Vol 2: Explorando la Ciudad Parte 3

Al igual que antes, la ciudad estaba completamente animada, el número de personas yendo de un lado a otro era inimaginable para alguien que nunca había estado en un lugar tan poblado.

“Llevo haciéndome esta pregunta desde que llegamos ¿Cuanta gente vive aquí?”

En el medio de ambas, Lena con una sonrisa lanzó la pregunta.

“La verdad no sé”

Desanimada, Amelia agachó la cabeza.

Las tres seguían caminando por las interminables calles de la ciudad, pero no parecía que hubieran encontrado el lugar que querían.

Laure por su parte, era vista por la gente como un bicho raro. Por más que lo hiciera, no dejaba de olerse los brazos.

“¿Qué estás haciendo? La gente nos está mirando”

Entre los nervios, Amelia fue nuevamente ignorada por Laure.

(Nunca me acostumbrare a esto)

Por dentro, su nerviosismo se convertía lentamente en rabia. Pero su nerviosismo e ira se disiparon al instante al ver que Laure levantó la cabeza y la miraba fijamente.

“Llegamos hace 5 días a esta ciudad, y no nos hemos bañado ni una vez, solo está comprobando mi olor”

Incapaz de argumentar decidió mantenerse en silencio, pero el poco interés con el que Laure habló hizo que la rabia se acumulara.

“Además, si no fuera porque nos han regalado comida, en este momento estaríamos pasando hambre, me pregunto, ¿Por culpa de quién?”

“¡Hmmm!”

No tuvo más respuesta que un leve gruñido ante una Laure que con una sonrisa se regocijaba de su pequeña victoria.

Desanimada, Amelia se detuvo en medio de los miles de edificios que estaban a sus alrededores, con su mirada centrada en el suelo.

“Amelia, ¿estas bien? Estoy segura que encontraremos esa academia”

Sin darse cuenta, Lena había cogido su mano y la miraba fijamente con una sonrisa.

La sonrisa de la pequeña lentamente hizo que Amelia recuperara su ánimo y volvió a levantar la mirada, encontrándose frente al rostro de Laure que la miraba sin interés alguno.

“Si, pero eso no cambia el que llevemos 5 días durmiendo en la calle y no hayamos encontrado nada”

Amelia miró fijamente a Laure, aunque su forma de responder parecía no tener ningún interés, sus ojos estaban brillando levemente.

(Ella lo está haciendo por gusto)

A Laure no le molestaba dormir bajo el insoportable frío de la noche, solo le interesaba el poder disfrutar de lo que a los otros le molestaba, sin importar el momento o el lugar.

“Ahh, estoy segura que pronto encontraremos la Academia”

En el instante en que las palabras salieron de la boca de Amelia, las miradas de las personas que pasaban a su alrededor se volvieron de rechazo, aunque no mostraban signos de querer luchar, el asco que se desprendía de sus expresiones era más que evidente.

“Es mejor que continuemos”

Siendo ignorada por Laure, miró a Lena que asintió con la cabeza.

“¡Esta porquería no la quiere nadie!”

Antes de que comenzaran a caminar, el grito de una mujer llamó la atención de las tres.

Vieron como la mujer, salió de una casa y tiro varios pedazos de tela a un cubo de basura hecho en madera.

Como si nadie la hubiera visto, la mujer volvió a entrar enojada a la casa y cerró la puerta con tanta fuerza que casi se caía.

Antes de poder comenzar a caminar junto a Lena, Amelia miraba con incredulidad como Laure se acercaba al bote de basura y comenzaba a sacar los pedazos de tela de diferentes colores.

“¿Qué crees que estás haciendo?”

“A ti que te importa”

Sus miradas ni siquiera se encontraban, mientras Amelia miraba con enojo a Laure, esta solo estaba atenta a los pedazos de tela que eran vestidos de estilos muy distantes entre sí.

Muchos de ellos ni siquiera eran de la talla de Laure o Amelia y solo uno de ellos a los ojos de Laure era de la talla de Lena.

“¿Qué te parece este, Lena?”

Su expresión no era un disgusto total, pero tampoco era una alegría sincera.

“…”

Por primera vez, fue Lena la que no respondió a Laure.

Su expresión de disgusto fue más notoria cuando Laure le pasó el vestido

color rosa con bordes blancos.

“Llevémonos esto y cuando podamos nos cambiamos de ropa”

Las palabras de Laure fueron como un baldado con agua fría para Amelia que se golpeó el rostro con la mano derecha.

(¡¡Esta mujerrr!!)

No solo Amelia pensaba que era raro, también Lena se quedó mirándola con cierta duda.

Las personas a sus alrededores, parecían haberse acostumbrado rápidamente al comportamiento de Laure, por lo que continuaron su camino.

“Entonces, ¿Podemos continuar?”

Antes de que alguna de las dos pudiera responder a la pregunta de Amelia, una puerta tras Laure se abrió de una patada.

La puerta cayó hacía un lado, mostrando a la misma mujer de antes.

La patada que la mujer le dio a la puerta, tuvo tanta fuerza que la suela de su zapato derecho de color negro quedó con un hueco.

(Ay, ¡Por favor!)

Por dentro, Amelia estaba llorando, pero por fuera no dejaba de taparse la cara con la mano derecha.

Lena, incapaz de comprender porque Amelia se estaba muriendo de la vergüenza y por qué Laure parecía tan tranquila, no dejaba de mirarlas a ambas.

