15

— Wow...

— Si —ríe— ¿Como no lo sabías?

Una risa apreciable. «No, no» Ya tengo suficiente con la otra. Puede que esté dolida, pero no me consolare con otra religiosa, aún cuando es igual hermosa.

— Creí que el virus estaba ubicado en uno de los reinos. Estaba muy segura que estaba con el reino monera— refute ante su expresión divertida— En clase no lo mencionaron que yo recuerde.

— Es simbiótico, Kate. El reino monera esta constituido por seres descomponedores de la materia orgánica, es decir, hacen simbiosis. El huésped le proporciona vida, mientras el intruso también. Una convivencia de intereses.

«Wow» Hasta en lo más pequeño se ve el interés. No entendí. ¿Me está diciendo que ambos se proporcionan algo, a cambio de que les den hospedaje en su ser?

— El virus evoluciona dependiendo del ambiente. Y no se ha determinado un reino para calificarlo.

Un libro andante.

— Son cuatro ¿me equivoco?

Su risa sigue siendo divertida, entretanto, llega Alessa con su usual sonrisa nerviosa. Saluda con una caricia en mi mejilla —Algo que cambia la expresión de Ross unos segundos— y se sienta a mi lado, viendo a la señora Ross seguir en lo suyo.

— Te equivocas— gruño ante su respuesta. Creí que acertaria. Me estoy cuestionando si en verdad preste atención a clases o si los maestros no daban información correctamente— Son cinco: Morena, Plantae, Protista, Animalia y Fungi.

— No se olvide de los virus— interviene Alessa.

Frunzo el ceño y me cruzo de brazos. ¿Como puede saberlo esta niña desvirgada-encerrada primero que yo?.

— Otra vez —suspira cuando me pongo de pie.

— Lo siento, Ross. —me apena ver su rostro triste.

Deja de hacer coser para tomar una de mis manos. Su contacto me dió un escalofrío por todo mi cuerpo.

— Al menos almuerza conmigo, Kate. No sé si estás pálida o bajo de peso. —parecia preocupada y su pulgar frotó mi dorso con delicadeza y no se sentía mal.

Quizas ambas. Dudé un poco de su oferta, pero ante su mirada decidí volver a tomar asiento en la silla. Escuche la alegría de Alessa ante mi presencia y Ross también sonrío agradecida por mi desición.

Estoy aquí para entretener mi cabeza en algo. La anciana me ha llamado esta mañana y volví a besarla para... No sé. No se para que hice esa mierda, porque no me causo nada.

En mi próximo llamado a su despacho; extasiada, cansada de las corridas que la mandaré a dormir. Ya pasaron algunos días por no decir que semanas y es hora de iniciar mi propio rescate.

Alessa sigue masturbándose frente a mi, y me ha comentado que alguien tuvo curiosidad cuando le menciono. Me molesté al principio, pero ella me tranquilizo cuando le dijo que era una clase avanzada y normal.

Le dijo parecido a lo que yo, excepto que ella incluyó a su señor.

A la monja la veo todos los puntos días transcurridos y busca hablarme aunque sea un poco, pero yo solo asiento o me largo ignorandola.

Aunque hoy es inevitable verla y hablarle. La anciana ordenó que fuera a sus clases desde hoy. Eso fue como una patada en el estómago, pero no refute.

— Has suspirado mucho...— insinúa Ross, risueña. Siquiera lo percibí. Deja una caricia por mi nariz y por un segundo percibo sus ojos en mis labios. Tuve que retener el impulso de hacer lo mismo.

«No pienses, Kate»

— Extraño a un amigo. El único que tengo...

Muestra una expresión ofendida, llevando una mano a su pecho y su mirada cae en Alessa que la imita con la misma expresión indignada. Yo frunzo el ceño.

— Eso fue un golpe bajo, jovencita— reclama— ¿Alessa y yo, que somos?

Solté una pequeña risa divertida ante su comentario ofendida.

— Ustedes están aquí adentro, las veo todos los días— argumenté ante el puchero formado de Alessa. Me contuve de mover mi mano para tocarlo.

— Es broma. Pero puedes confiar en mí para lo que sea, Kate. Considerame tu amiga también— sugirió con una cálida sonrisa adornando su boca.

Sonreí disfrutando de esa sonrisa perfecta hasta que se ruborizó.

— Lo tengo en cuenta Ross... A ti también, Al— agregué al notar que inflaba sus mejillas con molestía.

Esa niña era tierna sin que lo propusiera.

— ¿Puedes decirme porqué evitas a la hermana Jenn?

Esa pregunta me toma desprevenida por varios minutos, dejandome pensativa, porque la respuesta no le agradará del todo.

— No lo hago...

La mujer suelta un bufido y Alessa ríe, negando mientras la imita. Que respuesta tan vaga la que di.

