Los ojos curiosos se mantenían fijos en las tres mujeres. Por mas tiempo que transcurriera no daban señales de despertarse, pero las personas tampoco daban signos de querer que eso sucediera.
La incomodidad y el rechazo era notable para aquellos que decidieron cuidar de ellas mientras despertaban luego de lo que había sido algo casi perdido. La lucha entre aquella mujer ahora conocida como una “dragona” y el segundo hombre más fuerte bajó el mando del nuevo Rey, que destruyó media ciudad, hizo que los sentimientos de apatía, gratitud, odio, felicidad, admiración, terror y muchos otros formaran un caldo de desconcierto.
La situación tampoco era diferente para la recién descubierta Demonio, el como era percibida por los demás en la interminable caravana migratoria podría fácilmente formar peleas internas.
Algunos la veían como una amenaza que debía ser eliminada cueste lo que cueste, otros preferían alejarse de lo que definirían como el grupo de “raritos” al haber acogido a una demonio, muchos sentían gratitud al verse liberados de un peso que pudo haber sido su tumba. Muchos otros, rozando los extremos del odio injustificado y el amor enfermizo.
Lo único que mantenía seguras a las tres de una caravana migratoria extremadamente voluble, eran esas cuatro personas cuidando de ellas.
Muchos a sus alrededores se preguntaban, ¿Por qué cuidar a una demonio que se suponía eran los enemigos de las razas? ¿Por qué arriesgarse por personas que ni siquiera conocían? ¿Si era por ser de razas diferentes a la humana o por qué, tal vez por un favor que después les cobrarían o por simple gratitud?
Aunque estuvieran en lo ultimo de la caravana, las voces que cuestionaban sus acciones se escucharon claramente, tal vez por la fuerza de las voces o por las mejoras físicas que traía el ser un híbrido, o por la superioridad física de las otras razas. Lo que no podían ignorar era la sensación de ser tratados como un 0 a la izquierda.
“Ya esta oscureciendo, deberíamos empezar a prepararnos para acampar”
“Tienes razón, aunque llamarlo acampar es demasiado”
Ninguna de las dos se miro fijamente, sus miradas estaban divagando en los alrededores, sus expresiones eran una mezcla entre la angustia, la ansiedad y el miedo. Desconocían las intenciones del resto de la caravana. Ante ella y sus otros dos compañeros, era inevitable que en algún momento fueran atacadas por el resto de la caravana ante la desesperación que significa el tener a una “dragona” y una demonio con ellos.
La idea de que la caravana viera a su grupo como potenciales enemigos las torturaba mentalmente. ¿Que harían en caso de que el resto de la caravana los atacara? ¿Como responderían a los mas de 1 millón de seres que viajaban junto a ellos?
“Oigan, ustedes dos de atrás, no se distraigan”
“Perdón”
Ambas respondieron con cierta tristeza a las palabras de un mujer que estaba alejada de ellas por poco metros. Junto a ella iba un hombre musculoso que jalaba una carreta en las peores condiciones posibles en las que las tres personas que se robaban toda la atención dormían tranquilamente.
Los altibajos del camino que harían que viajar en una carreta ya sea tirada por caballos o por personas fuera una tortura, no parecían afectarles en lo mas mínimo. Ya que no daban signos de querer despertar tampoco.
“Ellas tienen razón, deberíamos de prepararnos para descansar”
“Entiendo lo que quieres decir, pero ten en cuenta que estamos en el bosque, y la caravana no se va a detener con nosotros por lo que podríamos perderlos y no sabemos que animales estén alrededor”
“Entonces, ¿no sería mejor que cambiemos de ruta”
“Hemos estado mucho tiempo encerrados, incluso aunque caminemos toda la noche, podríamos demorarnos días o incluso semanas encontrar mínimamente un pueblo que no este bajo el control de alguno de los generales o del rey”
El disgusto en el rostro de la mujer fue palpable, los 4 querían evitar lo más posible una posible confrontación que sería una clara perdida. Aunque la sola mitad de la caravana decidiera atacarlos por miedo a las tres mujeres durmiendo en la carreta, no podrían resistir lo suficiente como para que alguno de ellos escape junto a ellas, simplemente, los números estaban en su contra. Y así fueran conscientes de que no los atacarían, la posibilidad nunca podría ser descartada.
