La noche había caído en la Cuarta Ciudad, pero por más tarde que fuera, las calles principales mantenían vibrantes y alegres, casi imposibilitando que las personas que intentaban dormir lo lograran.
El brillo de las luces se filtraba por las cortinas que
tapaban las ventanas de la infinidad de edificios.
No había espacio a la oscuridad en aquel lugar.
Pero, aun así, en aquel lugar, también existían lugares a
los que la luz no podía llegar.
(No entiendo como estas dos pueden dormirse tan
tranquilas)
Frente a ella, recostadas contra un muro, una mujer y una
niña estaban durmiendo tranquilamente cobijadas por una exageración de
vestidos.
(Aún no puedo acostumbrarme a dormir así)
Pasó su mirada de aquellas dos y se centró en la calle
principal, donde las personas no terminaban de pasar.
“Ahhh”
Dio un leve suspiro para luego detenerse a mirar el
suelo.
“¿Qué demonios estoy haciendo? Perdí la esfera, ya ni se
porque estoy con ellas”
Su mente se volvió un desastre, las lágrimas lentamente
dieron señales de querer recorrer sus mejillas, por lo que escondió su rostro
entre sus brazos.
“Perdónenme, no voy a poder hacer lo que me pidieron”
De sus mejillas, las lágrimas comenzaron a caer, su
llanto ahogado fue menos audible por la vibrante ciudad, que poco o nada le
importaban los dolores de las personas.
Un llanto que Laure o Lena no pudieron escuchar.
“Perdónenme, por favor”
Por más personas que pasaran cerca de donde estaban,
ninguna se molestó en mirar hacía donde ellas estaban.
A nadie le importaba el otro.
Poco a poco, la tristeza la estaba consumiendo.
(¿Qué es eso?)
Por reflejo, vio a una mujer exageradamente alta
caminando por la calle principal.
Con sus emociones vueltas un desastre, se levantó del frio suelo de piedra, se limpió las lágrimas y contuvo las ganas de continuar llorando.
Se acercó lentamente a la calle principal hasta verse empapada por las luces exageradamente brillantes que salían de las ventanas, pero por más que miraba a los lados buscando aquella mujer, no pudo distinguirla.
“…”
Colocó las manos sobre su cabeza para luego sobarse por unos segundos.
Cuando miró nuevamente sus manos, vio pequeñas esferas de color café oscuro.
(Esto es tierra)
Alzó la mirada hacía el techo de los edificios, hasta que se giró para ver el edificio sobre ellas.
En su techo, escondida entre la oscuridad de la noche, la silueta de una mujer se sentó sobre las tejas de barro.
(¿Qué está haciendo ella?)
Por dentro, la duda la estaba invadiendo.
Pasó varios segundos pensando hasta que regreso al callejón donde Laure y Lena dormían plácidamente.
Las miró por unos segundos, aún incapaz de comprender como podían dormir tranquilamente en esas condiciones y siendo cobijadas por unos meros vestidos.
Volvió a mirar a sus alrededores que nadie la estuviera mirando, pero solo notó como las personas pasaban como si ese callejón no existiera.
Bajó sus pies, se formó un circulo que brillo levemente por unos segundos.
Su brillo fue tan débil, que nadie pudo verlo o notarlo, pero cuando se detuvo, Amelia había desaparecido del lugar.
“¿Qué es lo que buscas? Amelia”
Frente a ella, casi todo había cambiado, pero lo que más le llamó la atención, fue la voz que la había recibido.
A sus alrededores, los edificios y las casas se extendían por miles de kilómetros.
Y ya no solo era bañada por la oscuridad de la noche, sino también por las estrellas que permitía ver el firmamento.
Pero su mirada se centró en la mujer de cabello rosado sentada que le había hablado.
“¿Puedo acompañarte?”
“Haz lo que…”
No esperó respuesta de la mujer y se sentó a su lado.
Incluso sentadas, la diferencia en sus alturas era aún más evidente, como si se tratara de un poste de más de 2 metros.
La mujer de ojos grises y de Qipao rosado ni siquiera se molestó en mirar a Amelia que centró su mirada en ella.
“¿Qué haces aquí sola?”
“Mi trabajo es velar por la seguridad de la Princesa”
“¿Y que hay de los otros? ¿No es deber de ellos también?”
“Cada uno tenemos nuestras formas de protegerla. Yo afuera, ellos dentro”
Xiu Li tampoco se molestó en mirar a Amelia, su mirada seguía centrada en el firmamento.
Amelia que miraba su rostro, no supo que pensar o decir ante la situación, por lo que también dirigió su mirada al firmamento.
(¿Qué significará eso?)
