5 familias, un amor inesperado y la traición present, hacen de este amor una tragedia.
ahora Melinda no sabe que hacer, el misterioso hombre con el que estuvo una noche está frente a ella, pidiéndole saber el nombre de sus hijos.
2 familias poderosas tendrán que unirse para mantener el orden la paz de una traición, un amor en la tragedia va surgir, el recuentro de un padre con sus hijos, los secretos salen a la luz y la tragedia se hace present.
te animas a leerla, el destino siempre hace de las suyas y nada lo hace fácil.
te invito a conocer la historia de amor de Melinda, en un mundo alterno.
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CAPITULO 10 historia de Bael parte II
Yo estaba realmente desesperado, todo me dolía, quería aprovechar la entrada de ese hombre, que distrajo a todos para quitarme la vida, pero en ese momento lo escuché decir temblando, lleno de miedo. – ¡Señor! El amo Bael está aquí…
No había terminado de decir su nombre cuando 5 personas entraron. El hombre más alto, fornido, pelo negro e imponente, se fue directo a sentarse a la silla detrás del escritorio, parecía el dueño del lugar.
El hombre que golpeó a mi madre estaba temblando y sus hombres que estaba a su lado parecían que querían salir de ahí, el miedo que sus rostros reflejaban era notorio.
El hombre que llegó me estaba mirando, su mirada era muy intensa, sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, no podía despegar mi mirada de él; cuando escuché ese gordo asqueroso que temblando le decía. – ¡Amo Bael! No sabía que vendría, si me hubiera dicho le hubiera tenido un gran banquete para su llegada.
Uno de los hombres que llegó con Bael, burlesco y sarcástico, le dijo. – El amo Bael no tiene por qué avisarle a nadie a donde va y mucho menos a una basura como tú.
Yo miraba a ese hombre, no podía dejar de verlo, cuando sentí un fuerte golpe en la cara que me tiró por completo al suelo, luego sentí su gorda pata en mi cabeza y su fastidiosa voz que decía. – bastardo, tú no tienes derecho de ver el rostro del amo, ni estar en su presencia, (les ordena a sus hombres) ustedes saquen a este bastardo de aquí.
Uno de los hombres que llegaron con Bael, lo aventó tirándolo al suelo, le dice furioso. – gordo inútil, quien te dio permiso de moverte o decir algo, será mejor que te quedes quieto.
Yo estaba aturdido, no entendía qué pasaba, mi cuerpo a pesar del escalofrío que Bael me hacía sentir, también sentía que debía confiar en él; cuando escuché su voz gruesa e imponente que le decía. – Dime, ¿qué te hizo para que lo tengas así?
Uno de los hombres de Bael dijo amenazante – será mejor que no mientas, no vas a querer empeorar tu situación.
El hombre estaba temblando de miedo, inseguro lo escucho decir. – ¡Amo! La madre de este mugroso me sedujo para poder robarme, como me di cuenta de lo que quería hacer, me golpeó y lastimó.
Solo trato de darle una lección, para que aprendan cuál es el lugar de la servidumbre y que no vuelva a robar.
Amo, estas cosas no se pueden quedar así, tenemos que darles una lección, para que no vuelvan a hacerlo.
Yo, al escuchar lo que decía, saqué fuerzas para incorporarme y gritarle que no era cierto, pero el dolor era tan fuerte, los golpes en mis brazos y en mis pies fueron tan intensos que me temblaba el cuerpo.
Al ponerme de pie como pude quería hablar, decir la verdad, pero no soporté tanto, perdí las fuerzas en mis pies, estuve a punto de caer, pero Bael me observaba tan atento, que se levantó rápido para alcanzar a sostenerme, evitando que volviera a golpear mi cara en el suelo.
La voz de ese hombre gordo se escuchó – amo, ¿le gusta ese bastardo? Yo se lo puedo dar, déjeme que lo bañe y lo vista para usted.
