— Que sorpresa, cariño.
Sale una sonrisa forzada y tomo asiento frente a su escritorio con los brazos cruzados. Enarca una ceja escéptica con una sonrisa coqueta.
—¿Que haces? —cuestiono, viendo el papeleo que tiene sobre su escritorio en desarreglo total.
Es desastroso.
La mujer rie por lo bajo y da la vuelta en la silla, mirandome cuando puede. Sé que es algo estúpido y patético venir aqui, a la mujer que me azotó porque le apeteció, pero no tengo confianza con nadie a quien ir a fastidiar y sé que a esa anciana pervertida no le disgusta.
—Kate Jönhsson, no es tu problema, pero por tener la simpatía de venir a molestarme, te lo diré —concluye, revisando los papeles con pereza— Ingresos. Este convento se ha hecho famoso y llegaron muchos perfiles por revisar.
—Fama para usted, señora.
— Natasha, Kate. Mi nombre es Natasha.
— Natasha... —ronroneo su nombre y una sonrisa de lado crece en su boca— Combina con tu cuerpo, "preciosa"
Mi cuerpo se pone rígido cuando se pone de pie y crece una sonrisa maliciosa bastante extraña parecida a una pervertida.
Definitivamente las acciones que estoy tomando no son bien pensadas.
Después de estar bajo el sol unos minutos recorriendo la iglesia, el cobertizo, tropezarme con unas aprendices, con Alessa, las monjas estúpidas y por ultimo fui a ver que tal el pozo y por suerte nadie quizo llevarme alli dentro.
Tarde mas de una hora curiosiando por todo el lugar hasta que encontré lo mismo que la anciana dentro de su oficina. Me pareció interesante ese ladrillo sobresaliente y lo empuje, luego de segundos se abrió una puerta y conectaba con el pasillo que me guiaba aquí.
Ahora después de estar aquí, me hubiese quedado en mi dormitorio y soportar la presencia de aquella mujer ignorante.
—Aun sigues pálida. ¿No esta comiendo bien? ¿Como están tus heridas?— pregunta, avanzando hasta sentarse frente a mi sobre el escritorio y cruzarse de brazos
—Dudo que se hayan terminado de sanar de ayer para hoy —comento, jugando con mis dedos sobre mi regazo.
Los nervios se han duplicado al tenerla mas cerca y sin quitarme los ojos de encima, viendo cada mínimo gesto que hago con esa sonrisa pervertida.
Algo me dice que tengo que salir de aquí.
— Siento que han sido días, Kate— dice
Dejo salir una risa nerviosa ante su voz entrañable y niego.
— Creo que debo irme— ya estoy de pie cuando lo digo y ella también lo hace. Me recorre un escalofrío cuando la distancia se reduce y retrocedo para mas espacio.
— Llevas solo diez minutos ¿y ya te vas?— refunfuña, avanzando lo que yo retrocedo hasta que caigo en la silla nuevamente.
Siento que tiene espinas y cuando quiero salir, la anciana ya esta entre mis piernas abiertas. La incomodidad se presenta por la presión que ejerzo en mi espalda para mantener mayor distancia, pero retengo el quejido como puedo y mi cuerpo esta totalmente pegado a la silla.
No puedo contener el pequeño quejido y que mis cejas se contraigan por la incomodidad.
«Mierda»
— Usted esta ocupada...
— Me interrumpes y ahora quieres irte... Eso esta mal, Kate
Sus manos caen en el respaldo de la silla, a cada costado de mi rostro y debo inclinar el mio para no perder de vista lo que hará.
Cuanto quisiera que la silla me absorbiera para salir de esta.
— Lo voy a considerar a la proxima ¿vale?— murmuro apenas, apretando los puños con fuerza.
¿Por qué debo negarlo? Le temo por lo que me hizo y le tengo odio por eso, por dejarme el cuerpo lleno de marcas que no se borraran y serán una marca para mí, pero es la segunda persona con quien he pasado mas tiempo y por ello me senté como si nada.
Sólo queria con que entretener la mente. No esto.
