El Reino De Los Engaños

Sade

—Por favor sigan, pueden sentirse en casa. Los hemos estado esperando con mucha alegría —Sonreí al mismo tiempo que íbamos entrando al castillo. Mis mejillas estaban rojas y eso era por el príncipe Eros, es que yo quedé fascinada por su encantadora sonrisa y belleza.

—Oh, veo que ya han llegado —Mi madre saludó a todos con un beso en la mejilla y luego se encargó de darles a todos un abrazo—Los hemos estado esperando.

—Es un placer muy grande para nosotros tener la oportunidad de visitar su encantador reino y de conocer a sus hijos —El rey William besó la mano de mi madre con sumo respeto.

Veía cada una de sus acciones con una mirada curiosa y poco después que llegaran absolutamente todos los reyes y príncipes que qué estaban en nuestra dichosa lista, un gran banquete fue servido para nuestros invitados especiales, es que ya habían llegado absolutamente todos.

—Sade, qué linda luces—James apareció y me alagó.

—¡Oh, James qué bueno verte por aquí! Pensé que no vendrías en realidad... —Hice una corta reverencia al tenerlo frente a mí.

—Fuimos invitados a este festejo desde hace bastante tiempo así que por obvias razones teníamos que venir hasta aquí. Me alegra volver a verte de nuevo ¿Cómo has estado?

—Han sido días un tanto tranquilos por lo que no me he sentido tan mal después de todo —Reí observando a cada uno de nuestros invitados con mucha atención— No sé si recuerdas que la vez que nos conocimos me puse a llorar sin control por unos pocos minutos.

—Lo recuerdo a pesar que no me gustaría.

—Mi padre me vio en tal estado y me interrogó —Esbocé una mueca— Quiero hablar con alguien sobre lo que me sucede.

—Puedes hablar conmigo —Ofreció y le di una sonrisa como muestra de mi agradecimiento.

El padre de James lo llamó y él tuvo que irse de inmediato. Mi madre estaba cerca y le dije:

—Madre, necesito que me ayudes a sentarme junto al príncipe Eros ¿Lo crees posible? —Tomé ligeramente el brazo de mi madre al tiempo que le susurraba bajo.

—No hay problema, gracias por avisarme antes —Sonrió y le dijo algo a una de las personas que nos servían en el castillo.

Esperé pacientemente a que me llamaran a la mesa, y cuando lo hicieron tomé asiento junto al guapo príncipe y de la nada sentí mi cara arder. En serio no entendía cómo me lograba hacer sentir de una forma tan especial al apenas conocerlo. Deseo pasar un poco de tiempo con él y conocerlo.

—Oh, veo que nos ha tocado juntos —Me dijo para romper el hielo y sólo pude sonreírle.

—Príncipe Eros...¿Me dejarías preguntarte algo? —Cuestioné sacando a relucir lo tímida que me volvía frente a él.

—Puedes preguntarme cualquier cosa Sade. Y por favor, me agradaría que me digas Eros nada más.

—Te diré Eros a partir de ahora si así lo quieres —Reí entusiasta— Quiero conocer qué edad tienes porque pareces ser joven a simple vista.

—Tengo veintiún años —Respondió e hice una mueca al saber que era mayor para mí por tres años— ¿Qué? ¿Te ha sorprendido saber mi edad?

—La razón no la sabrás —Reí debido a que me daba vergüenza decirle que quería ser su pareja en un futuro y que mi plan se vio un poco frustrado ya que él era mayor— Es que pensé que tenías dieciocho años como yo.

—Mi hermano Kilian es él que tiene esa edad —Me dijo sonriente y me percaté que mi padre nos observaba con gran curiosidad desde su asiento.

—Siendo sincera, me he decepcionado al enterarme que tu edad es distinta a la mía —Agaché la cabeza con decepción.

—La edad no me importa en lo más mínimo.

—Es bueno saberlo. Sabes, mañana iré a dar un paseo por el pueblo ahora que mi padre me ha otorgado el permiso. Deberías venir conmigo.

—Acepto tu propuesta, Sade.

Admitiré que toda la cena fue aburrida en todos los sentidos. Nuestros padres se mantuvieron hablando de temas aburridos para todos nosotros y debido a eso, tuve que controlarme para no soltar un bufido. Eros rió al ver mi actitud y pateó mi pierna con delicadeza, algo que me dio más risa.

—Sade —Susurró Kilian en mi oído izquierdo y captó mi atención.

—¿Sí?

— ¿No crees que la reina Virginia tiene cara de sapo? —Dijo y Eros abrió los ojos ya que pudo escucharlo y mordió su labio evitando soltar una pequeña risa— Debería de regresar al su casa, es decir algún lago cercano —De acuerdo, esta vez no aguantamos y los tres reímos con fuerza haciendo que nuestros padres nos dieran una mirada de desaprobación y no tuvimos otra opción de agachar la cabeza.

—Qué bueno es que estén formando una amistad —Mi padre me sonrió con sarcasmo y la sonrisa que llevaba en mi rostro desapareció al instante. Nuestro relación se hizo pedazos aquel mismo día que obtuvo el permiso para ir al pueblo— Sin embargo, a los demás nos gustaría que mantengan respeto.

—Por supuesto rey Arturo, disculpe la interrupción —Eros habló.