Capitulo 18

ANDREW.

Acomodaba peso de forma uniforme en los extremos de la barra, los discos relinchaban en todo el lugar y música electrizante se escuchaba por los altavoces.

—¿Ochenta?— dijo Andrew acostándose boca arriba en la tabla en un ángulo de noventa grados.

—Ochenta— confirmó Marcos desde atrás.

—Estoy listo.

Andrew sujetó la barra con firmeza y la levantó con explosividad. Tomó aire profundamente y contrajo su espalda y omóplatos. Luego bajó hasta su pecho, las manos de su amigo siguieron el movimiento. Volvió a repetirlo unas nueve veces más. Sus brazos se ensancharon de una manera exagerada mostrando sus venas por la fuerza ejercida, y eso apenas era el calentamiento.

—Tu turno— delegó Andrew, levantándose y poniéndose detrás.

—¿Le puedes poner cinco kilos a cada lado?— inquirió Marcos.

—Estás loco, sigue la rutina, puedes lesionarte— bramó Andrew, molestándose con su amigo.

—Puedo hacerlo, amigo, ¿sí?— insistió su colega como un niño rogándole a sus padres cuando quiere algo.

Andrew gruñó.— Bah, está bien, allá tú.

Fue por los discos pequeños y los añadió a la barra.

—Ya tienes— dijo seriamente.

—Estoy listo— aseguró Marcos acomodando el cuerpo.

—Uno... dos... tres — comenzó a contar Andrew las repeticiones.

A esa hora el gimnasio Life Star llegaba a su máxima capacidad, aunque grande parecía chico con las casi treinta o cuarenta personas que se paseaban de un lado a otro ocupando las máquinas y tomándose fotos en los grandes espejos. Para Andrew siempre le había parecido de mal gusto aquellas personas que solo iban a farandulear, solo gastaban el tiempo y le hacían perder el tiempo a los demás cuando ocupaban una máquina y se sentaban con el celular en la mano a hacer nada, pero, sin embargo, lo dejaba pasar porque cada ve que les pedía usarla ellos se apartaban, así siempre y cuando hiciera lo suyo lo demás dejaba de darle importancia.

Después de hacer 'press banca' agarró las mancuernas de veinticinco kilos y comenzó a hacer el ejercicio con buen movimiento. Su espalda se contraía de tal manera que sus omóplatos parecían discos y sus hombros se endurecían mientras trabajaba los bíceps, tríceps y cuádriceps, se veía claramente la intensidad por debajo de su camisilla de tirantes negra.

En medio de la música electrónica que sonaba en torno al lugar, un bullicio hizo presencia cuando una joven trigueña entró al establecimiento y se paseó con una amiga suya. Los hombretones desde el más flaco al más fornido se le quedaban mirando con las babas afuera, todos embelesados con la belleza femenina de aquella criatura.

—No la mires, ahora te has comprometido— bufó Andrew.

—Y bien comprometido, pero los ojos son para mirar.

—Carla también está buena, no te quejes.

—No me quejo— protestó Marcos.

Por otra parte, no se daba el crédito de saber como había pasado todo aquello, como fue que él y Carla se hallan enrollando cuando siempre se miraban mal y estaban en desacuerdo casi todo el tiempo, siendo como fósforos que se prenden con la más mínima fricción.

—¿Y tú?— le preguntó Marcos de sopetón.

—¿Qué?— cuestionó.

—Te sigo viendo soltero— puntualizó.

—Soy reservado, me conoces— dijo Andrew levantando una ceja.

—Ya, ¿Alguna noticia de la rubia esa?— volvió hacer otra pregunta.

—El otro día me escribió, pero nada más ha pasado— respondió.