— Si lo haces, y eso le molesta, Kate. También le molesta que duerma en tu habitación...

— ¿Duermes en su habitación, Alessa? —su mirada se entrecierra, amenazante y no sabría decir porque. Su cuerpo parece estar rígido y sus manos aprietan lo que tienen en mano.

Ross levanta una ceja escéptica, esperando su respuesta. La impresión de la primera es opacado por el miedo de la segunda, aunque la hermana no lo dijo el tono despectivo o acusador.

«Lo dijo amenazante» río internamente. Dudo que Ross le importe si duerme o no. Ha demostrado que no es maliciosa

Las mejillas de Alessa enrojecen y sus manos empiezan a estrujarse entre sí sobre su regazo. Los nervios no son Buenos para ella en este momento. Y eso parece molestar a Ross porque tensa su mandíbula.

— Se queda dormida, Ross. Se entretiene en las clases de la tablet y parece que le aburren...— volteo a mirarla. Es extraño, pero no quiero que malententienda aún cuando en verdad si hace cosas.—, porque se duerme —acuso con tono irónico.

— Perdón... El sueño me domina.

— Solo han sido algunas veces que me visita.

— La hermana Jeanne ordenó que nadie estuviera a solas con ella en su habitación— dice Alessa y el tono acusador es evidente en sus palabras.

Le doy una mirada seria y aprieto mis puños para no tapar su boca para que no siga soltando la lengua. No me gustaría causarle problemas a esa mujer y por la cara de Ross me indica que no tenía bases para dar esa orden.

— ¿Por qué ordenó eso?— cuestiona ceñuda. Su confusión es notable— La directora no dio una orden así, por lo tanto, la hermana Jenny no puede estar diciendo eso.

— Yo se lo pedí— me apresuro cuando está de pie.

Su expresión muestra curiosidad con confusión. Cavila unos cuantos segundos para después cambiar la expresión comprensible.

Los nervios los tengo de punta y mi corazón golpea fuerte en mi pecho por el miedo que me recorre. Eso y obviando que no me gustó para nada que Alessa dijera eso. Yo tambien creí que era una orden de la directora, no creí que fuera ella quien haya tomado esa desición

— Estoy acostumbrada a la soledad— argumento cuando abre su boca— las multitudes me causan asfixia, por eso lo pedí.

— Está bien. Creo en tu palabra, y no voy a reclamar por eso, tranquila.— parece aliviada por mi explicación sonriendo.

Su mano acarició mi mejilla, reconfortadome un poco ante mi nerviosismo alto, ofrezco mas de la misma por inercia, pero enrojeciendo un poco ese lugar que acaricia.

No quiero que pase con diferente ámbito a la oficina de la anciana, no me gustaría que la lastimaran. Es irónico, ya que ella me lastimó a mi, pero no es igual.

— Lo siento, Ross. Debo irme— declaro. Muestra una expresión afligida y sonrío para que lo quite— Mañana... o puedo escabullirme para cenar en tu dormitorio

Su risa calmada sale y me toma de la mano, dejando caricias en mi dorso.

— Eso está prohibido, Kate— hago una mueca. Eso no lo sabía— Puedes venir más tarde aquí y seguimos nuestra charla.

— Traeré mis mejores argumentos— Le doy la vuelta a su mano para dejar un beso en su dorso.

Se ruboriza un poco ante mi gesto. Y yo también, otra vez. Lo hice por inercia.

Admito que me agradan cuando no tienen el cristianismo por el medio. Aunque, es extraño que sepa de biología cuando es creyente de su señor, es decir, la teoría creacionista. No deberían saber o creer en la ciencia y todo lo que sabe es descubierto por científicos.

Quizás estoy especulando mucho.

Despido Alessa con un vago gesto de la mano y salgo del lugar para que me reciba el sol. Mi piel ha tomado color estos meses de estar llevando sol por salir y entrar por la ventana con el sol a un nivel bastante molesto.

En estos meses las monjas estúpidas han dejado de soltar palabras patéticas y solo hacen una leve inclinación con la cabeza como saludo. Esos meses me siento utilizada. Alessa y Natasha.

Es lo que demuestra Alessa cada vez que me visita y también, me ha confesado que sigue conociendo su cuerpo cuando puede. La anciana me hace follarla hasta que sus piernas no pueden sostenerla, pero nunca ha caído dormida.

Y yo... Yo deseo tocarme muchas veces, pero me abstengo porque solo imagino a una persona y eso es inaceptable para mí y mi orgullo.

— Señorita Jönhsson— me vuelvo ante ese llamado y la monja no me da buena espina. Formó una mueca— La directora la solicita.

Me indica el camino con la palma de su mano, como si ya no lo supiera, y solo empiezo a caminar para llevar a cabo el plan que necesito para salir de aquí.