Abren la puerta sin previo aviso y siquiera la mujer se inmuta, solo hace un leve movimiento para ver de quien se trata, ya que estamos frente a la puerta.
— Direc...tora...— su voz desciende al ver lo pasa, o hace la mujer... y yo apenas puedo controlar la respiración.
— Si la puerta esta cerrada es por algo, Jeanne.
Cierro los ojos fuertemente cuando aún no se mueve y el corazón se me quiere salir.
Estaba huyendo de ella y justo tuvo que venir donde yo estaba cono casualidad. ¿No pudo irse a otro lugar a joder? Y... No, esa no es la pregunta principal. Y lo que quiero decir es ¿por qué la pervertida no se quita de encima?
Esto que intenta hacer esta prohibido, ¿no le importa que la vea una de las monjas?
Contengo la respiración cuando su boca esta en mi cuello y deja un beso —Nos vemos, Kate. Y será mas pronto de lo que crees
Siento eso como advertencia bastante clara para mi. Asiento con la cabeza sin mas nada que hacer y me levanto sin siquiera mirar a la cara a la señora que esta junto a la puerta.
— ¿Que estaban haciendo?— cuestiona con una seriedad que no habia escuchado desde que la vi por primera vez.
Detengo los pasos justo a su lado, con la mano en el pomo y tenso mi cuerpo por tal pregunta. Eso no es algo que deberia importarle a ella, al menos no de esa manera. A fin de cuentas no estaba haciendo nada y lo que hizo fue algo normal.
— No es tu problema, monja— mascullo sin siquiera mirarle y me largo ante la risa de la anciana. Imagino que escuchó lo que le dije.
Me devuelvo por el mismo camino por el que entre y al momento que tengo mi cuerpo fuera de ese pasillo, apoyo mi cuerpo en la pared que acaba de cerrarse tras de mi y suelto un respiro de alivio.
Aun siento sus ojos clavados en mi nuca, pidiendo algo que no tiene importancia para ella.
Vuelvo a reproducir la musica y The Fray invade mis oídos con ese sonido que me gusta. Es una de las bandas que mas me gusta y no me cansaré de escucharlos.
Cierro los ojos y me centro en el aire que golpea mis mejillas con lentitud con ese sol que se esta empezando a ocultar.
Me impresiono al abrir los ojos y mirar al frente, al paisaje lindo que se encuentra mas allá. Se ve la mitad del sol y su luz iluminando como puede el pasto verte que esta frente a mi.
No había visto algo asi en persona.
Tomo asiento importandome poco si me lleno de suciedad o no y los minutos se me van viendo al sol terminar de ocultarse para dar a la noche su llegada.
La hora me indica que ya ha pasado la cena y mi estomago se queja al no tener nada de nada desde el desayuno. Mi orgullo me va a matar de hambre, porque no voy a ir a ese comedor.
Ruge en desacuerdo por mi decisión y si, iba a cumplir con lo dicho, pero no quiero ver a esa mujer hipócrita.
Y... Llega a mi mente el como puedo evitar eso, pero no me agrada del todo, es decir, puedo venir a comer con la anciana, pero tendria que soportar ese miedo que me causa y los escalofríos que me provoca su cercanía.
Cuando decido levantarme para largarme a mi dormitorio, es inevitable que suelte un quejido de dolor al instante. Me he lastimado otra vez. El sudor me causaba picazón y ardia mucho.
Sufri bastante en esos largos minutos que estuve bajo la luz solar y ahora por estupida.
— Hora de regresar, supongo.
No le desvío de mi camino anterior e ignoro a las monjas que me lanzan miradas acusatorias, ya que la hora de estar fuera de la casa ya pasó.
Me estreso mucho mas cuando vienen a paso apresurado para detener mis pasos antes de que cruce a la esquina que me lleva al dormitorio y lo logran apenas por el agarre en mi brazo.
— La entraba es por allá, señorita— «Seguro no lo percibí». Me jalan del brazo y me obligan a caminar por donde ellas me indican— Lo dejaremos pasar, pero no habrá próxima
— ¡Que amables!— ironizo, pero me dejo llevar por ellas.
