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Su interior me envuelve los tres dedos que estan en ella y lo predecible que es esta mujer es interesante. Sus gemidos son altos y veo que no le importa que la escuchen.

— Vamos, preciosa... Liberate...

— Hija de...— se traga su mala palabra cuando su cabeza se inclina

Su espalda forma un arco y los espasmo me indica que logre mi objetivo y algo más. El líquido sale donde mis dedos no paran de frotarse y suelta chorros largos que caen al suelo, ya que me hago a un lado.

Su pecho demuestra su acelerada respiración e intentado calmar cuando regresa a su posición normal. Salgo de entre sus piernas y voy a lavarme para quitar sus fluidos.

«Mierda»

Esto me hace sentir como una puta. Esta es la tercera vez que la lujuria se apodera de mi cuerpo.

Me vuelvo a ella cuando se esta poniendo de pie y sus piernas aun tiemblan por el orgasmo que obtuvo. Aprieto mis puños cuando sonríe, negando y se coloca su camisa para cubrir su desnudez.

— Omitiré los chupones que formaste. Vistete y ven aquí —indica con una sonrisa. Obedezco con rapidez y tal rapidez me lastiman las heridas— Haré lo que dije. No volverás a la celda de castigo.

Asiento con la cabeza y empieza a cubrir mi rostro de... Maquillaje. Parte de mi cuello también se llena de eso y la mujer parece que sabe lo que hace, ya que se ve bastante concentrada.

Cierro los ojos para que los minutos pasen rápidos y olvidar que esas mismas manos me lastimaron cruelmente. Definitivamente son unos hipócritas. Me tratan como un engendro y ellos son peores que la mierda.

— Listo— avisa y al mismo momento su boca cae sobre la mía.

Aparto su cuerpo con brusquedad y me contengo de caerle a golpes por su osadía. La mujer sonríe como si nada y acaricia sus labios que se llenaron un poco del labia que ella puso en mi.

— No haga eso, señora —advierto seriamente.

Recojo la mochila que esta en el suelo y me miro al espejo. Me trago la sorpresa que quiere formarse por tal cosa.. «Woow» Mi rostro apenas se nota que esta en mal estado, con golpes y mis labios no se ven partidos o resecos.

Impresionante. Así como destruye los construye, al menos de manera superficial.

— Vamonos —comenta risueña, tomando la falda entubada para ponérsela.— Te escoltare a tu dormitorio.

— ¡Que gran honor!— ironizo, avanzando después de ella.

Su risa divertida aparece por tercera vez y parece que es una verdadera y no fingida como las otras. «Estan mujer es tan rara». Rara, mala, cruel, loca, pervertida, tantas cosas la muy...

— Lo es. Diría que nadie de las aprendices me conoce— «y que no la conozcan tampoco»— Salgo muy poco a ese lugar. Mayormente me la paso es en la ciudad.

Aligera sus pasos a la salida y no voltea a ver si la estoy siguiendo, porque sabe que lo estoy haciendo sin ningún tipo de problema.

La luz del sol es molesto para mi vista y el olor a comida provoca que mi estómago ruga del hambre otra vez. También otro olor llega a mi olfato y se me hace conocido en algún lugar o persona.

No quito los ojos de la espalda erguida de la anciana, que esta dando sus bendiciones y usando el nombre del señor tan hipócritamente. Luego los ojos caen en mi cuando dejan de ver la mujer y se ven algunas sonrisas en sus bocas cuando ven mas frialdad en mi.

¿De que sonrien?. No lo haran cuando vean lo que haré mas adelante

Escucho algunos jadeos de sorpresa al ver a la señora que camina frente a mi por parte de las niñas, por lo tanto, la rodean por todos lados y empiezan a llenarla de pregunta por todos lados.

Me sofoco por eso y rodeo toda esa algarabía que me molesta de solo pensar que debo soportarlo todos esos minutos que estara esa mujer para allí. Todo me fastidia desde que salí de aquella pocilga. Allá había silencio total y aquí...

Molesto. El minimo ruido lo es.

Me hago con la puerta de mi dormitorio para entrar y cierro al momento para que no entren molestas mojigatas. "Todo lo que diga sera usado en mi contra", tan irónico. Puedo decir lo que pase, pero ¿y? ¿Para qué?.

Irán con el chisme, o preguntaran para ver si es verdad y entonces las monjas preguntaran a la directora, ella se negara y me mandara a buscar para castigarme por mentirosa. «Joder».

Lo que me obligo hacerle no es... Sano. Es una anciana que buscaba placer y vio la oportunidad cuando vio a una "Lesbiana" en su camino. Al menos me alegró saber que mis trucos no se me olvidan.

Abren la puerta, sacándome del ensimismamiento que me encontraba y volteo a ver quien fue el osado que entro sin tocar. Una anciana sonriente, cierra y camina a donde estoy.

— ¿Por qué no me esperaste?

— No sabía que tenia que hacerlo

— No importa, querida— murmura, escaneandome— Ya estas aqui de todas formas. No tengo necesidad de decirlo ¿verdad?

Suelto un bufido, y empiezo a sacar mis cosas de la mochila.

— Como si me fueran a creer— mascullo, colocando música de la tablet.

— Cierto— acepta risueña— Nos veremos pronto. No hagas nada contradictorio, querida.

Me quedo paralizada por su caricia en mi cuello y respiro de nuevo cuando me deja sola en el cuarto.

Ahora puedo decir que todo sera tranquilidad a partir de aqui, supongo, nadie me molestara mientras este aquí dentro. Tengo que ver mis posibilidades para mis objetivos a lograr, debo recueprarme de las heridas, al menos que cicatricen completamente para no mostrar dolor cada que medio haga algo de movimiento brusco.

Tomo la crema "cicatrizadora" entre mis dedos y la tiro sobre la cama para buscar la tablet y conectar los auriculares.

Quiero estar en el mundo que te envia la musica mientras lavo la porquería de ropa que tengo. Estoy con total seguridad que no voy a salir de aqui, por lo tanto, necesito cuerdas para colgar la ropa afuera.

Bruno Mars se escucha en mis oídos cuando estoy viendo que agarrar para lo pienso hacer. Aqui dentro hay... Nada que me sirva, pero si hay una soga.

Si la anciana no me llevara al cuarto de castigo, quiere decir que puedo hacer lo que yo quiera y ella lo va a obviar como si nada. Encontraré lo que necesito allá... Tendre que caminar pero no me importa.

Haré eso que quiero. Todo por entretenerme bajo este techo "religioso".

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