La Emperatriz De Los Cuervos

La Emperatriz De Los Cuervos

"Fortuna emperatrix mundi"

...O fortuna...

...Velut luna...

...statu variabilis,...

...semper crescis...

...aut decrescis;...

...vita detestabilis...

...nunc obdurat...

...et tunc curat...

...ludo mentis aciem...

...egestatem,...

...potestatem...

...dissolvit ut glaciem....

...Sors inmanis...

...et inanis,...

...rota tu volubilis,...

...status malus,...

...vana salus...

...semper dissolubilis,...

...obumbrata...

...et velata...

...michi quoque niteris;...

...nunc per ludum...

...dorsum nudum...

...fero tui sceleris....

...sors salutis...

...et virtutis...

...michi nunc contraria,...

...est affectus...

...et deffectus...

...semper in angaria....

...Hac in hora...

...sine mora...

...corde pulsum tangite;...

...quodper sortem...

...sternit fortem,...

...mecum omnes plangite!...

^^^ ^^^

^^^Oh fortuna,^^^

^^^variable como la luna^^^

^^^como ella creces sin cesar^^^

^^^o desapareces.^^^

^^^¡vida detestable!^^^

^^^Un dia, jugando,^^^

^^^entristeces a los debiles sentidos,^^^

^^^para llenarles de satisfaccion^^^

^^^al dia siguiente.^^^

^^^La pobreza y el poder^^^

^^^se derriten como el hielo^^^

^^^ante tu presencia.^^^

^^^Destino monstruoso^^^

^^^y vacio,^^^

^^^una rueda girando es lo que eres,^^^

^^^la salud es vana,^^^

^^^siempre puede ser disuelta,^^^

^^^eclipsada^^^

^^^y velada;^^^

^^^me atormentas tambien^^^

^^^en la mesa de juego;^^^

^^^mi desnudez regresa^^^

^^^me la trajo tu maldad.^^^

^^^El destino de la salud^^^

^^^y de la virtud^^^

^^^esta contra la mia,^^^

^^^es atacado^^^

^^^y destruido^^^

^^^siempre en tu servicio.^^^

^^^En esta hora^^^

^^^sin demora^^^

^^^toquen las cuerdas del corazón; el destino^^^

^^^derrumba al hombre fuerte^^^

^^^¡Llorad todos conmigo! ^^^

...****************...

...PRIMERA PARTE...

 

...I...

 

Érase una vez, en un imperio basto y bendito por la generosidad de los dioses, una pequeña y hermosa niña cuyos ojos vieron la luz por primera vez en día de primavera.

La niña era la adoración de sus padres cuyo único propósito fue el de verla convertirse en la siguiente emperatriz. Así pues, la pequeña, a quien llamaron Jocasta, tuvo su futuro predestinado desde el instante en que exhalo su primera bocanada de vida.

La familia Asteria había producido un largo linaje de emperatrices a lo largo de la historia. Mujeres fuertes y entrenadas para liderar el imperio y apoyar al emperador en su tarea de gobernar una nación. Si el emperador era el padre, la figura de emperatriz era vista como la de una madre quien era la intermediaria entre el pueblo y el emperador. Ya sea entre la familia imperial o nobles los matrimonios arreglados tenían como único propósito el político. El romance solo era para aquellos que podían permitírselo.

Cuando Jocasta cumplió 12 años, fue llevada a palacio ha pedido del emperador, quien anhelaba conocer a la niña de la que había oído hablar. Al verla comprobó que los rumores eran ciertos, hermosa y de buenos modales a pesar de su corta edad, aquella niña poseía una mirada inquisitiva y curiosa además de un rostro vivaz.

—Es una perfecta candidata a emperatriz —dijo el emperador Rasa satisfecho con lo que veía —. No me esperaba menos de la familia del duque —sonrió complacido.

—Nos honra usted majestad —respondió Jonathan Asteria, el gran duque del norte, ejecutando una ligera reverencia sumamente complacido y orgulloso de su hija.

Jocasta, quien se encontraba al lado de su madre, permaneció de pie en una postura perfecta y un rostro tranquilo mientras observaba al emperador y su padre sumamente felices y complacidos.

—Mañana anunciaremos el compromiso con mi hijo menor Carles, quien asumirá en un futuro el cargo de príncipe heredero y a mi muerte será ungido como emperador.

—Jocasta querida ¿No tienes algo que decirle al emperador? —dijo Dione, su madre, esbozando una ligera sonrisa y acariciando la cabeza de su hija.

