Mi Vida Como Mafiosa

Jazmín caminaba elegantemente por todo el lugar, con cada paso demostraba el poder y autoridad que tiene sobre todos los presentes sin siquiera decir una palabra. Las secuelas del ataque que había sufrido no eran notables ante los ojos curiosos que la estaban inspeccionando atentamente.

Vincent ya estaba presente en la fiesta, su deber era llegar antes que Jazmín y asegurar el lugar para evitar cualquier contratiempo que pudiese presentarse en esa noche.

Uno de sus hombres se acerca a Vincent y le informa que uno de los presentes no estaba en la lista que les habían pasado, pero que tenía una invitación especial para estar presente y debido a la persona mencionada ser alguien de suma importancia entre las mafias envolvidas en sus negocios no podían simplemente expulsarlo.

Vincent pone una cara fea y se asegura de vigilar al hombre que se había infiltrado en la fiesta, la verdad es que había hecho un trabajo excepcional al infiltrarse si no fuese por la lista que Jazmín había hecho para asegurarse de tener a todos sus enemigos en esa fiesta no lo hubiera notado.

Jazmín paro por unos minutos para observar a los presentes en la fiesta, al otro lado del salón nota la mirada de un hombre bastante apuesto. Sus ojos tan azules que podía notar la intensidad del color aún estando a una distancia considerable. La intensidad de aquella mirada provocó un escalofrío a lo largo de su espalda descubierta.

Vincent nota la mirada del hombre sobre Jazmín y siente que debe actuar antes de que el mismo se aproxime de su jefa. Con pasos apresurados llega hasta Jazmín y sin previo aviso la sujeta del brazo, una demostración de posesión simples, pero clara para todo aquel que estuviese observando.

_¿Qué sucede?

La voz de Jazmín tenía un leve tono de incomodidad y enojo por la acción que Vincent había tomado.

_Tenemos a un infiltrado en la fiesta, no lo hemos expulsado aún porque de trata del mismísimo Sebastián Vitali dueño de la otra mitad de Italia.

_Con que el otro jefe de jefes está presente, eso es algo perfecto. Mantente atento, en unas horas empezaremos a dar los lindos regalos que preparé para mis invitados.

La sonrisa de Jazmín transmitía una mezcla de diversión y travesura, la investigación que hizo unos días después de despertar en ese mundo había hecho que viera algunos de sus socios que se habían reunido o aliado con Julian Rizzo.

Jazmín pasa cerca de Sebastián demostrando el sensual movimiento de sus curvas al caminar por el salón. El mismo se pone de pie y se dirige hasta donde ella estaba observando la pista de baile, las jóvenes vestían vestidos ajustados al cuerpo y bastante cortos, sus dos infiltradas ya habían logrado acercarse a sus objetivos, ambos viejos las habían llevado a un rincón del salón en donde podían sentarse confortablemente o realizar reuniones entre jefes, al ser un club bastante visitado por jefes de la mafia o personas importantes de todo el mundo el lugar había adaptado el lugar para tornar todo más accesible para esas personas.

Sebastián se acerca a Jazmín y nuevamente causa un escalofrío a lo largo de su espalda. El hombre era aún más lindo de cerca, sus ojos y todo su cuerpo eran un obsequio para la vista.

_Buenas noches, señora Vecchi.

_Buenas noches, señor Vitali. Debo admitir que no esperaba tenerlo presente en esta fiesta.

_Supe de ciertas fuentes que la persona a cargo de la organización daría algunos obsequios a sus amigos más cercanos, no podía perderme tal espectáculo.

_Me encantaría saber que fuentes son esas, si siguen de esa manera me temo que me veré forzada a silenciarlos.

Los ojos de Sebastián brillaban en diversión ante las palabras de Jazmín.

_Eso no será algo fácil de realizar, pero confieso que ellos estarán encantados de tener un poco de dificultad a la hora de trabajar. Una vida cotidiana sin un poco de adrenalina en ocasiones se vuelve tedioso.

_Soy una mujer que siempre logra lo que se propone, no me desafíes a intentarlo Sebastián.

Sebastián estaba feliz de ver que ella estaba bien y que sus enemigos no saldrían ilesos luego de aquel ataque.

La mirada de Sebastián muda repentinamente al notar una pequeña cicatriz en la cintura de Jazmín, sin duda una de las varias secuelas dejadas por aquel infeliz.

_Supe que fue atacada hace algunos meses, sus hombres hicieron un trabajo excelente al esconder la identidad del responsable y que tan grave había estado en ese tiempo.

La mirada de Jazmín se volvió siniestra, la expresión de felicidad y tranquilidad que tenía se habían esfumado.

_El responsable ya tuvo lo que merecía, mis heridas no fueron tan dolorosas o agonizantes como las suyas. Es todo lo que puedo decirle, con su permiso tengo algunos recuerdos que repartir entre mis invitados.

Así sin darle oportunidad de responder ella se marcha y solo logra ver cómo Vincent posa una de sus manos sobre la espalda descubierta de Jazmín. Sebastián reprime el enojo que aquello había causado en él, sabe que no tiene derecho de demostrar celos o romperle la cara a aquel cretino.

Theo estaba cerca de Sebastián y se aproxima dando algunas informaciones que él había pedido.

_El señor Julián fue visto en Sicilia hace algunas horas, nuestros hombres lo mantienen vigilado. ¿Cómo desea actuar?

_Prepara todo para ir hasta Sicilia, pero antes quiero saber todo lo que la señora Jazmín ha planeado. Quiero saber cada paso de Julián y acabar con él lentamente.

_Como usted desee.

Theo se retira y Sebastián permanece unas horas más en aquel lugar, la mirada de los hombres al recibir el dedo cortado de sus hombres infiltrados en las propiedades de Jazmín fue algo icónico, ninguno se esperaba algo así. Cuando ella se recuperó totalmente decidió que era momento de realizar una limpieza en todas sus propiedades, si Edward fue capaz de acercarse a ella de aquella manera y luego traicionar la era algo que no se perdonaría, uno a uno los infiltrados iban siendo capturados sin dar un alerta a los demás.