Roselin sufrió a causa de su primer amor, por una infidelidad por parte de su pareja decide separarse de forma inmediata, sin embargo, su corazón roto no dejaba de doler, por esto decide ir a un bar y beber un poco. A causa del alcohol Roselin termina pasando la noche con un desconocido que resulta ser un atractivo CEO, está intenta ignorarlo, pero ¿Podrá resistirse a los encantos de aquel hombre tan encantador y directo?
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Indiferente
De un momento a otro ninguno de los dos tenía alguna prenda sobre sus cuerpos, ambos seguían intercambiando besos de forma intensa, antes Roselin sentía que sería devorada en cualquier momento, pero ahora estaban parejos, ambos se deseaban con fuerza.
Sebastián comenzó a acariciar el cuerpo de Roselin mientras repartía besos en cada rincón del cuerpo de esta, esta soltó un suave suspiro lleno de excitación, Roselin no pudo evitar enredar sus dedos en el suave y oscuro cabello de Sebastián. Cuando se unieron finalmente, Roselin incrustó sus uñas en la espalda de Sebastián y este jadeo al sentir el apretado interior retraerse.
Los cuerpos se movían de un lado a otro con fuerza mientras intentaban alcanzar el tope de sus sensaciones, era difícil saber que pasaba por la mente de ambos, pero estaba claro que ambos se sentían bien.
Roselin repetía una y otra vez el nombre de Sebastián mientras este aceleraba el ritmo con cada movimiento.
Los labios de Roselin estaban levemente hinchados a causa del avivado intercambio entre ambos. Con el paso de un par de rondas más el cuerpo de ambos cedió totalmente ante el cansancio, Roselin se quedó profundamente dormida sobre el pecho de Sebastián, sin embargo, a este le costó un poco más dormirse, no estaba acostumbrado a dormir con una respiración tan cálida sobre su cuerpo.
Al cabo de un par de horas Roselin despertó, al mirar su teléfono vio que eran aproximadamente las cinco y media, esta se levantó lo más rápido que pudo y tomó una ducha rápida.
Al salir del baño se vistió rápidamente y volvió a ver que sin importar si estado, cuando se trataba de Sebastián las cosas nunca terminarían como ella deseaba, tampoco se lamentaba, en realidad se sintió lo suficientemente bien como para no tener queja alguna.
Roselin tomó rápidamente todas sus cosas y se dispuso a irse, debía admitir que aquella casa se veía realmente más confusa con las luces apagadas, no como para perderse, pero eran demasiados pasillos y algunos eran demasiado largos.
Conducir hasta su casa fue realmente un martirio, su cintura dolía y tenía tanto sueño que le costaba mantener sus ojos abiertos, era demasiado fastidioso conducir, pero no estaba dispuesta a despertar junto a su jefe, el amor tampoco estaba muy presente en sus planes. Debía admitir que era tarde para retroceder ante su jefe, pero todavía tenía la oportunidad de dejar lo que tenían como algo superficial.
Al llegar a su casa se dejó caer sobre su cama, su cuerpo pesaba y estaba demasiado cansada, al menos se duchó antes de salir, estaba claro que no tenía ganas siquiera de cerrar las cortinas de su habitación.
Cuando Sebastián despertó eran casi las once, lo único que pudo despertarlo fueron los fuertes rayos de sol que golpeaban su rostro con intensidad, cuando se giró descubrió que otra vez la mujer con la que pasó la noche ya no estaba junto a él, ya se le había hecho costumbre abandonarlo después de estar juntos.
Sebastián se sentía cansado, con toda la flojera de su alma se levantó y fue a la empresa, llegó justamente en la hora de descanso para el almuerzo, Sebastián creyó que Roselin no estaría, pues estaba claro que si él estaba candado ella debía estar el doble de cansada. Al parecer tuvo que rectificar sus pensamientos, pues, Roselin estaba comiendo en su oficina, su rostro se veía levemente tranquilo, no había rastro de cansancio en su rostro, esto molesto un poco a Sebastián.
Aunque Sebastián tenía la impresión de que Roselin estaba totalmente tranquila y descansada, la realidad era muy diferente a lo que él pensaba, en realidad Roselin llegó justo en su hora de llegada, pero llegó realmente agitada, pues se había quedado dormida. Por otra parte, el cuerpo de Roselin pesaba y sentía una leve punzada en su cintura, sin embargo, decidió ignorar todos sus dolores para trabajar tranquilamente.
—Buenas tardes, lamento llegar tan tarde.
—Buenas tardes, no hay problema, hoy no tiene reuniones ni nada especial por hacer.
La tranquila y desentendida actitud de Roselin hizo que Sebastián sintiera un poco de resentimiento, era la primera vez que era tan despreciado por una mujer, era algo que no lo dejaba estar tranquilo, sin embargo, decidió ignorar tal cosa y concentrarse en su trabajo.
Antes de que Sebastián pudiera notarlo Roselin tuvo que irse con Santiago, por primera vez en toda su existencia Sebastián se arrepintió de una de sus decisiones, ya no quería que Roselin pasará tanto tiempo con su hijo, mucho menos cuando se dedicaba a ignorarlo después de una noche juntos.
Cuando Roselin se fue Sebastián pidió que le trajeran algo de comer, con el apuro de haberse quedado dormido tuvo salir sin comer y después simplemente olvidó el hecho de que no había comido, al menos tenía trabajo que hacer, Roselin era tan eficiente que nunca quedaba nada que hacer, siempre terminaba todo lo que se asignaba el mismo día.
Sebastián soltó un largo suspiro mientras miraba su computadora, ¿Por qué la indiferencia era la mayor característica de esa mujer? Sebastián había tratado con todo tipo de mujer, pero esta era la que más problemas internos le causaba. Increíblemente, al ser la más diferente a todas las mujeres con las que Sebastián tratado la hizo ser la que más llamó su atención, ya él no sabía quién casaba a quien.