La pequeña dobló sus rodillas manteniendo el pie derecho detrás, sus manos levantan con elegancia los dobladillos de su vestido, su cuerpo se dobló, pero mantuvo su barbilla un poco erguida; era el saludo perfecto de la nobleza, fruto de horas de prácticas a manos de una buena institutriz, Jonathan estaba orgulloso, el uso correcto de la etiqueta entre los hijos de los nobles llena de prestigio a la familia.

—Agradezco al emperador nuestro padre por el honor otorgado y daré mi mayor esfuerzo para ser una buena princesa.

—Sé que lo harás bien pequeña, Carles es afortunado en contar contigo para esta difícil tarea.

Y de esa forma Jocasta paso a ser la prometida oficial del príncipe heredero y su entrenamiento para convertirse en una buena emperatriz inicio. La pequeña niña sabía muy bien cuál era su deber desde una edad temprana y tal y como hicieron las mujeres de su familia antes de ella, la pequeña se preparaba día tras día para ejercer la enorme responsabilidad de ser la madre del imperio y el apoyo de su futuro esposo el príncipe Carles quien sucedería a su padre cuando alcanzará la edad adulta.

Desde el alba al anochecer, la vida de Jocasta paso a ser un ir y venir de tutores e institutrices quienes tenían la honrosa tarea de educarla de forma magnífica y sobresaliente en temas que serían de suma importancia para ejercer su futuro cargo; política, economía, relaciones sociales y una etiqueta estricta que debía de poseer la futura madre de un imperio. Jocasta era perfecta, poseía una mente sin igual y una elegancia propia de la casa del duque Jonathan. El emperador y la emperatriz regente vieron con alegría el crecimiento de la pequeña hija del duque y sintieron que el imperio y su hijo el príncipe estaban en buenas manos.

Puede que el resto de personas que veían las cualidades de Jocasta la alababan y admiraban, no obstante, había algo que todos ignoraban, incluido sus mismos padres quienes, en el afán de asegurarle a su amada hija un futuro, la comprometieron con el que ellos creían le brindaría toda la felicidad junto con una buena posición. Una profunda melancolía empezaba a teñir la mirada azul cielo de Jocasta mientras la niña sentía que algo dentro de ella empezaba a extinguirse como una débil flama a la merced del inclemente viento.

Aquellos ojos inocentes empezaron a lucir melancólicos y profundos, como si dentro de ellos ocultasen un dolor profundo, o tal vez, una honda pena por ver su vida siendo consumida por la rigurosa sociedad de los nobles y el papel que le había tocado jugar.

Mientras el tutor explicaba complejos temas Jocasta observaba el jardín desde su ventana, hacia un día maravilloso afuera y el viento fresco era el ideal para una tranquila caminata por el vergel. En su mente, Jocasta se imaginó corriendo libre por aquellos prados mientras sus pies descalzos tocaban la yerba y su dorada melena color del trigo era mecida por el viento como espigas en el campo.

Cuanto hubiese deseado el poder disfrutar, por un breve instante, de aquella libertad que siempre saboreo como si fuese un deseo prohibido. Sabía muy bien cuál era su deber para con su familia y el imperio. Aun así, anhelo, aunque sea por una vez en su vida, disfrutar de la sensación de independencia.

Poco a poco la niña moría y una dama perfecta nacía en su lugar, una dama que aprendió a ocultar sus sentimientos y poner al imperio por encima de sus necesidades. Una dama perfecta, refinada, una ideal muñeca del imperio. No obstante, el anhelo de correr por los campos aún seguía vivo en su interior, ya no como un deseo ferviente de su niñez, sino como un bello sueño de infancia que jamás se realizaría pero que endulzaba su corazón en los momentos de amargura como una dulce promesa; una esperanza.

—Lady Jocasta —dijo una de las muchas criadas de la familia, una señorita de nombre Scilla Paulethe quién, a pesar de tener la misma edad que la joven señorita, se desempeñaba como mucama.

Cuando Scilla Paulethe no era más que una niña, su madre quien entonces era la jefa de las cocineras la traía consigo a la mansión campestre de los duques ya que no había lugar donde dejarla. Scilla fue la primera niña de la edad de Jocasta en la mansión y fue su primera amiga.

—Qué bueno que estás aquí —murmuro Jocasta sin dejar de contemplar desde su balcón el vuelo de las aves, y en su corazón anhelo ser una de ellas —, mira ¿No es hermoso?