Me causa una punzada al pensar en salir y... Saber que no volveré a ver a esa mujer. Admito que me gusta verla aunque sea para evitarla y escuchar hablarme aunque demuestre ignorarla.

— No se como la directora soporta tanta desobediencia— se queja la mujer que camina detrás de mí— Todos los días, hasta dos veces al día manda a buscarte. ¿No te cansas de desobedecer, demonio?

Ya habian tardado mucho en atacar con sus preguntas despectivas e insultos hacia mi.

Mantengo el silencio en cada paso que doy hacia mi destino, sintiendo algunas miradas en mi y también mayormente en mi nuca por la mujer que está detrás de mí.

— Puedes dejarle en claro a la "directora" que no quieres ser su recadera, y no te enviara más por mí.

Llego a la puerta y abro antes de que me den permiso para entrar. No me interesa si está con otros o no. Mientras más rápido la folle, más rápido llamare a J. Solo es cuestión de agilidad con mis dedos

— Kate.

— Parece que no te complacen como se debe

Ríe con una ceja enarcada y toma asiento detrás del escritorio, uniendo sus manos sobre el mismo después de indicarme que tome asiento también.

Vacile un poco en tomar esa indicación, pero termine haciéndolo.

— Almuerza conmigo.

Mis ojos caen en ella, formando una expresión confusa ante su orden.

¿Almuerzo? Cuando le pedí algo así, o se puede decir que lo insinue, ella soltó palabras que dejaban claro su punto. ¿Ahora lo propone? ¿Me quiere dar a entender que quiere tener algo fuera de solo f*llar?

Quisiera refutarle su propuesta, pero el rugido en mi estómago me da a entender que necesita tener algo allí dentro.

— No creo que tenga inconveniente con eso, Natasha

— Me alegra saberlo

Su mirada en mi en cada bocado que entra a su boca y una risa divertida surge de ella cuando aún devoro la comida como una bestia hambrienta. No desbordo la comida, pero no tardo demasiado.

Ella, en cambio, lo hace con calma mientras sonríe, ya que estoy mirándola por haber terminado primero.

Mi pierna empieza a moverse cuando no veo que de indicios de empezar abrirse para poder follarla e irme a clases para regresar a mi dormitorio. Paseo la mirada por el lugar y parece un poco más... Alegre. Hay diferentes decorativos que resaltan. Algo extraño, recuerdo que... Era más opaco.

Se animó, supongo.

Resoplo cuando sigue sentada y me yergo, apoyando mis manos sobre el escritorio para mirarla fijamente.

— ¿Te abrirás o no? Tengo a una clase que ir.

Acerca su boca a la mía, dejando besos cortos para después alargarlos como si quisiera comerse mi boca.

— Puedes irte, tengo cosas que hacer. Te veo luego, querida.

Deja su recipiente vacío sobre la bandeja y limpia sus manos con la servilleta para tomar su laptop. Se centra en eso y me ignora, así que decido irme para poder soltar la expresión confusa que quiere mostrarse.

Aligero mis pasos para subir el ir al salón que me asignaron para tomar la clase mientras cavilo sobre qué fue lo que pasó. ¿Solo me llamó para comer? ¿O estaba tan ocupada que no podía?. No es que extrañe follarla, solo que es extraño y es difícil no pensar en eso.

Quizás esta vez la complacieron como se debe y dejará de molestar. Ojalá y sea así.

Parece que llegó la hora del almuerzo, porque todo está vacío. No hay niñas, adolescentes, ni tampoco monjas inquisitivas mirándome.

Eso me alegra.

...

Igual que donde debe estar la monja. Está vacío y más limpio de como lo encontré mi segundo día aquí. Los sillas están apiladas en la derecha y las mesas a la izquierda. Solo el escritorio es que está a un lado del pizarrón con su respectiva silla detrás.

Las ventanas están cubiertas con las cortinas y me parece extraño, quiere decir que la monja no ha estado aquí y me da a entender que quizás se olvidó de venir a dar su clase.

Pues, hora de volver. Dejo salir un suspiro y un cuerpo impacta con el mío al instante, pero unas manos rodean mi cintura y un aliento golpea mis labios.

— Por fin...— murmura, mirándome— Para mí...

— Seño...

Su boca calla mis palabras cuando tiene contacto con la mía y siento sus manos apegarme más al suyo para más contacto, hasta siento su calidez através de esos trapos que lleva encima.

Me impactan unos segundos su... Acción, pero no niego eso que tanto deseé y empujo más su boca sobre la mía cuando mi mano cae en su nuca... Cuánto quisiera sentir en mi mano su cabello.

Jadeo sorpresiva cuando su lengua busca adentrarse en mi boca, pero le doy acceso y la mía la recibe con bastante gusto. Mi corazón palpita como loco al ser correspondido y la humedad siento que se desliza por mis muslos.

