Amor De Tres
— ¡Oye!
Ignoro cualquier cosa que venga del hombre que me esta siguiendo y subo al auto tranquilamente para salir del estacionamiento donde me encuentro, sin embargo, antes de que cumpla con mi objetivo el hombre se atraviesa en mi camino.
Aun no se arregla su pantalón y puede verse parte de su miembro erecto. Acelero como claro aviso de que no me voy a bajar para chuparle su poll*.
Me asquea la idea de probar algo que no me gusta.
Los hombres son solo mi sustento para sobrevivir mientras estoy en busca de un trabajo y son tan imbéciles que son un simple toqueteo ya caen como estúpidos, aflojando la billetera.
Deberían de pensar mas con la cabeza y no con lo que tienen entre sus piernas.
—¡Regresame mi cartera, ladrona!.
Solo muestro mi sonrisa mas descarada, sacándole el dedo medio con mi mano para después acelerar y llevarme esa inútil persona de por medio si no se quita.
Surge una risa espontánea cuando su cara fue un terror al ver que me lo iba a llevar de por medio, así que tuvo que quitarse a las malas.
—Imbécil —comento riendo.
No quiero irme a casa para seguir estrictas reglas de mis padres, así que me desvío para irme a un club y gastar el dinero que obtuve del pobre hombre.
Anteriormente mi vida no era así. Tenía una vida tranquila hace dos años, obedecía a mis padres y sacaba buenas calificaciones para recibir halagos de su parte. Admito que me gustaba eso y disfrutaba de recibirlos, porque me alegraba que vieran mis esfuerzos.
Todo era perfecto para mi, ¿su error?.
Ser homofóbicos.
Los chicos nunca llamaron mi atención, nunca despertó ese gusto que dicen que te hacen palpitar tu entrepierna y temblar las piernas cuando uno de ellos te gusta.
No, nunca. Mi interés era por las chicas, ese extraño gusto me causaba sensaciones que no conocia por estar al pendiente de los estudios. Todo cambió cuando una chica transferida, entro en mi salón de clases, ya que sus padres habían muerto y como sus tíos quedaron de tutores, tuvo que transferirse a la escuela donde estaba yo.
Después de eso, nos llevábamos bien y una cosa llevó a la otra y terminamos follando semanas después de conocernos. Una sensación que me pone caliente de solo imaginar como me enseñaba de todo.
Todo paso tan rápido y cuando lo noté, teníamos casi dos años saliendo sin que nadie lo notara o eso pensaba, pero un imbécil que estudiaba conmigo y que yo había rechazado, nos siguió y nos grabó haciéndolo. Fue un caos total.
Mis padres me cambiaron de escuela y solo esperan dos días para llevarme a un lugar donde podré retomar mi camino heterosexual.
Algo ridículamente estúpido. Los gustos no cambian de un momento a otro y mucho menos forzándolo. Dicen tantas cosas absurdas de quienes son homosexuales que me cabrean de solo escuchar una puta palabra.
"Es una enfermedad", ¿Querer o amar a alguien de tu mismo sexo lo es?. Es algo natural que surge con algo etéreo o profundo, depende de cada persona o actitud.
Claro, pero como ellos son cristianos dicen que solo debo seguir el camino de dios para volver hacer quien era. "La mujer nació para amar al hombre", absurdo, estúpido y por eso es que no creo en esas religiones. No ahora, anteriormente lo hacía como ellos, pero su comportamiento cambió todo.
¿Como pueden decir...?. No se elige a quién amar y porque obligues a una persona a cambiar a ese pensamiento, solo va hacer el efecto contrario y ganarse un odio inmenso, porque solo ocurre y ya. No es cosa del diablo, son cosas que pasan de la vida y nadie puede cambiarlo.
—Hey, bonita.
—J, ¿hay buenas bebidas? —pregunto al rubio pícaro.
Sus brazos rodean mi cintura para envolverme en un enorme abrazo que puede quebrar mis costillas.
—Lo que desees, bonita. ¿lo has hecho de nuevo? —levanta una ceja escéptica.
