Capitulo 6

VALERIA.

Las clases habían concluido en la tarde de un martes, la semana iba yendo rápido, sentía como si las horas pasarán velozmente frente a sus ojos y, que el tiempo duraba menos para hacer sus tareas y actividades, como salir a alguna parte a oler el aire fresco de otra parte que no fuera su casa o la universidad.

Valeria, sentía la necesidad de ir a un terreno boscoso y perderse en la naturaleza durante un buen rato, se consideraba amante a lo verde, adoraba las mariposas y el espíritu de la aventura. La última vez que estuvo en contacto con la naturaleza fue en el zoológico muchos años atrás, cuando solo contaba con diez años de edad y su familia aún seguía unida, o más o menos, cuando eran cuatro en vez de dos, cuando no tenía preocupaciones de ningún tipo.

No se lamentaba, por lo sucedido con sus padres, porque ella no tenía culpa, ni mucho menos, a esa edad los problemas de los adultos no los comprendía hasta ahora, que sabe cuál es significado de fidelidad, fidelidad hacia otra persona, fidelidad hacia uno mismo, pensaba en que si era infiel sería así mismo el daño, su daño moral y de principios, rompería el peso de credibilidad de su palabra, como lo que pasó con su padre hacia su madre. Comprendía que toda su vida ha sido una enseñanza para su crecimiento personal, de ahí su fuerte determinación, como su elección de vivir con su madre, aunque sintiendo pena por su padre, pero, fue valiente, eso le dijo él. A pesar de eso, sus crisis aparecieron con el pasar de los días, veía a los padres de sus amigos juntos, y se sentía incompleta por no tener lo mismo. Aún con eso, pudo superarlo y superarse también, ella sabía lo que quería y lo que era capaz de hacer, tenía un talento indiscutible, tenía oro puro en sus manos, en cada dedo, un don de la creatividad inconmensurable, y eso lo sabía claramente.

A las afueras del centro universitario se topó con la cara conocida de Rodrigo, el hermano mayor de Carla, estaba recostado sobre el capó en un mustang gt convertible blanco, cuando la vio salir alzó su cabeza en su dirección y la saludo con una mano.

Valeria sintió picazón en la barbilla, ¿qué hacía el hermano de Carla en la universidad?, su instinto le insistía en que vendría a llevar a su amiga a casa, cosa que ella no le dijo, o tal vez sí, pero lo habría olvidado seguramente.

Un empujoncito en su hombro derecho le avisó que Carla se encontraba detrás.

—No me esperaste— dijo Carla a regañadientes.

—Te demoras una eternidad para arreglarte— respondió Valeria.

—Claro que sí, ser bella conlleva un peso enorme.

—Sobre todo aburrir a sus amigos haciéndolos esperar.

Valeria, reía con su amiga, pero sentía el peso de la mirada de Rodrigo, sabía que estaría mirándola, no pudo evitar sentirse cohibida ante la idea.

—Mira mi hermano, le pregunté si podía conducir su auto nuevo y mira nomas donde está— aulló Carla, señalando a su hermano.

Valeria le echó un vistazo, seguía con la misma pose, aún mirando hacia su dirección como si no tuviera otra parte a donde ver, como si tuviera un imán puesto.

—Supongo que es un sí— expuso Valeria.

—Vamos.

Carla jaló de su brazo y la llevó consigo antes de que consiguiera protestar.

A los pocos segundos se acercaron hacia Rodrigo, quien se había cruzado de brazos al ver a las dos comportándose como chiquillas. Carla se acercó más, abrazando a su hermano.

—Hola, hermanito.

—Hola, Carlota— dijo Rodrigo, recibiendo el abrazo de su hermana para luego volver a mirar hacia ella—. Hola, a ti también.

Valeria notó su sonrisa, y sus ojos avellana viéndola de arriba a abajo.

—Hola, Rodrigo— respondió.

Aquel hombre había estado detrás de ella hace una temporada atrás, y aunque era guapo y musculoso, jamás le dio luz verde a sus intenciones, que según ella, solo quería otra cosa, por la forma en como la veía, en como se relamía cuando conversaba con ella, tratando de ligarla, desde un inicio se dio cuenta de ello, y fue franca con él, solo podía ser su amiga y nada más. No le había contado a Carla acerca de las intenciones de Rodrigo con ella, su amiga, tampoco es que le preguntará, simplemente así quedó.

Mientras Carla hablaba con su hermano, recibió una notificación en su teléfono. Desbloqueó la contraseña y lo leyó:

Andrew:

《Iré a los juegos con Marcos y Luis ¿Quieres venir?》

^^^...^^^

Cuando empezó a escribir la respuesta quedó interrumpida por la imperiosa voz de Carla llamándola.

—¡Val!, ¡¿Quieres acompañarnos a dar una vuelta?!— la pregunta parecía más una orden que una petición.

—Es que...— comenzó a excusarse.

Pero, Carla contraatacó — es que nada, vamos, solo será una vuelta y luego vamos al Carver Johnson a comer helados e iremos a los juegos.

Carver Johnson. Los juegos. Allí estaría Andrew. Además, se quitaba la culpa de rechazar la propuesta de su amiga.

—De acuerdo.

Subió a los asientos traseros y se pusieron en marcha. Mientras, cogía su teléfono empezó a escribir:

^^^Valeria:^^^

^^^《Sí, allí nos vemos》.^^^

...***...

—Dos helados de fresa, uno con chispas de chocolate y otro sin, y uno de vainilla, por favor.