—¿Soñando otra vez mi lady? —sonrió Scilla alcanzándole un ligero chal a Jocasta para que cubriese sus hombros y se protegiera de la brisa fresca —. Si su institutriz la ve soñando de nuevo…

—Por favor, permite que disfrute un rato más de mi libertad imaginaria —una sonrisa melancólica se dibujó en los labios de la joven princesa, aquel rostro tranquilo y que por lo general no solía mostrar mucho era como un libro abierto para Scilla quien al haber crecido junto con la señorita conocía al detalle cada pequeña expresión.

Scilla no puede evitar lanzar un hondo suspiro a la vez que sonreía observando a su joven ama quien a sus ojos era como un bello gorrión encerrado en una jaula dorada, una jaula que, dentro de poco, seria remplazada por una mucho más grande y lujosa que era el palacio imperial.

—¿Y qué fue esta vez mi lady? ¿Un árbol, un conejo o tal vez el viento?

—Fui un ave —cada vez que Jocasta hablaba sobre sus fantasías sus ojos apagados destellaban —. Me eleve muy alto por los cielos, deje que el viento sople bajo mis plumas mientras me llevaba muy lejos hacia el norte, bajo mis alas yacía la mansión muy diminuta y por primera vez en mucho tiempo no sentí el peso del mundo sobre mis hombros.

Y al oír las palabras de su querida maestra el corazón de Scilla se oprimió del dolor al ser testigo del sufrimiento de la futura emperatriz.

—Mi lady, ¿usted está segura?

—Tengo que hacerlo querida Scilla —respondió Jocasta con una sonrisa melancólica en los labios —. Mis padres cuentan conmigo y también el emperador, ¿Cómo podría defraudar a quienes creyeron en mí?

—Cualquiera que sea su decisión final, mi lady, yo siempre estaré a su lado.

Una genuina sonrisa reservada solo para su familia se marca en el rostro de Jocasta, agradeciendo desde lo más profundo de su corazón el apoyo de su mejor amiga.

—Muchas gracias Scilla.

La mucama hace una reverencia.

—Para servirla a usted hasta el final de mis días.

Los días se volvieron meses y los meses en años y de esa forma la niña se volvió mujer y su belleza se acrecentó aún más, “la rosa más hermosa del imperio” la llamaron y, tanto nobles cómo plebeyos, se rindieron ante ella.

El día que cumplió los diecisiete años su boda con el príncipe heredero se celebró y el festejo duro una semana en honor a la pareja de futuros emperadores.

Elegancia, inteligencia, unos padres que la amaban y un esposo que juro ante los cielos que siempre la protegería. Jocasta creyó que su vida era perfecta y los hijos del imperio la amaban y respetaban más que el mismo emperador.

Pero entre las muchas personas que amaban a la emperatriz existía alguien que, en la lejanía, miraba con envidia anhelando todo lo que le fue entregado a Jocasta Asteria.

 

...***...

 

Irisella Beryllus era la hermana de la emperatriz, o al menos así era cómo las personas se referían a la patrocinada de los Asteria. La señorita Beryllus fue la única hija de una muy buena amiga de Dione a quien la duquesa apreció en demasía. Mientras que Dione se casó con Jonathan quien fue el heredero de la casa ducal con mayor influencia en el imperio, su querida amiga se vio obligada a casarse con un noble de rango inferior, un barón, debido a la ruina de su familia ocasionada por las deudas de juego de su padre. Así pues, Irisella nació cómo una preciosa flor que decoraba la casa del barón Beryllus, su belleza solo podía ser comparada con el florecimiento de los lirios en primavera y la madre de Irisella supo que su hija había nacido bendita y seria esa belleza la que le otorgaría todo lo que ella más anhelaba. Mientras la encantadora niña crecía para volverse una señorita de una belleza envidiable, la baronesa Agatha Beryllus vio con orgullo cómo su querida hija empezaba a desarrollar aquella ambición que la llevaría lejos de la pobre casa del barón.

Lo que Dione nunca supo, y jamás adivino, era que su preciada amiga a quien quiso cómo una hermana de sangre envidiaba y codiciada todo lo que ella poseía y en lo más profundo de su corazón solo guardaba sentimientos de odio y falsedad para con la duquesa.

—Ella no merece nada de lo que posee ―decía la baronesa en uno de sus muchos ataques de ira mientras renegaba de su infortunio ―. ¿Por qué Jonathan se tuvo que casar con ella y no conmigo? Esos vestidos finos y esas joyas se verían mejor en mí.

