Un Caballero Atrevido (+18)

Un Caballero Atrevido (+18)

Prologo

PROLOGO

Vacaciones de verano.

Cuando Valeria abrió la mariposa, la regadera disparo al acto millares de diminutas gotas que se apuntalaron a su rostro como alfileres, empapándola, a ella le encantaba esa sensación, era como una lluvia limpia en verano, su favorita, se sentía satisfecha, sin duda no se equivocó al bajarse de unos cuantos pesos para comprar una regadera en marketplace para cumplir su capricho.

Al salir de su "santuario" se colocó su albornoz rosa con rosas blancas, y ensartó los pies en sus pantuflas de conejo del mismo color.

Agarro su cepillo de dientes y lo untó con pasta azulacea con blanco. Desvió su mirada al espejo y comenzó a asearse la boca a un ritmo desperezado. Luego enjuagó y botó, sintiendo un dulce frescor en su boca.

Se quedó unos segundos observándose en el cristal. Tratando de ver algo puntual en ella. Si el espejo fuera humano que pensará y tuviera razonamiento estaría babeando con solo mirarla directo a los ojos. Sus ojos verdes biché penetraban hasta hechizar los corazones más cerrados.

—Mi momento es la mañana —. La voz de Valeria brotó de su boca con un notable ronquido. Lo que parecía ser una sonrisa se reflejó en su rostro redondeando el efecto de su frase.

Acababa de darse una buena ducha con agua fría para terminar de despertarse. Una ducha revitalizadora en su santuario era lo que necesitaba, sobre todo después de pasar casi toda la noche y parte de la madrugada pintando.

Cuando se trataba de pintar nada la detenía. Su amada pasión desde niña. La sensación que siente cuando elaboraba algún dibujo o pintorreaba un paisaje era efímera. Cada línea, cada trazo, la envolvía en una vorágine de emociones que ella solo podía entender. Pensó que quizás era lo que los grandes pintores como Da Vinci o Picasso sentían al hacer sus obras. Para ella el arte de pintar era como respirar, como dormir, como caminar, algo tan sencillo.

Valeria se quedó inmóvil mirándose frente al espejo sin parpadear. La sonrisa ya no estaba. Un tono negruzco casi visible se notaba debajo de sus ojos, pero aun así no opacaban el brillo de sus pupilas tan verdes como una esmeralda en bruto. Su mirada aunque esquiva y perdida, conservaba el hechizo con el que las personas, y por lo general, los chicos, tenían que mirarla dos veces cuando se la topaban. Dos dedos se deslizaron por su rostro limpio como una manzana y descansaron en el contorno donde unas cálidas lágrimas bajaron como un riachuelo por su piel blanca y sedosa.

Trataba sin éxito detener el llanto.

Pronto desistió y se sumió de nuevo en la pena que le agobiaba por dentro. Algún pintor se lucraría si pintase el retrato de ella en tal estado natural, se veía más bella. Más pura de lo que era. Y más inocente.

"¿Por qué las cosas no suceden como las queremos?", Se decía así misma en el silencio de su intimidad.

"Que narices te sucede Valeria, tu no eres así", otra voz hizo presencia. Pero por más que trataba no podía despejar su mente. Y, no. Ella no era así. No lloraba por tales cosas como esas.

Porque simplemente nunca las había sentido. O más bien estaban allí, guardadas en un baúl recóndito de su corazón y que se alimentaba siempre cuando lo miraba a él. Cada vez que compartían tiempo juntos.

"¿Quién mierda inventó el amor y si es un sentimiento hermoso por qué dolía tanto?" Los malos pensamientos apartaban a los buenos de un manotazo.

De pronto volvió a experimentar la misma horrible sensación cuando le vino el recuerdo de lo que vio.

Había llegado a la fiesta dos horas después desde que esta había comenzado. Aunque ella no quería ir su testaturada amiga la convenció y la arrastro consigo. Carla, era su única mejor amiga, era su polo opuesto, Valeria era inocente, Carla indecente. El cielo y el infierno. El hielo y el fuego. Pero ambas compaginaban muy bien. Se apoyaban con mutualidad y tenian entre si una infinita estima incondicional.

Cuando llegaron, la juerga estaba en pleno apogeo. La música se escuchaba muy fuerte por los altavoces. Todos bailaban. Bebían. Se manoseaban.

Valeria tuvo que agarrar de la mano a su amiga para no perderla de vista. De repente se armó un bullicio cerca de donde ellas se encontraban, pero había más personas que le impedían ver lo que acontecía, así que se abrieron paso entre el aglomerado, Carla iba en la vanguardia y Valeria evitaba caerse por la inercia a la vez que se disculpaba por los empujones de su amiga.

Cuando al fin consiguieron estar en la primera fila Valeria se detuvo en seco cuando vio cuál era el evento que estaba llamando tanto la atención. Su corazón conmovido se paralizó y comenzó a sudar frío, era él, quien bailaba pegado con una tipa que nunca había visto.

Aquella chica de cabellera rojiza tenía un cuerpo despampanante y se movía muy bien. Tanta era su conmoción que no parpadeaba ni un segundo, solo están bailando, eso es todo, se decía, pero no se esperaba lo que iba a ocurrir... como si premonitora las cosas al inverso.

La canción estaba ya dando sus últimas melodías, la tipa se le acerca sensualmente a él y le planta un beso en la comisura de sus labios y luego le susurra algo al oído, este suelta una sonrisa de oreja a oreja hasta que por cosas del universo gira su cara en su dirección y la ve.

Valeria dio un sobre salto al salir del recuerdo. Dolía menos cada vez.

¿Pero por qué se sorprendía? Si en el fondo sabía que la realidad es cruda. No se parecía a la ficción de sus películas de amor que tanto veía con lágrimas de alegría cada vez que los protagonistas arreglaban sus problemas y terminaban juntos.

Ni era parecido a sus maravillosos dibujos de parejas enamoradas bajo la lluvia.

Pero sobre todo ¿Por qué se sorprendía si ella lo conocía muy bien? Lo conocía más que a la palma de su mano, sabía su historial, hasta sus secretos.

Pero aun más ¿Por qué se sorprendía si nunca ha habido algo más que una linda amistad que llevaba muchos años?... Y ella sabía muy bien que era solo eso. Así como él. Así como todos los amigos de ambos. Y también, las nuevas amigas que él le presentaba y que hasta incluso trataban con ella para ganársela, ya sabes, para ganarte el cariño de alguien debes ganarte el corazón de sus mejores amigos, darles una buena impresión, o eso era lo que intentaban con ella. Tanto esfuerzo en vano por caerle bien solo para acostarse con su... mejor amigo.

Aunque Valeria siempre se mostraba risueña, en el fondo quería espantarlas con algún cuento para asustar gatas en celo.

Y eso no era todo, hubo una joven de su edad más o menos que le hizo una propuesta… No tan decente que digamos. Estúpidas, insípidas, que no se valoran.

Jamás se le ha pasado por su mente coquetearle a un chico. Bueno haber no es que fuera una santa, ella tenía sus secretos más privados.

Su celular que estaba en una mesita de caoba comenzó a emitir un tono personalizado de mensaje de texto. Sin verlo ya sabía de quién era. Sin agarrarlo, leyó la barrita en la pantalla de bloqueo.

De Andrew:...

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Comments

Cyn

Cyn

interesante historia seguiré leyendo

2023-10-24

3

Unicornio magico🦄

Unicornio magico🦄

me encanta

2023-09-17

1

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