Capitulo 16

CARLA.

—Tierra llamando a Carla— la voz de Valeria la hizo regresar al presente.

Parpadeó tres veces, volviendo a concentrar su atención en su amiga.

—Lo siento ¿En qué estábamos?— preguntó.

Había recordado la noche anterior, donde después de cuatro semanas de salir con Marcos al fin pasó lo que tuvo que pasar, desde la primera cita, desde que empezó a sentir atracción y sentimientos genuinos, estar con él era todo aquello lo que llaman "mágico", lo que provoca las sonrisas y se besan con la mirada antes de con los labios.

—Estábamos en... ejem... ¡Ey, Espabilate!— bramó Valeria, chasqueando dos dedos en frente de su cara.

—Disculpa.

Valeria hizo una mueca—. Segunda vez que te disculpas ¿Qué sucede?

Una misteriosa sonrisa iluminó el rostro de Carla.

—Algo increíble— dijo.

Pronto Valeria le dio picazón en la barbilla y dejó el tema de la tarea y se acercó más a ella con la curiosidad desbordada.

—Uy, cuéntame ¿A qué se debe esa sonrisueña?— inquirió en un susurro que solo ella pudo oír.

—Anoche Marcos y yo... ya sabes.

Los ojos de Valeria se abrieron como platos.— ¡No! ¿En serio hicieron el... amor?— bajó la voz y titubeó.

—Sí— se limitó a responder, sin borrarse la alegría de su rostro.

—Mírenla ¡Qué pícara eres! — Valeria entorno los ojos un poco —. Entonces ¿eso quiere decir que son novios?— inquirió.

—No, aún no lo somos. Ninguno de los dos ha mencionado sobre eso, la verdad, no sé si estoy segura de que suceda algo más entre nosotros... no sé si estoy preparada— sentenció.

La alegría pasó a ser intriga. Una rara sensación la abordó por dentro recorriendo su torrente sanguíneo hasta parar en su corazón y de nuevo hacia la misma maniobra, ida y vuelta, una y otra vez. La frase "No sé si estoy preparada" reverberaba en su mente; comenzando a deliberar, pero la pregunta del millón era ¿Sentía amor por él o solo era el capricho de sí misma? A veces no se lograba entenderse del todo y solo deducía las pequeñas cosas que se planteaban en su cabeza, pero no conseguía controlarlo a la totalidad como ella quisiera, sus emociones eran producto de sus impulsos y sus impulsos eran presos de su cerebro.

—Hmph, mírame Carly — Valeria reposó una mano encima de las suyas sobre su regazo —. Tal vez me equivoque, pero quién quita que te vaya muy bien con Marcos, me conoces, sabes que no hay una persona más observadora que yo y mi intuición es fina; y creo que hacen una hermosa pareja.

Carla apretó la mano de su mejor amiga.

—Te adoro— dijo con el corazón estrujado de tanta ternura.

—Yo también a ti— contestó Valeria —. Pero, ahora reanudemos la tarea si no queremos que nos pongan mala nota, y nos queda poco tiempo— dijo recomponiéndose en su asiento nuevamente.

—Sí, capitana.

La abrumación se fue disipando poco a poco mientras se concentraba en los estudios de arte etrusco y sus aportes.

...***...

Dos horas pasaron, el receso comenzó y su barriga lo sabía; gruñía y gruñía que parecía un león. Junto con Valeria fue a la cafetería y agarraron sus antojitos para calmar el hambre, solían comer algo liviano y delicioso.

Más luego, pasearon por todo el campus y llegaron a la cancha de baloncesto donde los chicos practicaban.

Carla vio de inmediato a Marcos recibiendo los balones que Andrew le pasaba, estaba claro que la jugada ganadora del partido pasado estaba automatizada.

Se sentaron en el nacimiento de las gradas justo al tiempo en que Marcos encestaba tres puntos en un tiro perfecto.

—¡Uh, eso es!— gritó ella saltando de su asiento.

Marcos se volteó a mirarla y le mandó un beso volador que casi se escapa si no fuera teledirigido a ella. Andrew le dio un empujón y volvieron a practicar.

—Oye, Valeria.

Su amiga estaba pendiente a una cosa y no precisamente a lo que decía. Se le dispararon las antenitas cuando se dio cuenta de lo que acontecía. Valeria estaba quieta e inmóvil con la vista fija hacia su mejor amigo. Notaba que sus pupilas se engordaron, y según lo que había leído en una revista sabía que eso sucedía cuando se tiene una respuesta fisiológica; como miedo, sorpresa o atracción.