Originalmente fue ella la candidata idónea en convertirse en la prometida de Jonathan, el único hijo del gran duque además de sucesor. Pero para cuando el patriarca de los Asteria se fijó en ella su padre había deshonrado a la familia con sus vicios y perdió toda su fortuna a causa de ello. Completamente en la calle y en peligro de perder el rango de noble la ahora señora Beryllus no tuvo más remedio que casarse con un noble inferior en comparación con el que fue su mejor opción. Con ira y envidia ella vio a Dione ocupando el lugar que le correspondía.

Dione fue una pobre e insignificante hija de un barón y que tras la muerte de su padre y madre había sido acogida en el ducado de los Asterias debido a una deuda de honor existente entre los dos hombres. Dione fue criada en el seno familiar como si tratase de una hija más. Aquella intrusa cuyos modales eran salvajes y su carácter enérgico que la hacían ver más como un hombre que como una dama a menudo era objeto de burla ante el grupo de damas y ridiculizada por sus actitudes. La baronesa Beryllus fue quien más rumores falsos propagaba y más disfrutaba verla equivocarse. Aunque pronto a Aghata se le ocurrió una idea, se aprovecharía de la salvaje Dione y la usaría para frecuentar el ducado Asteria y de esa forma acercarse a Jonathan con la excusa de hacerse su amiga para ayudarla a integrarse, camuflo su antipatía con buenas intenciones y con una falsa sonrisa se presentó ante Dione. Posiblemente sus planes se hubiesen realizado y su objetivo de cautivar a Jonathan habría tenido resultado, pero de pronto la salvaje Dione empezó a cambiar y donde hubo una dama salvaje como una bestia que era objeto de burla y comentarios filosos, una flor de sociedad se alzó en lugar, una hermosa dama de modales correctos y provista de una inteligencia dotada que logró captar la atención de Jonathan e inspirar sus pasiones arruinando de esa forma los planes de Aghata se vieron arruinados ¿Por qué Dione? ¿Por qué Jonathan tuvo que amar a Dione e ignorarla completamente?

—Madre, ¿Es verdad que todo lo que posee el duque de la casa Asteria nos pertenece? — pregunto Irisella con suave voz y enormes ojos brillantes cómo dos perlas.

—¿Te imaginas? Pudimos haber vivido en la grandeza rodeadas de lujos, tú hubieses sido la hija de un duque y no la de un estúpido barón, te casarías con alguien igual a tu rango y tu vida sería perfecta, tendrías todo lo que esa mocosa hija de Dione posee.

—Esa niña —murmuro Irisella recordando a la pequeña princesa rubia que lucía siempre tan elegante y refinada y quien todo recibía, Irisella dio un vistazo a su atuendo viejo y remendado, sus zapatos eran rústicos y no de suave encaje cómo los de esa niña, un sentimiento empezó a nacer dentro de ella y su madre lo vio con sus propios ojos, ese sentimiento de anhelar algo que creemos que nos fue arrebatado de manera tan injusta, ese sentimiento de impotencia y disconformidad, esa ambición que la llevaría muy lejos —. La detesto —dijo Irisella recordando la opulencia que Jocasta poseía y la miseria en la que ella vivía —. Ella me robó todo, yo debí haber sido la hija del duque.

—Eso es cierto mi pequeña.

—Oye madre ―y una malicia no propia de una niña de esa edad destello en esos pequeños ojos ―. ¿Y si las matamos? Así podrías dejar a mi papá y podremos ir a vivir a la casa del duque rodeadas de todo ese lujo.

La sonrisa de la baronesa se ensanchó y sus ojos brillaron de alegría al oír la idea de su hija.

—Que lista eres —exclamó la baronesa —. No podría haber pensado algo mejor.

Irisella abrazo a su madre completamente feliz de haber oído un reconocimiento. Se sintió tan orgullosa.

—Tú padre y yo viajaremos a la región del norte, aprovecharé para conseguir la yerba “casco del diablo” y la usaremos para terminar con sus vidas.

La sonrisa de Irisella era tan hermosa en ese instante en el que supo que la vida de ella y la de su madre al fin cambiarían. Después de todo, era más hermosa que la hija de Dione, si existía alguien quien debiese disfrutar de todo eso debía de ser ella.

Un buen apellido, joyas, lujos, incluso el amor del imperio; todo debió de haber sido suyo en primer lugar, incluso la corona de emperatriz.

Al día siguiente los padres de Irisella se fueron rumbo al territorio norte, una tierra que tenía fama de ser el lugar en donde habitaban los brujos al ser este el límite entre una antigua tierra que fue el hogar de hechiceros y bestias y que en la actualidad se encontraban casi extintos debido a los esfuerzos por los reinos limítrofes para erradicar a aquellos que representaban una amenaza.

