludable, Majestad. Si pasa la noche, será mejor después —hago una mueca.

—¿Cómo pudo pasar esto, Bell? ¿Cómo fue que la Emperatriz logró salir del palacio sin ser notada? —grito, en estos momentos solo me conviene actuar como un esposo preocupado, o un monarca asustado por las represalias de la inmadurez de su esposa.

—Le ofrezco una disculpa, Majestad. He descuidado a la Emperatriz y cause que esto pasará. Merezco un castigo peor que la muerte —se reverencia y tallo mi rostro fastidiado.

—Si la Emperatriz no sobrevive a la noche, todas ustedes serán asesinadas. Su trabajo es simple, servir y cuidar a la Emperatriz y en cambio, dejaron que saliera de la seguridad del palacio —si sobreviví será más complicado matarla a partir de ahora.

Solo tengo la esperanza de que muera o de otra forma, no sé qué métodos pueda usar.

¿Matarla e inculpar a alguien? Eso sería fácil, pero crear evidencias es más complicado cuando su muerte no debe ligarme en ningún sentido.

Me quedo de pie observando el proceso, Amalia lloriquea y solloza, aunque nunca abre sus ojos. Me cruzo de brazos desesperado y ansiando que simplemente deje de respirar. El médico termina de extraer la piel contaminada, le da de beber a Amalia me imagino que del antídoto por medio de un pequeño cilindro.

Pasan minutos de total silencio y expectativa, mientras vemos a Amalia esperando a que reaccione al antídoto. Si el médico se equivocó al descubrir el veneno que contenía la flecha, Amalia morirá, pero si esta en lo correcto...

Los movimientos de Amalia se calman y deja de quejarse.

—La Emperatriz está bien ahora. El antídoto esta funcionando correctamente, cada ocho horas es necesario que se le suministré el antídoto. Deberá estar en observación toda la noche —el médico se levanta y me hace una reverencia—. Es todo lo que puedo hacer ahora, Majestad. Lo lamento.

—Hiciste demasiado —hablo en serio. El médico se despide y Bell lo sigue. Las sirvientas se hacen a un lado dejando una cuenca con agua y una toalla fresca, me acerco hasta la cama de Amalia y me siento en la orilla.

Su tez se ve pálida, sus labios han perdido color, tomo la toalla que tiene en la frente y limpio su sudor.

—¿Por qué sigues con vida? —pregunto en un susurro, nos han dejado a solas. Limpio el sudor de su rostro—. No hay motivos por los que debas vivir, Amalia. Solo muere —presiono con fuerza la toalla en su cuello. Ella apenas reacciona.

Eso me da una idea. Si ella muere en estos momentos, nadie sospecharía. Fue envenenada, el antídoto fue el incorrecto, el médico sería sacrificado. Dejo la toalla a un lado y llevo mi mano a su cuello.

Su piel es suave, rodeo su pequeño cuello con mi mano y estoy a punto de presionar cuando ella habla.

—Ja... James... —balbucea, dejo mi mano en su cuello, sin presionar. Una lágrima se resbala por su sien—. James... lo siento... yo... quiero vivir... —esta delirando, eso es claro por la fiebre que aún no le baja.

—¿Quieres vivir por ese tal James? ¿Ese es tu motivo? —le pregunto, aunque esta delirando, creo que puede entenderme, sus ojos se entre abren.

Ella no me esta viendo a mí, eso lo puedo saber por su mirada llena de ternura y afecto. Amalia nunca me miró así antes, solo había deseo y sucios pensamientos de poseerme. Su posesividad y actitud escabrosa, era con lo único que me amaba. Si todos tenemos dos caras como una moneda, Amalia no me amó con su cara buena. Ella solo me veía como un objeto, un motivo más para odiarla. No porque quisiera su amor, su egoísmo me hizo perder algo importante.

—James... Mi vida —levanta su mano y la lleva a mi brazo, me jala con pocas fuerzas, mi mano que anteriormente estaba en su cuello, ahora esta entrelazada en su mano—. Te amo... tanto... —susurra, traga saliva—. Yo no quería perderte de esa manera... —su voz suave y lastimera—. James... —sus ojos se cierran y su agarre se debilita. Dejo su mano en su lugar y la observo fijamente unos segundos.