Intentando descifrar la respuesta de Xiu Li, se perdió nuevamente en sus pensamientos.
Mirando fijamente a la luna, nuevamente sus lagrimas cayeron por sus mejillas. Pero esta vez fue incapaz de aguantar el llanto.
Al igual que antes, parecía ser que nadie podía escucharla, aún si estaban al lado.
“¿Qué te sucede Amelia?”
“No… es nada, en poco se me pasara”
Tal vez Amelia esperaba que la mujer a su lado la acompañara en su dolor, pero ya sabía desde hace mucho, que estaba sola.
“¿Cuánto tiempo llevabas con esa esfera?”
O tal vez no.
Su llanto se detuvo cuando escuchó la pregunta, pero sus
lagrimas no paraban de caer.
“Los demonios… Una raza más que extinta y que irónicamente eran más ángeles que los propios ángeles. ¿Cuánto tiempo llevabas con esa esfera?”
“La tengo desde los 12, cuando mis padres murieron”
“¿Qué edad tienes ahora?”
“No me acuerdo cuantos tengo exactamente, pero, sé que tengo más de 20”
“…”
Xiu Li se quedó en silencio unos momentos pensando lo que le había dicho Amelia.
Por más tiempo que pasara sus miradas aún no se habían encontrado.
“La esfera no era nada más que una tapadera”
“¿Qué… que quieres decir con eso?”
Su mente había hecho un corto circuito. No pudo procesar las palabras que estaba escuchando.
“Esa esfera solo era un dispositivo de recolección mágica, es un apoyo para las personas, los humanos lo usaban en tiempos de guerra, y los Demonios lo usaban para que los niños aprendieran a usar magia”
“Tu, ¿me estas diciendo que todo por lo que he sufrido ha sido en vano?”
Sus lagrimas pararon de caer de sus mejillas, y aunque intentó hablar tranquilamente, la furia comenzaba a filtrarse por sus ojos.
“La esfera no contenía el alma del Rey Demonio, solo contenía tu magia. Quien te haya dado esa esfera, solo te mintió”
“¿¡Estas diciendo que mis padres me mintieron desde pequeña!?”
Como si le hubieran tocado una fibra, no pudo contener su enojó y lanzó un grito que extrañamente, nadie en las cercanías parecía haber escuchado.
“…”
No hubo respuesta de Xiu Li al enojo de Amelia.
“¿¡Tu no entiendes lo que es viajar por medio mundo con el peso de cargar el alma del Rey Demonio!”
“…”
“¡Mis padres antes de morir a manos del hermano del Rey me encargaron revivirlo! ¡Y tú vienes y me dices descaradamente que toda mi vida he sido engañada!”
“…”
“¡Tú no entiendes lo que yo he sufrido!”
La efervescencia en sus emociones hicieron que las lagrimas cayeran de sus mejillas nuevamente y que su llanto fuese aún mayor que el anterior.
Pero eso a Xiu Li le importó tanto que ni se molestó en mirarla fijamente.
“El alma del Rey Demonio solo puede ser contenida en el cuerpo del mismo, su alma es libre de vagar por el mundo como le plazca, además, no es algo que la magia humana pueda revivir. El Rey Demonio es un ser que supera a los humanos por simple naturaleza, tan así que quienes lo mataron fueron sus hijos y la Reina Valerya, es ilógico pensar que el mana humano pueda revivirlo. Pero quien sabe, tal vez el alma del Rey Demonio este muy cerca”
Nuevamente, como si hubieran tocado una fibra en su
cabeza, su llanto se detuvo, pero las lágrimas seguían cayendo.
“Claro que no te entiendo Amelia, soy una dragona, además, a comparación de lo que yo he visto, tu dolor, es mínimo”
La tranquilidad en las palabras de Xiu Li aumentó lentamente el enojo en Amelia.
“¿¡Crees que vivir más de 8 años intentando lograr lo que yo, es algo mínimo!?”
“Amelia, ¿Quieres que te cuente una pequeña historia?”
Los gritos de la demonio se veían opacados por la intensa tranquilidad de la dragona.
“¿¡Cuál es el punto al que quieres llegar!?”
“…”
Los gritos no tuvieron más respuesta que un profundo silenció y un casi inaudible chasquido de dedos.
A sus ojos llegó la leve luz de un circulo que brillaba bajo sus pies.
(¿Qué me esta…?)
Su vista fue cegada instantáneamente y su consciencia se esfumó.
“Que débil”
Xiu Li tampoco la miró y mucho menos parecía estar interesada en socorrerla mientras caía de espalda.