El desconocimiento del terreno y de los animales que en ellos habita también hacia poco viable que en algún momento de distracción, se escabulleran hacía el pueblo desconocido, probablemente mas cercano.
“¿Y si las llevamos a la tercera ciudad?”
“Sería la única opción, si ellas llegan a salir de este Imperio, lo mas probable es que los Reinos empiecen a perseguirlas, pero, tendremos que esperar a que despierten hasta entonces.”
Los ojos de la mujer se iluminaron por la respuesta de aquel hombre tirando de la carreta.
A sus ojos, esa era la solución, pero la mirada del hombre mostraba una cierta duda que cualquiera podía notar con solo mirarlo.
“Einar, ¿Que te sucede?”
No era el frío de la noche, tampoco que el hombre le estuvieran dando escalofríos, pero ella pudo notar como los musculosos y exageradamente peludos brazos de Einar temblaban. Tal vez fuese que sus ojos la estuvieran engañando o que gracias a su visión mejorada al ser una Elfa pero cuando miró la figura de su compañero pudo ver en la oscuridad como el sudor bajaba desde la cabeza hasta los pies.
“No pasa nada. Es mejor que nos detengamos aquí”
Con unos movimientos hacia los lados de su cabeza dio una respuesta negativa a la pregunta de la elfa. Y aun en contra de sus propias palabras, detuvo su avance y junto a él, el resto de sus compañeras se detuvieron.
“¿Que sucede?”
Desde atrás, una de las mujeres pregunto sorprendida por la interrupción a la caminata.
Poco a poco, los cuatro veían como las miradas recelosas puestas sobre ellos desaparecían sin dar signos de querer esperarlos, pero, tampoco parecía afectarle mucho a los 4 que de cierta forma suspiraron al sentir que se deshicieron de una carga.
“No se, Einar comenzó a sentirse mal de la nada”
Solo escuchar las palabras de la Elfa, las otras dos mujeres se acercaron rápidamente al hombre musculoso, de un cabello naranja que recorría la mayor parte de su cuerpo.
Los ojos verdes de la elfa centraron en la mirada de Einar, lo único que pudo ver fue que las pupilas habían ocupado la mayor parte del iris café de sus ojos.
No hubo una acción notable, como si se hubiera perdido en sus recuerdos mas profundos, el hombre se hubiera ido al suelo de no haber sido por sus dos acompañantes que lo sostenían desde su espalda.
Rápidamente, la Elfa sostuvo el rostro de Einar con sus manos mirando directamente a sus ojos.
Aún con la luz de la luna, las otras dos mujeres que lo sostenían desde la espalda apenas podían ver que le sucedió a Einar. Ninguna de las dos contaba con la visión de los Elfos, y aunque su olfato fuera mucho mejor, no eran capaces de percibir el Estado físico por medio de los olores.
“Einar, ¿Que te sucedió? ¿Acaso es por lo que sucedió en la mina?”
No hubo respuesta por parte de Einar, ni siquiera hubo reacción en su mirada que no estaba alineada con la de la Elfa.
Estaba completamente perdido en sus recuerdos.
“Aliza, ¿Que sucede con Einar? ¿Por qué se detuvo de la nada?”
“No se. Sentemoslo contra un árbol”
Asintiendo con su cabeza, las tres lo acercaron contra uno de los miles de arboles bañados por la luz de la luna.
Tal vez porque las tres cargaron con él, el peso del cuerpo de Einar pudo pasar desapercibido, pero si hubiera sido solo una de ellas, seguramente estuvieran en el suelo comiendo tierra.
“Iré a buscar con que hacer una fogata”
“Y yo iré a buscar comida”
“Bien. Yo cuidare aquí”
Tomando la iniciativa, las dos mujeres se alejaron del lugar en direcciones opuestas. Ya que ambas eran híbridas, no necesitaban armas en caso de encontrarse con alguna bestia o de la tan rumoreada fuerza demoníaca que rondaba por los bosques en busca de los enemigos de los demonios. Con su fuerza y agilidad superior a un humano normal e incluso uno bien entrenado, defenderse o escapar era algo relativamente sencillo.