El resto de la noche, me la paso en vela, cuidando de ella. Junto con Bell y algunas sirvientas, limpiamos su cuerpo del sudor, le doy el antídoto en la hora que me dictó el médico. Su piel sigue pálida y la punta de sus dedos están fríos mientras que el resto de su cuerpo esta ardiendo en fiebre.

No es, hasta entrada la mañana, que la fiebre disminuye. Suspiro de alivio luego de tantear su frente contra la mía.

—Parece que ha mejorado, Bell —suspiro y limpio mi sudor con mi brazo.

—Debería descansar, Majestad. Ha pasado toda la noche, cuidando de la Emperatriz, sin notar su cansancio.

Me recuerda la señora Bell.

—¿Qué dices? Primero esta la salud de la Emperatriz, señora Bell. Ella es mi esposa, después de todo.

—Nunca la trató como una, Majestad. ¿Qué ha sido el cambio? ¿Algo removió su frío corazón? —arqueo mis cejas ante el reproche de su voz.

—Siempre me ves como el culpable de todas las desgracias, señora Bell —me ignora durante unos segundos y vuelve a hablar.

—Descanse, Majestad. En cuanto la Emperatriz se despierte, podemos avisarle. Insisto, Majestad.

—Pues deje de insistir, señora Bell. Me quedaré con mi esposa hasta que su condición mejoré considerablemente.

—Que esposo tan devoto —su tono sarcástico no me pasa desapercibido, me cruzo de brazos.

—¿Por qué siempre suenas con reproche? ¿Acaso no he cuidado bien de ella desde que nos casamos?

—En ese caso, ella no habría intentado suicidarse y ahora con esto... ¿realmente protege a la Emperatriz?

—¿Qué es lo que quieres decir Bell?

—Justamente eso, Majestad. Pareciera que en vez de protegerla, la quiere matar usted mismo.

—¡Bell! ¡Cuida tus palabras! ¿Acaso me estás acusando de traición? Matar a la Emperatriz es algo impensable.

—Sin embargo, nadie tiene control sobre la mente de los demás, Majestad. No puede controlar lo que piensan sus subordinados. Pensar no es un delito, ¿o sí, Emperador?

—Bell estás sobrepasando los límites. Te he dejado actuar como quieras y decir cualquier tontería, pero esto ya ha llegado bastante lejos.

—Pero si a penas estoy comenzando... —nuestra discusión se interrumpe en el momento en que Amalia gime. Nuestras miradas van directamente a ella, que tiene sus ojos entrecerrados, ve a Bell y sonríe débilmente.

—Mamá... —susurra, extiende su mano hacia Bell, la reacción de Bell es completamente nueva para mí—. Mamá Bell... —sigue llamando, Bell se inclina hasta ella y toma su mano.

—Mi niña, estoy aquí... —solloza y besa la mano de la Emperatriz.

—Perdón —susurra antes de volverse a dormir.

—Esta delirando, Bell. Cuando despierte, ni siquiera recordará de haberte dicho eso —le rompo la ilusión, para que no se emocione. Ella me ignora—. No hace mucho la detestabas.

—No la detestaba —me aclara—. Solo no era alguien agradable, pero ella ha cambiado, merece mucho más... —se interrumpe, respiro hondo queriendo mantener la calma.

—Soy lo mejor que puede encontrar, Bell. Soy el Emperador.

—El estatus no importa cuando su corazón esta podrido —mi ceño se frunce.

—Estás cometiendo una falta contra tu Emperador, Bell —elevo mi voz, suspira cansada.

—Vaya a descansar, Majestad. Su presencia no cambiará la condición de la Emperatriz —en eso tiene razón y aunque ella este al borde la muerte tengo cosas que hacer.

—Bell, ¿conoces a ese tal James? —pregunto por curiosidad, su ceño se frunce y sacude su cabeza en una negativa.

—No, Majestad.

—¿Sabes algo de él? —entrecierra sus ojos hacia mí, queriendo entender mis motivos por los que pregunto. Espero pacientemente, suspira y se encoge de hombros.

—Nada en específico, solo sé que se llama James y es todo lo que dice la Emperatriz —asiento. Me levanto de la cama y camino hasta la puerta.

—Cuando despierte, llámame. Estaré en mi estudio —salgo de la habitación, sin dejarla responder. Witten me esta esperando ansioso.

