La Luna Oscura Del Rey Lycan

Las clases de Emily continuaban, no solo era aprender combate, también clases de etiqueta, como caminar con tacones, con elegancia, como una reina, como usar los cubiertos y para que servía cada uno, incluso le enseñaron sobre el uso de maquillaje, aunque al principio se le dificulto hacer las combinaciones que le sugería el maquillista, logro hacerlo, incluso ya usaba algo no tan cargado, pues quería verse bonita para Draven, aunque para el Rey Oscuro ella ya lo era.

- Luna – Las dos mujeres que le servían diario\, quienes se llamaban Madeline y Sara\, estaban en todo lo que no tuviera que ver en el combate físico\, de eso se encargaba personalmente Karim.

Aunque el resto de las clases, Karim permanecía al margen, no significaba que estuviera lejos, permanecía cerca de su Luna protegiéndola como era su deber.

- El diseñador ha llegado – Dijo Madeline.

- Tomaran sus medidas para confeccionar su vestido que usara para la presentación de la Reina de Silver Moon – Comento Sara al ver la confusión en el rostro de Emily.

- Okey – Dijo ella\, pero eso incluso la incomodo\, solo esperaba que no tuviera que usar algo que mostrara sus cicatrices.

Dirigió su mirada hacia Karim, él permanecía sentado en una silla viendo su celular, decidió acercarse a él, para que comentarle lo que pasaba.

- Gamma- Susurró al estar frente a él.

Karim levantó la mirada, bloqueo su teléfono y se levantó para escuchar lo que su Luna tenía que decirle.

- Sobre el vestido…yo – Titubeo\, sabía que eso no le gustaba a Karim\, él le decía que ella al ser la futura Luna Oscura no debía hacerlo.

- Usted decide\, Luna\, ordene al diseñador lo que usted quiera – Dijo Karim\, no estaba molesto por su titubeo\, él sabía que era lo que le preocupaba y la entendía.

Emily asintió con una leve sonrisa, el diseñador finalmente llegó, quien no tardo en poner a sus acompañantes a trabajar, subió a Emily a una tarima y empezaron a tomar sus medidas.

- Es una belleza\, Luna\, tengo algunas ideas para lo que puede usar – El diseñador se acerco con su tablet\, donde tenía sus bocetos especialmente pensados en ella.

Emily miró cada diseño, todos eran escotados de la espalada, ella no quería eso, no quería que se vieran sus cicatrices, y no porque se burlaran de ella, solo que no quería que fuera de Draven que se burlaran.

- ¿Le gusta alguno\, Luna? – Preguntó el diseñador maravillado de sus creaciones.

- No – Respondió ella en un tono bajo.

El diseñador borro su sonrisa y frunció el ceño, pero se arrepintió de inmediato al sentir la fulminante mirada del Gamma Karim.

- Esa no era la respuesta que quería dar\, no es que no me gusten – Empezó a hablar Emily\, claro que se dio cuenta de la molestia del diseñador al oír su respuesta – Solo que no son mi estilo\, quiero algo que cubra mi espalda\, pero también que me haga ver bonita\, digna de ser la Luna del Rey Oscuro – Comentó.

El diseñador asintió ante su petición, por supuesto que podía cumplir con las expectativas de la Luna.

- Por supuesto\, Luna\, trabajare el resto de la tarde en mis propuestas y se las mostrare está misma noche – Dijo haciendo una reverencia.

Emily pensó en unos segundos, sabía que haría trabajar doble a aquel hombre, y tal vez se sentiría presionado y cansado si debía entregarlo durante la noche.

- Mañana por la mañana puede mostrar sus propuestas- Dijo ella bajando de la tarima.

El diseñador arqueo las cejas, más no dijo nada.

Emily olfateo y no pudo evitar sonreír, podía sentirlo, el aroma a cedro que tanto le encantaba provenía de Draven, él ya había llegado. Dirigió su mirada a Karim.

- Lo que usted diga Luna – Dijo Karim con una leve sonrisa\, sabía que ella ya quería terminar con sus deberes del día.

- Nos vemos mañana – Dijo sin más Emily\, y salió de aquella sala\, guiándose de su aroma para encontrarse con Draven.

Draven entraba al palacio, había tenido un largo día, revisando con Liam todo sobre la coronación de Emily, estaban siendo muy cuidadosos que el consejo no sospechara nada, ellos serían informados el mismo día de la coronación, así no tendrían tiempo de protestar y no es como si a él le importara, pues él no dudaría en acabar con sus vidas si se atrevían a rechazar a Emily, como su Luna.

- ¡Draven! – El grito de ella lo saco de sus pensamientos.

Detuvo su camino y no pudo evitar sonreír al verla a ella, correr a él.

Emily saltó a los brazos de su amado Lycan, quien la recibió con tanta devoción, ella había cambiado tanto en tan poco tiempo y eso a él lo tenía feliz, loco por ella.

- Pequeña\, me encanta que me recibas así – Susurró él\, masajeando su cintura\, bajando lentamente hacia sus glúteos\, pero sin llegar totalmente.

Emily busco su mirada, sus ojos color avellana brillaban de felicidad, nada a comparación de cuando recién llego, tan temerosa, tan sumisa.

- Te extrañe – Susurró con ternura.

Draven no se contuvo más se inclino a ella y besó sus labios en un apasionado beso, devorándola como si no hubiera mañana, su lengua se abría paso a su boca, encontrándose con la de ella, quien buscaba obtener el control del beso.

Emily colocó sus manos sobre la cabeza de él, enredando sus dedos en su melena oscura y tirando hacia a ella para profundizar más el beso.