Algunas mujeres lograron escapar de aquella región y se ocultaron en el límite norte del imperio, ofrecían sus servicios para leer la fortuna, curar males y en algunos casos comercializar pócimas que lograban desde enamorar al cualquier ídolo de amor hasta terminar con la vida de cualquier enemigo.

Ahí era a donde se dirigían la baronesa y su esposo quien ignoraba las verdaderas intenciones de su esposa en querer acompañarlo a aquel viaje. El hombre desconocía el macabro plan de su mujer y la suerte que le esperaba una vez esta lograse apartar a la duquesa y su menor hija. Según proyectaba la baronesa, una vez deshecha Dione y aquella mocosa, ella se convertiría en viuda debido a la prematura muerte de su esposo ocasionado por un paro cardíaco. Por supuesto solo ella sabría que la yerba “casco del diablo” envenenada el cuerpo a tal punto de causar una insuficiencia cardíaca y las víctimas perecían por fallas al corazón.

Mientras la baronesa se regocija en sus pensamientos no vio el momento exacto en el que el carruaje paso por debajo de un despeñadero, hacía apenas unos cuantos días atrás las lluvias llegaron a aquellas tierras y habían debilitado las carreteras, solo era cuestión de tiempo para que las enormes rocas cedieran ante cualquier estímulo, lamentablemente la velocidad con la que iba el carruaje fue lo que ocasionó que una avalancha de rocas se desatará y aplastara el transporte en donde viajaban la baronesa y su esposo muriendo aplastados en el acto. Solo sobrevivió el cochero y los corceles cuyo lado del carruaje apenas y las rocas tocaron terminado el pobre hombre con heridas menores.

La noticia llego a Irisella quien desesperada lloro la pérdida de su amada madre, junto con ella se iban también los anhelos planeados y una vida sin privaciones que ambas habían imaginado.

Las personas observaron a la huérfana con lástima quien se vio abandonada a su suerte a una edad tan joven, ¿Los dioses podrían ser más injustos? ¡Ah!, pero le habían dado un regalo invaluable, una magnífica belleza que conmovía a todo aquel que la viese en un estado tan vulnerable como ese.

Por los siguientes dos años Irisella se vio en la obligación de buscar su suerte, tan hermosa cómo era no fue difícil para ella usar eso a su favor para apelar a la buena voluntad de las personas quienes le brindaban comida y le otorgaban pequeñas tareas para sobrevivir. Había perdido su casa y sin tener a donde más ir y cansada de las migajas que le ofrecían los plebeyos que eran de un rango incluso más inferior que el suyo, Irisella dejo su hogar y se fue hasta el límite norte del territorio, hacia donde sus padres se dirigían en un principio, con la esperanza de terminar lo que una vez ella y su madre iniciaron y recuperar lo que le fue arrebatado por la duquesa y su hija.

Sin suerte en aquellas tierras Irisella cayó en la desesperación, nunca imagino que las brujas estuviesen tan ocultas y fuera difícil dar con ellas. Lo que la hermosa niña no sabía era que uno no podía dar con una bruja a no ser que ellas estén dispuestas a mostrarse ante ti.

Un día Irisella vio a una mujer escapar con desesperación, la venían persiguiendo la guardia imperial. La mujer de rostro arrugado vio a Irisella y en sus ojos suplicó por ayuda. La muchacha la atrajo hacia ella y la oculto con cuidado tras unas telas y heno disperso en el suelo.

Los guardias solo vieron a Irisella y pasaron de largo buscando a aquella bruja acusada de ejercer dichas prácticas. Una vez la muchacha los vio perderse dio aviso a la anciana quien en agradecimiento tomo sus manos y las beso.

—Te debo mi vida, pide lo que quieras que te recompensare.

—No podría aceptar nada, mi corazón no podría ver sufrir a alguien y mi ayuda fue sin interés — por supuesto el corazón de Irisella no reflejaba sus palabras, su pecho se movía frenético y emocionado por aquel encuentro, lo tomó como una señal de éxito, una bendición de su madre en el cielo.

La anciana saco un frasco de diminuto tamaño de entre sus ropas y lo deposito en las manos de Irisella, la muchacha sintió las manos arrugadas de la bruja y disimulo con una sonrisa apacible cuando por dentro contenía la repulsión.

