7

Latigazos, latigazos.

Ese sonido se ha grabado en mi cabeza e incluso si la mujer no entra con ese propósito. Ha curado mis heridas al día siguiente de cada impacto y no se para que mierda lo hace.

La comida me sabe a mierda y la como para no morir de hambre en este lugar. Me han traído mi otra ropa y tambien mi cepillo de dientes.

No se cuantos días llevo aqui, ya que no me percate que fecha era, pero por mi tablet, creo que mas de una semana. Solo le veo la cara a esa hija de puta, a nadie mas. Me da lecciones de su "religión" y cuando dejo salir algo irónico, abofetea mis mejillas.

Pero no paro. Y no voy a parar.

Parece que su objetivo es mantener aquí, y no me quejo, así me hace crearle mas odio hacia ellos y su puta religión de mierda. Porque eso es lo que hace, solo crea mas oido a personas como ella.

Todas son iguales.

Ya esta anocheciendo por lo que veo a través de la ventana, la mujer ya vino con su ronda de lecciones y hoy no me golpeó.

Ya no soy esa chica que tenia su piel blanca, no. Tengo moretones en mi rostro, las marcas de los latigazos permanecen en mi espalda y... Mi peso no es el mismo. Estoy demacrada. Soy un desastre gracias a esa mujer creyente del señor.

Me paso los dias escuchando musica, leyendo mangas o estudiando. Tengo mi tablet al menos de entretenimiento. No puedo acostarme normalmente gracias a las heridas de mi espalda y debo dormir boca abajo, porque siquiera de costado puedo.

Ahora mi voz es ronca por los gruñidos o gritos que doy. Siento que... Cambie en pocos dias, sin embargo, mi pensamiento esta intacto y mi gusto también.

—Vaya, vaya... —sacan los auriculares con brusquedad y volteo a ver la mujer que esta de pie junto a la cama— ¿Como amaneciste, querida?

Dejo salir un suspiro y retengo las maldiciones que deseo decirle en su lindo rostro religioso.

— ¡Genial!

— Me alegra saber que tu estadía aqui sea de tu agrado —dice, emotiva con una sonrisa satisfecha— Te traje tu desayuno, de pie.

Obedezco la regañadientes y me indica que de un paso adelante. Rodea mi cuerpo, revisandome o no se que mierda, pero me incomoda que sonría como si le gustara lo que ve. Se detiene frente a mi y sus ojos caen en mi pechos que estan al aire.

Recorre la marca que dejo con el látigo en medio de mis pechos y me trago el quejido por el dolor que me causa. Lleva apenas dos dias y duele aún. No fue tan profunda como las otras, pero es molesto.

—Vendré luego para tus lecciones —avisa y vuelve a mirarme a los ojos—, sigue disfrutando, querida.

—Claro que lo haré —mascullo con una sonrisa forzada.

Lavo mis dientes con rapidez hasta lavar mi cara y me vuelvo al lugar donde me dejo la comida.

El olor llama mi atención y la manera en que lo devoro se ha formado en estos días. Parezco un animal que no come en dias y eso me causa mas llanto, porque siento que yo no soy soy.

Trago como puedo a pesar del nudo formado en mi garganta y bebo agua para que baje mas rápido la comida junto con el nudo formado.

«Puta mierda»

Como el ultimo bocado con calma y con ello algo se atraviesa en esa deliciosa comida, porque es primera vez que trae algo que no sabe mal, y frunzo el ceño.

¿Que metió en la comida?

Saco lo que sea que me iba a tragar y es una cosa blanca, aspecto liso y no tan duro. Extiendo para ver mejor que es eso y se muestra lo que parece una nota. «¿Que mierda?». Ya me hacía raro que su sabor fuesen tan bueno, esta comida era para otra persona.

..." A las doce. La ventana. J "...

Frunzo el ceño demasiado y tiro del papel como si fuese una ofensa para mi. Eso es una ofensa. Es no es para mi. Echo el papel a la basura y me vuelvo a tomar el agua para lo amargo.