Layla le había escrito ya hace más de cuatro semanas, no se acordaba haberle dado su número o si sí, pero le llegó un mensaje de ella diciéndole sobre verse — esa parte se la ahorró decir — para hablar claramente sobre algo. Andrew supo que ella no se llamaba "Layla" como le había dicho sino que su nombre real era Juliana, pero lo que más le sorprendió es que su apellido era uno de lo más resonantes de toda la ciudad, Juliana Carson, hija menor del magnate Rafael Carson. Cuando él confrontó el hecho de haberle fingido su identidad ella se escudó con que le gustaba jugar al gato y al ratón e inclusive le recriminó el hecho de no seguir buscándola como si de un detective se tratase. Le pareció lo más extraño que le había sucedido en la vida, jamás había conocido una chica con ese tipo de gustos, aunque su facha de bonita era solo la envoltura de lo que era por dentro, debió darse cuenta desde el momento en que sacó esa cosa de su bolso — un fetiche muy peculiar y raro — y no quiso imaginar que habría hecho con eso.

...***...

El día después de hoy por la mañana estaba envuelto en un cielo opaco y nubarroso. Era la última semana de clases antes de las vacaciones, el verano comenzaba gris, pero al mediodía las nubes se habían despejado dando paso al sol brillante cubriendo todo con calor abrazador.

—Les digo una cosa, cuando nieve en verano yo dejaré de ser un idiota— dijo Luis.

—Eso es imposible, y no me refiero a la nieve— carcajeó Herrinson, quien era su mejor amigo.

Todos rieron al tiempo, tomándose los pelos los unos a los otros.

—Oigan, el calor no es tan malo, es muy bueno para hacer un buen plan de sol, mar y arena— dijo Tania, luego miro a su novio —. Debemos ir en las vacas.

—Querrás decir: todos iremos— corrigió Joy.

—¿Tú qué dices?— comentó Marcos, dirigiéndose a Carla.

—Sí, me gusta la idea, es una buena excusa para comprarme un nuevo bikini.

Andrew posó la mirada en Valeria y le hizo un gesto "¿y tú?" A lo que ella asintió entre gestos y miradas también "sí".

—¿Puedo llevar a mi novio?— inquirió Sara.

—¿Tienes novio?— preguntó Carla.

Por alguna razón Valeria compartió ojitos con Sara.

—Sí— respondió Sara, sonrojada.

—Uy, dinos quien es, suelta la sopa— dijo Luis y Herrinson lo apoyo.

La muchacha se había puesto como un tomate con mucha pena se tapaba la boca mientras sonreía. Luego miró a Carla.

—Es Rodrigo.

Los labios de Carlota Barzini formaron un óvalo y los ojos muy abiertos.

—¿Cómo Rodrigo, mi hermano?— dijo, sin ocultar la sorpresa.

—Sí— contestó con timidez, intimidada ante la atención de Carla.

—¡Oh, vaya! Hasta ahora me entero, en ese caso ven déjame abrazarte cuñada. Aunque siempre pensé que serías tú, Val— dijo viendo de soslayo a Valeria.

A Andrew no le gustó cuando la miró, sintió su cuerpo tensarse, y apretó sus labios en una línea fina y dura.

—No me metas en problemas con Sarita— dijo Valeria.

—¡No, como crees! Claro que no Val, todo está bien. Además, si quieres tengo amigo que están interesados en conocerte— le expresó Sara.

—¿Tú crees?— dijo riendo ella.

—Pierdes el tiempo cuñada, yo lo he intentado muchos meses— bufó Carla.

Los ojos de Valeria buscaron a los de Andrew. El brillo de sus pupilas verdes chispeaban en tonos más claros y vivos.

—No me interesa nadie más— dijo sosteniendo la mirada con él.

Más populares

Comments

Unicornio magico🦄

Unicornio magico🦄

Que bien que Andrew hiciera los ejercicios adecuadamente

2023-10-12

1

Vane Quiroga

Vane Quiroga

este capitulo me gusto mas y mas lo ultimo ...para mi val tiene q salir con alguien para darle celos Andrew a q reaccione ...no se va qdar toda la vida de flor esperando q el de bola

2023-10-06

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play