Vol 2: Explorando la Ciudad Parte 1.

No había forma de creerse lo que estaban viendo.

La diferencia era tal, que Lena se quedó sin decir una palabra. Sus ojos miraban al cielo incapaz de procesar el contraste que estaba presenciando.

No solo Lena, también Amelia era incapaz de describirlo, desde antes sabia que ninguna ciudad se compararía a la Cuarta Ciudad pero al parecer, nunca imaginó que tal vez luciría mejor.

Antes, por estar absorta en sus pensamientos no fue capaz de detallar la inmensidad de la ciudad. Pero, por más que intentaba mirar por los alrededores para encontrar el final de las calles, simplemente no lo había.

Pero su mente no se centró solo en eso.

El número de personas que caminaban por las calles como si no estuviera pasando nada raro en el resto del Imperio era increíble para Amelia. Mantenían con una sonrisa imperturbable.

Por más que caminaban, las calles estaban bien cuidadas, casi no habían huecos en el suelo. Las casas estaban bien cuidadas, no había ninguna a la vista que estuviera dañada o descuidada, eran coloridas y desde el exterior se veía que el interior era más que confortables.

Las únicas que disonaban en el lugar eran ellas tres.

Poco a poco, las personas dirigían miradas curiosas hacia ellas.

Entre más personas pasaban y miraban curiosas, Lena cada segundo más parecía que se quería esconder, tal vez de la vergüenza o el miedo de desconocer aquella ciudad.

“Amelia, ¿Por qué se quedan mirándonos?”

El miedo en Lena cada momento aumentaba.

Bajo las miradas curiosas, se escondió tras Amelia buscando un refugio, pero a diferencia de ella, Amelia estaba tranquila como si hubiera descubierto la razón de que estaban llamando tanto la atención.

“Tal vez porque estamos al lado de esta loca”

Apuntó con su dedo a Laure como si se tratara de algo de toda la vida, pero solo fue ignorada.

Aun con cierto miedo, miro nuevamente a las personas al rededor para notar que todos miraban con cierta extrañeza a Laure. Dirigió su mirada a Laure para saber que llamaba tanto la atención de la gente y no pudo evitar hacer una mueca.

Frente a la ventana de una de las tantas casas, Laure estaba moviendo su cabello de un lado para el otro al punto de que se notaba como intentaba deshacer los nudos que se le formaron en el cabello. También pudo notar como Laure miraba de un lado a otro su reflejo analizándose a si misma.

“¿Qué te sucede? ¿Acaso ya enloqueciste más?”

“¿Y a vos que te importa?”

Laure miró momentáneamente a Amelia con un disgusto notable.

Los mechones que bajaban de su frente se habían ido y todo su cabello estaba hacía un lado.

Cuando regresó la mirada hacía la ventana, cogió el cabello y lo dividió en tres para hacer una trenza.

“Mira que la gente nos esta viendo, no debemos tener problemas cuando acabamos de llegar y menos aquí”

“...”

Laure ignoró las preocupaciones de Amelia y continuó moviéndose el cabello de un lado a otro.

En el rostro de Amelia, se formaron varias muecas por el enojo que estaba reprimiendo.

Aguantando las ganas de gritarle, se acercó lo suficiente a Laure como para hablarle directamente a la oreja sin que nadie más, la escuchara.

“Entiéndelo por favor. Mientras estemos en este Imperio estamos en peligro y no podemos estar por ahí buscando problemas. Además, no me has dicho como debemos llamarte mientras estemos en esta ciudad”

“...”

Laure no respondió nada a Amelia. Siguió mirando su reflejó tranquilamente.

A los ojos de Amelia y Lena es como si simplemente las estuviera ignorando como lo hacia siempre, pero a diferencia de Amelia, a Lena no le molestaba.

Dio un suspiro.

No quería discutir con Laure y menos ahora que no tenía la seguridad de lo que haría.

“Esta bien, llámame como se te de la gana. No sé, Sofia, Vanessa, Alejandra, alguno de esos nombres esta bien para mi”

No pudo evitar dar una sonrisa.

(¡Bien!)

Por dentro estaba contenta por haber logrado que Laure cediera, y rápidamente se enfrasco en sus pensamientos.

(Un nombre...)

Se separo un poco de Laure y se quedó mirándola mientras se hacía unas trenzas.

Su expresión ya no era de alguien que estaba reprimiendo su ira, esta vez era de alguien que iba a hacer una maldad y con todo el gusto posible.

Con una sonrisa, sostuvo a Laure por una de las trenzas que se había hecho y comenzó a jalarla para separarla del vidrio.

“Oíste, ¿Qué crees que estas haciendo?”

“Vamos Alejandra, no podemos quedarnos aquí por siempre. Lena, no te quedes atrás”

Sin importarle el gruñido de Laure, siguió jalando de su trenza mientras que Lena las seguía a ambas.

Las personas alrededor no dejaron de mirar con cierta curiosidad a las tres hasta que desaparecieron en las interminables calles de la ciudad. Como si un trío de locas se tratara.

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