Mi Falso Prometido.

Despierto en mi habitación y al recordar lo que había hecho la noche anterior tape mi cara con las sábanas e intente desaparecer de la tierra. La noche anterior me había atrevido a besar a mi jefe y aunque ambos acordamos fingir estar en una relación, jamás habíamos hablado de eso. Volví a salir de debajo de las sábanas y dirigiéndome a la ducha me preparé para nuestro viaje de regreso.

Luego de volver la noche anterior, Dylan no dijo una palabra y yo solo me encaminé a mi habitación para evitar tener que verle su rostro. No le atrevía a explicarle lo que había sucedido ni por qué había hecho aquello.

Cuando termine de alistarme baje con mi maleta hecha cancelé la habitación y me dirigí hacia el restaurante para desayunar. Luego de unos minutos mi jefe llegó y evitando su mirada, vi como se dirigió hacia mí y tomando asiento en mi mesa saludo como si nada.

— Buenos días, ya pediste — Veo como toma la carta y él también se veía algo incómodo así que suspiré y dije.

— Lo siento, no debí sobrepasarme contigo anoche. No debemos hacer más grande eso de lo que fue...

— ¿Hablas del beso?

Desvío la mirada y carraspeando mi garganta contestó.

— Sí... te tome por sorpresa lo siento...

— Nerea no es la primera vez que una mujer me besa, tranquila. No robaste mi pureza ni nada por el estilo. — Veo como sonríe y haciendo lo mismo digo.

— Eres un idiota. — Sonreí aún más y al ver como nuestros colegas se acercan dice.

— Lo bueno de todo esto que a ellos ya no les quedó dudas de nuestra relación, así que al volver tendremos que seguir con nuestro plan.

— Entiendo, ¿qué planeas hacer? Yo tenía planeado presentar a nuestras familias cuando mis padres llegarán a visitarme en dos semanas.

— Yo tenía planeado hacerlo antes. — Miró sería a Dylan y escucho atentamente lo que tiene para decir— Mi padre ya sabe de nuestro romance, o por lo menos sabe que una de las arquitectas y yo estuvimos muy cercanos en nuestra estadía aquí.

— Vaya te tiene muy bien vigilado.

— Bueno desde que el liderazgo de la empresa está en juego, cualquier mujer que se acerca a mí, mi padre está al tanto. Mi secretario le informa de mis movimientos desde hace un par de meses.

— Vaya ¿y aun así lo mantienes a tu lado?

— Es bueno en su trabajo, además solo le informa lo que yo quiero que le informe. — Veo como sonríe pícaramente y agrega.— Quiero que cuando lleguemos vayamos a cenar con él. Luego podremos hacer la cena que tienes planeada.

— Pero... recuerda que mi familia piensa que yo ya estoy comprometida, no que me voy a comprometer. ¿Cómo le explicaremos esto a tu padre?

— Ya lo pensé bien, le diré que yo ya había pedido tu mano, pero que cuando el abuelo puso esa cláusula no quise mencionarlo por miedo a que tú pensaras que solo me quería casar contigo por ese hecho.

— Vaya, eres muy buen mentiroso, ¿debo preocuparme? — Veo como me mira y luego agrega.

— Prometimos no mentirnos y eso voy a hacer.

— Está bien, — Veo como mira mi mano y entregándome un anillo dice.

— Por cierto... ten, este anillo era de mi madre. Póntelo cuando tengamos que enfrentar a nuestras familias.

Veo sorprendida la gran roca que tiene el anillo y digo.

— Vaya... ¿Es de verdad? — Lo tomo en mis manos y al medirlo en mi dedo digo.– Es hermoso... No puedo aceptarlo. — Se lo entrego y al ver como él me mira agregó — Es demasiado caro, no andaré con eso en mi mano, cuando llegue compraré uno más sencillo.

– No, este anillo es especial, si no lo llevas mi padre no creerá nuestra historia.

— ¿Qué pasa si lo pierdo? No puedo aceptar algo como esto.

– Confío en que no lo hagas.—Veo como lo vuelve a poner en mi dedo y dice — Veo que te queda bien, no hay que ajustarlo.

Miró mi mano y asintiendo a sus palabras, pronto el mesero llega con nuestras órdenes.

Ambos seguimos hablando de nuestro proyecto sin saber que Linda y Marcia habían visto toda la escena de lejos y ambas estaban sorprendidas por lo que veían. El hijo del CEO acababa de entregarme un anillo de compromiso y ellas no tardaron en enviar una foto de nosotros dos juntos al grupo de los empleados de la empresa.

***

En la tarde llegamos a Los Ángeles y luego de despedirnos con Dylan me tomé un taxi hasta mi apartamento. Tenía planeado tomar algunas cosas e irme a un hotel, pero al poco tiempo de haber llegado Mateo llego detrás de mí y acercándose rápidamente tomo mi mano y al ver el anillo dijo.

— Es verdad... ¿Te propuso matrimonio?

Me solté de su agarré y conteste.

— Sí. ¿Cuál es el problema?

— Nerea acabas de terminar conmigo, carajo aún vivimos juntos. ¿Cómo pudiste aceptar ese anillo?

— No le veo nada de malo, tú vivías conmigo y eso no te detuvo para hacerle un hijo a otra. — Veo como me mira dolido y agregó – Dylan es un hombre que sabe lo que quiere, me propuso matrimonio y acepte. Tú te tardaste diez años, a él le basto unos meses para darse cuenta de que me quería para toda la vida.

— ¿Meses? ¿Cuánto tiempo llevan saliendo?

— El suficiente... como para saber que aceptar su propuesta no es algo precipitado.

Volteo para tomar algunas cosas de mi ropero y me voltea bruscamente y dice.

— Estás mintiendo... tú no pudiste hacerme esto. Tú me amas...

— Sé puede amar a más de una persona al mismo tiempo, te había elegido a ti cuando me propusiste matrimonio, pero al ver que no fue la decisión correcta, voy a aceptar su propuesta.

Termine de tomar mis cosas y guardado todo en otra valija dije.

— Me llevaré por ahora esto, enviaré por lo demás en otro momento. Quédate con el departamento no quiero nada que venga de ti.

Sin más salí de allí con mi corazón latiendo a mil por hora. Me sentía horrible, no podía enfrentarlo sin que mi pecho doliera. Era un bastardo qué se atrevía a querer señalarme cuando él fue quien me fallo desde un primer mome o. Salí de allí bajé al estacionamiento, tome mi auto para luego conducir hasta la casa de Sarah. Debía contarle todo lo que me estaba pasando, élla sabría como aconsejarme...