—Majestad, los nobles... —su voz tiembla por el miedo y el nerviosismo, resoplo, si los D'Autriche descubren que volvió a salir herida, se la llevarán y será más difícil intentar asesinarla o lastimarla.

—Que nadie se entere de la situación de la Emperatriz, si alguien habla será asesinado.

—Como ordene, Majestad.

En vez de ir directamente a mi estudio, me dirijo a la habitación especial de la Emperatriz, unos caballeros que custodian la puerta se me quedan viendo sin saber que orden seguir.

—Voy a entrar —les digo, dudan unos segundos, pero abren las puertas—. Que la Emperatriz no se entere de que entre —les advierto. Entro y dejo que Witten me siga. Hay muchas pinturas, de varios paisajes extraños, planos de construcción y sobre todo, retratados de un sólo hombre.

Hay un cuadro que llama mi atención más que el resto, y el de un retrato de boda. El mismo hombre que en todos loa demás retratos y una mujer. Sus características son diferentes a las comunes aquí, se ve como alguien normal, pero hay brillo en su mirada. El retrato es sin duda muy hermoso.

Veo los demás cuadros. Son bastante detallados, para alguien que perdió la memoria. Me quedo mirando fijamente el cuadro donde el hombre sonríe plenamente. Su mirada detona amor, es extraño que haya logrado representar esas mismas emociones.

—¿Él es James? —pregunto.

—Eso es lo que he oído, Majestad. La Emperatriz solo retrata al mismo hombre —sonrío de lado pensando en una idea.

—Encuentra a este hombre, Witten. Quiero que lo encuentren y lo traigan hasta mí.

—¿Algún motivo en específico?

—¿Necesito tenerlo para poder obtener lo que quiero?

—No, Majestad. Enseguida ordenare la búsqueda del hombre, será un poco complicado porque solo sabemos el nombre, Majestad.

—Lleva uno de estos cuadros al pintor, que haga una replica exacta y reparte la imagen de este rostro a nuestros mejores hombres.

—Como ordene Majestad.

Me río entre dientes, si él es el motivo por el que Amalia quiera vivir, en ese caso, se lo arrebataré. Le quitaré su motivo y no la dejaré morir. Creo que es el mejor castigo que puedo impartir. Haré que desee su muerte.

Para ello debo encontrar primero a este tipo y matarlo enfrente de Amalia.

¿Cuál será su reacción? Estoy emocionado.

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Rocío Carballo

Rocío Carballo

Es un sádico! lo hace por maldad pura

2024-05-07

0

Yanitza Del Valle Cotua Franco

Yanitza Del Valle Cotua Franco

que hombre , tan degenerado.

2024-05-02

0

yohanna montero

yohanna montero

hay que hijo de p*t*

2024-04-29

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Capítulos
1 Sin amor.
2 Prólogo.
3 Capítulo uno: Sigo viva.
4 Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5 Capítulo tres: Amar.
6 Demián Mehmet.
7 Capítulo cuatro: Pesadillas.
8 Demián Mehmet.
9 Capítulo cinco: Aliados.
10 Capítulo seis: Enemigos.
11 Demián Mehmet.
12 Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13 Demián Mehmet.
14 Capítulo ocho: Esposos.
15 Capítulo nueve: Clases.
16 Capítulo diez: Trampas.
17 Demián Mehmet.
18 Capítulo once: Despertar.
19 Capítulo doce: Trueque.
20 Capítulo trece: Afrodisíacos.
21 Capítulo catorce: Rojo.
22 Demián Mehmet.
23 Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24 Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25 Capítulo diecisiete: Encerrada.
26 Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27 Demián Mehmet.
28 Capítulo diecinueve: El número uno.
29 Demián Mehmet.
30 Capítulo veinte: Recuerdo.
31 T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32 T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33 T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34 T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35 T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36 T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37 T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38 T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39 T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40 T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41 T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42 T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43 T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44 T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45 T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46 T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47 T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48 T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49 T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50 T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51 T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52 T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53 T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54 T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55 T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56 T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57 T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58 T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59 T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60 T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61 T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62 T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63 T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64 T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65 T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66 T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67 T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68 T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69 T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70 T3. Capítulo sesenta: Votos.
71 T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72 T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73 T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74 T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75 T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76 T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77 T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78 T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79 T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80 T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81 T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82 T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83 T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84 T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85 T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86 T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87 T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88 T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89 T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90 T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91 T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92 T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93 T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94 T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95 T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96 T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97 T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98 T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99 T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100 T4. Capitulo noventa: Todo.
101 T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102 T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103 T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104 T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105 T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106 T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107 T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108 T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109 T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110 T4. Capítulo cien: Mátame.
111 T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112 T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113 T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114 T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115 T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116 T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117 T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118 T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119 T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120 T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121 T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122 T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123 T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124 T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125 T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126 T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127 T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128 T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129 T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130 T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131 T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132 T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133 T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134 Capítulo final.
135 Epílogo.
136 Nota de la autora.
137 Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138 Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139 Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.
Capítulos