—Te obsequio está pócima de amor que te ayudará a conseguir al hombre que más anhele tu corazón, acepta esto en pago por ayudarme y ten presente que lo que te obsequio es invaluable y sumamente poderoso, una bruja solo puede hacer una poción de amor en toda su vida y no se nos está permitido darlo así a la ligera, pero ya estoy vieja y no me sirve para nada. Eres hermosa y tú le darás un mejor uso.

Una poción de amor que le hará tener el corazón de cualquiera, eso era mucho mejor que el veneno. No obstante, el contenido del frasco era tan poco que solo podía ser utilizado para una sola persona, tenía que ser muy inteligente.

Irisella agradeció a la mujer quien luego de darle ese mortal regalo se alejó para volver a su escondite lejos del constante asedio de los soldados imperiales.

El frasco era tan frágil y a la vez tan valioso que Irisella lo guardo dentro de unos pañuelos y lo escondió entre sus ropas. Rápidamente se dirigió al pobre lugar en donde se hospedaba y empezó a escribir una carta dirigida a la duquesa. En su escrito hizo saber a Dione sobre la muerte prematura de sus padres y el total desamparo en el que se encontraba luego de aquella tragedia. Le contó sobre su miseria y el último deseo de su madre de que su mejor amiga quien fue cómo una hermana cuidará de su hija y la protegiera como ella no podrá hacerlo más.

La carta llego al territorio del duque una semana después y Dione al saber de tan terribles noticias y el estado en el que estaba la hija de su amiga hablo con el duque en el acto y le suplico traer a la pobre muchacha para que viviera con ellos y poder darle los cuidados necesarios. Aquella pobre niña debió de haber sufrido y pasado, por tanto.

Un carruaje con el escudo de la casa del duque Asteria llego hasta aquel terreno abandonado por los dioses y al descender de ahí Dione vio a Irisella vestida pobremente y con rostro desencajado, tan vulnerable e indefensa aquella imagen apeló al buen corazón de la duquesa quien le abrazo y la consoló de su pérdida.

El viaje de retorno duro una semana, y la tan ansiada vida que Irisella siempre codicio se volvía realidad. Al fin luego de aquel largo viaje la duquesa trajo a su casa a aquella muchacha de hermoso rostro y gentil aspecto, pero con deseos obscuros y una codicia insaciable.

—Jocasta querida —llamó la duquesa —. Ven y conoce a la señorita Beryllus.

Jocasta descendió por las escaleras de forma suave, todo su porte denotaba elegancia y al verla tan perfecta y pulcra cómo una preciosa muñeca el corazón de Irisella se llenó de aún más rencor del que ya tenía hacia la princesa enfrente de ella.

¿Por qué los dioses favorecían a solo unos pocos y despreciaban a muchos? ¿Por qué ella siendo tan hermosa y amada tuvo que vivir en la miseria y en cambio aquella muchacha hija de la mujer que le arrebato la fortuna a su madre tuvo que tener una vida de opulencia?

Irisella camufla sus obscuros pensamientos con una inocente sonrisa pura y genuina y corre hacia Jocasta para tomar sus manos en señal de afecto cómo si ambas fuesen hermanas que se reencontraban después de mucho tiempo.

—Hermana, un placer conocerte —Irisella era tan bella cuando mostraba candor e inocencia, lucia cómo un pajarito que revoloteaba con alegría.

Los criados cercanos pegaron un respingo al presenciar aquello, incluso Jocasta no disimulo un rostro de sorpresa al ser llamada de aquella forma, más eso no desdibujo su sonrisa fraternal al conocer por primera vez a Irisella, aquella muchacha de la que su madre tanto había hablado y expresado sus deseos por cuidarla tal y como hubiese querido su preciada amiga.

Jocasta siempre estuvo sola salvo por la compañía de Scilla, sin ninguna hermana en quien desahogarse en los momentos de tanta presión como era el difícil entrenamiento para convertirse en emperatriz.

Dione vio encantada cómo su hija y su patrocinada empezaban a tener cariño fraterno al igual que ella lo tuvo con su querida amiga la madre de Irisella.

Desde ese día nada le faltó a la señorita Beryllus, tenía todo lo que siempre anhelo y mucho más, bellos vestidos, sirvientes a su disposición y el cariño del matrimonio Asteria a quien ella se refería cómo padres incluso en público llamando la atención de los demás nobles cercanos a la corte imperial. Jonathan y Dione tan amorosos como eran y queriendo brindarle a Irisella el cariño de aquellos padres que murieron dejándola en el desamparo permitieron ser llamados de aquella forma tan dulce.