"También soy observadora" pensó con aires de orgullo. Sabía que quizás a su amiga le gustaba Andrew, llegó a plantearse esa idea debido a que nunca la había visto de esa manera.

—¿Me he perdido de algo?— carraspeó dándole un pequeño codazo en el brazo de su amiga.

Valeria se erizó como una gata, y enseguida cambio su postura, pero ya era tarde para ocultar lo que era evidente.

—¿Qué?— preguntó Valeria, con una mueca de irreconocimiento.

—Dímelo tú ¿Qué?— contraatacó Carla alzando ambas cejas.

Su mejor amiga entorno los ojos confundida de pies a cabeza.

—¿Qué me preguntaste?— dijo finalmente.

—¿Hay algo que no me hayas contado sobre esas miraditas con Andrew?— indagó Carla, señalando con la vista hacia donde estaban los chicos.

El suceso era inédito y, no pretendía dejarlo pasar por alto, quería ahondar más el asunto, así como ella lo hacía consigo, además siempre le contaría sus cosas ¿por qué a ella no debería contarle? Si su confianza entre las dos era lo más importante del mundo mundial, y también la comunicación. Así que así como hizo Valeria con ella, Carla le agarró las manos y se la puso en su regazo.

—Val, escucha, te conozco tanto que confió mucho en ti, te cuento mis cosas íntimas y privadas— decía mientras ella la miraba con suma atención —. A veces es bueno que también confíes en mí, también sé guardar secretos, ya lo sabes, como una caja fuerte.

Notaba en la cara de Valeria la clara señal de la pena y la vergüenza, a diferencia de su forma de ser su mejor amiga era muy reservada en lo que respecta sus cosas privadas, los secretos que solo las paredes de una habitación sabrían y que no tienen boca para confesarlos. Pero intentaba darle seguridad a su amiga, estaba logrando hacer el efecto adecuado para que le dijera, aunque en susurros lo que le pasaba, el porqué de esa sonrisa, esos ojos brillantes y esa cara de tonta que no podía con ella.

—Está bien, te diré— dijo Valeria—. Lo que pasa es que...

—¡Hey, chicas!— irrumpió Joy.

El chico estudiante de licenciatura en arte dramático se arrodilló en medio de las dos.

—Hola, ciela— saludó Carla.

—A que no creen a quien le han dado el papel para ser Alighieri en la obra de teatro.

—Humph ¿A tí? — dijo Carla.

—¡Sí, a mí!— expresó eufórico, con mucha alegría.

—Guau, Joynier Razel, quien lo diría, felicidades— comentó Valeria.

—Gracias, cariño mío— respondió este.

—Impresionante, Dante fue un gran poeta — interpuso Carla.

Joy ahuecó sus mejillas — mi amor, sabes que yo soy muy romántico.

Tanto Valeria como ella se hablaron con la mirada y sabía lo que iba a decir a continuación, así que se le adelantó.

—A ver, dime un poema de Dante— inquirió Carla, cruzándose de brazos.

—Obviamente, tengo que estudiar a fondo, no me juzguen, y ustedes tampoco sabrán— rechistó Joy.

—Tanto embeleso el contemplarla inspira, que al corazón embriaga de ternura: lo siente y lo comprende quien la mira— susurró Valeria—. Y en sus labios, cual signo de ventura, vagar parece un rizo de dulzura que el alma va diciéndole: ¡Suspira!

La boca de Joy formaba un círculo redondo y sus manos se juntaron en un enérgico aplauso.—Que bonito eso— manifestó.

—Pues anótalo— añadió Carla.

Joy le hizo una mofa, y después fue con Bradley Cooper, su pareja.

Carla, se centró nuevamente en su mejor amiga.

—¿Y entonces?

—Después te cuento— dijo Valeria.

—De acuerdo, ven vamos a saludar a los chicos— dijo y ambas se levantaron de sus asientos.

...***...

—¿A dónde me llevas?— preguntó Carla.

Tenía los ojos vendados y estaba siendo guida por unas escaleras hacia arriba, lo que no sabía era que tan arriba era.

—Ya casi estamos— respondió Marcos.

Aunque le asustaba no poder ver su andar, tenía la plena seguridad que no iba a caer mientras Marcos la sostenía, además tenía que hacerlo, no le quedaba de otra, era su línea de vida, y ella solo se dejaba llevar.

