En La Trampa De Un Mafioso

Mientras tanto Victor llegó a la mansión de Dominik encontrandola totalmente vacía, comenzó a arrojar al piso cualquier objeto que se cruzaba en su camino, maldiciendo a Dominik una y otra vez.

— ¿Dónde está ese maldito bastardo?— Preguntó Víctor con la mirada furiosa.

De repente escuchó una voz detrás de él y el volteo de inmediato.

— Señor Ramírez, Ell señor López quiere hacer una tregua— dijo el hombre llamado José.

—¡¿Tregua?!— Grito enojado Víctor arrojando una copa al suelo— No hago treguas con alguien que tuvo la culpa del asesinato de mi hermana.

Víctor camino sobre los vidrios de la jarra que se le había caído a Dominik una hora antes, observando dos vasos llenos de agua.

—¿Dominik está saliendo con alguien?— preguntó Víctor.

José lo negó, sabía que decirle la verdad haría que la furia de Víctor creciera. José había sido amigo de ambos desde los 10 años, había visto como se habían convertido en enemigos. Lo que más deseaba era no verlos muertos.

— Mi pequeña hermana, no pudo cumplir sus sueños, murió sin saber que tenía un hermano mayor— Dijo Víctor sosteniendo con fuerza el colgante en forma de corazón que tenía cenizas adentró.

Víctor apretó el colgante con fuerza, sintiendo cómo las cenizas de lo que quizás era su hermana se deslizaban entre sus dedos como un recordatorio doloroso de su pérdida.

—Mi hermana fue un angel — continuó, su voz quebrándose. —Iris no merecía sufrir de ese modo.

José, con el corazón encogido, se acercó un poco más, sabiendo que este era un momento delicado.

— Lo sé —dijo José, intentando razonar con él — pero Dominik no tuvo la culpa, el dia que Iris murió, el se sumergió en la oscuridad.

Víctor lo miró con desdén.

—Pero hay algo que nunca te he contado... El cuerpo de Iris jamás fue encontrado— Dijo Víctor asinserandose.

Las palabras cayeron como un peso sobre el ambiente. José se quedó en silencio, procesando la revelación.

—¿Qué quieres decir?— preguntó, su voz casi un susurro.

—La policía nunca encontró su cuerpo. Todo lo que tenemos son fotografías y su ropa que encontraron en su casa fue insinerada y está aqui— Dijo Victor señalando el colgante en su pecho.—Nadie sabe realmente qué pasó con ella, la idea de que su cuerpo estuviera en algún lugar, olvidado, me consume. No puedo dejar que eso quede impune.

José sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que esto podía ser un punto de quiebre para Dominik un camino oscuro del que podría no regresar.

—Lo siento, Victor —dijo José, su voz llena de compasión—. No puedo imaginarme lo que debes estar pasando. Pero debes saber que Dominik no es el mismo hombre que conocimos hace años. Ha cambiado mucho después de lo que pasó con Iris.

Victor se rió, una risa amarga.

—¿Cambiar? —repitió Victor—. ¿Cómo puede cambiar alguien que es capaz de hacer algo tan monstruoso?

José se mantuvo en silencio, sabiendo que no había nada que pudiera decir para justificar las acciones de Dominik.

—¿Dónde está? —preguntó Victor de nuevo, su voz más baja y controlada.

José se encogió de hombros.

—El no luchara contigo— dijo — Lo hace por Iris y por qué algún día fuiste su amigo.

— No será divertido, si es tan facil— Contestó Victor.

De repente, Victor se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta.

—Voy a encontrarlo —dijo Victor, su voz llena de determinación—. Y cuando lo haga, voy a hacer que pague por lo que hizo.

José se quedó en silencio, sabiendo que no había nada que pudiera hacer para detener a Victor. Solo podía esperar y ver qué pasaba a continuación.

Mientras Victor se iba, José no pudo evitar sentir una sensación de tristeza y preocupación. Sabía que la situación entre Victor y Dominik era peligrosa y que podía tener consecuencias graves.

José se dirigió hacia la cocina, donde había dejado su teléfono. Lo cogió y marcó un número. Esperó un momento hasta que alguien respondió.

—¿Dominik? —preguntó José, su voz baja y seria—. Victor está buscándote. Ha estado en la mansión.

Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea.

—¿Qué pasó? —preguntó Dominik finalmente.

—Victor está enfurecido —respondió José—. Ha estado hablando sobre Iris y sobre cómo no puede dejar que su muerte quede impune.

Dominik suspiró.

—Lo sé —dijo—. Lo he estado esperando. Pero no puedo dejar que Victor me encuentre. No puedo dejar que me haga daño.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó José.

—Voy a desaparecer por un tiempo —respondió Dominik—. Voy a encontrar un lugar seguro donde pueda esconderme hasta que Victor se calme.

José asintió, aunque sabía que no era una solución definitiva.

—Ten cuidado —dijo—. Victor no es alguien que se rinda fácilmente.

—Lo sé —respondió Dominik—. Pero tengo que intentarlo. Adiós, José.

La línea se cortó y José se quedó solo en la cocina, pensando en la situación y en lo desastroso que sería revelar que Iris jamás fue encontrada.

Al día siguiente Osiris despertó, Dominik al verla corrió hacia ella.

— Perdón — Dijo sosteniendo su mano.

Osiris se levantó sin decir una sola palabra, y camino hacia el espejo. Se sorprendió al verse pues había soñado que tenía otro rostro. Una voz en su cabeza decía muy fuerte

— ¡Deja de ocultarte!—

Osiris movió la cabeza de un lado a otro, negando la voz en su cabeza.

Dominik la vio extraña y camino hacia ella.

— Osiris, no estás bien— dijo queriendo abrazarla.

Osiris observó hacia la nada, comenzando a recordar el momento exacto del accidente donde habia asesinado a su familia.

SEIS AÑOS ATRÁS.

— Madre, por qué no te importo? — Preguntó Osiris desde el asiento trasero del auto.

Osiris tenía quemaduras por todo el cuerpo, y con dificultad podía moverse por el dolor. Aún el efecto de la droga la mantenia sedada.

—El pago por lo que acabas de pasar vale la pena —contestó la madre de Osiris— No ves que ese hombre nos dio mucho dinero por tí.

— ¿Sabes lo que me acaba de pasar acaso?— Preguntó Osiris.

— ¿Lo satisfaciste bien? — contestó la madre de Osiris con un tono arrogante.

— Tu hija es nuestra mina de oro— dijo el padre de Osiris— Su verdadero padre no imaginaria lo que acaba de pasarle.

Osiris comenzó a llorar sin poder entender por qué su madre estaba de acuerdo. Si bien sabía que el hombre a quien le había dicho padre por más de 15 años no era su padre.

— Recupérate, por qué en tres días volverás a venir— Dijo su padre.

Osiris se sintió abrumada, suspiro antes de tomar fuerza y se quitó la agujeta de su zapato.

— Mamá, vayamos juntas al infierno — dijo Osiris con una sonrisa.

Su madre se rió sin entender lo que haría a continuación.

— Fui violada por más de un hombre, ustedes también lo hicieron— dijo Osiris con resignación.

Osiris comenzó a asfixiar con la agujeta a su "padre" utilizando toda su fuerza, su madre intentaba ayudar a su amante así que cuando un trailer los envistio nadie pudo darse cuenta.

El auto rodó por una pendiente hasta caer en un lago.

Continúaraa