Mientras la luz de Irisella alumbraba con mayor intensidad que la del mismo sol, la de Jocasta poco a poco iba apagándose al verse remplazada por una chica que se ganaba el amor de todos los que la rodeaban con sonrisas y ternura. El corazón de Jocasta se oprimió, pero dándose cuenta de sus malos sentimientos y lo errado que hacía al pensar de aquella forma se propuso dejar aquellas ideas y empezar a amar a Irisella tal y como ella lo hacía.

Para unos en la corte Jocasta era una perfecta niña educada para ocupar el cargo de emperatriz, una muñeca vacía que no poseía sentimiento alguno, distante y silenciosa, enfrascada en sus estudios y sus obligaciones desde muy niña. No existía para ella ni un solo momento de descanso. Puede que la única hija de los Asteria sea hermosa y con un conocimiento amplio a tan joven edad, pero ¿Qué era eso en comparación con la dulzura y alegría que emanaba la señorita Beryllus? Una dama angelical que corría y bailaba de forma despreocupada, una niña bendita que alegraba a todo aquel que la viera. Pura e ingenua, una dama para ser protegida.

Jocasta no podía competir contra eso y se limitó a guardar silencio de forma prudente tal y como le habían enseñado, después de todo no era culpa de Irisella ¿verdad? Ella no podría ser culpable de ser amada por todos incluido sus padres.

Y mientras Irisella sonreía a su amada hermana y veía con asombro cómo está era llevada constantemente a palacio para educarse cómo futura emperatriz su corazón codicio aún más. No conforme con quitarle el cariño de sus padres quería quitarle el amor del príncipe heredero.

Después de todo también le pertenecía el cargo de emperatriz.

En sus manos, muy oculto de la vista de todos, la posición de amor esperaba el instante preciso en ser usada.

 

.

.

.

 

 

 

 

 

 

Más populares

Comments

Norvis Padrino

Norvis Padrino

Nunca falta una envidiosa que cree merecer todo

2024-01-09

2

Livi

Livi

verdaderamente me encanto!✨

2024-01-08

0

Livi

Livi

Wow quede marabillada con la lectura ✨✨

2024-01-08

0

Total
Capítulos
1 "Fortuna emperatrix mundi"
2 "Y en mis sueños yo puedo tocar el cielo y volar hacia la libertad"
3 Una dama inquebrantable
4 "Y el gorrión rompió la jaula y voló lejos hacía la libertad"
5 El gran duque Asteria
6 "El enemigo de mi enemigo, es mi amigo"
7 "Desde el reino de la nada yo la he guiado hacia ti"
8 En lo profundo del bosque
9 "Érase una vez, un reino de cuervos"
10 "Hacia lo alto, más allá de las estrellas, ellos vuelan hacia su libertad"
11 Llévame...hacía la eternidad
12 La agonía de un príncipe cuervo
13 La venganza de los condenados
14 El camino hacia la venganza, empieza con la espada
15 "Su luz me llena de calma, alivia mi dolor"
16 "¿Porque deseas salvarme?"
17 “Vuela tan alto que las manos de los mortales no puedan alcanzarte”
18 El camino del buen caballero
19 "¿Quién se levantará para salvarnos?"
20 El corazón de un cuervo
21 Danza de cuervos y duelo de guerreros
22 "Hasta que el viento del oeste te devuelva a mis brazos una vez más"
23 "Una manera de mantenerte atada a mí"
24 Aquel que logré hacerse de la gloria (primera parte)
25 Aquel que logré hacerse con la gloria (segunda parte)
26 "Y llegará el día de tu regreso"
27 "Y en mis brazos estarás sano y salvo"
28 "Yo extenderé mis manos sobre ti, yo sacaré tus lágrimas"
29 "Para mi querida Inna"
30 "Hasta que pueda volver a verte"
31 El niño que provino de las estrellas
32 Un silencioso grito, un agonizante corazón
33 "A ella quien me ha devuelto la esperanza, yo le otorgo mi lealtad"
34 En las alturas yacen los nidos de los cuervos
35 El reino sobre las montañas (primera parte)
36 El reino sobre las montañas (segunda parte)
37 El reino sobre las montañas (tercera parte )
38 El reino sobre las montañas (cuarta parte)
39 Y él, que fue bendito por la luna, conquistó la muerte.
40 Un deseo del corazón.
41 Un mundo de nadie, un pueblo maldito: Old Town
42 El camino del buen aprendiz
43 "Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis"
44 La última esperanza
45 Justicia y venganza
46 "Aquella que giró los engranajes del tiempo" (Primera parte)
47 "Aquella que giró los engranes del tiempo" (Segunda parte)
48 El rey sin corazón (primera parte)
49 El rey sin corazón (segunda parte)
50 Nido de buitres
51 Los pecados de los desventurados
52 "La perfecta forma de atraerte a mí"
53 El destino de una rosa
54 La promesa (primera parte)
55 La promesa (segunda parte)
56 La dama de hierro
57 Primer movimiento
58 "Y he aquí la voluntad de los dioses"
59 "Una brecha entre tú y yo"
60 "Mantén tu espada en alto, guerrera"
61 El ángel que salvaguarda desde las sombras
62 "Y dile a ella, que el miedo no yace en mi interior"
63 La flor de la locura (primera parte)
64 La flor de la locura (segunda parte)
65 La flor de la locura (tercera parte)
66 Tan brillante como las estrellas
67 "En camino a la gloria"
68 "El clamor de los rebeldes"
69 Hasta el fin del universo y en lo profundo del averno
70 "Prisionera entre mis manos"
71 El inicio del fin (primera parte)
Capítulos