Imagino que trataba de decirlo a otra persona y esa puta se equivoco de comida, por lo tanto, quien sea estuvo esperando ese papel, me llegó fue a mi.

Las horas pasan, con ello las lecciones de la anciana que me valen una hectárea de mierda. Estoy y no estoy con ella. Solo asiento a lo que dice y ella deja salir una sonrisa de triunfo.

Solo hago lo que puedo para salir y corromper a la primera que se me atraviese.

— Nos estamos entendiendo, señorita Jönhsson.

— No sabe lo que me alegra saber eso.

Intento contener el sarcasmo y se larga por donde vino. Siempre da sus "clases" cuando trae la cena y después que la comida esta fría es que me permite comerla.

Odio la cena fría

El mismo sabor a mierda toca mi paladar, lo que quiere decir que estaba alucinando esta mañana. Ya se me hacia raro que solo el desayuno tuviera ese sabor delicioso.

Contengo las arcadas que me produce y doy un solo trago del agua que tengo al lado. «Asqueroso». Siento que esas comidas no me dan fuerzas, solo me dan mas pereza. Hago mi rutina con los auriculares, excepto que me mantengo de pie, mirando como la luz de la luna se adentra por la pequeña ventana.

¿Al menos estaré cerca de cumplir las cuatro semanas?

Miro el reloj discretamente y la musica no me esta ayudando a relajarme. Ya van hacer las doce y aun mis ojos están abiertos, mirando la luz de la luna.

Puede que no lo habia notado, ya que siempre que ceno, me acuesto a dormir con los auriculares puestos. ¿Por qué estoy despierta? ¿Quizás porqué quiero creer que era para mi?

—Es un error —balbuceo, caminando a la ventana. Y si no es así ¿Que quiere la persona que me metió aqui?. No quiere nada. Solo llenarme la cabeza de su mierda.

Para eso es lo que sirven, para ser hipocritas como la mujer que me golpeó, me golpea cuando le da gana. Cuanto me gustaría romperle su anciano rostro, pero no puedo.

Aquí todos mienten. Hipocritas.

La luz se esconde de mi, y eso provoca que deje salir las lágrimas. Hasta la luz no quiere ver mi horrible aspecto. Imagino que eso busca la anciana, que mi propio cuerpo me de asco y lo esta logrando...

— Kate... —esa voz me deja sin habla y sin respiración durante minutos que mi cerebro procesa la imaginación de la realidad en la cual estoy. Mierda. Estoy alucinando— Kate, mirame.

Esa petición causa que mis ojos piquen. Esa voz tan suave que da entender que no causaría daño.

Retrocedo los pasos que me apegaban la pared de la ventana y la luz era ella quien la cubría con su cabeza. No levanto la mirada a esos ojos grises y caigo en la cama de tanto retroceder, porque nunca le doy la espalda.

Cubro mis pechos con la sudadera y prenso la mandíbula, esperando que se largue porque ya vió lo que logro con su mentira. ¿A que ha venido? ¿Echarmelo en cara?

— Vayase, señora. Sus objetivos ya fueron logrados —mascullo, mis voz afligida y evitando como puedo sollozar.

No voy a llorar frente a ella.

— Dios...

Mi enojo se presenta y me obliga a mirarla con una expresión fría. Retengo las lagrimas cuando puedo notar por la luz tenue mucha preocupación en esa mirada.

— Oh, si. "Castigo del señor", me dijeron —limpio con brusquedad las lágrimas que no pude retener y no sigo evitando la herida que tengo entre mis pechos. Hace un ademán de acercarse, pero al ver que lo impide se ve su desesperación— No me nombres a ese hijo de puta. Porque no hace mas que joderme la vida con sus penitencias.

— Kate... Lo siento... No creí que... —intenta acercarse de nuevo—... Siquiera me preguntaron... Solo te metieron aquí... —deja salir las lágrimas y eso empeora las mias.

Entonces no lo hizo aposta.

Sonrío con ironía y bajo la mirada. ¿Eso de que me sirve?. Así lo haya hecho por humildad yo estoy aqui llevando maltratos por parte de esa anciana. Cada que acaricio mi piel, me asquea. No es la piel que hoy tenia anteriormente.