Laure, en cambio, como en la mayoría de las ocasiones, ignoró la ocurrido.

Como si nada, Laure comenzó a caminar cargando entre sus manos los vestidos que había agarrado de la basura.

Cuando menos lo pensó, fue golpeada en la cabeza.

“¿¡A dónde crees que vas con mis cosas sin pagar primero!?”

El fuerte grito de la mujer obtuvo la atención de la multitud que se quedó mirándolas a ambas.

Laure no mostró signo alguno de haberle dolido.

Se giró para ver en el suelo el mismo zapato de color negro de la mujer que le había lanzado.

(¿Por qué me pasa esto a mí?)

Los ojos de Amelia querían salirse de sus cuencas. Antes de que la invadiera la preocupación, su mirada solo expresaba una intensa vergüenza. Tanta que, prefirió quedarse callada para que nadie supiera que iba junto a Laure.

“¿Tú qué?”

El tono alegre y disimulado de Laure desapareció y se convirtió en un tono hostil.

La vergüenza de Amelia desapareció al escuchar a Laure.

Con una mirada enojada, Laure recogió el zapato de la mujer y la miró fijamente.

“Esa ropa es de mi tienda, paga por ella o devuélvelas, ladrona”

“…”

La respuesta de Laure se vio reflejada en el golpe que le dio en el rostro a la mujer al tirarle de regreso el zapato.

La mujer recibió el golpe en toda la nariz y por el impulso cayó sentada.

“¿¡Como me dijiste!? ¡Si no quieres que se lleven tus cosas, no las botes!”

Lejos de sentir miedo ante la mirada de Laure, la mujer se sobó la nariz y comenzó a caminar hacia Laure.

(Espero no tener que intervenir…)

La vergüenza de Amelia desaparecía lentamente al recordar la actitud violenta de Laure.

Mientras veía como la mujer se acercaba a Laure, miraba de reojo con preocupación a Lena.

“Los plebeyos y sus estúpidas peleas”

Pero rápidamente perdió su enfoque al escuchar lo que las personas a los alrededores opinaban.

Su expresión se llenó de emoción al ver a varias personas con una vestimenta diferente a la del resto de gente.

Todos tenían un escudo en la camisa sobre el pecho derecho.

(Ellos deben de estudiar…)

La emoción de Amelia se esfumo en el instante en que sintió a alguien pasar por su lado.

“Tch”

En ese mismo instante, pudo escuchar como la palma de la mujer golpeaba el rostro de Laure.

Desvió la mirada para ver como la aquella mujer de cabello rosado con un Qipao del mismo color, pero con unos tacones rojos apresuró su caminar para evitar que Laure le devolviera el golpe a la mujer.

“¡Tu…!”

Cuando Laure estuvo por golpear a la mujer, una mano detuvo su puño.

“Por favor, paren esta estupidez, yo pagaré por esos vestidos”

Nadie en el lugar era capaz de quitar la mirada de la mujer de cabello rosado, su altura, a diferencia de muchos en el lugar, era exageradamente alta, incluso más alta que Laure y la mujer con la que estaba peleando.

Ni siquiera sus palabras eran suficientes para hacer que la gente desviara su sorpresa por su exagerada altura.

Laure miraba con asombro el como apenas le llegaba a la parte baja del pecho.

“Está bien”

No dudo ni un minuto y retiró su puño.

Y sin dar las gracias comenzó a retirarse del lugar con la ropa entre sus

manos.

“¡Ey! ¿¡A dónde crees que vas!?”

“Por favor, yo pagare por esa ropa”

Amelia vio en silencio como Laure se acercaba a ella.

(No se porque siento que esto va a ir peor)

Como si sus pensamientos se hicieran realidad, vio como el otro zapato de color rojo de la mujer volaba hacía Laure.

Pero antes de que pudiera golpearla, el zapato cayó al suelo como si fuera una piedra.

Aunque Laure hizo como si nada hubiera pasado, Amelia temblaba levemente al ver su sonrisa.

Lena en cambio, estaba preocupada por Laure al ver en su mejilla la marca de la palmada que le había dado la mujer.

“Ahora si nos podemos ir”

La vergüenza comenzaba a carcomer a Amelia que estampó su palma contra su rostro, y sus mejillas lentamente se volvían rojas por la vergüenza de los comentarios de las personas a los alrededores.

A diferencia de ella, Laure parecía inmune a la opinión de los demás, aún si ella era causante de la situación.

“¿¡Que!? ¿¡Acaso me viste cara de ser una cualquiera!? ¡Que se disculpe ella! ¿¡Por qué debería disculparme yo con una ladrona!?”

El grito de la mujer resonó por todo el lugar, ignorando las palabras de la mujer de Qipao rosado.

Se dio media vuelta y descalza, regresó al edificio.

Sin dar indicios de acercarse, la mujer de Qipao rosado comenzó a alejarse en línea recta mientras las personas de los alrededores se dispersaban dificultando la visión de Amelia.

(¿Qué se…?)

Comenzó a mirar por los alrededores aquellos uniformes que había visto de la academia a la que iban.

A lo lejos pudo ver a una rubia que se alejaba rápidamente de su zona de visión.

“Vamos”

“E…espera”

Sin escuchar a Laure, cogió a Lena y a Laure de las manos y salió corriendo.

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