Updated 71 Episodes

1
"Fortuna emperatrix mundi"
2
"Y en mis sueños yo puedo tocar el cielo y volar hacia la libertad"
3
Una dama inquebrantable
4
"Y el gorrión rompió la jaula y voló lejos hacía la libertad"
5
El gran duque Asteria
6
"El enemigo de mi enemigo, es mi amigo"
7
"Desde el reino de la nada yo la he guiado hacia ti"
8
En lo profundo del bosque
9
"Érase una vez, un reino de cuervos"
10
"Hacia lo alto, más allá de las estrellas, ellos vuelan hacia su libertad"
11
Llévame...hacía la eternidad
12
La agonía de un príncipe cuervo
13
La venganza de los condenados
14
El camino hacia la venganza, empieza con la espada
15
"Su luz me llena de calma, alivia mi dolor"
16
"¿Porque deseas salvarme?"
17
“Vuela tan alto que las manos de los mortales no puedan alcanzarte”
18
El camino del buen caballero
19
"¿Quién se levantará para salvarnos?"
20
El corazón de un cuervo
21
Danza de cuervos y duelo de guerreros
22
"Hasta que el viento del oeste te devuelva a mis brazos una vez más"
23
"Una manera de mantenerte atada a mí"
24
Aquel que logré hacerse de la gloria (primera parte)
25
Aquel que logré hacerse con la gloria (segunda parte)
26
"Y llegará el día de tu regreso"
27
"Y en mis brazos estarás sano y salvo"
28
"Yo extenderé mis manos sobre ti, yo sacaré tus lágrimas"
29
"Para mi querida Inna"
30
"Hasta que pueda volver a verte"
31
El niño que provino de las estrellas
32
Un silencioso grito, un agonizante corazón
33
"A ella quien me ha devuelto la esperanza, yo le otorgo mi lealtad"
34
En las alturas yacen los nidos de los cuervos
35
El reino sobre las montañas (primera parte)
36
El reino sobre las montañas (segunda parte)
37
El reino sobre las montañas (tercera parte )
38
El reino sobre las montañas (cuarta parte)
39
Y él, que fue bendito por la luna, conquistó la muerte.
40
Un deseo del corazón.
41
Un mundo de nadie, un pueblo maldito: Old Town
42
El camino del buen aprendiz
43
"Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis"
44
La última esperanza
45
Justicia y venganza
46
"Aquella que giró los engranajes del tiempo" (Primera parte)
47
"Aquella que giró los engranes del tiempo" (Segunda parte)
48
El rey sin corazón (primera parte)
49
El rey sin corazón (segunda parte)
50
Nido de buitres
51
Los pecados de los desventurados
52
"La perfecta forma de atraerte a mí"
53
El destino de una rosa
54
La promesa (primera parte)
55
La promesa (segunda parte)
56
La dama de hierro
57
Primer movimiento
58
"Y he aquí la voluntad de los dioses"
59
"Una brecha entre tú y yo"
60
"Mantén tu espada en alto, guerrera"
61
El ángel que salvaguarda desde las sombras
62
"Y dile a ella, que el miedo no yace en mi interior"
63
La flor de la locura (primera parte)
64
La flor de la locura (segunda parte)
65
La flor de la locura (tercera parte)
66
Tan brillante como las estrellas
67
"En camino a la gloria"
68
"El clamor de los rebeldes"
69
Hasta el fin del universo y en lo profundo del averno
70
"Prisionera entre mis manos"
71
El inicio del fin (primera parte)

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play