Esta es horrible.

— Da igual —niego— Regresate por donde viniste, Jeanne. No me vayan a culpar de obligarte a venir aquí.

Le doy la espalda y sus jadeos de sorpresa o dolor, no lo se... Se pueden escuchar a cada paso que doy para alejarme de la cama y de su campo de visión.

— Kate...

—¡Largate! —Bramé entre un sollozo, dejando una mano en mi cabeza por el leve dolor que causó ese grito— por favor... Vete...—suplico entre lagrimas.

Su llanto lo puedo escuchar claramente y en segundos se retira de la ventana. Se escucha un ruido que ignoro y creo que cae bajo la cama, pero no tengo la fuerza para verificar. Solo caigo volviéndome un ovillo.

Lo que sé, es que el sueño se apodera de mi entre lagrimas y dolor.

La paz que tengo en los sueños es tan envidiable siempre. Una maldita paz que quisiera poder transmitirla a la realidad donde estoy. El dolor es tan constante, molesto... Apenas y me deja dormir, porque cuando estoy despierta siento punzadas en todas las heridas.

Mi cuerpo me duele todo.

Al menos no me han golpeado nuevamente en mi rutina diaria. Han eliminado los latigazos. La comida sigue con su sabor horrible y aspecto ni se diga. La monja se gana regresado desde aquel día y siento que han sido unos cuantos que fue eso.

Ya me se las lecciones de memoria y la anciana se alegra por ello, al punto de felicitarme y por ese logro mis dias se reducen -según ella-, pero aun sigo aqui incontables dias que... No se, ¿Cuanto pasaria ya?

Mantengo la posición de indio y apoyo la frente en la pared, tratando de meditar y encontrar algo entretenido. Ya vi todos los mangas, las musicas ya me parecen aburridas y... Solo faltan ver las cantidades de anime hentai y yuri que están ahí.

Pero no me motiva, siquiera ganas de tocarme me provoca.

Caigo de costado en la cama y mi cabeza sobresale, asi que decido ver algo diferente que las cuatro paredes y que casualidad, tienen el mismo color. «que interesante»

Textura igual, color, forma plana. Tan interesante... ¿hmm?... Rodeo la cama para ver nada de cerca ese tubo o parece un tubo y mi mano no alcanza eso. Me levanto para arrastrar la cama y agarrar eso.

"Alivia el dolor y quita gran parte de las cicatrices"

Volteo hacia la ventana con el ceño fruncido, y vuelvo la mirada al objeto. ¿Que c*ño?. Mi boca se abre de sorpresa y la cierro cuando escucho la anciana venir a esta habitación. «Mierda».

Lo tiro dentro de la mochila y vuelvo arrastrar la cama para que piense que estoy acomodando y... En efecto, la mujer me mira ceñuda cuando me ve arrastrar la cama al lado contrario de donde estaba y vuelvo a mis débiles intentos.

Mis manos tiemblan.

— ¿Que haces?— cuestiona, sentándose en la cama. «genial»

— La luz, por mas que me agrade, molesta.— hablo con dificultad por mi intentos de rodarla con ella encima— me ayudarías si te levantarás, "preciosa"

— Tu y tus halagos, querida, pero tu estadía aqui acabó —detengo mis acciones para mirarla con el ceño fruncido — Las heridas están casi selladas, así que puedes terminar de curarlas allá.

— ¿Se acabará mi buen atendimiento? —ironizo, sin quitar mis ojos de ella— Eso sería lamentable, "preciosa"

— Claro que sí —sigue mi sarcasmo y se levanta, acercándose adonde estoy. Mi cuerpo se pone rígido por tan pronta cercanía y aprieto la mandíbula, lista para sus golpes— Volverás, no te preocupes. Solo desealo, querida. Recoge tus cosas, nos vamos.

Pero... Yo no quiero salir a dar lástima. Mi cuerpo se queda paralizado por ese pensamiento que me advierte que daré lástima debido a mi aspecto.

No quiero salir de aquí.

— Tranquila, pasaras por mis manos y te mostraras como nueva... Al menos tu rostrob—consuela.