Alzo los hombros con una sonrisa traviesa y me adentro al lugar para olvidar lo amargo que recordé de los religiosos de mis padres.
El lugar esta poco iluminado, al tope de personas festejando, sobrios y ebrios a mas no poder; la musica a volumen alto de Drake, mujeres se pueden ver en la segunda planta dando espectáculos al vip, y también hombres, y por ultimo la barra apenas dando descanso al barman para respirar.
—¡Deberías dejarlo, Kate!, ¡Podrían atraparte y hacerte cosas horribles! —grita cuando esta a mi lado, ya que la musica no le permite hablar de otra manera— ¡Puede que cambies de apariencia, pero hay algunos que no son idiotas!
Pido al barman, cuando por fin me ve llamarlo, una cerveza y un whisky para mi amigo que no esta tan feliz por mi divertida expresión.
— ¡No pongas esa cara, cariño! —llega lo que pedi— ¡De todas formas me iré a una carcel en pocos dias!
Su expresión empeora e intenta no aceptar la bebida que le ofrezco, pero lo termina agarrando y bebiéndolo todo de un solo trago.
Es increible como no muestra un misera expresión de ardor en su rostro. Por eso solo prefiero la cerveza.
—¡Te sacaré de allí! ¡Lo sabes, ¿no?! —pregunta con una seriedad que solo me causa mas diversión.
Solo debería relajarse. Siempre que toco este tema él se envuelve en una seriedad que no me gusta, quiero disfrutar de mis días de libertad y él con su cara de culo no ayuda.
Me ha prometido que me raptara cuando sepa mi localización en ese convento de mierda al que me quieren llevar. Es una idea estupida de mis padres, ya que por lo que sé, solo estaré un año en ese lugar porque solo retienen hasta los dieciocho años.
Terminaré mis estudios allí, y saldré como si fuese terminado la escuela para iniciar la universidad sin retrasos en mi facha de estudiante honorable.
Eso se cayó desde que me dijeron que era el diablo quien estaba en mi. Mis notas se han reducido a promedio desde que eso ocurrió.
—Lo sé. Confío esa tarea a ti, J —muestro una sonrisa sincera, bebiendo lo último de mi cerveza— ¿Vine a bailar o...
—Ven, pequeña perra.
Le tomo de la mano cuando me la ofrece y la pista se abre para nosotros al iniciar un reggaeton que le encanta a mi amigo bailarlo conmigo.
Sabe moverse y yo se moverme, por lo tanto, hacemos un baile erótico que incita a las personas que no dejen de vernos y a que piensen que somos pareja.
Mi trasero me amolda a su pelvis y ese miembro queda perfectamente en medio de mis nalgas. Todos nuestros movimientos son en sincronía, y es porque he bailado solo con él este tipo de musica por la confianza que nos tenemos.
Reímos y gozamos moviéndonos al son de la musica, disfrutando de las miradas que están sobre nosotros y llenándonos de sudor todo el cuerpo por el calor infernal que se ha creado por la falta de aire.
—Pude sentir tu p*lla, J —reclamo al estar tomando otra ronda de nuestras bebidas. Él sonríe divertido y me guiña el ojo después de beber su whisky.
—Es inevitable, bonita —ríe— ¿Viste como babeaban?... Como matarían por ser ellos quienes bailaran contigo.
— Idiota. También presentí mujeres mojándose.
—Si bailaran como tú las tomaría en cuenta para sacarlas a bailar —dice coqueto, riendo.
Puede que bailen como yo, pero solo nosotros tenemos esa confianza para movernos sin descaro alguno frente a otros. Esa es la diferencia de que sean mejores a mi, no tienen esa sincronía que tiene conmigo.
A J lo conocí desde hace nueve años. Nuestra amistad es tan jodidamente perfecta que causa envidia a muchos. Es amistad pura y no porque lo haya rechazado y le toco quedarse en la friendzone. Es una hermosa amistad que nació desde que le lancé tierra en su cara.
El recuerdo me pone a sonreir por tal acontecimiento, que me alegra que haya pasado, porque es prueba de como nació nuestra amistad.
— ¡Un tequila! —gritan.