Carla pidió el menú en la cafetería del centro comercial Carver Johnson. Ella, como siempre tomando el control de la situación.

—Y bien, Carlota me ha dicho que sigues siendo la mejor de la clase— le dijo Rodrigo, rompiendo la barrera que se había formado en el auto.

—Oh, por supuesto, mi amiga es como Frida Kahlo.

—Que va, no pretendo ser mejor que nadie, solo soy yo— dijo modestamente.

—Aun así, tus cuadros son espectaculares, tengo amistades que comprarían a buen precio tus obras de arte— manifestó Rodrigo.

Se veía diferente, a cuando intentaba coquetear con ella. Su forma tan cortés de expresarse le hacía entrever que había entendido el mensaje y que a buenas quedaron como amigos.

—Me parece bien— se limitó a decir con tranquilidad.

Un chico de su edad les trajo los helados y comenzaron a jactarse, hasta que acabaron.

Su teléfono le vibro nuevamente, después del último mensaje que le envió a Andrew, vio el mensaje e inexplicablemente sonrió para sus adentros.

Andrew:

《¿Dónde estás? Ya quiero jugar carritos chocones contigo.》.

^^^Valeria:^^^

^^^《Cerca, espérennos, voy con Carla y su hermano.》.^^^

Andrew:

《Ah, ok.》.

¿Ah, ok?, lo miro tres veces y no le cabía en su cabeza ¿qué significaba ese "ah, ok"?

¿Se habría incomodado porque mencionó al hermano de Carla?, ¡Oh, vaya!, ¿o no? ¿O sí?, su mente comenzaba a divagar, a crear argumentos y teorías acerca del mensaje de Andrew. Pero, no estaba segura, le resultaba imposible estar segura de lo que pensaba, y le costaba creer en sus propios pensamientos. No le gustaba inventar cosas que no existían.

—Entonces es hora de ir a los juegos— dijo ella ansiosa.

Ansiosa por ver que pasaba. Y nerviosa por lo que no ha sucedido.

—¡Sí! ¡Hay que ir ahora!— mascullo Carla.

Sin embargo, el teléfono de su amiga emitió el sonido de una llamada, y esta se apresuró a contestar levantándose de su asiento.

—Ya vuelvo, solo será un momento— dijo, y se alejó de ellos dejándolos.

—A veces he visto a mi hermana ponerse histérica cuando recibe una llamada— dijo Rodrigo—. No sé quién será el muchachito con el que está saliendo, porque nunca lo he conocido ¿tú sabes quién es?

La mirada de Rodrigo era fría mientras le decía la pregunta, y parecía estar presentando celos fraternales hacia su hermana menor. Cosa que no le parecía raro, pero la pregunta le resultaba difícil de responder, dado que Carla le pidió máxima discreción con aquello.

Y una promesa de amigas era igual o más sagrado que el sacramento de la penitencia. Pensó abiertamente en una respuesta.

—No sé, conozco a varios amigos de Carla, pero no he visto que salga con alguno, ha de ser uno uno de sus amigos.

Las facciones de Rodrigo estaban un poco tensas.—Quién sea que sea el chico más le vale no hacer sufrir a mi hermana o las verá conmigo.

—Ya, claro— murmuró, Valeria—. Mírala, ahí viene de regreso.

Los dos se levantaron de las sillas al encuentro con Carla y se dirigieron a la sala de juegos del centro comercial.

Valeria vio bajo la luz tenue de la sala de juegos a Andrew, Marcos y Luis en las máquinas de árcade. Su mejor amigo, tenía una camiseta blanca bajo una chaqueta de jean desteñida, tenía unas gafas 3D y estaba concentrado en el juego de carreras de coches compitiendo con los otros dos chicos. Escucho un grito de victoria por haber llegado en primer lugar. Al mismo tiempo los pesares de Marcos y Luis.

Valeria se acercó por detrás y le tapó los ojos a Andrew.

—Cara de sapo— le dijo en su oído.

Andrew hizo un gruñido, luego contestó en un susurro— Cara de rana.

Cuando le quitó las manos de su cara él se levantó del sillón de un salto y la abrazó con ternura. Como cuando dormía con su oso de peluche.

—¿Jugamos?— dijo él.

—Sí— dijo ella sonriendo.

Entre choque y choque los equipos se batían en una lucha por sacar a su oponente del centro, Valeria había hecho equipo con Luis y Rodrigo, mientras Andrew con Carla y Marcos.

Ya solo quedaba Valeria y Rodrigo en el medio contra tres. Una maniobra del hermano de Carla sacó del medio a Marcos como si fuera de cartón. Solo quedaban dos y dos ahora.

La chicharra pitó de nuevo y volvieron a la carga, chocaron entre sí, un golpe seco del carrito de Andrew golpeó el de Rodrigo con vehemencia y el de Rodrigo el de Valeria en una reacción de la ley de la física, sacándola del círculo central, impactándose con la barandilla.

La vista le pareció nublarse, le daba vueltas el mundo, a pesar de que tenía puesto un casco.

—Valeria, ¿Estás bien?— le preguntó preocupado Rodrigo.

—Estoy... estoy...— Sé sentía un poco mareada.

Vio que Andrew se acercaba rápidamente hacia los dos.

—¿Estás bien, Uvas?

Su vista se aclaró siguiendo la voz de su mejor amigo.

—Estoy bien— dijo mirándolo a él.

En consecuencia, vio como Andrew y Rodrigo intercambiaban miradas furibundas.

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