Aunque los elfos por naturaleza no eran tan fuertes como los híbridos, tenían una agilidad superior y una predisposición a sentir el peligro mucho mayor, no significaba que eran perfectos. Pero a diferencia de otros Elfos, Aliza no tenía un cuerpo delicado, sus brazos musculosos y tonificados acompañados de su piel morena era una de las muestras de su exagerada fuerza.
Rápidamente, Aliza se levanto del suelo y comenzó a mirar a todos lados. Aunque sus orejas puntiagudas le dijeran que en un lugar no había ni una mosca, revisaba celosamente con su mirada.
Una de las pocas cosas que le daban cierta tranquilidad era el no estar rodeada por una caravana de la cual se desconocía sus intenciones, si en algún momento iban a atacarlos para asesinarlos o si querían entregar a la mujer demonio que cuidaban a los doce reinos. Pero eso tampoco era suficiente como para afirmar que alguien de la caravana no se haya quedado con esas intenciones. Simplemente, no podía permitir el relajarse mientras desconociera quien era su enemigo o si este siquiera existía.
Solo recordar que cerca a ellos haya mas de un millón de posibles enemigos hacía que su cuerpo temblara del miedo.
(Una demonio, una dragona y una híbrido, solo falta una ángel y las cuatro razas principales estarían en un mismo lugar)
Miro rápidamente a las tres mujeres durmiendo en la carreta. Sus ojos vieron con claridad la suciedad y sangre que manchaba sus ropas. Y en aquella que clasificaron como una dragona, simplemente su ropa debía de ser reemplazada. Los huecos en su camisa eran simplemente irreparables.
“Hmmm, me duele la cabeza”
No pudo evitar dar un salto hacía atrás del susto.
Claramente podía ver como una hermosa mujer que vestía lo que parecía una armadura, aunque fuese solo un estilo, se sentaba lentamente sosteniendo con su mano su cabeza.
Los ojos rojos de la mujer no miraban a un lugar en concreto, más bien parecía estar mareada y a punto de vomitar.
Giro su cabeza hacia los lados buscando algo y cuando lo encontró lo cogió con sus manos y empezó a moverlos de un lado a otro.
“Lena, despierta”
“Solo cinco minutos más, abue”
Ni siquiera le puso atención a su presencia, como si no existiera, prefirió enfocarse a la pequeña durmiendo a su lado.
Las manos de la Demonio golpearon suavemente las mejillas de la pequeña de orejas de gato.
“Lena, despiértate”
“Hmmm”
Los ojos de Lena se abrieron pesadamente, su cuerpo aun se recuperaba del golpe recibido recibido por parte de Viktor que la puso a dormir al instante.
Los parpados lentamente dejaron ver el iris verde de sus ojos, y junto a un pequeño berrinche, puso su mirada en la Demonio que la había despertado en la oscuridad.
“¿Que... Sucede?”
“No sucede nada, pero sí siento que me duele todo el cuerpo”
“¿Por qué tienes esas cosas blancas en tu cuerpo”
Amelia estaba tan concentrada en Lena, que no se preocupo por ver su propia condición, partes de su cuerpo estaban vendados con tonalidades rojas en la mayor parte de la tela.
“¿Quien...?”
Para Amelia que no sabía lo que ocurrió después de su muerte segura por Viktor, se sorprendió al mirar a una mujer que las miraba con cierto temor y que a su lado había un hombre que lucia estar en estado de shock.
Se demoro unos pocos segundos en reconocer al hombre, a su mente llegó el recuerdo de un hombre sosteniendo el cuello de un soldado cuando estaban escapando junto a Lena y Laure de una mazmorra usada para la extracción de materiales.
Tal vez, el estado de shock en el que se encontraba el hombre era a causa de recordar lo que vio momentos antes de ayudarlas en la mina.
