Arianna Sterling es una joven con una apariencia destacada y un gran secreto: es la presidenta y heredera de un poderoso conglomerado familiar con lazos a la realeza. Según una tradición familiar, debe pasar varios años alejada de su familia y riquezas, viviendo como una persona común para demostrar su fortaleza. Durante este tiempo de anonimato, enfrenta enemigos ocultos que amenazan con destruir todo lo que le pertenece. A medida que se adapta a esta nueva vida, Arianna descubre que alejarse de la opulencia y el poder conlleva desafíos que pondrán a prueba su inteligencia y su corazón.
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UN DÍA PARA MÍ
A medida que la fiesta avanzaba, traté de centrarme en lo positivo. La música sonaba, y las risas llenaban el aire. Pero sabía que este no era el final de las tensiones. Había mucho más en juego y, con el mensaje de Mondragón en mente, sabía que necesitaba estar preparada para lo que vendría.
Mientras el evento continuaba, mi mente se debatía entre el trabajo, las tensiones con Evelyn y la incertidumbre sobre lo que Mondragón realmente quería de mí. Pero decidí que, al menos por esa noche, iba a disfrutar del momento.
Cuando amaneció, ya era fin de semana. Me desperté sin la alarma y la luz del sol entraba suavemente por la ventana. La brisa fresca de la mañana se sentía rejuvenecedora, y decidí que necesitaba un descanso. Tras días de estrés y la presión del evento, era momento de relajarme.
Con una taza de café en mano, me acomodé en mi sofá y encendí la televisión. Me dejé llevar por las noticias del día y, aunque algunas historias me preocupaban, disfruté del momento de tranquilidad. Mientras me ponía al día con los eventos del mundo, y leo los informes de mi empresa, que mi asistente muy puntualmente me envía cada 15 días, y a pesar de haber estado alejada de mi puesto durante tres años, mi empresa seguía creciendo. Esa idea me llenó de felicidad y orgullo.
El primer día del fin de semana lo dediqué a cuidarme. Después de un desayuno saludable, decidí hacer algo que me relajara aún más: un poco de ejercicio. Salí a correr por el parque cercano a mi casa, disfrutando del aire fresco y del canto de los pájaros. Esa actividad me ayudó a despejar la mente y a olvidar, aunque fuera por un momento, las tensiones laborales.
Después de la carrera, volví a casa y me preparé un baño relajante. Llené la tina con agua tibia y añadí unas gotas de aceite esencial de lavanda. Mientras me sumergía, sentí cómo el estrés se desvanecía, y me dejé llevar por el silencio, escuchando solo el suave goteo del agua.
El segundo día del fin de semana fue aún más tranquilo. Me quedé en casa leyendo un libro que había querido disfrutar desde hacía tiempo. La historia me atrapó y me hizo viajar a otro mundo, lejos de la realidad que había estado enfrentando. Me di cuenta de que, a pesar de las tensiones, aún podía encontrar momentos de paz y felicidad en mi vida.
Por la tarde, decidí hacer una videollamada con algunas amigas. Nos pusimos al día sobre nuestras vidas, compartiendo risas y anécdotas. Esa conexión con ellas me llenó de energía y me recordó la importancia de tener un círculo de apoyo.
A medida que el fin de semana llegaba a su fin, me sentí renovada. Me tomé un tiempo para repasar los informes que mi asistente había enviado. Ver el crecimiento de la empresa, las nuevas oportunidades y los logros del equipo me motivaron a seguir adelante. Estaba agradecida por lo que había construido, incluso estando ausente, y eso me hizo sentir más segura de mi lugar en el mundo laboral.
Con una sensación de satisfacción, me preparé para la semana que venía. Sabía que tendría que enfrentar nuevamente los desafíos en la tienda y lidiar con la compleja dinámica con Evelyn y Mondragón. Pero, con el descanso del fin de semana, me sentía lista para cualquier cosa que pudiera surgir.