Updated 139 Episodes

1
Sin amor.
2
Prólogo.
3
Capítulo uno: Sigo viva.
4
Capítulo dos: El trabajo de la Emperatriz.
5
Capítulo tres: Amar.
6
Demián Mehmet.
7
Capítulo cuatro: Pesadillas.
8
Demián Mehmet.
9
Capítulo cinco: Aliados.
10
Capítulo seis: Enemigos.
11
Demián Mehmet.
12
Capítulo siete: Amigos/compañeros.
13
Demián Mehmet.
14
Capítulo ocho: Esposos.
15
Capítulo nueve: Clases.
16
Capítulo diez: Trampas.
17
Demián Mehmet.
18
Capítulo once: Despertar.
19
Capítulo doce: Trueque.
20
Capítulo trece: Afrodisíacos.
21
Capítulo catorce: Rojo.
22
Demián Mehmet.
23
Capítulo quince: Emperatriz 2.0.
24
Capítulo dieciséis: Su Santidad.
25
Capítulo diecisiete: Encerrada.
26
Capítulo dieciocho: Hermano mayor.
27
Demián Mehmet.
28
Capítulo diecinueve: El número uno.
29
Demián Mehmet.
30
Capítulo veinte: Recuerdo.
31
T2. Capítulo veintiuno: Desconfianza.
32
T2. Capítulo veintidós: Miradas.
33
T2. Capítulo veintitrés: Plegarias.
34
T2. Capítulo veinticuatro: La Emperatriz.
35
T2. Capítulo veinticinco: Indigna.
36
T2. Capítulo veintiséis: Primera sesión.
37
T2. Capítulo veintisiete: Notar.
38
T2. Capítulo veintiocho: Castigos.
39
T2. Capítulo veintinueve: Tiranos.
40
T2. Capítulo treinta: Segunda sesión.
41
T2. Capítulo treinta y uno: Veredicto.
42
T2. Capítulo treinta y dos: Pecador.
43
T2. Capítulo treinta y tres: El número dos.
44
T2. Capítulo treinta y cuatro: La Reina Madre.
45
T2. Capítulo treinta y cinco: Ameno.
46
T2. Capítulo treinta y seis: Madre.
47
T2. Capítulo treinta y siete: Malas relaciones.
48
T2. Capítulo treinta y ocho: Respeto.
49
T2. Capítulo treinta y nueve: Mentira.
50
T2. Capítulo cuarenta: Tu lugar.
51
T2. Capítulo cuarenta y uno: Regresar.
52
T2. Capítulo cuarenta y dos: No la merecen.
53
T2. Capítulo cuarenta y tres: Pijamada.
54
T2. Capítulo cuarenta y cuatro: Suegra.
55
T2. Capítulo cuarenta y cinco: Similitudes.
56
T2. Capítulo cuarenta y seis: Cumpleaños.
57
T2. Capítulo cuarenta y siete: Regalo.
58
T2. Capítulo cuarenta y ocho: Decisiones.
59
T2. Capítulo cuarenta y nueve: Abandonar.
60
T2. Capítulo cincuenta: Propuesta.
61
T2. Capítulo cincuenta y uno: En una nueva vida.
62
T2. Capítulo cincuenta y dos: Soy el mejor.
63
T2. Capítulo cincuenta y tres (extra): Para siempre.
64
T3. Capítulo cincuenta y cuatro: Cruda.
65
T3. Capítulo cincuenta y cinco: Invitado.
66
T3. Capítulo cincuenta y seis: Padre Nuestro...
67
T3. Capítulo cincuenta y siete: Hora del té.
68
T3. Capítulo cincuenta y ocho: Guardería.
69
T3. Capítulo cincuenta y nueve: La Familia.
70
T3. Capítulo sesenta: Votos.
71
T3. Capítulo sesenta y uno: Dejar.
72
T3. Capítulo sesenta y dos: Terror.
73
T3. Capítulo sesenta y tres: Pagar.
74
T3. Capítulo sesenta y cuatro: No es suficiente.
75
T3. Capítulo sesenta y cinco: Pudran.
