ANDREW.
—Lo siento— dijo Andrew por enésima vez. Lamentando causar el incidente de los carritos chocones.
Valeria le vio a los ojos con una sonrisa— mírame, estoy de una pieza. No fue intencional, fue un accidente, no te preocupes.
Un accidente. Esperaba creérselo él mismo, intentaba creer que nunca tuvo intención de golpear el carrito donde se hallaba el hermano de Carla y, que desafortunadamente Valeria estaba detrás siendo el daño colateral de su acto.
Odiaba el hecho de hacer lo que hizo, odiaba haber pensado una idea errónea, falsa, sin ningún argumento para que fuese verdad, pero, cuando ella le dijo que estaba con Rodrigo sintió retorcijones mentales, no le daba buena espina, sabía que ese tipo había estado tirándole los perros a Valeria hace un tiempo atrás y, aunque ella era libre de elegir, se obstinaba a permitir que fuera con ese tipejo, porque sabía la calaña que era, pues salía con su prima, y la engaño. No podía permitir que jugará con su mejor amiga, no con ella. Valeria merecía alguien mejor, incluso mejor que él.
Andrew insistió en acompañar a Valeria a su casa después de un juego de baile.
La brisa alborotaba sus prendas por la velocidad, mientras conducía su moto, luego fue aminorando hasta ir a una más moderada. Valeria sujetaba su cintura pegándose a él. El frío se colaba por debajo de la ropa y sentía como temblaba.
—No te vayas a dormir— su voz sonó amortiguada por el casco.
—Despiértame cuando lleguemos— musitó Valeria poniéndose más cómoda.
—Valeria—rio fuertemente—. Lo digo en serio ¡Ey! No te duermas.
—Déjame, tengo sueño y frío.
—Está bien— dijo resignado—. No me vayas a soltar.
—Jamás.
Su respuesta reverberó en el aire, y luego el silencio los acompaño en lo que quedaba del trayecto.
...***...
Andrew aparcó en la acera en frente de la casa de Valeria. Casi eran las doce menos quince de la noche.
—Despierta, Uvas. Ya llegamos— le hablo por encima de su hombro.
Valeria se revolvía en el asiento con pereza, se veía que tenía total determinación en dormir toda la noche recostada en su espalda.
Andrew colocó el paral en el asfalto y se bajó primero, Valeria estiraba sus brazos y bostezaba, extendió sus extremidades superiores hacia él como un bebé, la recibió y le ayudó a bajarse. Pero ninguno de los dos se despegó del otro, convirtiendo aquello en un abrazo lleno de afecto, pero había algo más, que no le dio suficiente atención para descubrir que era, solo disfrutaba el momento de abrazar a su mejor amiga y, oler el delicioso aroma de su pelo, era agradable. Percibía la respiración de ella, relajada, se relajaba también, sentía paz y tranquilidad. Ella lo abrazaba con fuerza, parecía que tampoco quería soltarse y, que disfrutaba tanto como él; el abrazo, el contacto físico con él.
Amaba a esa chica. Debía cuidarla para que no dañaran lo buena y pura que era, ni que borrarán la sonrisa bonita de su rostro, ni que rompieran su corazón. ¿Quién sería digno de una mujer como Valeria?
Él no se consideraba digno de merecerla. Reprimía sus resentimientos por lealtad, la lealtad con la amistad con ella, no quería dañarla, quería conservarla, así como estaba. Su lazo fraternal con Valeria era muy fuerte como para cagarla, jamás se lo perdonaría.
Los minutos pasaban y los dos seguían unidos, como figuras compatibles de tetris.
Andrew miró su reloj de mano por encima del hombro de Valeria.
—12:00 p.m, creo que si no nos vamos a dormir ya, llegaremos tarde a clases.
Valeria Asintió.
—De acuerdo, descansa— dijo, bostezando de nuevo.
—Tú también.
Espero hasta que ella entrará en el inmueble, se despidieron con la mano antes de verla desaparecer detrás de la puerta.
...***...
La cafeína en su organismo le propino una buena dosis de energía que le despertó las neuronas rezagadas. Había abierto los ojos cuando la alarma sonó, pero espero 5 minutos después para levantarse, su cuerpo aún estaba amañado a la reconfortante sábana de algodón. Estaba recostado en el mesón de la cocina mientras saboreaba un delicioso capuchino, al mismo tiempo preparaba café en la cafetera.
El reloj en la pared marcaba las 6:14 de la mañana, la primera hora de clases iniciaba exactamente en 56 minutos, aún tenía tiempo para alistarse, una ducha rápida, escoger la vestimenta no era debatible y, su cabello rebelde ya era parte de su estilo.
Dejó la taza en el lavabo y lo lavó de inmediato, todo lo que ensuciaba lo lavaba, se había acostumbrado así. Luego puso un pocillo en la cafetera y lo llenó de café sin azúcar bien caliente. Cogió un plato pequeño y puso el pocillo arriba. Y salió de la cocina con el café en la mano.
Subió las escaleras hasta el segundo piso, yendo a la recámara de su madre.
—Buenos días, mamá— dijo en cuanto entro.
Dejó el café sobre la mesita de noche
—Buenos días, cariño— respondió Amelia, mientras se peinaba en frente del espejo del tocador, su rizado y corto cabello castaño.
Amelia Sanz a sus 42 años de edad se mantenía bella y joven, los años no parecían afectarle mucho, aunque infortunadamente padecía de diabetes, pero no le impedía tener una vida normal. Andrew había heredado los ojos claros de ella.
—Voy a alistarme. Dejé fruta picada en la nevera y si quiere más café hay un poco en la cafetera, te amo.
—Gracias, Andy— dijo Amelia con una sonrisa.