Ambos volteamos a esa voz chillona que esta a mi lado, y puede notarse que en su estado hay una ebriedad muy grande porque no puede mantenerse en un lugar fijo.
Ebrios. Se ponen a tomar para volverse locos, o locas en este caso.
Una pelo negro con un vestido no muy largo cubriendo su cuerpo y a su lado otra chica, pero un poco mas discreta con su cuerpo. Aunque, no puedo detallar bien cada una de ellas por la luz baja del club.
Tampoco es que me importe.
— ¿Nos vamos antes de que inicien peleas de borrachos?— pregunta entretenido con la mujer que sigue pidiendo su tequila
— Por favor.
Ríe por mi respuesta y me cabesea cuando tomamos rumbo para irnos y para mi suerte las borrachas tienen toda su atención en mi. Decido solo ignorarlas.
Han puesto otro reggaeton, y niego con la cabeza antes de que mi amigo quiera volver a la pista de baile.
Quien iba a imaginar que no seria él quien se interpusiera en mi camino, sino la chica que estaba al lado de la borracha e imagino que tiene sus grados de alcohol en el cuerpo.
— ¡Quitate! ¡Lidiar con borrachos no es lo mio! —grito y la mujer me ignora.
Genial.
—¡B...bailemos!.
— No, gracias.
Se interpone en mi camino cuando intento evadirla y eso me causa una molestia que no tenia hace horas de salir de casa.
— ¡Solo un poco!
El cuerpo se pone rígido cuando sigue sin quitarse del medio y solo apega mas su cuerpo —ahora de espalda— para empezar a moverse al ritmo de la música. Un dembow por lo que escucho.
Le echo una mirada de suplica a mi amigo y muy hijo de puta solo alza los pulgares, como si estuviese de acuerdo con esta borracha para dejarla bailar. ¿Como puede traicionarme asi?
Respiro hondo para tomar paciencia y no hago nada. Solo espero que la ebria termine su "baile" para largarme.
¿Esta tan ebria que no se percató que yo soy quien esta en el lugar que ella tomó?. No quiere decir que no pueda seguir su ritmo, porque si puedo, pero estoy mas familiarizada en que me lo sigan a mi que yo seguir a otros.
La chica restriega su trasero contra mi y me da miradas sobre su hombro, viendo mi reacción que solo es inexpresiva. Se mueve bien, lo admito, pero no me apetece bailar con una persona ebria.
Me desagrada.
La chica se voltea con rapidez y sus manos no se quedan quietas sobre mi cuerpo, acariciándome como si fuese de lo mas normal hacer eso con una desconocida. Por suerte la musica esta culminando y con ello el inutil intento de la chica para provocarme
El sonido cambia a uno mas ligero, dándome a entender que se acabo el dembow. Pude irme a casa a dormir, pero antes de que retome el camino que la borracha obstruyó, su boca cae sobre la mia, buscando un beso bastante desesperado.
En ese mismo instante la empujo para que deje de hacerlo y cuando me voy encima de ella, J aparece para que evite hacerlo.
— ¡Ojala no te atravieses en mi camino, perra!— grito bastante enojada con esa chica.
A mi nadie me besa si yo no lo permito. Absolutamente nadie y ella no es la excepción. No me doy de importante, pero me gusta elegir a quien besar y no que me anden robando besos.
Me arrastra fuera del club y lo empujo con una furia enorme por no dejarme golpear a esa. ¿Cree que por buena que baile, dejaría besarme?. Pues si ella lo hace, bien por ella, que se bese a todo club completo, pero a mi ni me vea.
— Imbécil.
Me hago con la puerta del auto cuando caminé dando zancadas para irme a casa de una puta vez.
— ¡Kate!
Le saco el dedo medio cuando he acelerado para tomar rumbo a casa para soportar mas estupideces, con diferencia de que no puedo refutarle por respeto a ellos.
Tan estresantes
«Quisiera poder irme de casa»
Lamentablemente no puedo hacerlo por ser menor edad y no tener una puta cuenta bancaria con mucho dinero para vivir yo sola. Los trabajos que he conseguido son ilegales y los legales no me permiten por no ser mayor de edad.
