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Blindr

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Status: En proceso
Genre:Acción / Romance / Magia / Mundo de fantasía
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Kilian Hunter

EL chico problema se declara a la chica más popular frente a toda la escuela, pero ella no es lo que aparenta.

NovelToon tiene autorización de Kilian Hunter para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

VOL2-CAPITULO 5: El Elfo Asciende

EL ELFO ASCIENDE

Algo pasaba; Nial podía darse cuenta de que el campamento estaba inquieto. La luz del amanecer atravesaba las ramas de los árboles dorados. Las hojas multicolor del reino de Castlin mostraban todo su esplendor durante la luz crepuscular de Alfheim, y en medio de los árboles, los elfos corrían de un lado a otro.

—Han encontrado un cadáver —le dijo Hilel por fin, cuando le trajo fruta para comer—. Yawel ha ordenado que movamos el campamento.

Pronto Nial se vio caminando en fila, amarrado junto a los otros dos prisioneros. Fueron guiados hasta Yawel, que se encontraba junto al cadáver.

—He aquí un conocido suyo, señor Enrio. Sus ropas son parecidas a las que tenía cuando lo encontramos. Quien lo enterró no tomó muchas precauciones para que no lo encontraran fácilmente.

Por lo que Nial pudo ver, el elfo muerto fue apuñalado en el cuello sin miramientos. Le habían cortado una mano que habían enterrado junto al resto del cuerpo.

—Ese es nuestro compañero Diore, el que recordarás mencioné en mis relatos. De no haberme detenido, tal vez no se hubiese quedado solo en estas tierras tan peligrosas.

—Si tú no me mintieras a la cara respecto a tu misión, no sería necesario privar tu libertad. A menos claro que tu verdadera misión fuese una que va contra el reino de Eberor.

La mirada de Yawel era fría y sin ninguna piedad. Ella no era alguien a quien se podía mentir fácilmente.

—Liberen al sacerdote —ordenó Yawel por fin—. No caminará más amarrado a estas gentes tan sospechosas. Es libre, mi señor Dheliom. Sin embargo, le aconsejaría que no se separe de nosotros aún; como ve, hay asesinos sueltos en esta tierra.

—Agradezco su hospitalidad, y ciertamente pensaba pedirle que me permitiera acompañarlos un poco más, al menos hasta encontrar pistas de mis compañeros que también están en peregrinación.

Yawel asintió con un leve cabeceo. Desde entonces, Nial tuvo libertad para moverse en el campamento. Particularmente Hilel estuvo encantado de acompañarlo la mayoría del tiempo, y aunque este procuró no hablar de la misión de aquel grupo de elfos, Nial sospechaba que Enrio tenía razón. Buscaban a alguien, si se trataba de un fugitivo o de un aliado eso estaba por verse.

La forma de operar de Yawel era práctica: el grueso de su grupo se quedaba en el campamento mientras enviaba por delante a sus elfos rastreadores. Según podía intuir Nial, después de encontrar el cadáver de Fiore habían dado con un rastro importante. Hilel le contó que se trataba de un grupo pequeño de al menos tres o cuatro personas. Eso le agradó a Nial, ya que podía tratarse de sus viajeros. Al mismo tiempo, se preguntaba por qué habían matado a aquel compañero del tal Enrio.

Otra cosa que inquietaba a Nial era la soledad de esas tierras de Castlin. Comúnmente encontraban altares o edificaciones, pero todas abandonadas y deteriorándose. El instinto le decía a Nial que el campamento no se encontraba seguro, y lo mismo le dijo a Yawel.

—Tiene buen instinto, señor sacerdote. No he pasado por alto lo que me cuenta. Desde que entramos a esta tierra solo hemos encontrado forasteros, incluyéndolo a usted. Sabemos que los elfos de este país se han cerrado a tratar con los extranjeros, pero eso no da razón para que abandonen sus fronteras. Aunque no me sorprende, la noticia de la muerte del alto elfo Ibbhin Mirel de Eberor ya debe saberse en todo Alfheim. Pero descuide, señor Dheliom, mis hechizos de ocultación son los mejores; el campamento no corre ningún peligro.

En ese momento, se encontraban en las ruinas de un edificio semi-subterráneo. Yawel le había invitado esa tarde a compartir hidromiel.

—No quiero ser indiscreto, pero ¿es posible que su misión en esta tierra sea a causa de esa noticia tan importante?

—Muy buena intuición —Yawel sonrió tristemente—. Confío en usted, sacerdote, así que le contaré todo. Se trata de una traición: quien mató a Ibbhin fue uno de sus súbditos. Este huyó a estas tierras y recibimos la misión urgente de capturarlo. Pero me temo que no pasarán muchos días antes de que la orden cambie, por eso la prisa.

