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VENDIDA AL MEJOR POSTOR

VENDIDA AL MEJOR POSTOR

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Novia sustituta / Matrimonio arreglado / Novia subastada / Amor-odio / Diferencia de edad / Completas
Popularitas:919k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Yazz García

Ella siempre supo que no encajaba en esa mansión. No era querida, no era esperada, y cada día se lo recordaban. Criada entre lujos que no le pertenecían, sobrevivió a las humillaciones de su madre y a la indiferencia de su hermanastra. Pero nada la preparó para el día en que su madre decidió venderla… como si fuera una propiedad más. Él no creía en el amor. Sólo en el control, el poder y los acuerdos. Hasta que la compró. Por capricho. Por venganza. O tal vez por algo que ni él mismo entendía. Ahora ella pertenece a él. Y él… jamás permitirá que escape.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Te prohíbo

Las semanas habían pasado en silencio. Las cosas entre Adrián y Thalía se había vuelto más complicadas. Ella se sumergía en sus estudios, y él… bueno, en sus negocios, él fingía que no miraba cada vez que ella pasaba frente a él con los labios apretados y los ojos bajos.

Esa tarde, Adrián estaba en el estudio, revisando unos documentos, cuando escuchó los pasos pequeños de Amelia entrar.

—¿Papá?

Adrián levantó la vista, dejando la pluma sobre la mesa.

—¿Qué necesitas, Amelia?

Ella se acercó con su cuaderno de tareas entre las manos y una sonrisa tímida.

—Tengo una tarea difícil… de números… y de colorear. Quería pedirle ayuda a Thalía, pero está muy concentrada con su tarea. No quiero molestarla.

Adrián parpadeó, sorprendido.

—¿Y tú crees que no me vas a molestar a mí?

—Tú siempres estás ocupado papá, quiero que me ayudes, está vez—respondió ella con una sonrisa tan inocente que le desarmó cualquier excusa.

Él suspiró, sonriendo apenas.

—Está bien, a ver esa tarea.

Se sentaron juntos en la mesa. Mientras Adrián le ayudaba con los números y colorear sin salirse de las líneas, Amelia hablaba sin filtro, como siempre lo hacía.

—¿Sabes? —dijo, mientras pintaba una flor de color púrpura— Me gusta estar con Thalía. Es divertida. Me deja leerle cuentos y siempre me escucha. Me gustaría que fuera mi mamá.

Adrián se detuvo un segundo, como si sus dedos se congelaran sobre el papel.

—¿Tu mamá?

Amelia asintió con toda la naturalidad del mundo.

—Sí. No tengo una, ¿cierto? Entonces, podría ser ella. Es buena conmigo. Mejor que esas señoras que me hablaban como si fuera tonta. Thalía no lo hace. Me gusta cuando me peina o cuando me canta bajito antes de dormir, cuando tú no estás.

Adrián tragó saliva.

—Amelia…

—Además —lo interrumpió ella, con los ojos brillantes—, Joshua también es muy bueno. Es mi amigo porque también es amigo de Thalía. Siempre me compra helado cuando salgo del jardín. A veces pizza… o caramelos. Y me hace reír. Thalía también se ríe cuando él está. No como contigo —dijo, alzando la vista—. Ella contigo no ríe casi nada.

Adrián sintió que algo dentro de su pecho se contraía, incómodo, molesto… celoso.

—¿Joshua va con ustedes?

—A veces —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Es súper. ¿Tú crees que sean novios?

Adrián frunció el ceño.

—¿Qué clase de pregunta es esa Amelia?

Amelia se rió como si no notara el tono seco de su padre.

—No sé. Es que a mí me gustaría que estuviéramos todos juntos. Como una familia feliz. Como en los dibujos animados. Pero tú siempre estás serio, y Thalía también, como si se odiaran.

Adrián no supo qué responder. No supo cómo explicarle a su hija que estaba en una guerra interna contra algo que nunca pensó sentir. Y menos cómo decirle que la idea de Thalía riendo con otro lo estaba destrozando por dentro.

—Termina de colorear —dijo al final, en voz baja, sin mirarla—. Y… no le cuentes a nadie lo que me dijiste.

—¿Lo de Thalía?

Él asintió.

—¿Y lo de Joshua?

—Eso menos.

Amelia rió otra vez, esta vez con picardía.

—Está bien. Será nuestro secreto.

Y aunque Amalia regresó feliz a su habitación con el cuaderno en la mano, Adrián se quedó ahí… con el alma hecha un nudo.

Thalía estaba en la cocina, sirviéndose un vaso de agua, cuando escuchó los pasos decididos de Adrián entrando. No tuvo que mirarlo para saber que venía molesto; su energía siempre hablaba antes que sus palabras.

—Necesito hablar contigo —dijo con voz firme.

Ella se giró con calma, sin dejar el vaso.

—¿Qué pasa ahora?

—Lo que pasa —espetó, acercándose— es que mi hija no tiene por qué estar relacionándose con cualquier desconocido. Mucho menos con él.

Thalía parpadeó, confundida.