Draven bajo sus manos en sus glúteos y los apretujo, provocando un gemido ahogado en aquel beso, presionó su cuerpo al de ella para que sintiera como crecía su excitación solo con sus besos.

Emily dio un pequeño saltó de esa manera él la cargo, ella rodeo sus piernas alrededor de su cintura.

Draven camino con ella hasta una pared, donde empezó a embestirla aun estando vestidos.

- Oh\, Draven – Emily terminó el beso\, sentía como su longitud golpeaba su centro húmedo y cubierto por su ropa. - Detenten\, nos van a ver…- Gimió ella.

- Es tu culpa\, pequeña\, provocas a tu macho sabiendo que soy adicto a ti – Gruño dando una fuerte embestida haciendo que Emily gritara sin poder contenerse.

Emily se aferró a Draven, su respiración estaba agitada, mientras su cuerpo sentía los espasmos de su liberación.

- Mi dulce hembra\, ¿Te viniste solo así? – Susurro a su oído\, su voz cargada de orgullo y satisfacción.

Emily no respondió, ocultó su rostro en el cuello de Draven, estaba avergonzada de lo sucedido, ni siquiera la había penetrado y ella obtuvo su liberación.

Draven rio, podía ver como su oreja estaba roja, eso la hacia verse demasiado tierna.

- No te avergüences\, pequeña…- Susurro al controlar su risa.

Emily seguía sin responder, se movió para llevar sus labios al hombro de Draven donde estaba su marca y sin dudarlo lo mordió con fuerza.

Draven gruño, pero no la apartó, sentía como su marca reaccionaba al sentir nuevamente la saliva de ella que atravesaba su fina camisa de color negro. Esa sensación era tan placentera, pero también en el fondo sabía que no era normal lo que ella provocaba en su marca.

La bajo y la miro con una sonrisa, no pensaba decirle nada sobre lo que pasaba, no quería preocuparla y sobre todo a estar a días de ir a Silver Moon a la coronación de la Reina.

- ¿Elegiste tu vestido? – Preguntó acariciando su mejilla con ternura.

- No\, bueno\, las opciones que trajo el diseñador no eran de mi agrado\, le pedí otras – Comentó con sus mejillas sonrojadas.

- Muy bien\, tienes que usar solo lo que a ti te guste – Se inclino y le dio un beso rapido - ¿Cuándo te dará las nuevas opciones? – Pregunto.

- Mañana – Dijo y notó como él frunció el ceño – Yo le dije\, él quería dármelas esta noche…pero no quiero presionarlo – Comentó rápidamente para que no se enojara.

- Pequeña\, es su deber\, no te compadezcas – Dijo Draven.

- No quiero – Susurro – Si las traía esta noche nos iba a molestar – Infló sus mejillas sin darse cuenta.

Draven volvió a reír y la abrazo con fuerza, hundiendo su rostro en su cuello, desde que ella llegó, su vida cambiaba y eso le gustaba, ya no eran grises ni aburridos, eran muy felices, solo Emily era capaz de hacer feliz al Rey Oscuro.

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En el palacio de Silver Moon, Gina recibía su vestido para su coronación, era perfecto, color marfil con piedras incrustadas, sería la más hermosa de todas las que asistieran y sobre todo sería la reina más hermosa existente.

La puerta se abrió y entró un hombre cabellos claros y ojos color miel, vistiendo un elegante traje blanco a la medida, su sola presencia imponía.

Gina sonrió, dejo su vestido a un lado y se arrodillo ante él, su amado rey.

- Mi rey\, me da gusto verlo – Dijo ella con una suave voz\, manteniendo su mirada baja.

- ¿Es el vestido de tu coronación? – Preguntó el hombre sin siquiera decirle que se levantara.

- Lo es\, fue el diseño que elegí especialmente para ese día – Dijo ella con orgullo.

- No me gusta\, el color que debes elegir debe ser plateado\, el color que representa a Silver Moon – Dijo con cierta molestia en sus palabras.

La sonrisa de Gina se desvaneció, normalmente las Lunas de las manadas usaban color marfil o blanco para sus ceremonias, por eso había elegido ese color, no pensó que su amado rey se enojara.

- Lo siento\, mi Rey – Susurró.

- Descuida\, es entendible ya que provienes de una familia de rango bajo – Dijo el Rey tirando el vestido al suelo y sentándose en la cama. – Ven\, complace a tu rey- Ordeno.

Gina levantó su mirada hacia ese hombre, era su mate, pero sobre todo su rey, tenía que obedecer a sus órdenes sin renegar, se levantó y camino hacía él, se arrodillo nuevamente en medio de su entrepierna, para complacerlo.

El rey observaba como ella empezaba con sus lentas caricias, pero a él no le gustaba así, coloco ambas manos en su cabeza, sujeto su cabello con fuerza y se hundió en ella de una sola estocada, provocando que Gina quisiera apartarse al sentirlo tan profundo, pero eso a él no le interesaba, ella era su mate, si, la deseaba, si, pero él era un rey, y ella una hija de un alfa y una simple loba, la Diosa Luna se la entregó, la convertiría en su reina, la trataría frente a todos como lo merecía, pero en la cama la follaría como una vil puta, así como a él le fascinaba.

- Recuérdalo\, solos solo eres mi puta\, Gina - Gruño el Rey. tirando bruscamente el cabello de ella.

Ese era el amado rey de Gina, era su pareja destinada, pero a puertas cerradas la trataba como una simple mujer, pero a ella lo único que le importaba era ser Reina, así que soportaría las humillaciones que su rey le hace cuando solo están ellos dos.