“Eres muy dura, ella aún puede ser tomada como una niña para nosotros”
Antes de que Amelia cayera contra el techo, fue sostenida por la espalda por una silueta de voz masculina.
“Qué extraño que alguno de ustedes salga. ¿Acaso olvidaron que ustedes dijeron que iban a estar dentro?”
“Eso no importa. Princesa Xiu…”
“Ya les he dicho que no me vuelvan a llamar así, desde que mi hermana tomo mi lugar deje de ser una princesa. Y si, le voy a mostrar más de nuestros recuerdos”
“…”
La silueta prefirió mantener el silencio ante una Xiu Li que se mostraba ajena a la conversación.
Parte 2…
En el lugar no se veía nada. La oscuridad no le permitía ser consciente ni siquiera de su propio ser.
(¿Dónde estoy?)
Sus ojos no veían nada más que la oscuridad del lugar. Por más que intentara moverse, siempre estaba en el mismo lugar.
No podía avanzar.
“¿Quién? ¿Quién está haciendo esto?”
(¿Qué fue esa voz?)
En toda la oscuridad, pudo escuchar como la voz desesperada de un hombre estaba cerca de ella.
“Hola, señor Presidente”
“¿Quién esta haciendo esto? Si sabe quien soy, sabe también lo que significa hacerle esto al Presidente electo de la nación”
Los ojos de Amelia se abrieron de par en par.
(Esa voz es de Laure)
“Vamos, tranquilícese señor presidente, solo quiero que
hablemos”
De la nada, se hizo la luz.
Amelia tuvo que cerrar momentáneamente los ojos por un pequeño ardor por la rápida transición.
Un pequeño circulo apuntaba al rostro de un hombre mayor, con su cabello lleno de canas y su barba también en un proceso a ser completamente blanca.
(Pero, ¿qué?)
Sus ojos volvieron a abrirse de par en par cuando vio a aquel hombre que vestía un traje que nunca había visto, sentado con pies y manos atadas a la silla.
“¿A casó sabes en lo que te estas metiendo? ¡Soy el líder de esta nación!”
“…”
Una pequeña risa se sintió de la persona que estaba generando la pequeña esfera de luz, pero que por alguna razón Amelia no podía ver.
“Vamos Señor Presidente, solo quiero que lleguemos a un acuerdo. Aunque tampoco me importa tener que ser más seria si la situación lo requiere”
“Cuando me vengan a rescatar, seas quien seas, ten por seguro que estarás en muchos problemas”
La risa de la persona que generaba la luz se estaba haciendo mayor. Como si tuviera el control completo de la situación.
(Esa es Laure sin duda)
Al instante, la situación había atraído completamente la atención de Amelia que se olvido de como había llegado a esa situación.
En sus mejillas, no había rastro ninguno de las lágrimas.
Su atención estaba puesta en ese lugar al cual no podía ver nada.
“Por favor, no me haga reír más. Está bien, te concederé el prestigió de saber quien soy. Enciendan las luces.”
A los oídos de Amelia llegó el sonido de algo siendo presionado, pero lo que en verdad se robo completamente su atención fue el lugar en el que estaban y los que estaban.
Cuando las luces se encendieron no pudo evitar retroceder varios pasos.
(Esa es… esa es Laure más joven)
Como había deducido, frente al hombre que le decían Presidente, estaban esos ojos rojos mirándolo fijamente, su cabello negro llegaba a la mitad de la espalda y ese característico traje verde de diferentes tonalidades que nunca olvidaría.
Pero no solo estaba ella en la sala, tras ella, también había otros dos hombres de pie vestidos de ese verde de diferentes tonalidades, con sus rostros tapados por una tela negra.
“Ahora sí, señor presidente, o quizás debería decir, ex presidente”
El hombre tampoco tenía palabras para lo que estaba viendo.
Frente a él y detrás de Laure estaba una mesa más que lujosa, al lado de la mesa, una bandera izada.
Una bandera que nunca había visto.
Una bandera tricolor, Amarilla, Azul y Roja, con sus franjas en vertical, pero que en su centro tenían un águila de dos cabezas.
“¡Esto es insurrección! ¿¡Acaso no se dan cuenta que están traicionando a su patria!?”
El enojo del presidente fue más que visible en sus gritos y en su forcejeo intentando liberarse.
“¿Insurrección? ¿Traición? Pffff, no hable mierda señor presidente, el único traidor aquí es usted”
Laure cogió su mano derecha y la movió de un lado para el otro.
“¡No creas que la población se va a quedar de brazos cruzados cuando sepan que los militares quieren hacer un golpe de Estado! ¡Y mucho menos los ministros y generales que le son fieles a la nación!”