Me llevan adentro y están las aprendices en la sala de estar con todas sus guías. Todas tienen su atención en mi presencia desde el momento que pisé la sala de estar hasta que crucé para irme a mi dormitorio.
No me apetece ver y hablar con nadie de esas religiones, solo quiero ver mi cama y dormir plácidamente unas cuantas horas para que mi cuerpo descanse de todas las sensaciones por las que pase hoy.
— Esto es una porquería.
Cierro tras de mi y necesito un baño con urgencia al sentirme tan llena de sudor. Saco la ropa de mi cuerpo en avance al baño y me adentro en el para hacer lo que necesito.
Se siente tan bien estar fresco como una lechuga.
Ahora falta lo mas importante para mi estomago y es comida, comida que no ire a buscar con esas personas hipócritas. Esperaré mañana para hablar con la anciana y pueda comer de su comida.
Era el plan, pero al poner a cargar la tablet, una bandeja con una comida tapada llama mi atención. No me había fijado en ello por entrar directo al baño. Cubro mi cuerpo con un camisón para después descubrir cual es el menú que me ha enviado la anciana.
«Wow»
No pensé que aquí hicieran este tipo de comida chatarra. Hamburguesa y papas fritas. La anciana quiere que no hable ¿y por eso me envia desayuno y cena?. Parece que cree que lo voy hacer, pero como le dije cuando estuvo aquí, nadie me va a creer que una religiosa me maltrato durante no se cuantas semanas.
Aun si muestro las pruebas, estan tan ciegas que no lo creerán. Se vuelven tan ignorantes.
Devoro la delicia en minutos y hasta creo que lo hago tan rápido que debo beber agua para que baje a mi estómago. «Tan rico»
Le preguntare en mi próxima visita, quien cocina algo tan rico, porque el desayuno tambien estaba asi. «No te puedes quejar estómago». Inicio a untar esa crema relajante en las heridas como puedo después de quedarme en la desnudez nuevamente y no se porqué coño tuve la esperanza de que tocará la puerta.
Lo hacia por inercia y cuando me percataba gruñía de molestia, porque no soy masoquista.
La noche fue igual de tranquila que la anterior y solo un poco más relajante. Hace buen trabajo ese tubito de crema que me regalo esa mujer.
La religiosa molesta. No importa cuantas veces lo negué mientras estaba viendo el sol ocultarse cuando sali de la oficina de la anciana. No importa, porque aun en mis sueños aparece para hacer que me moje con solo un puto beso correspondido.
Miro el reloj en la mesa y ya son las cinco de la mañana. La frente esta llena de sudor y me alegro tanto de haber despertado antes de hacer lo que pretendía. Mi corazón lo deseará, pero tengo mi orgullo y tampoco le daré el placer de aplastar mi organo vital en un puto sueño.
— Ha iniciado el segundo dia de mi primer objetivo— farfullé para mi misma, levantándome de la cama.
Su llegada es a las ocho o nueve, asi que puedo dar un pequeño recorrido para ejercitarme mientras el tiempo transcurre para su llegada. Aunque, todo depende de ella. Si le gustó, vendrá y si no le gusto esa sensación lo dejará pasar.
Veremos que elige la sierva de dios.
Todos mis huesos crujen ante los calentamientos que hago después de cambiarme y siento una enorme liberación de tensión en algunas partes de mis músculos. Me la pasé escuchando música en todo mi recorrido fuera de mi habitación y llegue nuevamente dentro con el cuerpo lleno de sudor, aun arde al entrar a algunas de mis heridas.
Dejo la tablet sobre la cama y lavo mis dientes antes de entrar a la ducha. Era lo que mas deseaba al sentir mi cuerpo aun sudoroso y mi respiración alterada aun recuperándose del maratón que di, pero tocan la puerta antes de eso.
Gruñi por esa interrupción a las siete de la mañana. ¡Son las putas siete de la mañana! Gruñi de nuevo para ir a ver quien coñ* molesta tan temprano ¿aun no se percatan que no le gusta comer fuera?