¿Que van hacer con la edad?. Lo que necesitan es buena labor en esa area especifica para llevar a cabo todo lo que piden.
Absurdos. Estúpidos. Cabrones.
Gruño por el pequeño recuerdo que llegó a mi cabeza por esos imbéciles que no aceptan a menores de edad en sus establecimientos.
Apoyo la frente en el volante cuando ya he sido atrapada por los oficiales que mamá y papá contrataron. Las sirenas de los oficiales se escuchan perfectamente en mi oido y un policia tocando la ventana del auto para que abra a escuchar las estupideces que ya me han dicho dias atrás.
«Mierda»
Presiono para hacer lo que me pide y su seriedad me vale un montón de mierda reunida en un solo lugar..
— Señorita Kate, deberia dejar de hacer estas persecuciones —recomienda, indicándome que baje del auto.
Lo hago demostrando bastante fastidio por mi patética situación y por él que obedece como un maldito perro.
— Tiene varias infracciones. Tiene suerte de la influencia que tienen sus padres en la comisaria —menciona tranquilo, haciendo que camine a su coche.
— Prefería estar en una cárcel verdadera, señor.
Me cruzo de brazos cuando estoy dentro, mirando hacia la ventana para no insultar al tipo que esta empezando a conducir para llevarme de regreso a casa. A la casa donde escape hace un día.
Creí que no se fijarían en ese detalle. Mayormente me la paso en mi habitación, encerrada en esas cuatro paredes y ellos solo se asoman por la puerta para verificar que este viva. Debido a eso, he podido escaparme algunas veces en las noches y se han percatado solo una vez (esta sería la segunda).
Arman un escándalo para nada.
¿Acaso no saben que no tengo donde caerme muerta si huyo de ellos?. Mi unica salvación y condena son ellos hasta un año que pueda conseguir un puto trabajo.
El camino es silencioso durante esos minutos que tardamos en llegar a casa de mis padres. Sentía esa mirada tranquila que tiene el poli, sobre mi, pero ignoraba tal acción y solo me centraba en la urbanización que pasamos.
Agarro aire en mis pulmones cuando ya estamos fuera del auto y me están escoltando a la puerta de mi casa. Retengo las malas palabras, las miradas, todo lo malo que puede salir cuando ellos abran la boca para ofender o reprenderme sobre mi escapada.
Lo bueno de esto. Es que no pueden quitarme nada, porque ya todo me lo han quitado; mi móvil, portátil, tablet, mi libertad y mi contacto hacia la sociedad. No tienen nada para castigarme porque el peor es mandarme a un lugar donde hay un montón de vírgenes obstinadas.
— Buenas noches, señores Jönhsson. —el poli se hace a un lado, mostrándome— Venía en esta dirección cuando la consegui.
Lo normal en esta situacion sería que ellos muestren algún indicio de preocupación, lagrimas, cualquier cosa que dé a entender que estaban anciosos por saber donde estaba y cómo me encontraba, sea muerta o viva.
Eso sería lo normal ¿no?, que estuviesen preocupados por mi vida, pero no... Ellos solo tienen una expresión de decepción.
— Gracias por todo, como ve... —hablo al oficial— mis queridos padres estaban preocupados, señor— muerdo mi lengua cuando es inevitable el sarcasmo.
La expresión de papá cambia a una de enojo y me hace un cabeceo para que entre, así que lo hago mostrando lo mismo que él en cada paso que doy a mi habitación, porque no me quedaré a escuchar sus estupideces.
— Te lo agradezco. Prometo no volver a molestarte con algo como esto otra vez.
Sus voces se silencian cuando azoto la puerta al cerrarla y me lanzo a la cama, cubriéndome de pies a cabeza para ver si asi, logro las estupideces de mis padres.
Me hubiese gustado vivir en una familia mas compresiva y no homofóbicos para no tener que vivir con los desprecios y ofensas que me dan mis padres toda maldita hora, como si con eso mis gustos por las mujeres se acabará.
Lo que no entienden es que eso no se puede deshacer despues que lo pruebas y te gusta.
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