Ella es una chica que vive su vida segura de que no nació para amar, mientras que él es un hombre que ya amó una vez pero que no supo hacerlo bien.
Una noche se encuentran en una situación extraña sin saber que el destino ya lo tenía todo planeado.
NovelToon tiene autorización de Roxane Enriquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Diez
Renato llevaba oyendo a su secretaria hablar más de diez minutos, había entrado con unos papeles en las manos que supuestamente debía dejar en la oficina para que él los revisara y ahora no entendía porqué no se iba a su puesto y lo dejaba trabajar en paz.
Llevaba un rato sin poner atención a lo que la mujer le decía, no era una conversación interesante, más bien simplona, además su tono de voz era bastante fingido como también lo era su expresión corporal, pero aprovechaba que la tenía delante para analizarla.
La rubia debía de tener cerca de veinticinco años, era guapa eso no se podía negar, del tipo que va gritando soy mucho para algunos, estaba vestida muy sugerente para una oficina y más para estar sentada en frente de la puerta de el dueño de la empresa pero lamentablemente él no había impuesto requisitos de vestimentas así que si no sobrepasaba los límites no se podía quejar, llevaba los labios pintados de un rojo intenso recalcando lo carnosos que le lucían o lo rellenos de silicona que los tenía, no podía definir y sus gestos al hablar eran provocativos, se tocaba las caderas por encima de la ropa y movía el pelo como si estuviera invitando a su interlocutor a algo más que a una simple conversación.
- Y estoy segura de que a usted le encantará que yo se lo muestre.
La escuchó al momento en que volvió a poner atención a sus palabras pero el hombre enseguida se abstrajo nuevamente en sus pensamientos sin importarle lo que ella pudiera estar diciendo.
Se percibía que aquella mujer intentaba seducir con cada bocanada de aire que llenaba sus pulmones sin importarle ser demasiado evidente, al final eso era lo que quería, ser notada, pero ni loco él iba a caer en eso, si metía a su amigo en aquella rubia estaba seguro de que al momento lo sabrían hasta los pingüinos del polo sur y eso restaría credibilidad a su empresa, su regla principal siempre había sido nada de sexo en la oficina, y en toda su vida únicamente la había roto por Julianna cuando era su esposa.
La secretaria se llamaba Lisett y la había contratado por medio de un excompañero de universidad que se la recomendó muy bien, según él trabajó en la empresa de sus padres pero no era del gusto de su prometida ahora que él se encargaba de los negocios y la pobre chica era muy buena en su trabajo y no merecía quedar en la calle, así que la puso a prueba como un favor y la había dejado en el puesto por puro acomodo.
Se rió en su mente, mirándola detalladamente comprendía a la prometida de su excompañero y no iba a culparla por no quererla cerca de su futuro esposo.
No podía decir que era mala secretaria, pero pensándolo bien no había que ser un genio para atender el teléfono y teclear algún que otro documento pues con la experiencia que él tuvo con Serena no iba a dejar nuevamente que cualquiera tuviera acceso a cosas importantes de sus empresas aunque tuviera que pasar los borradores él mismo.
- Señor Patel¿Lo estoy aburriendo?- Renato abrió los ojos asustado, ni cuenta se dio en que momento la mujer se acercó tanto a él.
- Lisett, tengo que hacer varias cosas antes de ir a una reunión importante que tendré en un rato, por favor ve a tu puesto y no te muevas de allí.
El hombre intentó mover su silla hacia atrás para alejarse de ella pero la miserable tenía las ruedas atascadas con la alfombra.
- ¿Está seguro? Yo puedo serle de mucha utilidad.- le dijo casi poniendo sus abultados senos debajo de la barbilla del hombre.
- Sí Lisett, estoy seguro, por favor sal ahora de mi oficina.
- Como usted diga señor Patel.
Renato vio a la mujer caminar hacia la puerta y puso la vista nuevamente en su ordenador.
- No lo puedo creer.- dijo por lo bajo Danara.
Llevaba rato esperando que aquella bendita puerta se abriera para entrar y cuando al fin lo hace por ella aparece la secretaria del hombre arreglándose descaradamente la ropa y el pelo en una flagrante demostración de lo que había sucedido dentro de la habitación.
La chica había llegado hacía unos cuarenta minutos para tener una reunión con su socio y futuro lo que fuera que él quisiera ser, hacía ya una semana que se habían visto en la empresa Parisi y no habían tenido un encuentro más aunque a ella no le faltaron ganas de buscarlo al recordar lo sucedido en el baño de la discoteca, así que podía decirse que estaba desesperada por verlo.
Al pedir pasar a la oficina del presidente la secretaria le indicó que se sentara a esperar pues el hombre no podía atenderla todavía y veinte minutos después de estar allí y de sacar paciencia de algún lugar que no sabía que tenía vio a la rubia entrar al despacho moviendo descaradamente las caderas.
Se había cansado de estar sentada sin hacer nada mientras esperaba que le avisara que podía entrar y caminó de un lado a otro del piso de la presidencia de la empresa con impaciencia por otros veinte minutos más hasta que su desilusión se materializó con forma de mujer.
Miró a la rubia parada en la puerta y esta le ofreció una sonrisa de satisfacción que no entendía a cuenta de que venía y algo hirvió dentro de su pecho, ya veía que él no era como ella habría querido, él era exactamente el tipo de hombre que nunca encajaría en su vida, al parecer si había algunas cosas en las que todavía era una niña.
La pelirroja movió la cabeza de un lado al otro con una sonrisa sarcástica en el rostro y sin decir ni una palabra se dirigió al ascensor, su reunión de aquel día había terminado sin aún empezar, de hecho, le parecía que su presencia en aquel negocio ya no era muy de fiar si precisaba tener la seguridad de que no iba a meter una bala en la frente de alguien, hablaría con su padre y se encargaría de otra cosa.
Una hora después Renato miró el reloj en la parte inferior de su ordenador, Danara debía de haber llegado hacía mucho tiempo, al parecer la niña Parisi no era tan responsable como pensaba su padre, si no iba aparecer o no iba a llegar a tiempo al menos debió avisar.
muchas gracias autora por todo tu trabajo y esfuerzo 💕