Oyó una puerta abrirse, instintivamente supuso que era la salida y la llegada por fin a donde fuese que habían ido.

—Te voy a quitar la pañoleta a las tres— dijo Marcos, situándose detrás de ella.

Carla solo percibía la expectación, no cabía la hora en que pudiera ver lo que aguardaba.

—Ok— musitó.

—Uno... dos... tres.

Marcos le quitó la pañoleta y por fin vio la luz, una impresionante vista se alzó frente a sus ojos, pero eso no era la sorpresa, a sus pies había una especie de pícnic con una flor roja en un florero pequeño.

—¡Me encanta!— expresó ella, poniéndose las manos sobre la cara.

Estaba muy sorprendida, demasiado contenta para contener la emoción, aunque era algo sencillo se llevaba todo el valor del oro puro.

—Que bueno saber que te encante— dijo Marcos, buscando sus manos—. Lo organicé todo a detalle.

—Es muy hermoso, en serio, gracias, gracias— se abalanzó sobre él y lo abrazó, sujetándose de la cintura, oliendo el rico perfume de su franela.

—Todo esto lo hice con un único propósito muy especial — dijo Marcos aferrándose más a ella.

Carla levantó un poco la cara para mirarle a los ojos marrones —. ¿Cuál es?— preguntó.

Marcos puso seriedad en sus facciones.— Carlota Barzini, te conozco desde hace casi tres años, y jamás imaginé que llegaría a sentir esto, pero desde este tiempo que hemos venido saliendo estoy muy seguro de que es real, tú eres demasiado real, me encantaría ser parte de tu vida, como quiero que tú hagas parte de la mía, esto lo reduce a…, ¿Te gustaría ser mi novia?

El corazón se le aceleró queriendo salirse de su pecho.

—¡Sí, sí, sí, y mil veces sí!— vociferó ella.

Tenía los ojos aguados, anteriormente no se le había pasado por su cabeza que algo así podría sucederle. Todo era diferente a como la aventura que sostuvo con Jacob, no era tosco ni carecía los sentimientos inefables y tampoco faltaban los caramelos de sus besos dulces sin ir más allá con prisa, y lo que había sucedido anoche fue producto del aflorante y puro romance que nació entre los dos, y no el deseo lujurioso. Se sentía feliz, increíblemente feliz ¡joder! No cabía en su mente que en realidad estaba pasando, Marcos se le acababa de declarar en un sitio poco común, muy original, solo para demostrarle que en verdad la quería, eso le arrugaba el corazón de la ternura.

—Por favor, no llores, quiero que estés feliz— dijo Marcos preocupado.

—Y lo estoy, es solo que... no me lo creo— respondió ella.

—Lo sé, ni yo— intuyó él.

Los centímetros de lejanía se desaparecieron y besó sus labios con suma delicadeza atrapada entre sus brazos fuertes. La mente se le puso en blanco, no quería pensar en nada más, quería disfrutar el momento, que no significaba el fin de algo sino el inicio de una historia que apenas comenzaba. Los besos fueron llevándose el aliento de los dos, donde solo había calor y un efecto vertiginoso, pronto las caricias hicieron parte del acto y sus labios se entrelazaban con frenesí, sin guardarse ningún pudor, con locura, sintiendo cada fibra del otro, sin querer soltarse, amándose entre caricias y besos.

Lentamente, se fueron despegando hasta que hubo un pequeño hueco por donde pudo pasar la luz naranja del atardecer.

—Te quiero— dijo Carla, risueña.

—Yo también a ti— contestó Marcos con la misma expresión sonriente.

No había nada comparado con una sonrisa boba después de un buen beso apasionado para complementar la conexión que entre los dos se había forjado.

—¿Tienes hambre?— inquirió Marcos.

—Sí— afirmó ella.

—Ven, comamos, no le pedí a Claudice clases de cocina por nada.

Carla soltó una risa que resonó en el aire a varios metros del suelo o del cielo.

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Comments

Vane Quiroga

Vane Quiroga

me encantooo esta parejta ...marcos todo un ramantico y carla enamoradisima...ahora q pasa andrew y valeria estan mas lento mmm

2023-10-06

2

Vane Quiroga

Vane Quiroga

me encantooo esta parejta ...marcos todo un ramantico y carla enamoradisima...ahora q pasa andrew y valeria estan mas lento mmm

2023-10-06

0

Unicornio magico🦄

Unicornio magico🦄

Marcos si es un chico romantico

2023-10-06

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