— J-jenn...

— Shh...— me calla con su dedo índice, sonriendo— Déjame probarte más, Kate

Me sacude una ola de calor y me adueño de su boca para seguir saboreando de ella, sentir su boca sobre la mía y que siga enviando sensaciones en mi vientre bajo.

Este salón se inundará de sus gemidos y su señor sabrá que perdió a una de sus siervas.

Rico

...

— Kate... ¿Kate?

Aprieto mis párpados cerrados y evitó de sobremanera soltar un gruñido. Incluso me da una aprensión por imaginar estupideces que no van a suceder.

¿Como mi puta cabeza puede estar jugando conmigo así?

«Mierda, Kate»

Mi corazón se estruja al recordarle que no se siente igual. Solo es un capricho ¿Vale?. Cuando salga de aquí todo será distinto y me gustará otra chica que sea conveniente y no sea una monja, alguien muy opuesto a mi.

Los polos opuestos se atraen, pero esto es demasiado. Nuestras opiniones nos llevarán a discusiones demasiado grandes.

Mis pasos resuenan cuando voy por una mesa y luego por una silla que ubico frente al escritorio. Respiro hondo y levanto la mirada a ella. Aprieto la madera de la mesa al tener una vista demasiado linda, hermosa. Aparto la mirada y me dejó caer en la silla, evitando babear por su apariencia distinta.

Creí que no podía usar ese tipo de ropa.

Su cabello gris está semiondulado, lleva maquillaje básico; ese vestido se ciñe a su cintura y el resto holgado dejandose caer sobre sus rodillas, lleva unas zapatillas y lo que se ve de sus piernas... Joder...

Tiene cada cosa en su lugar en incluso más joven de como se ve con esa cantidad de trapos que llevan consigo.

— Kate— desvío la mirada de su cuerpo y las mejillas están rojas por tal descuido.

Me levanto de dónde me eché y hago todo lo posible para mirarle solo a los ojos.

— No me informaron que iba de salida— carraspeo cuando mi voz sale ronca— Solo diga el día y estaré aquí.

Sonríe con calma y... Diablos... Eso envía no se que mierda que me mi corazón no podría estar mas alterado, queriendo salirse a como de lugar.

— No hay problema. Puedo hoy. Esperar a mañana sería muy... Tardío

Mi cuerpo se pone tenso y siento un enojo surgir lentamente. ¿Me está diciendo retrasada? Porque es lo que está dando a entender. ¿Tardío por qué? Seré terca, pero jamás bruta. Puedo tener terquedad en una cosas, pero mi inteligencia me ha sacado de algunos problemas.

Tardío...

— Supuse que no tendrías donde anotar— se acerca, dejando una libreta y su olor neutro llega a mi olfato. Joder!— Puedes usarlo... Kate...— veo su mano intentar ponerse en mi hombro y la detengo con una de las mías. Entreabre su boca y su expresión cambia a una preocupada— Por favor, siéntate.

Su petición resuena en mis oídos, insistente y suplicante. Mi corazón pidiendo que obedezca o que siga para poder tener más contacto con su piel y olor.

Desistí al momento y tome asiento para que se alejara, pero su sonrisa complacida hizo que me ruborizara. Parezca una puta adolescente. Creí que estás reacciones solo ocurrían cuando tuve mi primera pareja, es decir, ocurrirían cuando tenga pareja.

No con una monja... «Una monja, Kate»

Su aspecto. Es por su aspecto que invita a que mi imaginación vuele alto.

— Busque las opciones y serán en la tarde... tus clases— aclara al final. Asiento como estúpida— Me parece mejor opción, me preocuparía si ocurre lo anterior. No sabría cómo ayudarte.

Parpadeo mucha veces por su decisión y me sorprende. Demasiado. No puedo evitar sentir eso cuando lo demuestra, es decir, ¿Por qué lo haría? Pero... Lo entiendo a los minutos y esa sorpresa desaparece al tener en mente que es una monja que se preocupa por todo el mundo, así que no soy nada especial para ella.

— ¿Tu lo has limpiado?

Entiende a lo que me refiero cuando señalo aula con vago gesto. Sonríe nuevamente y... ¡Joder! ¿Por qué mi corazón se agita tan rápido?

— Si. Tenía que— extiende los papeles que traía en sus manos— Creo que debemos comenzar para terminar a tiempo y cenar, Kate.

Yo no iré a comer.

— Supongo

Se da la vuelta al pizarrón y el largo de su cabello me invita a recorrerlo hasta que llegue al final y toparme con su trasero firme.

«Diablos»

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Comments

Kelly Sanchez

Kelly Sanchez

🤣🤣🤣que sueño kate ..😝asta yo pensé que era real 🤣🤣

2023-02-16

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