“¡PFFFFFFFFFFFFFF! ¿Escuchaste esas estupideces que esta diciendo? Señor presidente, usted sirve para comediante”
Amelia no podía creer lo que estaba viendo, las amenazas del Presidente hacía Laure no eran nada más que motivo de risa para ella y para los soldados que estaban tras ella.
El hombre tampoco podía creerse el porque de las risas de los soldados junto a Laure.
“Me lo viene a decir el presidente que permitió el avance de los insurgentes por el Amazonas y que permitió que se atrincheraran en todo el Estado del Perú imposibilitando que el ejercito pueda retomar los territorios a menos de haber recuperado a Venezuela y Colombia primero. Me viene a hablar de traición el presidente ¡QUE CASI HACE QUE EL TERCER INTENTO DE RECONQUISTAR MÉXICO FRACASARA!”
Los nervios de Laure explotaron al instante, incluso se levantó furiosa de su asiento y acercó su rostro al del presidente.
La demonio buscó ver si las reacciones de los soldados eran diferentes, pero se sorprendió al ver que sus risas se habían detenido y parecían estar igual de enojados que Laure.
“Señor presidente, por favor, no hable mierda, ¿Sabe usted cuantos Latinoamericanos han dado su vida por esta nación? Y usted viene a desperdiciar sus sacrificios queriendo hacer un tratado de paz con los insurgentes, ¡ENTREGANDOLES TODO EL TERRITORIO BAJO SU CONTROL! Y aún más, me viene a hablar de traición cuando ni el 15,8% de la población apoyan su gobierno”
El presidente se quedó callado cuando Laure habló.
Laure retrocedió y volvió a sentarse. En ese momento Amelia se dio cuenta de la presencia de un objeto que antes no había visto.
(¿Qué será eso?)
Parecía un cubo, pero era un poco más largo como para serlo a sus ojos, y lo que más extraño le parecía, eran los dos cables que salían de parte de arriba.
“¿Qué esperabas que hiciera? Estábamos perdiendo, y nuestra población ya ha sufrido mucho. ¡Esta nación no se formó para la guerra, las bases de nuestra país son el bienestar de sus ciudadanos!”
La desesperación en la voz del hombre no fue compartida ni siquiera por los soldados que estaban en la habitación.
Laure solo se tapó el rostro y miró a otro lado.
Los tres estaban decepcionados de su presidente.
“Señor presidente, usted me da vergüenza. Esta nación no se formó para un mayor desarrollo, esta nación se formo ¡PARA EVITAR Y SI ES EL CASO, INVADIR A LAS OTRAS GRANDES POTENCIAS QUE SE FORMARON TRAS EL RESURGIMIENTO DE LA NUEVA UNIÓN SOVIETICA!”
El hombre no tuvo respuesta ante tal afirmación que el sabía claramente, era cierta.
“Pero, señor ex presidente, yo no gasté mi tiempo como nueva Presidenta de este país para venir a hablar de historia”
Los ojos del hombre al igual que los de Amelia se abrieron de golpe, incapaces de creer lo que estaban escuchando.
(Si ser presidente es casi lo mismo a ser rey, entonces Laure ya era…)
“¿¡Que clase de locuras son esas!? ¿¡Desde cuando una niña que no ha de tener los 15 años siquiera se ganó el derecho a ser Presidenta!? ¿¡Crees que la cúpula militar y la población lo permitirá!?”
“Bien dicho señor ex presidente, es cierto, la población no lo permitirá, pero, ¿Quién dijo que había que decirles? Por favor, oblígueme a ser más dura, juró que no le va a doler”
Con una leve sonrisa, los ojos de Laure se dirigieron a ese cubo negro del cual salían los cables.
Los ojos del presidente se llenaron de temor al verlo, de su cabeza el sudor comenzaba a brotar.
“Pero, creo que aún es muy pronto para eso. Traigan el móvil”
Laure retiró la mirada de la caja negra y puso su mano abierta en el aire.
(Esa cosa se parece mucho…)
Uno de los soldados le colocó sobre su mano un objeto negro rectangular que fácilmente cupo en su palma.
“¿A quién vas a llamar?”
“…”
Laure no respondió la pregunta y comenzó a mover sus dedos de arriba para abajo.
“Respóndeme, ¿¡A quien vas a llamar!?”
“…”
No obtuvo respuesta alguna.
De un momento a otro, Laure llevo el objeto a su oreja y tras varios segundos esperando comenzó a hablar.
“Soy yo, ponla al teléfono”
Amelia no entendía lo que lo estaban diciéndole al hombre, pero por alguna razón se preocupó por él al verlo que estaba sudando con mayor intensidad.
