La nobleza de Susan Fontaine era demasiado, tanto que por las relaciones familiares y el bienestar de su padre, ella le propuso casarse a Arturo Lacronte, el Presidente de la Multinacional más importante de la Región y prometido de su hermana, la dulce niña por cariño a su padre le propuso estar casados durante un año y es que una de las razones es que Arturo Lacronte según su madre no puede enojarse con la familia Fontaine de lo contrario sus empresas desaparecerán. El padre de Susan estaba muy enfermo, un infarto lo había dejado en cama, todo por descubrir a su hija mayor envuelta con su amigo que bien podría ser su padre, incluso Gabriela Fontaine se había escapado con su amante tres días antes de su matrimonio con Arturo Lacronte, pero Susan no podía permitir que su padre sufra más, por ende ella llegó a un acuerdo con Arturo Lacronte, por supuesto la familia había ocultado del poderoso hombre la verdadera razón por la cual se convertirá en la noble esposa del Presidente.
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CAPÍTULO 11
— ¿Qué te ha pasado? —Antes de que Arturo llegará a ella, Susan se había desvanecido, la mujer estaba completamente golpeada, tenia rastros de haber sido arrastrada, Por supuesto que el hombre no dejó caerla, la cargo en brazos y se la llevó hasta la habitación con la que contaba en su oficina posterior a eso había llamado a su asistente, que ya se encontraba parada en la puerta, por supuesto que nadie iba a estar tranquilo sabiendo que la esposa del Presidente estaba en esas condiciones.
— Llama a un médico de inmediato - Rugió Arturo, parecía ansioso, pero a la vez mantenía la calma.
— Ya está en camino señor, yo me he tomado el atrevimiento de llamarlo - Expuso la asistente.
— Has vuelto a recuperar tu sueldo de este mes, hazlo pasar de inmediato— Arturo volvió a dirigirse en dónde estaba Susan, la estaba observando, estuvo cerca de acariciarle el rostro, pero prefirió mantener sus manos lejos de ella, en eso la puerta volvió a abrirse.
— Señor, el Médico ha llegado - La asistente venía acompañado de un hombre.
— Puedes retirarte - La mujer salió y Arturo quedó en compañía del doctor.
— Una Ambulancia está abajo por si requiere de traslado en el caso de que cuente con alguna factura - Antes de que el doctor continúe, Susan había emitido un grito de dolor, su frente a pesar de tener rasguños y algunos moretones, también estaba sudada.
— Señora ¿Qué ocurre? - El doctor se percató de que Susan se había llevado las manos en el abdomen, Arturo recibió una llamada muy importante, pero el hombre lo había ignorado.
— ¿Qué está pasando con ella? - Su voz se escuchaba un poco ansioso.
— Aguarde un momento afuera, voy a atenderla - indicó el médico gentilmente.
— Es mi esposa, he visto absolutamente todo de ella - Gruño Arturo molesto, el médico no protestó pensando que quizás Arturo está celoso, puesto que incluso con los golpes Susan se veía hermosa.
Pero entonces, teniendo en cuenta de que la mujer ya estaba al cuidado de un Médico, Arturo salió de la habitación tomando la decisión de marcar el número de alguien, la llamada había sido tomada antes del Tercer tono.
— Averíguame que ha pasado en la casa Grande - La voz de Arturo era escalofriante, la persona al otro lado de la línea había recibido la orden, Arturo no había dicho absolutamente nada más terminando con la llamada, se había quedado observando la Gran Ciudad desde la Ventana, en eso una nueva llamada había caído a su teléfono al ver de quien se trataba lo había contestado.
— ¿Voy junto a ti en la Empresa para almorzar? - La dulce voz de Gabriela se había escuchado, Arturo miró la puerta de la habitación en donde Susan estaba siendo atendida antes de dar su respuesta.
— Paso por ti, espérame en tu casa nada más - Arturo colgó, miró su reloj, efectivamente ya era hora de ir, pero antes de salir a su Cita se dirigió a la habitación.
— Señor, la tendré que trasladar al hospital, su esposa fue envenenada - Arturo no mostró mayores cambios en su rostro al escuchar las palabras del doctor, el hombre solamente asintió, aquella reacción le pareció raro, pero no le informo de más nada al hombre.
— Bien, has lo que quieras con ella - Arturo salió de su Oficina, le dio algunas indicaciones a su asistente y se marchó de la Empresa.
Dos horas después, el hombre se dirigió al Hospital en dónde le habían informado que Susan fue trasladada, pero antes de seguir avanzando hasta llegar a la habitación de su esposa, un fuerte golpe había caído por encima de su perfecto rostro, el pabellón en dónde se encuentran era un área Privado, Arturo mostró la furia en sus ojos luego de recibir aquel golpe, pero más lo molesto saber quien se lo había propinado.
— ¿Qué demonios te pasa? - El hombre agarró del brazo a Daniela.
— Eres un imbécil, mientras Susan está aquí, tú te estás revolcando con Gabriela porque no le das el divorcio maldita sea, ponte los pantalones y déjala, ya volvió tu gran amor ¿Verdad? Entonces dale el divorcio a Susan - la joven estaba furiosa, por supuesto que a ella le dolió ver a su mejor amiga en esas condiciones.
— Sabes que eres la primera persona que se atreve a golpear a Arturo Lacronte - El hombre estaba furioso, y Daniela sabe que puede morir en manos del hombre, pero aquello a la mujer no le importa en lo absoluto.
— Me importa un carajo quién demonios seas tú, Susan es como una hermana para mí, y si tú le haces daño te encuentras conmigo, porque ella es demasiado buena para caer en las manos de una bestia como tú, y mejor cuida a tu amor, porque si descubro que todo esto tuvo que ver con ella.
— Puedes callarte - Daniela se enfureció más al escuchar que Arturo estaba dispuesto a defender a Gabriela.
— Señor Lacronte - el doctor salió en ese preciso momento interrumpiendo aquella guerra de miradas asesinas, aunque Arturo va a lidiar con Daniela de otra manera.
— ¿Qué hay de malo en ella? - Antes de que el doctor respondiera, Daniela golpeó con el hombro a Arturo.
— Su esposa fue brutalmente golpeada, pero no hay daños muy graves con respecto a los golpes, no hay fracturas internas, pero el veneno, bueno, hicimos todos los estudios requeridos y descubrimos que fueron dos pastillas y las consecuencias - el doctor se detuvo antes de dar su diagnóstico, Daniela también lo estaba mirando fijamente y ni decir de la intensa mirada de Arturo que inquietaba al doctor.
- Habla de una maldita vez - Espeto el hombre ya no dispuesto a soportar esto.
— El veneno daño el Útero de su esposa, y es imposible que ella pueda quedar embarazada - Daniela sintió que el oxígeno no llegaba a los pulmones, su rostro se había puesto pálido, sus manos tiemblan al escuchar aquello.
— ¿Qué acabas de decir? - Arturo frunce fuertemente sus cejas, su rostro nuevamente no demostró ninguna emoción, pero en sus ojos había un brillo raro.
— Su esposa no puede quedar embarazada - El médico tenía miedo de la reacción de Arturo, pero el hombre solamente se había dado la vuelta, mientras Daniela se había quedado como una estatua en su sitió.