Volvió su mirada a la mujer junto al hombre que aunque no estaba mostrando signos de querer luchar, dejaba en claro con su postura que no iba a ceder.
La pesada atmósfera del momento parecía que no iba a acabar, ni Amelia, ni la Elfa y mucho menos Lena parecían tener intenciones de hablar. En cambio, la pequeña lucia estar cada vez mas asustada y en busca de protección se acercaba poco a poco a Laure que seguía durmiendo junto a ellas.
“¿Quien... eres?”
Los ojos de la Elfa se abrieron del asombro, no supo como reaccionar a la tranquilidad mostrada por Amelia. Lentamente relajo su postura al ver la nula intención de atacar por parte de la demonio.
“Me llamo Aliza, y como puedes ver soy una Elfa, este de aquí es Einar, y, ¿ustedes son?”
Junto a su presentación, cuando dijo el nombre del hombre, lo señalo con su dedo.
“Me llamo Amelia, y esta pequeña de aquí es Lena, ¿Ustedes nos salvaron?”
“Yo no, agradece al idiota de aquí, si hubiera sido por mi, las hubiera dejado atrás, y, ¿Ella quien es?”
Miró levemente a Einar para recalcar que fue decisión de él el salvarlas, para luego volver a mirar a Amelia.
Su pregunta claramente se refería a Laure, pero Amelia no podía decir la verdad sobre Laure, por lo que decidió seguirle la mentira.
“Ella es Valerya Ahn, y si nos viste antes, ya sabrás que ella es una dragona y yo una demonio”
“Eso lo se claramente”
Las palabras de Amelia eran una verdad menor que la media, aunque decidió seguirle la mentira a Laure, se le invento un apellido para complementar la mentira y tampoco dijo que Laure no era solo una dragona.
La conversación progresaba muy lentamente, pero eso no cambiaba en nada el malestar del momento.
Ambas mantenían un estado defensivo que no estaban dispuestas a abandonar.
“Amelia...”
A los oídos de la demonio llegó la voz asustada de Lena. Ambas mujeres dirigieron su mirada a la pequeña que temblaba del temor, pero que sus ojos mostraban una clara resolución.
“Se que no es el momento de decirlo, pero... Quiero aprender magia”
Lo que más sorprendía a las dos era el momento en que Lena escogió para decir lo que quería.
Un momento en el que se podría haber iniciado un malentendido entre Amelia y
Aliza fue completamente borrado por Lena y su inocencia.
*Cogh cogh
Pequeños sonidos salieron de la boca de Aliza para llamar la atención de ambas mujeres.
Una oportunidad se había presentado sin necesidad de hacer nada, y fácilmente Aliza podría deshacerse de todas sus preocupaciones a causa de llevar con ella a una demonio.
“Nuestro camino pasa cerca de la Tercera Ciudad, donde se encuentra la mejor academia de magia del continente, si quieren podemos llevarlas”
No sabía que responder en el momento.
“Aunque creo que debemos preguntarle a Valerya que piensa sobre eso”
Con duda en sus palabras, la pequeña miro a Laure como si toda la situación anterior nunca hubiera sucedido.
Para Amelia, esas palabras de Lena fueron la mejor excusa para posponer su respuesta.
Como alguien que paso mucho tiempo buscando la forma de hacerse con el poder de Laure, simplemente no podía arriesgarse en este momento, donde se desconocían las intenciones de la otra parte. Y mucho menos teniendo a Laure en un estado en el que no podría defenderse. Y aunque decidiera ir a la tercera ciudad, nada aseguraba que Laure fuese a seguirlas, lo que podría destruir sus planes en caso de que Laure desaparezca.
“Aunque...”
En ese momento lo recordó, aunque lo pareciera, la princesa nunca estaba sola, por lo que ellos que nunca se mostraban la cuidarían, pero eso no aseguraba que Laure no se alejaría de ella dañando sus planes.
“Espera a que Valerya despierte para responderte”
“Bien”
Aliza no rechazó la respuesta de Amelia, pero si parecía dudosa, pero prefirió no decir nada para evitar problemas.
Y así paso el tiempo...
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