—La pista que tienen…

—Ya hemos localizado al grupo que presuntamente eliminó al conocido del sospechoso Enrio. Por el momento, mis elfos los espían. Espero el informe final para definir de qué forma actuar.

—Cabe la posibilidad de que ese grupo sea el que yo busco. Le pido que considere mostrar la misma diplomacia que mostró conmigo.

Yawel miró a Nial, seria esta vez.

—Eso dependerá de qué forma se comporten. Han matado en Castlin y Castlin tendrá que juzgarlos, pero si tienen algo que ver con mi misión, ciertamente serán interrogados.

—Entiendo.

—Así que, mi señor Dheliom, si tiene algo que decir sobre ese grupo que usted busca, es el momento de ser sincero, justo como yo he sido ahora.

Muy astuta era esa capitana. Nial tenía que reconocer que, de ser posible, casi no le desagradaba como todos los demás. Un movimiento astuto es dar información por información. Nial, a esa altura, sabía que ella se había especializado en la magia reveladora. Mentirle no era una opción inteligente. Se había metido en un problema interesante y debía pensarlo rápido.

—Me temo que las personas que yo busco no son elfos, mi señora Yawel. Así que dudo mucho que tengan algo que ver con las tramas políticas que enfrentan los reinos de Alfheim. Si son ellos y han matado a ese hombre, deben tener una razón de peso. Ellos tienen el favor de la luna y mi deber es guiarlos.

Yawel lo miró ciñendo el entrecejo, hizo el intento de preguntar algo, pero cambió de idea de inmediato.

—No indagaré más en el asunto —suspiró—. Hay muchas cosas misteriosas, pero no usaré mi misión como excusa para meterme en el asunto de otros. Sin embargo…

En ese momento, entraron en el recinto dos elfos agitados, llamando a la capitana Yawel. Uno de los elfos era Bheredith, el primer elfo con el que Nial se encontró.

—¡Señora Yawel, los de Castlin se han movido antes que nosotros! ¡Han capturado al grupo que nos mandaron espiar! ¡También han capturado a dos de los nuestros!

—Cálmate y cuéntame los detalles.

—Ha sido una operación perfecta, es claro que planearon cada paso que dieron. En menos de lo que se pone una flecha en el arco, rodearon a los forasteros. Incluso aunque estos hubiesen querido oponerse, simplemente les hubiese resultado imposible, mi señora; todo un regimiento de elfos guerreros de Castlin los rodeó, y de paso a dos de los nuestros. Nosotros dos apenas pudimos escapar.

Yawel se levantó de la silla y cerró los ojos mientras se tocaba la frente con la mano derecha. Todos guardaron silencio observándola; Nial sospechó que ella debía estar sondeando su hechizo de ocultación del campamento. Ella sonrió.

—Vaya, me temo que mi hechizo fue comprometido; ya estamos rodeados. ¡Avisen a todos que nos rendiremos!

Y así ocurrió. Cuando salieron del semisubterráneo, se encontraron con toda una multitud de elfos guerreros. Nial apreció las ropas color lila, todos llevaban antifaces hechos de hojas carmesí. Los elfos de Castlin se veían bastante terroríficos, todos llevaban arcos y espadas, pero no se movían ni un centímetro.

—¡Declaramos nuestra rendición y pedimos el trato justo que un elfo debe a otro! —dijo Yawel—. Les pedimos que dejen libres a la tercera parte de mi grupo, como se hace en estos casos, y traten con justicia a los prisioneros.

Las risas se escucharon entre la multitud de elfos de Castlin.

—¿Prisioneros? —la voz de una mujer se alzó por encima de las risas. Una elfa salió de entre la multitud. Tenía el cabello negro y se quitó el antifaz, revelando unos ojos color cobre—. No habrá prisioneros, todo el mundo es libre, mi queridísima Yawel de Eberor.

Yawel entrecerró los ojos y Nial la escuchó murmurar un nombre.

—Esthel.

—Todo el mundo es libre en Alfheim. Todo conflicto originado por el juego de los dioses será olvidado y todo rencor será olvidado, así lo manda el rey de reyes. El más importante, el más notorio de los elfos, el rey Q’llian, soberano de los cuatro reinos élficos. Señor de señores.

—Entonces soy libre, ¿no es así Esthel?

En ese momento, aparecieron Enrio y Kyon, alzando sus cadenas.

—Oh, Enrio, qué bueno que te hayamos encontrado. El rey estará contento de verte. ¡Libérenlo!

Los subordinados de Yawel la miraron y ella dio su autorización con un ademán de la cabeza. Enrio y Kyon fueron liberados.

—Entonces —se atrevió a decir Yawel—, Reinn ha ganado, ¿cierto?

Esthel le sonrió alegremente, con una sonrisa demasiado expresiva.

