En la ciudad de Solis, un cometa llamado "Eos" trae consigo el despertar de poderes extraordinarios en muchas personas. Axel, un joven de 17 años, descubre que puede controlar varios elementos y hasta puede ser que mas... pero cada uso tiene un alto costo.
Mientras la ciudad se sumerge en el caos y surgen facciones rivales, Axel recluta a un grupo de resistencia para luchar contra una amenaza oscura que busca dominar Solis. La historia aborda la lucha por la supervivencia y el sacrificio en un mundo transformado.
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Capítulo 10: El Despertar de la Chispa
El viento silbaba entre las ruinas a medida que el grupo avanzaba hacia la ciudad vieja. Axel, con la mirada fija en el horizonte, podía sentir el peso del peligro que los rodeaba. A su alrededor, los edificios en ruinas y el aire cargado de tensión hablaban de las batallas que una vez devastaron Solis.
"¿Cuánto falta?" preguntó Camila, mirando a Axel mientras ajustaba su paso a su lado.
"No mucho," respondió él, sintiendo una opresión creciente en su pecho. Había algo más en esas tierras destrozadas. Algo oscuro.
Mientras cruzaban un pasaje entre dos edificios medio derrumbados, el suelo tembló ligeramente bajo sus pies. Axel frunció el ceño, pero continuó avanzando. Sabía que debían llegar a la biblioteca antes de que los Meta los encontraran. Las criaturas que habitaban esa zona eran solo parte del peligro; Zarkoc, de alguna manera, parecía estar siempre un paso adelante.
De repente, un rugido profundo resonó en el aire, haciendo que todos se detuvieran en seco.
"¡Cuidado!" gritó Kai, señalando una figura monstruosa que emergía de las sombras. Su piel grisácea parecía absorber la poca luz que quedaba. Era una criatura que no habían visto antes del impacto del cometa, y su sola presencia hacía que la atmósfera se volviera más pesada.
"¡Prepárense!" ordenó Axel, sus manos ya encendidas con el poder del fuego. Las chispas danzaban entre sus dedos mientras su mente trabajaba a toda velocidad. El aire alrededor comenzó a moverse, agitado por la energía que generaba.
La criatura avanzó con un rugido feroz, lanzándose hacia ellos. Axel movió las manos en un arco amplio, creando una ráfaga de aire que la detuvo por un segundo. Camila lanzó una llamarada intensa, mientras Lucas manipulaba el agua cercana para crear una barrera protectora y Kai lo distraia con su velocidad. Sin embargo, la bestia no parecía inmutarse, avanzando implacablemente.
Axel, sintiendo la presión, decidió usar más poder del que había usado antes. Alzó ambas manos y un rayo de electricidad cayó del cielo, impactando a la criatura. Pero algo salió mal. Un dolor agudo atravesó su pecho y, en un instante, su visión se oscureció. Sintió como si todo su cuerpo se desconectara, y el mundo a su alrededor comenzó a desvanecerse.
El rugido de la criatura, los gritos de sus amigos, todo se desdibujó mientras Axel caía al suelo. El impacto nunca llegó. En cambio, se encontró flotando en un vacío profundo y silencioso, un espacio que no pertenecía al mundo que conocía.
"¿Dónde estoy?" murmuró, su voz resonando en el vacío. El lugar no tenía ni forma ni luz, pero había una sensación abrumadora de poder, algo antiguo y vasto.
"Estás en tu subconsciente," dijo una voz profunda, distante pero clara. "Has comenzado a tocar la Chispa Karioli."
Axel giró bruscamente, buscando el origen de la voz. Ante él, una figura se materializó. Era imponente, su silueta apenas visible, pero sus ojos brillaban con una luz intensa, casi divina.
"¿La Chispa Karioli?" repitió Axel, su mente dando vueltas. "¿Qué es eso?"
"La fuente de tu poder. La Chispa es más antigua que la Tierra misma. Es una fuerza primordial que existe desde el inicio del tiempo. Y está dentro de ti, Axel."
Axel sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. "Pero... mis poderes, ya controlo el fuego, el aire, la electricidad y la tierra. ¿Qué más hay?"
La figura lo miró fijamente. "No comprendes la magnitud de lo que posees. Los elementos que has controlado son solo una fracción de lo que eres capaz. La Chispa Karioli te otorga dominio sobre todos los elementos: agua, metal, hielo, oscuridad, luz... y mucho más. No hay límite para lo que puedes hacer, pero el poder tiene un costo."
"¿Un costo?" Axel sintió que algo oscuro lo oprimía. "¿Qué me estás diciendo?"
"Este poder te consume," dijo la figura, su tono grave. "Ya has comenzado a sentirlo. Cada vez que lo usas, estás más cerca de tu propia destrucción. La Chispa te da una fuerza inigualable, pero también está ligada a tu vida. Mientras más dependas de ella, más rápido te consumirá. Estás caminando hacia una muerte inminente, Axel."
El corazón de Axel se aceleró. "Entonces... ¿estoy condenado?"
"No necesariamente," respondió la figura, inclinándose levemente hacia él. "Hay una forma de ralentizar el proceso. Si logras dominar por completo la Chispa y aprender a equilibrar su energía, podrás evitar que te destruya tan rápido. Pero el camino no será fácil. Tendrás que enfrentarte a tus propios límites y superarlos. Solo así podrás usar su poder sin caer en la oscuridad."
Axel asimiló esas palabras, sintiendo el peso de la responsabilidad. "¿Y cómo lo hago?"
"Primero, debes aceptar lo que eres. No solo eres un elemental. Eres el portador de la Chispa, el único que puede controlar todos los elementos. Acepta tu poder, y no luches contra él. Deja que fluya a través de ti."
La figura extendió una mano, y un destello de luz cegadora envolvió a Axel. En ese instante, comprendió lo que tenía que hacer. Podía sentir el fuego, el aire, la electricidad, la tierra... pero también podía sentir el agua, el metal, la oscuridad, y algo más, algo que no podía describir.
Cuando abrió los ojos, el vacío se desvaneció y volvió al campo de batalla. La criatura estaba a punto de lanzar un ataque devastador, pero Axel, ahora consciente de su poder, levantó la mano.
"¡No!" gritó, y una onda expansiva de energía pura salió de él, deteniendo a la bestia en seco. La criatura titubeó, confundida, mientras Axel sentía el control total sobre los elementos.
De repente, el agua de la tierra comenzó a moverse a su mando, envolviendo a la criatura en una prisión líquida. Con un movimiento rápido, solidificó el agua en hielo, atrapándola. El aire a su alrededor se cargó de energía, y una chispa de luz cegadora iluminó el cielo mientras el metal del entorno comenzaba a retorcerse y atacar a la bestia.
El equipo lo observaba, atónitos. Axel, que había estado al borde del colapso, ahora se levantaba más poderoso que nunca. Sabía que su batalla no había terminado, pero por primera vez, entendía lo que era realmente capaz de hacer.
Miró a sus amigos, con una mirada firme, "Zarkoc no tiene idea de con quién está tratando."