Tampoco entendía porque Laure quitó el objeto rectangular y lo tocó una vez con el dedo y luego lo puso en el medio de ambos”
“Hola, cariño ¿estás ahí?”
Amelia no podía creer lo que estaba viendo y oyendo.
Pero no tuvo tiempo en analizarlo, su mirada continuaba centrada en el hombre que se sumergía cada vez más en la desesperación.
“Amor, soy yo, ¿Cómo estás? ¿Cómo esta nuestra hija?”
Intentó hablar lo suficientemente tranquilo como para no demostrar la preocupación que sentía.
“Cariño, ¿Por qué el general del ejército brasileño está aquí con varios militares? La niña está muy asustada”
El hombre y Amelia miraron a una Laure que estaba más que alegre, su sonrisa, hizo que a ambos le entrara un calambre en el cuerpo.
(Yo… yo estoy)
Estiró sus brazos y los miro detalladamente.
El agua brotaba de sus brazos como si fuera un océano.
“No te preocupes amor, yo… Ellos… Ellos están por seguridad, cuando todo termine ellos se irán amor.”
“Está bien cariño, espero que te encuent…”
Antes de que la mujer terminará de hablar, su conversación fue interrumpida por Laure que colgó el móvil.
El presidente miró a un lado llenó de frustración.
“¿Qué es lo que quieres?”
“Esperaba tener que usar mi amiguito de aquí abajo, pero tal vez será la próxima. No es nada del otro mundo, solo es que te seas mi tapadera ante la población”
“¿Qué hay del congreso y el senado? Ellos no permitirán que haga todo lo que me digas que les transmitas”
En su mirada se notaba la frustración de tener que seguir las ordenes de una niña que no llegaba ni a los 15 años.
Pero tanto Amelia y el Presidente que tenían su mirada fija en Laure, no notaban en ella preocupación alguna por el tema.
(¿Qué es un congreso y que es un Senado?)
Aunque no entendiera lo que significaba, por la sonrisa de Laure, podía deducir que para ella no había ningún problema.
Vio como la ahora auto proclamada presidenta se levanto de la silla y camino hacia el escritorio lujoso.
Retiró la silla, con una leve risa se sentó y colocó sus manos sobre el escritorio.
“No se preocupe por eso señor expresidente, todo eso ya está más que arreglado, porque téngalo claro, que este país me pertenece. Y mientras yo este con vida, ¡ESTA NACIÓN, JAMÁS CAERA!”
La sonrisa en Laure aumentó el nerviosismo a niveles que Amelia jamás había sentido, tanto que el sudor que bajaba de su cabeza era como si estuviera bajo la lluvia.
Miró al suelo, y lo único que podía ver era como las gotas de sudor caían por montones.
(Ella… ¿Qué demonios está pasando?)
Sus manos estaban temblando, y se estaba volviendo incapaz de mantenerse en pie.
Cuando volvió a subir la mirada, pudo ver como todo a su alrededor volvió a ser oscuridad, excepto por una pequeña luz que había sobre ella.
“…”
A lo lejos, el sonido de las pisadas acercándose hicieron que brincara del susto.
“¿Ya entiendes a lo que me refiero Amelia?”
Lentamente, frente a ella, apareció la figura de una mujer que, de pie, parecía un poste, pero que conocía perfectamente.
“Tu dolor es comprensible, pero, comparado a las personas que de verdad han sufrido, podría decirse que has vivido más que perfectamente. Nuestra princesa, mi princesa, en cambio, hizo sufrir a millones de personas, ella hizo sufrir a toda una nación al matar a mas de un millón de personas en menos de una hora, una nación de más de 400 millones de personas.”
“¿Por qué? ¿Por qué me estás mostrando todo esto?”
Xiu Li se mantuvo en silenció viendo por unos momentos como Amelia seguía temblando por el temor que le generó Laure.
“Ahhhhh”
Dio un más que leve suspiro.
“Porque tu aún puedes tomar otra decisión, en cambio nosotros, ya no podemos regresar. Es mejor que dejes atrás tus aspiraciones de revivir al Rey Demonio y comiences a vivir tu vida”
“¿A qué te refieres con vivir mi vida?”
“Hemos gastado mucho tiempo, es hora de que te vayas”
“Esp…”
Antes de que Amelia pudiera terminar de hablar, fue golpeada por una ráfaga de viento que la envió volando por la infinita oscuridad.
“¡Esperaaa!”
“¿Qué te sucede Amelia?”
Cuando volvió a estar consciente, abrió los ojos y lo primero con lo que se encontró fue con una más que alegre Lena que la miraba con una sonrisa.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 30 Episodes
Comments