—Todo Alfheim ha ganado. Los reyes de Fehr y Eberor firmaron la paz y dieron su apoyo al rey Q’llian de Reinn, y acto seguido se envió una embajada a Castlin, precedida por mí, obviamente, y el pueblo de Castlin estuvo de acuerdo en dar por terminado, por fin, este asunto del juego de los dioses. Q’llian es ahora rey de todos nosotros.

—Es por la muerte de Ibbhin, todo fue por eso. Con su muerte, el rey Mirel se vio contra la espada y la pared —Hilel, el hermano de Yawel, apretaba los puños mientras decía esas palabras—. El reino de Reinn está detrás de todo esto entonces. ¡Ustedes fueron los que planearon usar a Dortolaf para que matara a su señor Ibbhin! ¿No es más que un plan tuyo, cierto, víbora de Reveryn? ¡Si tan solo hubiésemos encontrado a Dortolaf!

—Yo maté a ese imbécil —dijo Enrio orgulloso—. Tú, Yawel, tienes buen ojo, hiciste bien en sospechar de mí, pero tu misión ya había fracasado.

—Mataste a las hermanas de Dortolaf, ¿cierto? —Hilel seguía molesto—. Elein y Astari desaparecieron mucho antes de la muerte de Ibbhin. ¿Tuvieron ellas que ver en la traición?

Enrio cruzó los brazos.

—Maté a la mayor, la menor se escapó. Mandé a Diore por ella, pero el muy idiota apareció muerto. Ellas no eran traidoras, solo prisioneras. Fueron el incentivo para que Dortolaf hiciera su trabajo.

—¡Tú…!

—¡Silencio! —dijo Esthel—. Como ya dije, es la orden del rey perdonar y olvidar todas las afrentas que se hayan podido cometer durante el juego de los dioses. Es la forma en la que la paz entera regresará por fin a todo el mundo.

—¡Muy conveniente para tu rey, tapar la deshonra de mandar a secuestrar y matar a los inocentes!

La mirada de Esthel relampagueó dejando de sonreír.

—Solo te permitiré ese insulto; al siguiente perderás la cabeza.

Todos los guerreros de Castlin apuntaron con sus armas al grupo de Yawel.

Yawel colocó su mano en el hombro de su hermano Hilel.

—Cálmate, así resultaron las cosas. No es solo astucia, es una decisión digna de un rey. Sin la promesa de perdonar todos los crímenes, ningún reino hubiese cedido. Ya ha sido mucha la sangre que nos trajo este juego de Asgard.

Esthel volvió a sonreír.

—¡Bien dicho! Y como la primera víctima de todo este asunto fue el noble rey Tinred de Castlin, que murió trágicamente en la isla de Iristar, fue decisión del rey Q’llian que su coronación se realizara en la ciudad de Il-Castlin. El rey de reyes ya se dirige hacia acá con una comitiva de cada reino. Así que vamos, todos estamos invitados a la coronación, será un acto digno de ver.

Nial pensó que todos esos acontecimientos tan trascendentes no eran casualidad que ocurrieran justo cuando los viajeros de Midgard fueron enviados a Alfheim. La diosa de la luna los envió en el momento correcto por algún motivo. Nial miró hacia Enrio, que también lo miraba.

—Se da cuenta, sacerdote, nada pasa por casualidad en las tierras de Castlin.

—Eso veo, señor Enrio, le parece casualidad solamente a los que desconocen el plan.

—No se pierda la coronación del rey y será espectador de algo muy interesante. Además, todos los caminos van ahora a Il-Castlin; seguro encuentra a sus amigos allí.

Enrio siguió a Esthel, que ya se marchaba junto a los guerreros de Castlin. Nial no tenía pensado perderse la coronación; si todo crimen había sido perdonado, lo más seguro es que los campeones de Hécate pensaran en ir a la ciudad de Il-Castlin a abastecerse. La misión de Yawel podía haber fracasado, pero la de Nial continuaba y quería terminarla pronto. El humano, Devan Tudor, necesitaría su guía, el humano que recibió la runa más poderosa: la runa blanca, la runa vacía. La runa que representaba al de muchos nombres, al mismísimo padre de todos, la más grande herencia del conocimiento de Odín. La runa de la vida y la muerte.

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Maria Elena Delgado Mercado
Huy que interesante se pone la novela, gracias
Dylan Rod
Me encanta, esperando a por el siguiente capítulo. Muero por saber que pasará
Kilian Hunter
El título de este capítulo en elfico de Alfheim dice: Fiesta en IL Castlin.
Dylan Rod
Me encanta esta novela
Dylan Rod
Más capítulos por favor
ciara_UwU
¡Necesito más, por favor! 🙏
Kilian Hunter: El volumen 2 está casi listo. gracias por leer! 😊
total 1 replies
Isolde
Estoy enganchada a tu historia, por favor, actualiza pronto. 🙏🏻
Kilian Hunter: gracias por leer! el volumen 2 ya está casi listo.
total 1 replies
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