— ¿Que?— exigí, mirando a una monja de ojos marrones.
— Buenos dias, señorita Jönsson. La directora quiere verla— informa, haciéndose a un lado como claro mensaje de que es ahora
El sudor empeoró al procesar esa información en mi cerebro y retrocedí por inercia.
Una cosa es que yo vaya a su oficina por aburrimiento y otra es que ella me mande a llamar, porque no se para que me quiere ver y justo tan temprano.
Las manos me tiembla en cada avanza que hacen mis pasos para llegar a ese lugar que mas temo.
Las habitaciones están abiertas y eso me indica que ya fueron a sus tareas fijas que le fueron asignadas. Yo aun no se que debo hacer cada día y tampoco me han buscado para mis clases. Era esa mujer, pero con lo que vio ayer, quizás por fin me dejo en paz.
El claustro esta lleno de esas monjas y donde siento esos ojos grises caen en mi, clavándose en mi nuca cuando no puede verme a los ojos por el avance.
— ¿A donde llevas a mi estudiante?— exige, secamente, sin siquiera saludar a la monja que esta detrás de mi.
— Hermana Jenny, ella volverá en una hora, no se preocupe— asegura, yo sigo avanzando.
No me importa o intento que no me importe, ya que mi corazón late rápidamente como un estúpido masoquista. Aprieto mis puños por esa sensación y cruzo rápidamente al sitio adonde me han solicitado.
Los nervios me abordan todo mi cuerpo el doble y tomo valor para actuar un poco normal. Respiro hondo al tocar el pomo, cerrando los ojos fuertemente y dejando salir el aire con algo de nervios.
«Vamos, Kate. El objetivo llegará y no me encontrará»
El aire se me escapa con rapidez cuando reconozco esa mano sobre la mia, la que estaba apunto de abrir la puerta, y detienen eso.
«Mierda»
— Ven a desayunar, Kate— ordena, porque eso entiendo ante ese tono que suelta.
— Si no fui, es porque no quiero rodearme de hipócritas— aclaro, evitando su toque y girando el pomo para entrar
¿Por qué no solo deja se molestar? ¿Como no se percata que no quiero tenerla cerca? Se lo he dicho con molestia, rabia, llorando, suplicando y ella sigue, y sigue insistiendo. ¿No entiende que... No quiero que siga creciendo eso que me provoca?
El cálido lugar me recibe y una anciana sonriente también, pero vacila al ver que no entro sola al gran espacio.
— Buenos días... A las dos— agrega a último momento— puedes retirarte, Jeanne
— Con todo respeto, directora, pero... La señorita esta perdiendo su clase y lleva mucho retraso...
— La señorita incumplió una regla— mi cuerpo se tensa— por lo tanto, debo pedirle sus razones. Estará contigo en minutos. Retirate— anuncia.
Mi cuerpo comienza con pequeños temblores al imaginarse muchas cosas terribles que puede hacerme esta mujer y... Muy en el fondo suplico que... Esa mujer insista en llevarme con ella a donde sea.
Me sobresalto levemente cuando su mano cae en mi hombro y mis ojos caen en ella con miedo, pero no le suplicaría y no insistiré en ir con ella. Tengo un orgullo que relucir y voy a seguir con mi terquedad para mantener a raya ese sentimiento.
Esa mirada suplica que vaya con ella, porque sé que de quedarme no sera nada bueno para mi. Aprieto la mandibula y me vuelvo hacia la anciana que esta mirando a la monja seriamente.
— Si, Directora.
El miedo me invade el triple al no sentir su cálida mano sobre mi hombro. Aun con la sudadera lo sentía.
La puerta se cierra a los minutos y el silencio se adueña del lugar, empeorando el miedo que me provoca su presencia. El sudor frio corre por mi frente hasta llegar a la mandíbula.
— Natasha...
— Wow, no se escucha mal— ronronea. Escanea mi cuerpo de pies a cabeza y sonríe— Pareces que tuviste un exhausto recorrido fuera de los limites impuestos. ¿Que te pareció el recorrido por mis estancias?