76
T3. Capítulo sesenta y seis: Debilidades.
77
T3. Capítulo sesenta y siete: Heridas.
78
T3. Capítulo sesenta y ocho: Abrazos.
79
T3. Capítulo sesenta y nueve: Asuntos.
80
T3. Capítulo setenta: Otra persona.
81
T3. Capítulo setenta y uno: Torturas.
82
T3. Capítulo setenta y dos: Buzón de quejas.
83
T3. Capítulo setenta y tres: El Papa.
84
T3. Capítulo setenta y cuatro: Caos.
85
T3. Capítulo setenta y cinco: Un poco de calma.
86
T3. Capítulo setenta y seis: Sorpresa.
87
T3. Capítulo setenta y siete: Markos.
88
T3. Capítulo setenta y ocho: Otra vez.
89
T3. Capítulo setenta y nueve: Amores. Parte uno.
90
T3. Capítulo ochenta: Distancia. Parte dos.
91
T3. Capítulo ochenta y uno: Un nuevo Emperador. Parte tres.
92
T3. Capítulo ochenta y dos: Te amo.
93
T3. Capítulo ochenta y tres: Adicto.
94
T3. Capítulo ochenta y cuatro: Espalda.
95
T3. Capítulo ochenta y cinco: Muero.
96
T3. Capítulo ochenta y seis: Inicio.
97
T3. Capítulo ochenta y siete: Diario.
98
T3. Capítulo ochenta y ocho (extra): Odio.
99
T3. Capítulo ochenta y nueve (extra): Cállate.
100
T4. Capitulo noventa: Todo.
101
T4. Capítulo noventa y uno: Conversaciones.
102
T4. Capítulo noventa y dos: Bastardo.
103
T4. Capítulo noventa y tres: Heredero.
104
T4. Capítulo noventa y cuatro: Demián.
105
T4. Capítulo noventa y cinco: Sueño.
106
T4. Capítulo noventa y seis: No es real.
107
T4. Capítulo noventa y siete: Volverá.
108
T4. Capítulo noventa y ocho: Confiar.
109
T4. Capítulo noventa y nueve: Traidor.
110
T4. Capítulo cien: Mátame.
111
T4. Capítulo ciento uno: Mío.
112
T4. Capítulo ciento dos: Memorias.
113
T4. Capítulo ciento tres: Risa.
114
T4. Capítulo ciento cuatro: Hipócritas.
115
T4. Capítulo ciento cinco: Alivio.
116
T4. Capítulo ciento seis: Una última vez.
117
T4. Capítulo ciento siete: Esperar.
118
T4. Capítulo ciento ocho: Culpa.
119
T4. Capítulo ciento nueve: Tonterías.
120
T4. Capítulo ciento diez: Tiempo.
121
T4. Capítulo ciento once: Cronómetro.
122
T4. Capítulo ciento doce: Regente.
123
T4. Capítulo ciento trece: Sacrificios.
124
T4. Capítulo ciento catorce: Por algo.
125
T4. Capítulo ciento quince: Cansado.
126
T4. Capítulo ciento dieciséis: La Nueva Emperatriz.
127
T4. Capítulo ciento diecisiete: Recuperar.
128
T4. Capítulo ciento dieciocho: Pánico.
129
T4. Capítulo ciento diecinueve: Muerta.
130
T4. Capítulo ciento veinte: Despedida.
131
T4. Capítulo ciento veintiuno: Desaparecer.
132
T4. Capítulo ciento veintidós: Gracias.
133
T4. Capítulo ciento veintitrés: Conocer.
134
Capítulo final.
135
Epílogo.
136
Nota de la autora.
137
Capítulo ciento veinticuatro (extra): Legal.
138
Capítulo ciento veinticinco (extra): Real.
139
Capítulo ciento veintiséis (extra): Cita en el museo.

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