—¿Con Joshua?

Adrián asintió, con la mandíbula apretada.

—Desde este momento queda completamente prohibido que Amelia se acerque a ese tipo. Y tú tampoco tienes nada que hablar con él. ¿Me entendiste?

Thalía dejó el vaso sobre la encimera, conteniendo el impulso de lanzárselo.

—¿Disculpa? ¿Me estás dando órdenes?

—Te estoy poniendo límites. Esto ya no es un juego, Thalía. Amelia es mi hija y no quiero a ese hombre cerca de ella.

—¿Y tú crees que puedes decidir con quién hablo o no, solo porque ahora llevo tu apellido?

—No —respondió con frialdad—. Te lo prohíbo porque eres mi esposa. Porque estás ligada a mi apellido, a mi reputación. Y porque él claramente no está aquí solo por tu “amistad”.

—¿Estás celoso?

Adrián la fulminó con la mirada.

—No soy estúpido, Thalía. Sé reconocer cuando alguien se mete en donde no le corresponde. Y tú… tú se lo estás permitiendo.

—¡No le estoy permitiendo nada! —replicó ella, subiendo el tono—. Joshua ha sido más amable conmigo y con tu hija que tú mismo.

Esa frase le dolió. Lo sintió. En su rostro, en el temblor de sus manos. Pero se mantuvo firme.

—Amelia no es tu hija. No tienes derecho a relacionarla con gente que no conozco. No eres su madre.

Esas palabras se clavaron en Thalía como agujas. Su respiración se agitó, pero no bajó la cabeza.

—Tal vez no soy su madre, Adrián. Pero al menos yo sí la escucho. Yo sí la veo. Y créeme… aunque me grites, aunque me insultes, aunque me quieras alejar, no voy a dejar que esa niña crezca sintiéndose invisible. Como tú la has hecho sentir todo este tiempo.

Adrián quedó en silencio. Un silencio largo, lleno de rabia, de dolor…

—No lo entiendes —dijo al fin, entre dientes—. Ese hombre quiere algo más contigo. Lo sé.

—Y si lo quisiera —respondió Thalía con frialdad—, al menos él tendría el valor de admitirlo.

El aire se tensó. Los ojos de Adrián ardían de furia contenida. Dio un paso hacia ella. Después otro. Hasta que sus rostros quedaron peligrosamente cerca.

—Esto se acabó. No quiero volver a ver a ese tipo cerca de ti ni de mi hija. Y si vuelves a desobedecerme…

—¿Qué, Adrián? ¿Me vas a encerrar? ¿Vas a marcarme como tu propiedad?

Él no respondió. La miró con deseo y frustración tan profunda que le revolvió el estómago. Y justo cuando parecía que iba a decir algo más, giró sobre sus talones y salió de la cocina, dejando tras de sí ese deseo.

Thalía solo cerró los ojos, respirando hondo.

1
Mirtha Lilian Tyan
no es mala la trama pero cansa, sin avances siempre en el mismo plano
Chali Ortiz
una excelente novela, me tocó mi corazón, me hizo sentir impotencia al leer tanta maldad de alguien desquiciado y perdido en el poder
muchos éxitos más
gracias por compartir
👏👏👏👏👏💐💐💐💐💐
Felisa Grasso
parecía igual z muchas pero no es distinta me gusta tu novela autora
Lupita Aguilera Olivas
Y k paso con la mama de Talhia y la hermana, esas no recibieron su castigo ni el papá de Adrián, no me parece bien eso
Linilda Tibisay Aguilera Romero
otro bebé
Linilda Tibisay Aguilera Romero
el tiene la razón tiene que decirle la verdad que van a esperar que Adrián lo manipule
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Amelia escápate poro no para donde Milo o búscalo Pero valla se de ahy
Linilda Tibisay Aguilera Romero
Talhia debes contarle todo a Tiago
Linilda Tibisay Aguilera Romero
que poco hombre desgraciado
Linilda Tibisay Aguilera Romero
pobre Amelia todo lo a ha tenido que pasar con un padre tan desgraciado
Linilda Tibisay Aguilera Romero
un capítulo fuerte ella no debió pasar por tanto Pero Talhia no podía llevársela y tampoco podía seguir hay por ella
Linilda Tibisay Aguilera Romero
tan bellos me encanta
Linilda Tibisay Aguilera Romero
ya vienes el bebé que bueno
Linilda Tibisay Aguilera Romero
así se halla ido yo subo a las redes y noticias lo que que hizo
Lau de López
ay ya asta llore y apenas voy empezando a leer 😔😔
Linilda Tibisay Aguilera Romero
Adrian es igual o peor que el padre
Linilda Tibisay Aguilera Romero
creo que Adrián necesitó fue terapia para sobrellevar la ira no sabe manejar las frustración
Lau de López
wooo se está poniendo interesante
Linilda Tibisay Aguilera Romero
es decir que Adrián al final es un desgraciado igual al padre
Lau de López
muy buena novela y me encanta la protagonista no es como todas las mujeres sumisas de otras novelas muy bien escritora /Hey/
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