Bael me levantó en sus brazos, con mucho cuidado, sentí como cuando mi madre me abrazaba y me cuidaba.
Me pasó a uno de sus hombres, quien me tomó en sus brazos y otro se quitó su gabardina, me taparon con ella, solo escuché la voz de Bael, fuerte y molesta que dijo. – tú sí estás rodeado de mala suerte, mira que toparte con mis protegidos y lo que es peor, desear poseer lo que es mío.
Quiero que sepas, que los que me tocan, así sea la suela de mi zapato mueren y tú te atreviste a más, tocaste mi sangre.
Después de eso solo se escucharon golpes y gritos de piedad, súplicas durante gran rato, hasta que se escuchó un arma que disparó dos veces.
Bael furioso dijo. – quemen todo, dejen que este bastardo se queme vivo y maten a todos los de esta casa.
Sentí otra vez los brazos de Bael, empezó a caminar, cuando estuvimos en su carro me destapo, le ordenó al chofer que llamara al médico y lo llevara a su casa.
El carro se puso en marcha, yo no soporté más, me quedé dormido, me sentía tranquilo y protegido, era extraño ese sentimiento.
Cuando desperté estaba en una gran habitación, muy lujosa; mi madre estaba a un lado mío, Bael estaba mirando por una ventana.
Traté de incorporarme, pero el dolor era tan fuerte, que inconscientemente me hizo exclamar un gemido de dolor.
Bael al escucharme voltea a toda prisa y se acerca a mí, me habla con dulzura. – hijo ¿Dónde te duele? Esta gente no sabe hacer bien su trabajo.
Iba a empezar a gritar cuando escucho a mi madre tranquilamente decir. - Cálmate, es normal que todo le duela, ese maldito lo golpeó de tal manera que no esperes que mañana esté bien.
Mi madre me dijo que Bael era mi padre y que nunca hubiera querido que yo me involucrara en todo esto, quería una vida de paz y tranquilidad para mí.
Mi padre era un hombre duro y fuerte, que él no quería tener descendientes, no quería que nadie de su sangre llevara más el peso que era el nombre Bael, pero el destino es irónico, sabe jugar con nuestras vidas y aquí estaba yo.
Yo quise aprender todo, uso de armas, lucha cuerpo a cuerpo, aprendí a leer, escribir, política, filosofía, estrategias, etc.
Todo lo que un buen descendiente tenía que aprender; claro mi mamá no quería, a la edad de 15 años participé con mi padre en una guerra que se dio con una de las 5 familias.
Fue mi primera vez que maté a un individuo, mi padre estaba orgulloso, pero mi madre se enfureció tanto.
Me pidió que dejara todo eso, mi padre no se opuso, me dejó que yo tomara mi decisión, pero yo nunca pude olvidar todo lo que vivimos, no podía regresar a eso y mi madre nos abandonó.
Mi padre la convenció de que mínimo aceptara una casa y poner un negocio para que yo estuviera tranquilo.
Yo seguí con mi vida, aunque siempre iba a verla de lejos, ese era mi consuelo, a mis 18 años perdí a mi padre de un problema del corazón.
A los 25 años me casé, a los 27 años tuve mi primera hija, a los 29 mi segunda hija, mi esposa falleció a mis 36 años; un maldito la mató, para obligarme a hacer lo que ellos querían.
Eran de las familias bajas queriendo subir de nivel, claro que ya no están, pero mi madre nunca quiso volverme a ver, nunca aceptó lo que era.
Melinda ¿Sabes por qué te considero mi hermana? Porque gracias a ti, mi madre me volvió a hablar; si ella se hubiera salvado, ella vendría a mi casa junto contigo y nos cuidaría como sus hijos.
Para ella tú eras esa hija, la que le dio felicidad, la que yo nunca pude darle; ¡Melinda, gracias! Ahora te pregunto: ¿Me aceptas como tu hermano?
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