Andrew le lanzó un beso con ambas manos y salió de la habitación, dirigiéndose a la ducha.
...***...
La clase de historia e ilustración había empezado en la segunda hora y se alargaría durante una hora y media más. Se dictaba la historia, en los diferentes siglos, sus costumbres y cultura que se desarrolló en aquellos tiempos históricos, enmarcando los acontecimientos destacados. También se mencionaba en gran parte el arte, y sus derivados. A Valeria y a él les gustaba el arte, era una de varias cosas que tenían en común.
El profesor delegado para dar la clase era un sujeto alto y delgado, con buen sentido del humor, hacia lo que estuviera en sus manos para que su asignatura no fuese aburrida, algo que se agradecía, si no no sería del agrado de nadie, sería descartada de sus horarios y tirada a la basura. El profesor de nombre, Guillermo, se paseaba de un lado a otro tocando el tema del cortejo en la edad media. Hacía referencias un poco anticuadas pero graciosas, según su criterio.
—Como verán, los hombres nobles en esa época para cortejar a una dama y, en especial a una doncella, utilizaban el encanto de la poesía, sí, era un acto caballeroso, todo para tratar de copular con ella, hacerla su esposa, y para tener un hijo.
Hablaba con elocuencia, tenía la total atención de la audiencia.
—Todo parece ser un romance y parece muy bonito, pero que pasa cuando la mujer no está enamorada del hombre que la corteja y, aun así, la obligan a casarse, por la avaricia o poder de su padre. ¿Alguien puede decirme algo respecto?
—El tiempo.
—Para hablar debe levantar la mano señorita Vélez.
—Disculpe, decía que con el tiempo la mujer se puede enamorar de su esposo, quien sabe.
El profesor hizo un gesto de aprobación— Es probable, sí, gracias por su aporte. Pero, compliquemos más la situación ¿Y si la mujer sostiene una aventura a escondidas con otro hombre el cual si ama? Sin embargo no pueden estar juntos oficialmente porque no tiene nada que ofrecerle.
Andrew levantó su mano. Y el profesor le dio la palabra.
—Pueden planear escapar e irse lejos. Aunque eso conlleve una vida pobre.
Valeria agitó su mano. El profesor la señalo dándole permiso de hablar.
—O ella puede romper esa relación, por el bien de ambos. De amor no se come.
Se escucharon murmullos en el salón. Andrew vio atentamente a su mejor amiga, abrió la boca para decir algo, pero se quedó callado. Valeria le pillo y le hizo una expresión 《¿Qué?》
—Muy bien, señorita Castañeda, señor Menéndez, buenos aportes, y de eso se trata la clase de hoy, el libre albedrío, cada uno hoy en día tenemos la libertad de decidir lo que queremos, así nuestra decisión sea equivocada, y no importa, la vida se basa en un aprendizaje constante. Sin olvidar, claro, que todos llevamos el cortejo dentro de nuestros genes, por supuesto, de la manera moderna, el romance aún está vivo, no solo es sexo alocado, el romance es pasión, adrenalina, felicidad y armonía— Carraspeó un poco —. Ahora quiero que formen parejas y háganse preguntas respecto al tema, anoten el debate en una hoja y al terminar la clase veré sus trabajos en este escritorio. Manos a la obra.
Todos se empezaron a mover buscando con quien trabajar. Valeria abrió su libreta de apuntes y se giró hacia Andrew.
—¿Y bien?— inquirió con ambas cejas levantadas, su libreta y plumero en cada mano.
Se hicieron varias preguntas rudimentarias, comparaban el romance del siglo Xll con el actual y, sacaban sus propias conclusiones. Exploraban sus curiosidades, dándole vía libre a su imaginación sin tapujos, también le daban el beneficio a la duda y a sus ideales. Valeria era muy lista, Andrew debía esforzarse más si pretendía ganarle un debate, ya que no se lo ponía demasiado fácil. La hoja estaba ya por más de la mitad con las preguntas y respuestas y, aunque era suficiente, no podían parar de discutir, tenían varias cosas, varios puntos de vista que compartir, que expresar, y no iban a dejar a medias. Se iba volviendo más personal, más de la cuenta.
—¿Qué piensas realmente del amor?— le preguntó de repente Valeria.
Andrew se puso la mano derecha en el mentón, acariciando sus labios con el índice.
—No sé— dijo —. No sé qué es el amor.
Se preguntaba así mismo si significaba mirarla de esa forma, tan especial, pero no se lo decía, se abstenía con todas sus fuerzas.
—Pero siempre me he preguntado, ¿Por qué sentimos amor cuando no queremos?
Valeria se calló un instante, pensativa, mirándolo directo a los ojos, le brillaba el verde en sus pupilas. Él sabía que ella pensaba que lo que decía era verdad.
—O... ¿Por qué queremos sentir amor cuando no podemos? — formuló ella casi en un murmullo, pero la escuchó claramente.
Andrew sonrió.— Tal vez seamos una raza de idiotas que no tenemos idea de nada, solo somos un experimento creado para sentir emociones y ya.
—Tal vez solo somos seres irracionales que buscan placer sin medir intenciones — añadió Valeria, retándolo.
Andrew le hizo la misma expresión...《¿Qué?》con bastantes signos interrogativos en su mirada.
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Comments
😄😄😄
confirmo
2023-10-24
2
Unicornio magico🦄
el que no arriesga no gana
2023-09-20
0
Vane Quiroga
el no quiere estar con ella x miedo a cagarla pero esta dispuesto a verla con otro y q le hagan todo lo q el hace con otra??? muy buena hista cada vez m atrapas mas...ahi va regalito🤭
2023-08-23
1