«Salir, salir, salir. Vamos, Kate»

— Bien

Agarro la mochila, guardando mi tablet, los auriculares, mi ropa que tenia regada y dejo la sudadera mas limpia y decente para colocarmela con cuidado. Esa sensación de roce en mi piel es incómodo y me lastima.

Todos estos dias que estuve con las heridas abiertas, estaba sin nada encima en la parte superior, ignorando la mirada de la puta como podía. Su mirada sobre ellas me asquea, incluso ahora vi algo de decepcion en sus ojos cuando las cubri.

— ¿Cuánto llevo aqui?

Ella parece pensar la pregunta mientras cuelgo la mochila luego de buscar mi cepillo de dientes, lo demas es de la anciana que lo trajo.

— Un mes... Y medio. Tus heridas... tres semanas

Ya veo la incomodidad que siento en ese lugar. Por los latigazos constantes, unos fueron muy profundos para cicatrizar muy rápido.

Me indica el camino cuando ve que estoy lista y procedo a caminar donde me dice.

¿Que intentara decir con "estarás como nueva"?. La tecnología no esta tan avanzada para quitar los moretones que tengo en mi rostro. ¿Se volvería loca? Aunque... Si hay una forma de cubrirlos... ¿Era esa forma?

Acostumbrada la tenue luz donde estaba, cuando la mas clara golpea mi rostro me hace arrugar la cara por tal resplandor. «Terrible». Pasamos el mismo pasillo lleno de libros hasta regresar donde conocí a la mujer sonriente que guía el camino.

— Por aquí— dice

Voy detras de ella para terminar con esto rápido y parece que me esta llevando al baño. Nuevamente, esto no me da buena espina, todo lo que venga de esa mujer no.

Entro con pasos discretos, precavida de lo que me mostrara la mujer en este momento, pero ya sali de aquella pocilga y supongo que no me volvera golpear.

— Bañate, te necesito limpia— indica la ducha.

«Solo es un baño» Ya no duelen tanto.

Dejo la mochila lentamente en el suelo, cerca donde entrare en la ducha, sin quitar mis ojos de la mujer que me mira con una sonrisa. Dejo mis trapos a un lado y entro a bañarme.

Dejo salir un suspiro de alivio al sentir esa agua tibia en mi piel. Aquella era fría, no tan fria como la que me causó el resfriado, pero si era fria.

Lavo mi cabello también, cada parte de mi, teniendo cuidado con las heridas abiertas que tengo. Esto es un baño decente, allá apenas podia hacerlo, ya que no sabe cuando la mujer entraba a azotarme. Aquí, siento su mirada, pero no va a ocurrir nada.

Eso creo.

Tardo algunos minutos en bañarme bien y cuando estoy fuera, el agua cae al suelo por no tener con que secar mi cuerpo.

— Ven...— busca sentarse en el lavamanos, y saca... Mi cuerpo se tensa por la idea que esta llegando a mi mente. «No, no». Queda semidesnuda frente a mi y cuando me ve retroceder, ríe— Tienes una oportunidad. Si me haces acabar, no volverás al lugar de castigo. Siempre he tenido curiosidad de sentir hacerlo con una mujer, pero mi marido me complace bien y se reducido.

Heterosexuales curiosos, ignorantes. ¿No entienden que eso no se basa en el placer nada mas?. Cierro los ojos, mentalizandome, sólo es un c*ño más por complacer y... Hay que admitir que la puta tiene cada cosa en su lugar a pesar de su edad y actitud.

— ¿Solo eso? —ironizo, extendiendo una sonrisa maliciosa. Dudo que esa curiosidad no la haya matado, pero le creeré.

— Si no, a la primera falta estarás dentro de aquel lugar, querida.

Es decir, si logro lo que pide, va ignorar esos pequeños desliz y si no, me va a castigar las veces que le apetezca. Eso me pone los pelos de punta, por lo tanto, la sonrisa se deshace rápidamente.

— Como digas.

No quiero volver a ese lugar y tener más marcas en mi.

— Inicia

Fue cuando supe que no podía volver atrás.

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