Intento relajar mi cuerpo cuando escuché su tono sin reclamos, como si estuviese pidiendo algo de opinión sin sarcasmo o ironía sobre su casa.
— Entretenido. Lo disfrute hasta el cansancio como puedes ver— comento, evitando la voz nerviosa.
— ¿Sabías que no podias hacer eso, verdad?— acusa, sonriendo de lado.
— Tenía la esperanza de que no hubiera zombies alrededor— murmuro con una mueca— pero tu hiciste un trato y no regresaré aquel sitio— señalo hacia ese lugar y eso le provoca reir por lo bajo mientras me mira
Se levanta sin quitar la sonrisa maliciosa, rodeando el escritorio con una lentitud escalofriante que me para los pelos de punta y con ello poner mi cuerpo rígido. «Calma, Kate»
Sus pasos retumban en mis oídos como molestias que chillan fuertemente hasta que se detiene frente a mi y deja una caricia por mi cuello sudoroso.
— Lo sé, y no lo harás— su mano va a parar en mi brazo hasta llegar a mi mano sudorosa y hacer que la deslice por su muslo— Ya conseguí un reemplazo para eso, y...
Su agarre en mi mano no cede cuando intento sacarla antes de que llegue a su intimidad y su sonrisa se extiende
— No, tu... Dijiste qu-que no volvería a...
— Kate, Kate ¿Cuando dije que no volverias a mi oficina y follarme si yo quiero?— jadea cuando tengo contacto con su intimidad y joder... Siento la humedad y tampoco siento una prenda cubrirla— y ahora quiero... Justo ahora quiero que me folles, Kate...
Su cadera se mueve, cubriendo más mis dedos de sus fluidos y muestra sus cejas fruncidas, mordiendo su labio inferior con una sonrisa maliciosa.
Y si. Es cierto, solo mencionó que no volvería al cuarto de castigo. Jamas aceptó que no volvería a pedirme algo como lo que me esta pidiendo justo ahora, como una puta necesitada y sabe... Que no tengo opción mas que solo obedecer.
De nada me servirá negarme. Nadie me va a creer y buscare que me encierre en aquel lugar de mierda, que más que me guste esa soledad, lo que no me gusta son los tratos que me da alli dentro.
— Solo... No me beses sin mi permiso— murmuro apenas, paseando mis dedos por sus pliegues húmedos.
Se sienta sobre el escritorio sin dejar que mis dedos tengan contacto con ella. Jala de mi brazo para que yo pueda quedarme entre sus piernas que están abiertas y su mano en mi nuca me empuja para que mi rostro tenga contacto con sus pechos.
— Natasha...
— ¿Mhm?— tararea en respuesta para que continúe con lo que quiero decir.
Asciendo a su cuello hasta quedar a solo unos milímetros de su boca entreabierta que no deja de soltar gemidos por mi caricias en su entrepierna.
Si solo es cercanía lo que siento, con besar a otra persona se va a quitar eso que siento por esa monja. Si es ganas, solo debo quitarme esas ganas y ya ¿no? Es lo mas... Lógico que encuentro. ¿Cierto?
Pero ¿por qué lo pienso tanto?. Solté una sonrisa maliciosa cargada de lascivia, al ser invadido por ese ser lujurioso que se apodera de mi cuerpo en situaciones así.
— Gime y besame, preciosa
Sus facciones se contraen cuando mis dedos se adentran en su interior y sus gemidos altos son acallados por mi boca al tener contacto para besarme.
Las embestidas son pausadas y permite que pueda besarla, su lengua tiene contacto con la mía y... No se, sigue siendo igual.
— Natasha, ¿te estas reteniendo?
— No me gusta... la lentitud, Kate
Dejé salir una risa maliciosa cargada de maldad y volvi a besarla para estar segura de quitar esa monja de mi cabeza y también esas ganas de tener contacto son sus labios.
Es lo que intenté hacer durante la hora que estuve allí.
...----...
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 58 Episodes
Comments